Los Pacers volver¨¢n a intentar ser alternativa en el Este con una f¨®rmula distinta en una NBA cuyos fuegos artificiales apenas se dejan sentir en Indian¨¢polis.
El 23 de enero los Pacers ganaron a los Raptors y se colocaron 32-15 pero perdieron a Victor Oladipo, que se qued¨® en 36 partidos (18,8 puntos, 5,6 rebotes y 5,2 asistencias) en una temporada a la que llegaba tras deslumbrar en la anterior, la primera en Indiana despu¨¦s de ser la principal apuesta de un trade por el que se critic¨® mucho a los Pacers pero que acab¨® siendo un (otro) acierto de una franquicia que jam¨¢s abraza el tanking, pase lo que pase: Oladipo y Domantas Sabonis, sin nada m¨¢s a cambio, por Paul George. En esa brillante campa?a 2017-18, Oladipo fue all star, Jugador M¨¢s Mejorado y All NBA (guard del Tercer Mejor Quinteto y del Mejor Quinteto Defensivo). Elegido otra vez all star, no solo no acudi¨® a Charlotte sino que su problema, en un tend¨®n de la rodilla que no suele dar problemas a jugadores de 26 a?os (cumpli¨® 27 en mayo), le dej¨® fuera de las pistas para toda la temporada y le impedir¨¢ ya con total seguridad comenzar la pr¨®xima mientras su equipo trata de gestionar con el m¨¢ximo mimo la salud de su jugador franquicia.
Con ¨¦l, los Pacers eran una alternativa de poder en el Este, como m¨ªnimo uno de esos equipos al que nadie iba a querer enfrentarse en playoffs. Sin ¨¦l, se sostuvieron con la llegada de Wesley Matthews y la eficacia del sistema McMillan, pero llegaron a playoffs agotados y sin potencia ofensiva para retar a los Celtics, que les barrieron en primera ronda antes de estrellarse de forma grosera contra los Bucks. Una defensa brillante (tercera por ranking, primera por puntos recibidos) no pudo ser capitalizada por el ataque sin el toque uptempo que maximiza a Oladipo y a pesar de la gran temporada de Bogdanovic, un Myles Turner que va rompiendo el cascar¨®n y fue uno de los mejores intimidadores de la NBA, el pegamento de Thaddeus Young (un consumado profesional) y la progresi¨®n de Domantas Sabonis, que rond¨® las conversaciones al premio de Mejor Sexto Hombre (14,1 puntos, 9,3 rebotes por partido).
Da igual que los Pacers sean una franquicia hist¨®rica, en un estado como Indiana donde el baloncesto es m¨¢s que un deporte y con un funcionamiento ejemplar (desde 1990 solo han faltado seis veces a los playoffs). Lejos de los grandes mercados, acaban irremediablemente estancados en el limbo que habitan los que no llegan a los fuegos artificiales de la agencia libre pero tampoco se resignan a un tanking que, al menos, vende esperanza de futuro. Los Pacers son un excelente equipo, con McMillan siempre competitivo y de perfecto funcionamiento, pero llevan cuatro a?os seguidos perdiendo en primera ronda de playoffs y el gran movimiento en la agencia libre de su historia sigue siendo, seguramente, la llegada de David West en 2011.
Esta vez, m¨¢s de lo mismo: los Pacers no han recuperado ni a uno solo de los jugadores que llegaban al verano como agentes libres. Eso incluye la sorprendente retirada de Darren Collison por temas religiosos (es Testigo de Jehov¨¢) y la sanci¨®n por consumo de sustancias ilegales de un Tyreke Evans que no podr¨¢ jugar en la NBA, como m¨ªnimo, hasta 2021. Thaddeus Young se fue a los Bulls, Bogdanovic a los Jazz, Cory Joseph a los Kings, Wesley Matthews a los Bucks... Kevin Pritchard y Chad Buchanan tuvieron que moverse otra vez en unos m¨¢rgenes del mercado en los que no pueden permitirse ni un solo fallo y es extremadamente dif¨ªcil reventar lo que ya parece un techo de cristal, m¨¢s en esta NBA de revoluciones, s¨²per parejas y equipos reconstruidos a bombo y platillo. En Indiana, uno de esos destinos que seguramente tendr¨¢ mucho que decirle a Adam Silver cuando se negocie el pr¨®ximo convenio colectivo, toc¨® remangarse y hacer lo mejor posible con lo que estaba a tiro.
Y, como casi siempre, lo han conseguido, con el objetivo de hacer un equipo m¨¢s amenazador en ataque y m¨¢s adecuado al arco de edad de Oladipo (27 a?os) y Turner (23). Obsesionado con mejorar el puesto de base, sin Collison y despu¨¦s de flirtear con Ricky Rubio, ejecutaron un sign and trade para llevarse a Malcolm Brogdon, el Rookie del A?o de 2017 y al que luego dieron 85 millones por cuatro a?os. Un jugador inteligente, excelente en defensa y muy ¨²til en todas las peque?as cosas del ataque, Brogdon (cumple 27 a?os en diciembre) puede complementar de maravilla a Oladipo. Adem¨¢s, llegaron TJ Warren (un anotador que deber¨ªa suplir a Bogdanovic y demostrar que puede hacer m¨¢s cosas adem¨¢s de meter canastas), Jeremy Lamb (seguramente titular sin Oladipo y sexto hombre cuando este regrese), TJ McConnell (otro base a la espera del progreso de Aaron Holiday), y Justin Holiday (hermano de Aaron y Jrue), un ¨²til alero de instinto defensivo.
En el draft, los Pacers eligieron con el n¨²mero 18 a Goga Bitadze. El p¨ªvot georgiano de solo 20 a?os demostr¨® en la pasada Euroliga que puede ser el siguiente gran jugador europeo en la liga estadounidense y puede convertirse en una elecci¨®n esencial para el futuro de la franquicia. Muchos analistas lo consideraban talento de top 10 en un draft con pocas certezas, pero nadie arriesg¨® con ¨¦l... y los Pacers se lo encontraron en el 18. Si es tan bueno como parece y empieza a serlo ya la pr¨®xima temporada, dar¨¢ un impulso notable al juego interior del equipo de McMillan. Veremos. La cuesti¨®n es que, otra vez, los Pacers tratar¨¢n de cumplir aquello de cambiar todo para que nada cambie, controlando los salarios en un mercado de perfil bajo y sin seis de los ocho jugadores que m¨¢s minutos disputaron la pasada temporada. Nada nuevo para Pritchard.
Es posible que Oladipo no regrese hasta enero y no est¨¦ en plenitud hasta, aproximadamente, el fin de semana del All Star. Sin ¨¦l se rebajan considerablemente las expectativas de un bloque que seguir¨¢ teniendo el sello McMillan, un entrenador cuyos equipos funcionan como un reloj cuando les toma el pulso desde el principio. As¨ª ha sido en Indiana, donde el objetivo es que la defensa no se resienta mucho sin Thaddeus Young y con Warren y Lamb, que deber¨ªan dar m¨¢s colmillo en ataque a la espera de que el bloque crezca una vez m¨¢s a lo largo de la temporada, con Brogdon como nueva pieza esencial y un juego interior en el que Sabonis y Turner (avanzando hacia el nivel all star) no paran de crecer y Bitadze aparece como wild card pero en el que jugar¨¢n quintetos reconfigurados sin Young, que era el enlace entre los forwards y Turner.
Lo normal es que Sabonis y Turner sean titulares, pero hasta ahora McMillan hab¨ªan evitado usarlos a la vez, a la caza de m¨¢s espacio en ataque y de m¨¢s rapidez de la que aporta Sabonis para defender a los ala-p¨ªvots rivales. De ese acople depende buena parte del futuro a corto plazo del equipo: si funciona los Pacers podr¨¢n alternar quintetos de tama?o monstruoso con otros m¨¢s r¨¢pidos y livianos. Si no lo hace, seguramente uno de los dos empezar¨¢ poner los pies fuera de Indiana, con Sabonis en ¨²ltimo a?o de su contrato rookie y Turner en el primero de cuatro y 72 millones, convertido ya en el jugador m¨¢s longevo de la plantilla (n¨²mero 11 del draft en 2015) y el ¨²nico en realidad con m¨¢s de dos temporadas en los Pacers. Si McDermott se estabiliza por fin (31% en triples como local, 49% a domicilio), Aaron Holiday crece, Bitadze irrumpe con fuerza y Oladipo regresa a tiempo y en plenitud, los Pacers volver¨¢n a su esencia de los ¨²ltimos a?os: un equipo que no acapara titulares ni focos pero al que nadie querr¨¢ tener delante en playoffs. La resistencia orgullosa de la clase media.