Dijo Emilio Butrage?o, en referencia al Mundial de f¨²tbol de M¨¦xico de 1986, que si Diego Armando Maradona hubiera formado parte de cualquiera de los equipos que lleg¨® a los cuartos de final, ese habr¨ªa sido el campe¨®n. Es dif¨ªcil encontrar un personaje y un deporte al que se pueda homologar una frase tan inequ¨ªvoca como hipot¨¦tica. Y sin embargo, la sensaci¨®n de que Shaquille O¡¯Neal ha protagonizado esa narrativa era casi objetiva en una ¨¦poca en la que, durante tres temporadas, domin¨® los tableros y los cielos, hizo de sus rivales meras sanguijuelas y consigui¨® unos n¨²meros que rellenaban la ausencia de Michael Jordan en las Finales y que eran medievales por tiempo, anacr¨®nicos por su ausencia en la modernidad del momento; feudales y para nada atemporales. Estad¨ªsticas que George Mikan o Wilt Chamberlain, esos p¨ªvots tan hist¨®ricos como prehist¨®ricos, hab¨ªan llevado a las p¨¢ginas de escrutinios y recuentos que solo podemos ver en papel por no existir casi im¨¢genes en la televisi¨®n.

Pocas veces alguien ha protagonizado ese tipo de dominio, una palabra inherente al p¨ªvot, que le ha acompa?ado durante toda su carrera y una vez la misma ha finalizado. Nadie se ha girado de esa forma hacia la canasta y ha machacado por encima de cualquiera de esos rivales que, en un videojuego o en una realidad paralela, eran te¨®ricamente capaces de defenderle. Dikembe Mutombo, Ben Wallace, David Robinson, Yao Ming, Vlade Divac, Chris Webber, Tim Duncan, Kevin Garnett, Patrick Ewing¡­ todos han cedido ante el extraordinario p¨ªvot, al que solo se le resisti¨® uno de los magos m¨¢s grandes que ha habido, en un cl¨ªnic que form¨® parte de un enfrentamiento que a Shaq le lleg¨® demasiado pronto y a su rival, ese ser de otra dimensi¨®n llamado Hakeem Olajuwon, en un prime que le duraba ya casi una d¨¦cada y que explot¨® con el segundo anillo de los Rockets. Ese del "nunca subestimes el coraz¨®n de un campe¨®n" de Rudy Tomjanovich, una frase que se grab¨® a fuego en la memoria de los aficionados y que potenci¨® la posterior mejora de O¡¯Neal, que acab¨® ganando los anillos que se le resistieron entonces.

Encuentros y desencuentros

Cierto d¨ªa del verano de 1999, Shaq se present¨® en la casa que ten¨ªa en Montana Phil Jackson. El t¨¦cnico, con una reputaci¨®n intachable y ya seis anillos a sus espaldas (todos con los Bulls), se hab¨ªa hartado de definir al anillo de los Spurs como ¡°el anillo del asterisco¡± (Popovich jam¨¢s se lo perdon¨®), disfrutaba de sus ¨²ltimos meses de sabatismo y ya hab¨ªa llegado a un acuerdo con los Lakers para prometer, en su presentaci¨®n, tres o cuatro anillos a Jerry Buss. Jackson estaba en su guarida veraniega, donde se retiraba a descansar del baloncesto y los focos que le acompa?aban, con su hija Chelsea, reci¨¦n escayolada, a la que cuidaba junto al novio de ella, su hijo Ben y su exmujer, June, con la que ten¨ªa una gran relaci¨®n. El Maestro Zen no estaba en casa cuando se present¨® Shaq, por lo que June le hizo pasar. Cuando lleg¨®, el p¨ªvot estaba saltando en una cama el¨¢stica junto al lago, lo que caus¨® sensaci¨®n en el barrio. La cosa no se qued¨® ah¨ª: al percatarse de la atenci¨®n que estaba creando, se puso a dar volteretas en el muelle y culmin¨® su espect¨¢culo con un paseo en moto acu¨¢tica.

Tras la exhibici¨®n, Shaq ayud¨® a Jackson a mover un enorme ¨¢rbol ca¨ªdo tras una tormenta, asombrando a su ya t¨¦cnico por su fuerza y habilidades f¨ªsicas. Solo entonces, Jackson interrog¨® al p¨ªvot de forma tranquila y ¨¦ste le dijo eso de que ¡°seguro que nos divertimos un mont¨®n¡±. Demostrada la esencia de O¡¯Neal, la diversi¨®n, lleg¨® el turno de Jackson. ¡°?Qu¨¦ pasa con Kobe?¡±. Parec¨ªa que Shaq no iba a responder, pero el entrenador aguant¨® estoicamente el silencio del p¨ªvot, a sabiendas de que todo lo que se prolongara jugaba a su favor. Fue entonces cuando el center habl¨® por primera vez de sus problemas con el escolta, su supuesto ego¨ªsmo, el narcisismo que le acompa?aba o lo poco que pasaba el bal¨®n. Phil Jackson, en su eterna sabidur¨ªa, hab¨ªa intuido sin estar presente la reticencia que hab¨ªa entre ambas estrellas, una consolidada y la otra emergente. Y ya ten¨ªa la primera dosis de informaci¨®n para vislumbrar el objetivo que le conducir¨ªa al ¨¦xito: la paz entre Shaq y Kobe. Todo lo que durara esa asociaci¨®n se transformar¨ªa en anillos. Y tanto dur¨® el respeto mutuo, que se conform¨® entonces una de las mayores dinast¨ªas de la historia.

Eso s¨ª, antes de encontrarse con Kobe en Los ?ngeles, Shaq hab¨ªa pasado una infancia ligeramente dura en la que se hab¨ªan forjado las partes m¨¢s importantes de su car¨¢cter. Naci¨® en Newark, Nueva Jersey, donde estuvo alejado de su padre biol¨®gico, Joseph Toney, que luchaba contra su adicci¨®n a las drogas y fue encarcelado por falsificar cheques cuando su hijo era apenas un ni?o. Tras la condena, Toney no se ocup¨® de su hijo y estuvo de acuerdo en que su sitio lo ocupara el padrastro de O'Neal, Phillip A. Harrison, un sargento del ej¨¦rcito al que Shaq siempre ha considerado su padre y que ejerci¨® una enorme influencia en ¨¦l. O¡¯Neal pas¨® un tiempo en Wildflecken, Alemania, en la base que all¨ª ten¨ªa el Ej¨¦rcito de Estados Unidos y desarroll¨®, al lado de Harrison, un gran respeto a las figuras masculinas de autoridad, algo clave en su relaci¨®n con Phil Jackson, al que siempre tuvo en alta consideraci¨®n.

O¡¯Neal pas¨® mucho tiempo sin hablarse con Toney o de reconocerle como parte de su vida. En 1994, cuando ya militaba en los Magic, hizo una incursi¨®n por el mundo del rap en el que dedic¨® una canci¨®n a este caso, Biological Didn?t Bother (lo biol¨®gico no importa), en la que asegura de forma literal que ¡°Phil es mi padre¡±. Shaq fue cuestionado en varias ocasiones sobre su padre, pero asegur¨® que los intentos de ¨¦ste por mostrarse arrepentido estaban dirigidos a conseguir dinero y fama. ¡°Ese hombre no existe para m¨ª¡±, dijo tras ganar el anillo de 2002 ante los Nets, en su Nueva Jersey natal. Por entonces, se inform¨® que Toney viv¨ªa y trabajaba en una iglesia de Newark ubicada a 15 minutos del Continental Airlines Arena, pabell¨®n de los Nets. Poco le import¨® al p¨ªvot. En sus fotos tras sus repetidos ¨¦xitos, adem¨¢s de sus cuatro hijos (Shareef, Amirah, Shaqir y Me'arah), fruto de su matrimonio con Shaunie Nelson (con la que estuvo casado de 2002 a 2009), aparecen su madre, Lucile, y Harrison. En su biograf¨ªa Shaq Uncut: My Story, publicada en 2011 y escrita por Jackie MacMullan, el jugador revel¨® maltratos por parte de Harrison, del que su madre se acab¨® divorciando. Sin embargo, el center le justific¨®: "Shaq me dijo que nunca le golpeaba sin raz¨®n y que si no hubiera sido por ¨¦l, ahora mismo estar¨ªa en la c¨¢rcel. Su padre le apart¨® de las malas compa?¨ªas y por ello Shaquille entiende lo que hizo. Aunque, eso s¨ª, matiza que el nunca har¨ªa lo mismo con sus hijos".

Finalmente, la actitud de Shaq hacia Toney se suaviz¨® a partir de 2013, tras la muerte de Harrison. Sin su figura paterna habitual, O¡¯Neal dio el paso a la reconciliaci¨®n y se encontr¨® con su padre en marzo de 2016, cuando ambos se conocieron por primera vez. Fue ah¨ª cuando Shaq expres¨® sus sentimientos hacia su creador, con el que mantiene una relaci¨®n no especialmente cercana hoy en d¨ªa, pero s¨ª existente y radicalmente distinta a la que tuvo en la mayor parte de su vida. ¡°No te odio¡±, le dijo Shaq. ¡°Tuve una buena vida¡±.

De Luisiana a Orlando: se forja la leyenda

Shaquille proven¨ªa de una familia de gente alta: su padre biol¨®gico med¨ªa 1,85 y su madre llegaba a 1,88. A los 13 a?os, O¡¯Neal se iba ya a 1,98; a los 16, med¨ªa 2,06. En su etapa como profesional, el Shaq que conocimos era de 2,16, una cifra que, unida a su corpulento cuerpo, le permitieron dominar los aros de la competici¨®n. Antes de todo eso, claro, el jugador cambi¨® la base militar de Alemania por una en Texas siguiendo a su padrastro. Shaq comenz¨® a jugar baloncesto en la escuela secundaria Robert G. Cole, donde ya demostr¨® que estaba comprometido con la historia: llev¨® a su equipo a un r¨¦cord de 68-1 durante dos a?os y particip¨® en la victoria del campeonato estatal durante su ¨²ltimo curso. Sus 791 rebotes durante la temporada de 1989 siguen siendo un r¨¦cord estatal para un jugador en cualquier tipo de clasificaci¨®n y una cifra in¨¦dita en los libros de historia. Durante esta primera etapa, la tendencia de O'Neal a hacer tiros de gancho le vali¨® comparaciones con Kareem Abdul-Jabbar, lo que lo inspir¨® a usar el mismo n¨²mero de camiseta que el legendario p¨ªvot, el n¨²mero 33, que fue cambiando durante toda su carrera por diversos motivos.

Despu¨¦s de graduarse de la escuela secundaria, O'Neal estudi¨® Administraci¨®n de Empresas en la Universidad Estatal de Luisiana (LSU). En los Tigers estaba Dale Brown, al que hab¨ªa conocido en Europa gracias a los ya mencionados destinos diferentes a los que tuvo que trasladarse su padrastro. Mientras jugaba para Brown en Luisiana, Shaq fue dos veces All-American, dos veces Jugador del a?o de la SEC y recibi¨® el Trofeo Adolph Rupp como jugador de baloncesto masculino del a?o de la NCAA en 1991. En su tercer a?o lider¨® la NCAA en tapones (5.3 por partido) y abandon¨® la Universidad como el m¨¢ximo taponador de la historia de los Tigers, convirti¨¦ndose en el primer jugador que lidera la Southeastern Conference en rebotes durante tres a?os consecutivos desde, ojo, Charles Barkley. El p¨ªvot abandon¨® pronto el Collegue para iniciar su carrera en la NBA, pero eso no impidi¨® que fuera incluido en el Sal¨®n de la Fama de Luisiana y que le erigieran su gran estatua: de bronce, de 900 libras (410 kg), y frente a las instalaciones de pr¨¢ctica de baloncesto. No fue la ¨²nica que se levant¨® en su honor: tiene otra en el Staples Center junto a la de Kobe Bryant.

A pesar de ser una estrella universitaria y que todas las apuestas coincid¨ªan en concederle el n¨²mero 1 del draft Shaq no fue incluido en el Dream Team de Barcelona, en 1992. El equipo norteamericano volvi¨® a juntar a todas sus estrellas tras el fracaso de 1988 (bronce tras perder contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica en semifinales) y renunci¨® a jugadores universitarios, aunque se quiso incluir a uno dentro de la plantilla. El elegido fue Christian Laettner en una decisi¨®n pol¨¦mica y a la postre p¨¦sima para el jugador, que siempre fue se?alado por la opini¨®n p¨²blica al ir por delante de O¡¯Neal a dichos Juegos. Laettner es considerado una de los mejores jugadores universitarios de la historia y no tuvo una mala carrera en la NBA (12,8 puntos de promedio y un All Star), pero s¨ª objetivamente peor que la de Shaq.

O¡¯Neal cumpli¨® los pron¨®sticos, fue n¨²mero 1 del draft y aterriz¨® en una franquicia joven como los Magic, que lleg¨® a la NBA en la expansi¨®n de 1989 junto a Timberwolves, Hornets y el otro gran equipo de Florida, Miami Heat, contra el que debut¨® Shaquille. Lo hizo con 12 puntos y 18 rebotes, pero perdiendo 8 balones. En su tercer partido, Shaq se fue a 35+13 rebotes; en el siguiente, 31+21, con 4 tapones. El p¨ªvot tuvo una presencia inmediata en la Liga, con 11 dobles-dobles en sus primeros 11 partidos (8-3 para los Magic), promediando 23,4 puntos, 13,9 rebotes y 3,5 tapones por noche y siendo seleccionado para el All Star, adem¨¢s de ganar el premio al Rookie del A?o. Pero los Magic no alcanzaron los playoffs, empatando con los Pacers, octavos, en r¨¦cord (41-41) y Matt Goukas fue despedido del puesto de entrenador, llegando Brian Hill al banquillo.

O?Neal mejor¨® con Hill, pero el t¨¦cnico se dedic¨® a desarrollar sus virtudes sin corregir sus pocos defectos. El p¨ªvot se fue a m¨¢s de 29 puntos por partido en su segunda temporada, en la que lleg¨® a 65 dobles-dobles, igual que en su a?o rookie. Y disput¨® sus primeros playoffs, con derrota ante Indiana. Pero, desde entonces, baj¨® su n¨²mero de rebotes, empez¨® a llegar a las pretemporadas pasado de peso y su indolencia defensiva en varias partes del curso provoc¨® algunas cr¨ªticas hacia su persona. Sus h¨¢bitos de alimentaci¨®n, unidos a su a veces cuestionada ¨¦tica de trabajos, provocaron, en el futuro, que su carrera decayera antes de tiempo. Pero a principios de los 90, a Shaq le bastaba su imponente f¨ªsico para hacer maravillas: M¨¢ximo Anotador en 1995, y l¨ªder de un equipo que lleg¨® a las Finales ese mismo a?o. Eso s¨ª, Olajuwon ejerci¨® el ya mencionado cl¨ªnic ante Shaq, con una sabidur¨ªa extraordinaria y tras jugar contra equipos de m¨¢s de 50 victorias en todos los playoffs, a los que llegaron como quintos clasificados, Hakeem lider¨® a los Rockets a su segundo anillo consecutivo con casi 33 puntos, 11,5 rebotes y 5,5 asistencias de promedio. Shaq, en su primera cita con la historia, no hizo malos n¨²meros (28+12,5+6), pero perdi¨® m¨¢s de 5 balones por noche y se vio superado en los duelos individuales por su hom¨®logo en el equipo rival. Y los Magic, que jam¨¢s hab¨ªan llegado tan lejos, no volvieron a las Finales hasta 2009, con otro p¨ªvot (Dwight Howard),distinto rival (los Lakers) pero id¨¦ntico resultado.

El sweep dej¨® muy tocado a O¡¯Neal, que reconoci¨® la superioridad de Hakeem y declar¨® que aquella fue una de las dos veces en su vida que llor¨®, tras la muerte de su abuela. Su padre utiliz¨® el militarismo que ejerc¨ªa como profesi¨®n para deslizar que igual no deber¨ªa haber felicitado a Hakeem tras la victoria. De una forma u otra, hasta ah¨ª lleg¨® la etapa de Shaq con los Magic, por mucho que aguantara un a?o m¨¢s en el equipo. Los problemas con Hardaway (m¨¢s de 25 puntos por partido en las Finales ante los Rockets, con casi un 46% en triples) por ver qui¨¦n era el l¨ªder se hicieron. Y los Magic, que hab¨ªan conseguido 50 y 57 victorias los dos primeros a?os de Brian Hill, se fueron a 60 ese curso. Pero se cruzaron con los Bulls del 72-10 en las finales del Este (a los que hab¨ªan eliminado el a?o anterior) y dijeron adi¨®s con otro 4-0 tan doloroso como inequ¨ªvoco. La oportunidad hab¨ªa pasado, Shaq se perdi¨® 28 partidos por lesi¨®n, baj¨® a 26,6 puntos por noche y qued¨® relegado al Tercer Mejor Quinteto mientras Hardaway aprovechaba su ausencia para hacerse con el liderato del equipo. Shaq quer¨ªa salir de Florida y esper¨® a ser agente libre para firmar por los Lakers, con los que lleg¨® a un acuerdo de siete a?os a raz¨®n de 122 millones de d¨®lares. Su nueva gran aventura.

Del h¨¦roe al superh¨¦roe

La explosi¨®n de Shaq en los Lakers fue paulatina y no tuvo lugar del todo hasta que Phil Jackson aterriz¨® en California. El hombre que lleg¨® a la ciudad de la luz para conquistar el mundo, hab¨ªa cambiado uno de los mercados m¨¢s peque?os por uno de los m¨¢s grandes. Claro que Shaq estaba ligeramente estancado, estad¨ªstica y mentalmente, y hab¨ªa dado un peque?o paso hacia atr¨¢s y, en esos momentos, se parec¨ªa m¨¢s a un p¨ªvot a medio camino que al hombre que amenazaba con dominar el mundo y hab¨ªa conseguido su primer triple-doble en su segunda temporada como profesional: 24 puntos, 28 rebotes y 15 tapones. Casi nada.

Shaquille lleg¨® a los Lakers el mismo a?o que Kobe Bryant, elegido en el draft de ese a?o por obra y gracia de Jerry West y su mente privilegiada. Tambi¨¦n que Robert Horry, parte de esos Rockets que hab¨ªan acabado con los sue?os de los Magic en las Finales de 1995. Shaq se convirti¨® muy r¨¢pido en uno de los mejores jugadores de la Liga y enamor¨® al Forum con su juego. Las im¨¢genes de un p¨ªvot de 2,16 capaz de hacer cosas tan distintas a sus coet¨¢neos (Robinson, Ewing, el ya mencionado Hakeem¡­), provocaron los aplausos de Jack Nicholson, siempre rendido al p¨ªvot, y el jolgorio de la ciudad de Los ?ngeles, con la parafernalia y la far¨¢ndula en pie mientras el center atrapaba un rebote en defensa, recorr¨ªa el campo entero botando y llegaba hasta el otro aro para machacar sin piedad. Jerry Buss volv¨ªa a tener entre sus manos a un diamante que brill¨® por su ausencia en la franquicia angelina desde el adi¨®s anticipado de Magic Johnson en 1991, VIH mediante. Y pudo llevar al extremo esa idea que ayud¨® a revitalizar la NBA al mismo tiempo que los Lakers: crear estrellas en pista a base de acumularlas en las gradas, una idea que ejerci¨® con maestr¨ªa en el Forum y explotar¨ªa sin piedad en el Staples Center.

Las eliminaciones en 1996, 1997 y 1998 fueron aleccionadoras para los Lakers, que conquistaron el anillo en los tres a?os siguientes con el recuerdo de la derrota. Los Jazz por partida doble y los emergentes Spurs se encargaron de privar a Shaq de la victoria en tres temporadas de buenos r¨¦cords en regular season (56 y 61 victorias en los dos primeros cursos, con un 31-19 en la temporada del lockout), pero muy marcadas por las limitaciones del equipo y de su entrenador, un Del Harris que sirvi¨® como impulsor pero no como ejecutor, y que fue despedido a mitad de la tercera de esas temporadas tras revigorizar al equipo desde 1994, cuando hizo un buen papel en una plantilla desmadejada sin Magic. Harris no supo gestionar el incipiente ego de Bryant, que ya en su primera temporada y con 18 a?os fue a su despacho a pedir m¨¢s jugadas para ¨¦l. Ni contentar a un O¡¯Neal para el que centr¨® el juego, pero que termin¨® exasperado con el t¨¦cnico y asqueado con la permisividad que ten¨ªa hacia Kobe.

Shaq necesit¨®, como Jordan antes que ¨¦l, a Phil Jackson para triunfar. El t¨¦cnico llegaba en 1999 a cambio de 8 millones de d¨®lares anuales, el mayor salario de un entrenador en la historia de la NBA por encima del sueldo que Pat Riley hab¨ªa percibido en Nueva York con los Knicks. Y prometiendo en su presentaci¨®n 3 o 4 anillos a Jerry Buss, sorprendido por su descaro. El Maestro Zen tambi¨¦n lleg¨® con exigencias, que vio vio cumplidas casi en su totalidad, pero con una importante excepci¨®n, la de Scottie Pippen. Esto le enemist¨® con Jerry West, al que prohibi¨® entrar en los vestuarios durante las charlas y que acab¨® abandonando la franquicia de su vida al finalizar la temporada, enfadado por los feos constantes que consider¨® haber recibido por parte de Buss, y sin estar jam¨¢s de acuerdo con el poder creciente que Jackson consigui¨® para su persona, incluida su relaci¨®n sentimental con Jeannie, hija del due?o. Al margen de esto, West si consigui¨® perfiles del gusto de Jackson: Glenn Rice fue muy importante, Rick Fox aterrizaba para quedarse, A.C. Green y John Salley aportaron la experiencia y Ron Harper fue un pilar fundamental.

Y Shaquille explot¨®. Su ¨¦tica de trabajo se multiplic¨® y nunca fue tan grande como esa temporada, su temporada. Los ¨¢nimos por la llegada del mes¨ªas se trasladaron a su actitud y no flaquearon ni cuando Mike Dunleavy, a inicios de curso, cre¨® el Hack a Shaq (algo que no hizo Don Nelson, como muchos creen) y avergonz¨® a un p¨ªvot que siempre tuvo su punto d¨¦bil en un arma que jam¨¢s domin¨® y que explot¨® en ese inicio de curso: 10 de 28 de forma combinada en los tres primeros duelos ante de otras actuaciones paup¨¦rrimas: 10 de 23 y 3 de 14 ante los Mavericks de s¨ª, Don Nelson, 1 de 7, 2 de 14¡­ Su r¨¦cord de 0 de 11 fue en el siguiente curso y las piedras que lanzaba, como las describ¨ªa Andr¨¦s Montes al lado de su inseparable Antoni Daimiel durante las retransmisiones, fueron tambi¨¦n parte inherente a la carrera del jugador. Pero algo que no impidi¨® elevarle a lo m¨¢s alto, especialmente en la 1999-00: 29,7 puntos (segundo t¨ªtulo de M¨¢ximo Anotador), 13,6 rebotes (segundo de la Liga), 3,8 asistencias y 3 tapones (tercero de la Liga). Con el t¨ªo Phil a su lado, Shaq duplic¨® su n¨²mero de asistencias por partido, rebote¨® m¨¢s y mejor (pas¨® de los 13 rebotes por tercera vez en su carrera, primera desde su a?o sophomore), lider¨® la NBA en tiros de campo por cuarta vez (por encima del 57%) y fue una estrella m¨¢s sabia, completa y dominante en los dos lados de la pista, con un esfuerzo defensivo que no volvi¨® a repetir. Mejor Quinteto de la NBA, Segundo Mejor Quinteto Defensivo, MVP de la temporada, del All Star y de las Finales. Y primer anillo con la foto ic¨®nica con Kobe en el s¨¦ptimo partido de las finales del Oeste y la irrupci¨®n del escolta en el quinto partido de las Finales ante los Pacers (y 36 puntos y 21 rebotes de Shaq). Tras 63 dobles-dobles en temporada regular (l¨ªder de la NBA), promedi¨® m¨¢s de 30 puntos y 15 rebotes en playoffs. 38+16,7 en las Finales, en las que super¨® tres veces los 40 puntos y otras tantas los 30. Y ah¨ª lleg¨® la palabra que mejor le ha descrito: dominante.

En los dos a?os siguientes no hubo el mismo dominio en temporada regular, pero nadie pudo hacer frente a Shaq en las Finales. Promedi¨® 28,7 puntos y 12,7 rebotes en la 2000-01, pero el MVP fue para un Allen Iverson que el a?o anterior impidi¨® que el premio para Shaq fuera un¨¢nime (Fred Hickman, por entonces de la CNN, fue el ¨²nico votante que no opt¨® por el p¨ªvot para la primera plaza), algo que s¨ª logr¨® posteriormente Stephen Curry en 2016. Los Lakers, con muchas dudas en temporada regular, se fueron a 15-1 en playoffs, con el p¨ªvot y su inseparable compa?ero en un nivel superlativo: Kobe promedi¨® 29,4 puntos, 7,3 rebotes y 6,1 asistencias; Shaq, 30,4+15,4+3,2. Adem¨¢s, el center se fue a 33+15,8+4,8 en las Finales ante los mejores Sixers del siglo XXI, y en segunda ronda ante los Kings fue el primer jugador de la historia en conseguir dos partidos consecutivos de m¨¢s de 40 puntos y 20 rebotes en playoffs.

El three peat, ¨²ltimo de la historia para alegr¨ªa de un Pat Riley que patent¨® el t¨¦rmino, sin conseguirlo, en los 80, se redonde¨® en 2002, tras una de las mejores series de la historia antes en las finales del Oeste ante los Kings. En las Finales, los Nets no ten¨ªan a ning¨²n jugador para frenar al p¨ªvot, que se fue a 36,3 puntos, 12,3 rebotes y 3,8 asistencias, con caso el 60% en tiros de campo. El tercer MVP de las Finales le un¨ªa a Magic Johnson, un club al que se unir¨ªa posteriormente Tim Duncan y que superar¨ªa LeBron James, con Michael Jordan siempre por delante. En esos momentos, sus estad¨ªsticas estaban incluso por encima de las del propio His Airness, y el dominio mostrado se consideraba, siempre en algunos sectores muy concretos, superior al de la ¨²ltima gran estrella. Y nada ni nadie fue capaz de acercarse a Shaquille durante tres a?os de dominio en temporada regular, en playoffs y especialmente en Finales.

En las tres Finales, O¡¯Neal promedi¨® de forma combinada 35,8 puntos, 15,2 rebotes, 3,2 asistencias, 0,6 asistencias y casi 3 tapones. Disput¨® 15 partidos en dichas Finales en los que super¨® siempre los 20 puntos, siendo su menor anotaci¨®n los 28 del segundo partido de las Finales, ante los Sixers. En 5 ocasiones se fue por encima de los 40 puntos y supero los 30 en todos los partidos excepto en dos. Adem¨¢s, sum¨® 4 choques de m¨¢s de 20 rebotes (un m¨¢ximo de 24) sin bajar nunca de los 10 y hasta 4 veces se fue por encima de las 5 asistencias. Ante los Sixers, tambi¨¦n en el segundo partido, roz¨® el cu¨¢druple-doble (28+20+9+8) y estableci¨® el r¨¦cord de las Finales en tapones con 8. Y fue el l¨ªder anotador del equipo en 13 de los 15 encuentros disputados. Tres actuaciones legendarias en tres Finales distintas que supusieron su el prime, el culmen y el cl¨ªmax del ¨²ltimo p¨ªvot cl¨¢sico que ha visto una NBA que hoy sigue teniendo extraordinarios jugadores en esa posici¨®n (Nikola Jokic, Joel Embiid¡­), pero que juegan de una manera, claro, radicalmente distinta. En consonancia, obviamente, al estilo actual muy alejado del de entonces. En ese entonces emergi¨® Shaquille, que contaba con la m¨²sica de Superman en el Staples, inaugurado en 1999 y que vio tres anillos en sus tres primeros a?os, cada vez que el p¨ªvot hac¨ªa uno de sus espectaculares mates. Algo habitual.

?ltimo anillo y declive

O¡¯Neal vivi¨® su ¨²ltimo gran momento de gloria de nuevo en Florida, pero esta vez en Miami. Shaquille llegaba a la franquicia hermana de los Magic, a los que hab¨ªa llevado con mucho m¨¦rito a las Finales en tan solo su sexto a?o de existencia. Y los Heat, a los 18 a?os de vida, conquistar¨ªan el t¨ªtulo en 2006, una prueba de que la NBA hac¨ªa bueno el funcionamiento del sistema en el que se mueve este espect¨¢culo era el correcto. Antes, en 2004, Shaq era traspasado de Lakers a Heat y aterrizaba en Miami para rozar un segundo MVP que nunca lleg¨®. La Liga se movi¨® en a?os menores respecto a explosi¨®n individual y el p¨ªvot perdi¨® una de las votaciones m¨¢s ajustadas que se recuerdan con estad¨ªsticas muy inferiores a las del 2000 (22,9+10,4+2,7, con m¨¢s de 2 tapones por noche), pero todav¨ªa buenas. El premio lo gan¨® Steve Nash que no cont¨® con estad¨ªsticas despampanantes pero s¨ª lider¨® la revoluci¨®n de los Suns y el Seven Seconds or Less que permiti¨® a la NBA volver a ver algo parecido al Showtime de los Lakers de los 80, un estilo que permit¨ªa a la competici¨®n presumir del juego m¨¢s cautivador del planeta, uno que se hab¨ªa perdido en unos 90 directamente herederos de los Bad Boys de Detroit, y no de la magia de Magic Johson.

Shaq fue el l¨ªder ese a?o, pero ya no era el m¨¢ximo anotador, un honor que correspondi¨® a Wade de ah¨ª en adelante y que Kobe Bryant hab¨ªa pasado a ocupar en las dos ¨²ltimas temporadas que el d¨²o comparti¨® en Los ?ngeles. Pero le hizo la vida imposible a Stan Van Gundy, un entrenador al alza que hab¨ªa llegado para sustituir a Pat Riley tras un arduo trabajo y una lealtad ciega. Las burlas eran constantes, el respeto muy peque?o y las comparaciones que el p¨ªvot hac¨ªa de su entrenador y Ron Jeremy, un conocido actor porno con el que compart¨ªa ese f¨ªsico bonach¨®n y con sobrepeso, sacaron de quicio a Stan. El intrusismo e intervencionismo de Riley acab¨® provocando el adi¨®s del mayor de los Van Gundy empezada la temporada 2005-06, tras caer unos meses antes en las finales de Conferencia ante los Pistons (4-3), con Wade lesionado y una temporada de 59 victorias que le aup¨® al liderato del Este. Van Gundy se fue sin hacer ruido, como el ser extraordinariamente leal que siempre fue, y nunca critic¨® a Riley. Tampoco a Shaq, que al escapar del buen cobijo de Phil Jackson vio en toda comparativa una derrota y tampoco qued¨® contento con su nuevo entrenador. Pero una cosa es apu?alar por la espalda a Van Gundy, y otra hacer lo propio con un aura como la del hacedor del Showtime y una de las mentes m¨¢s brillantes de la historia.

Shaq call¨®, mir¨® hacia otro lado de manera obligada y gan¨® un nuevo anillo, el de 2006, con Riley poniendo en sinton¨ªa a una de las mayores aglomeraciones de egos jam¨¢s vista (Jason Williams, Gary Payton, Udonis Haslem, Alonzo Mourning¡­). Y lo celebr¨® sin pudor, a pesar de no ser ya protagonista: las lesiones le llevaron a disputar 59 partidos, aunque fue otra vez All Star y entr¨® en el Mejor Quinteto, por ¨²ltima vez en su carrera. Promedi¨® 20 puntos y 9,2 rebotes; 18,4+9,5 en playoffs (con un 30+20 en primera ronda ante los Bulls y un 28+16 ante los Pistons en las finales del Este). En las Finales cedi¨® todo el protagonismo a Wade y su heroica actuaci¨®n y se qued¨® en 13,7+10,2. Pero todo por un anillo, finalmente conseguido, el cuarto de su carrera y, a la postre, el ¨²ltimo.

A partir de ah¨ª, O¡¯Neal se hundi¨® en una vor¨¢gine de lesiones que le alejaron de la ¨¦lite. Fue All Star por nombre y no por n¨²meros en la 2006-07, y en ausencia de Wade lider¨® al equipo a playoffs. Al a?o siguiente, fue traspasado a los Suns, poniendo el freno al r¨¢pido y alegre estilo ideado por Mike D¡¯Antoni y ralentizando el veloz contraataque del conjunto de Arizona. Experiment¨® una leve resurrecci¨®n en la 2008-09, con m¨¢s de 17 puntos y 8 rebotes por partido, su ¨²ltimo All Star y 45 puntos y 11 rebotes a los Raptors, la ¨²ltima exhibici¨®n de su impoluta carrera. Eso s¨ª, se qued¨® sin playoffs por primera vez desde su a?o rookie. La suerte tambi¨¦n le fue esquiva en los Cavaliers, donde prometi¨® un anillo para el Rey en su presentaci¨®n y vivi¨® en primera plana la eliminaci¨®n ante los Celtics, a la postre el detonante de la despedida de LeBron James, que ejerci¨® esa famosa y denostada The Decision tan solo unos meses despu¨¦s. El 11 de septiembre de 2008, O'Neal hab¨ªa declarado que se retirar¨ªa del baloncesto en 735 d¨ªas, lo que significaba que tras la temporada 2009-10 dir¨ªa adi¨®s. Sin embargo, se fue a los Celtics un a?o m¨¢s antes de decir adi¨®s por Twitter. Dos temporadas ya muy alejadas de su poderoso nivel individual, pero en las que aport¨® para ambos equipos: 61-21 en Ohio y 56-26 con los Celtics, con los que solo pudo disputar 37 partidos¡­ con un r¨¦cord de 29-8. Ah¨ª queda eso.

Relaci¨®n con Kobe Bryant

Son muchos y muy numerosos los adjetivos que han acompa?ado a Shaquille O'Neal y Kobe Bryant. Pero el tiempo ha demostrado que fue, al final, el respeto mutuo se impuso. Desde el inicio se hizo evidente que Kobe y Shaq eran polos opuestos. El primero, entregado al trabajo y poco dado a las bromas, contrastaba con el segundo, simp¨¢tico, amigable, parcialmente dejado en cuanto al cuidado de su cuerpo y m¨¢s abierto que el escolta, que se encontraba continuamente encerrado en s¨ª mismo y mostrando una profunda introspecci¨®n incluso en su juventud. Shaq, buscando atenci¨®n, se fue a Los ?ngeles, la ciudad de la luz, a recibirla mientras era el centro de los focos y la referencia en ataque del juego r¨¢pido, ofensivo y alegre inherente a Del Harris, un buen entrenador de regular season sin ¨¦xito en playoffs y que dej¨® a Harris relegado como asistente de Mavs, Bulls y Nets antes de abandonar la NBA en 2010, con 72 a?os, 35 de experiencia en los banquillos y el recuerdo de esa oportunidad perdida.

La primera gran disputa entre ambos lleg¨® con Phil Jackson en el banquillo. El t¨¦cnico nombr¨® a Bryant su general en pista, pero le ignor¨® para el puesto de segundo capit¨¢n, para el que no le consideraba todav¨ªa preparado, en favor del ya mencionado Ron Harper. El equipo hizo una temporada extraordinaria, pero pronto el t¨¦cnico vio como las diferencias entre ambos se hac¨ªan evidentes. Uno, criado en la cultura europea (Italia), con una vida c¨®moda econ¨®micamente hablando, hijo de un jugador de baloncesto como Joe Bryant y con una esposa, Vanessa, con la que se casar¨ªa con tan solo 18 a?os en contra de la voluntad de sus padres, estaba motivado por un deseo incesante de ganar hasta "10 anillos", como aseguraba a sus compa?eros por aquel entonces. El otro, abandonado por su progenitor cuando era joven y criado por un militar que Shaq siempre considerar¨ªa su verdadero padre, valoraba mucho las figuras de poder como las de Jackson, eternamente respetado por el p¨ªvot, pero tambi¨¦n ten¨ªa una escasa ¨¦tica de trabajo y un af¨¢n por la diversi¨®n Kobe no compart¨ªa y que incluso le sacaban de quicio. "Es muy inteligente, es un poco nerd. No sale por ah¨ª, no va a clubs, no tunea su coche¡­ Es un chico muy sofisticado. Creo que demasiado maduro para su edad¡±, defini¨® Shaq a su compa?ero.

En la primera temporada de Jackson el r¨¦cord fue de 67-15, el mejor de la franquicia desde el 69-13 de la temporada 1971-72. Sin embargo, ya hubo episodios como el ocurrido en febrero, durante una sesi¨®n de v¨ªdeos en la sala Southwest Los Angeles Community College, a la que llegaron tras una racha nada positiva. All¨ª Shaq se levant¨® y dijo lo que muchos pensaban: "Me parece que Kobe juega de una forma demasiado ego¨ªsta como para que ganemos", dijo el p¨ªvot, secundado por sus compa?eros, ninguno del cual sali¨® en defensa de un Kobe que se sent¨® en ¨²ltima fila. Jackson no estaba nada contento: "Shaq necesita y Kobe desea", escribi¨® en su diario tras una bochornosa derrota por 105-81 ante los Spurs. Poco despu¨¦s, Jackson habl¨® con el escolta: "Supongo que alguna vez querr¨¢s ser capit¨¢n del equipo", le dijo. "Quiero serlo ma?ana", asegur¨® Bryant. "No podr¨¢s serlo si nadie te sigue", replic¨® el t¨¦cnico.

La temporada acab¨® bien, con los Lakers venciendo en una remontada hist¨®rica en las finales del Oeste a los Blazers con 25 puntos, 11 rebotes, 7 asistencias y 4 tapones de Kobe, incluida el alley oop a Shaq que redonde¨® la relaci¨®n entre ambos y que quedar¨ªa para la posteridad. Y unas Finales dominadas por Shaq de principio a fin con un cuarto encuentro que supuso el momento de Kobe. El escolta, lesionado, anot¨® 8 puntos en la pr¨®rroga, ya sin un O'Neal eliminado por faltas y dio a los Lakers la victoria, asegurada con un rebote ofensivo que transform¨® en canasta tras un tiro errado de Briant Shaw. Tras esto, Shaq lo defini¨® como su "peque?o gran hermano". Kobe fue el primero en buscarle tras el pitido final del sexto partido, en una victoria que iniciaba la dinast¨ªa.

Los momentos de amor incondicional eran sustituidos con frecuencia con otros de polos opuestos. Tan pronto hab¨ªa una racha que se alababan, como una en la que no se dirig¨ªan la palabra. "La lucha del macho alfa". As¨ª lo defin¨ªan sus compa?eros por aquel entonces. Sin embargo, todo contrastaba con su conexi¨®n en pista, sobre todo en playoffs, donde ambos dejaban a un lado sus diferencias para conquistar el anillo. La temporada 2000-01 fue buena muestra de ello: Shaq lleg¨® a pedir el traspaso a Mitch Kupchak, sustituto de Jerry West tras la sorpresiva dimisi¨®n de ¨¦ste en el ¨²ltimo verano, a finales de diciembre y despu¨¦s de llegar pasado de peso al training camp y ver c¨®mo Kobe (m¨¢s de 28 puntos por partido esa temporada) se intentaba adue?ar del ataque, parte de la pista en la que hab¨ªa explotado por completo. Sus car¨¢cteres, tan distintos, eran tambi¨¦n complementarios y ayudaban a aumentar la leyenda de pareja ideal con la que luego fueron tratados. Se compenetraban en pista, como una pareja dentro fuera como hab¨ªa sido entonces la de Stockton y Malone pero con menos asistencias y m¨¢s anillos. Y en cuanto a la forma de ser, radicalmente distinta: "A Kobe le enloquec¨ªa una cosa en relaci¨®n a Shaq. Necesitaba divertirse hasta en los momentos m¨¢s serios. Si no se divert¨ªa, no quer¨ªa participar", afirmaba Rick Fox. El propio Fox a?adi¨® esta frase de Kobe: "Llegabas a preguntarte como hab¨ªa sido Kobe de ni?o. Esa era la cuesti¨®n, nunca fue un ni?o".

La realidad se impon¨ªa en la fase final, cuando ambos pon¨ªan la directa cuando se trataba del campeonato. En la 2000-01, Kobe promedi¨® 28,5 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias por partido, mientras que Shaq se fue a 28,7+12,7+3,7. Era sencillamente incre¨ªble que ambos produjeran casi 60 puntos, 19 rebotes y 9 asistencias por noche, sobre todo cuando estaban pr¨¢cticamente solos. El ¨²nico que pasaba de los 10 tantos de promedio en el resto del equipo era Fisher, con 11,5. Y todo, antes de los ya mencionados playoffs del 15-1, con una producci¨®n hist¨®rica entre ambos. Al a?o siguiente Kobe hizo 25,5+5,5+5,5+1,5. Y Shaq, 27,2+10,7+3+2. Ambos se llevaron muy bien, y Shaq fue con su compa?ero a la retirada de su camiseta del instituto, en Lower Merion High School, en la que se fundieron en un largo abrazo. Y en playoffs estuvieron a punto de ser eliminados ante los Kings, pero ambos se combinaron para 72 puntos y 28 rebotes en el sexto partido y 65 puntos y 23 rebotes en el s¨¦ptimo, en el Arco Arena, para pasar a las Finales. Incluso la 2002-03, eternamente olvidada al no contar con anillo, fue testigo de actuaciones asombrosas (30+7+6 para Bryant en regular season y 27+11 para O'Neal), sobre todo en playoffs, donde el center firm¨® 27+15 (con un duelo de 34 puntos y 23 rebotes ante los Wolves en primera ronda) y el escolta 32+5+5 con un 40% en triples.

Toda historia toca fondo en alg¨²n momento, y a Shaq y Kobe les toc¨® en la 2003-04. La agresi¨®n sexual de Kobe en un hotel de Colorado marcar¨ªa el inicio de la temporada y el proceso judicial copar¨ªa las portadas de los principales peri¨®dicos del pa¨ªs. El escolta pas¨® de una actitud pasiva-agresiva a una agresiva-agresiva, en la que reaccionaba casi violentamente a todo lo que ocurr¨ªa alrededor. Y, sobre todo, contra Phil Jackson y Shaq, a los que consider¨® sus enemigos durante un a?o en el que formaron una plantilla de videojuego (con Gary Payton y Karl Malone) que se estrell¨® en las Finales ante los Pistons de Larry Brown (4-1). Antes de eso, los Lakers se enfrentaban a que Kobe ser¨ªa agente libre y este quer¨ªa liderar un equipo en solitario, algo que intent¨® torpemente con unas conversaciones con Mike Dunleavy, entrenador de los Clippers, que no llegaron a buen puerto. Shaq por su parte no se sent¨ªa querido, y viendo que su contrato finalizaba en 2006 pidi¨® una ampliaci¨®n por 2 a?os y 60 millones. Un precio muy alto por una estrella que empezaba a perder luz y a la que se neg¨® Jerry Buss. Payton y Malone miraban para otro lado, y Jackson, siempre m¨¢s favorable al p¨ªvot, estaba a la expectativa, ya que su contrato tambi¨¦n finalizaba ese a?o. Todo mientras Tex Winter, su asistente e ide¨®logo del tri¨¢ngulo ofensivo, proteg¨ªa a Bryant. Una lucha, ya a esas alturas, con bandos muy claros.

Kobe le dijo a su entrenador en el training camp que no estaba dispuesto a aguantar m¨¢s tonter¨ªas de Shaq, y afirm¨® durante la temporada que no se cuidaba y que una lesi¨®n operada de dedo el a?o anterior hab¨ªa impedido a los Lakers conquistar su cuarto anillo. Las cr¨ªticas del escolta a su compa?ero en una entrevista a la ESPN sobre el liderazgo y su ir¨®nica respuesta a Jackson durante un entrenamiento, cuando ¨¦ste le mand¨® correr y le contest¨® que s¨ª pero no lo hizo, provoc¨® la tormenta perfecta, alentada por los rumores luego confirmados de que el Doctor Buss se deshar¨ªa de Phil Jackson al acabar la temporada por petici¨®n del propio Bryant despu¨¦s de que el propio t¨¦cnico pidiera a Mitch Kupchak el traspaso de la estrella. Fue el final de una relaci¨®n, sentenciada definitivamente en las Finales, que hab¨ªa durado 8 largos a?os. "En ning¨²n momento de la temporada nos sentimos c¨®modos como equipo", afirm¨® Fisher. Los extremos de la relaci¨®n entre ambos llegaron incluso al punto de que Kobe no atend¨ªa a un periodista si ¨¦ste hab¨ªa hablado previamente con Shaq. Y viceversa.

Eso s¨ª, antes de la ruptura hubo un hecho muy representativo de lo que fueron como pareja. En el segundo partido de las Finales Shaq atrap¨® un rebote con tres puntos abajo y los Lakers contra las cuerdas. Nunca nadie hab¨ªa remontado un 0-2 en unas Finales tras caer en casa en los dos duelos iniciales. El p¨ªvot, tras coger el bal¨®n, se lo dio a Kobe. En la retransmisi¨®n en castellano, Antoni Daimiel coment¨®: "El instinto ha hecho a O'Neal darle el bal¨®n a Kobe Bryant. Era al que m¨¢s lejos ten¨ªa, pero ¨¦l se lo quer¨ªa dar a Bryant". El escolta mand¨® el partido a la pr¨®rroga tras tiempo muerto y los Lakers ganaron, pero la fiebre amarilla, que tantos ex¨¢menes hab¨ªa aprobado estudiando el ¨²ltimo d¨ªa, nada pudo hacer en Detroit, donde perdi¨® los tres encuentros siguientes y dijo adi¨®s a la dinast¨ªa. Shaq se iba traspasado a los Heat, Phil Jackson dec¨ªa adi¨®s a la NBA por segunda vez en su carrera y Kobe firmaba una extensi¨®n millonaria. Los Lakers hicieron su apuesta tras una temporada casi imposible de gestionar. Era el fin de una era.

¡°Estuvimos muchos a?os pero en realidad no estuvimos nunca juntos¡±. Era una de las muchas frases de Shaq tras acabar su relaci¨®n con Kobe, aunque no fue la m¨¢s adecuada, como reconoci¨® posteriormente. La enemistad fue la joya de la corona de la NBA, que explotar¨ªa la mala relaci¨®n programando para Navidad un partido entre Heat y Lakers las siguientes temporadas. El primero, en el retorno del p¨ªvot a un Staples enforvecido con su vuelta, se sald¨® con victoria para los Heat a pesar de los 41 puntos del escolta, que aplaudi¨® a su ex compa?ero cuando fue presentado pero luego apenas le salud¨®, algo mutuo. Jam¨¢s un partido de Navidad tuvo tanta audiencia: 13 millones de espectadores. ¡°No saludo a Kobe porque no tengo nada que decirle. Soy un hombre casado, no necesito empezar una relaci¨®n con otro hombre ahora", afirm¨® poco despu¨¦s. Antes del encuentro, ya hab¨ªa respondido a numerosas preguntas sobre el tema: "Si ves un Corvette que avanza hacia un muro de ladrillos a toda velocidad, ya sabes lo que va a ocurrir. Kobe es el Corvette, yo soy el muro de ladrillos¡±, zanj¨®.

Fue la t¨®nica tradicional de la relaci¨®n entre ambos, aunque siempre fue el p¨ªvot el que m¨¢s se moj¨® en la discusi¨®n. Tras ganar el anillo en 2006, Kobe tuvo que soportar el sainete de que no pod¨ªa ganar sin O'Neal, algo que para ¨¦l fue como una tortura china. Phil Jackson, que regreso de nuevo para la 2005-06, se encarg¨® de reconciliar a ambas estrellas, que firmaron finalmente la pipa de la paz en el All Star del 2009, cuando el t¨¦cnico se reuni¨® con sus dos jugadores fetiche (Jordan al margen). El MVP conjunto supuso la nueva uni¨®n de un Shaq que vivi¨® su ¨²ltima gran temporada de esplendor individual con los Suns (17,8 puntos y 8,9 rebotes) antes de pasar por Ohio y Boston buscando un quinto anillo que nunca lleg¨®. Kobe por su parte tuvo que esperar al mismo a?o, 2009, para ganar un nuevo t¨ªtulo y reconciliarse definitivamente con su entrenador.

Eso s¨ª, la rivalidad de Shaq y Kobe no finaliz¨® del todo hasta la retirada del ¨²ltimo y, ya de manera definitiva, con su desgraciada muerte. Antes, diversos zascas por Twitter o declaraciones cruzadas tuvieron lugar, aunque fueron mucho menos numerosos. Cuando super¨® a Jordan en puntos, el escolta afirm¨® que sin Shaq habr¨ªa llegado a los 40.000, algo que no gust¨® al p¨ªvot, ya alejado de las canchas. Eso s¨ª, la madurez, esa que siempre muestra la mejor cara de los jugadores sobre todo cuando est¨¢n al borde de la retirada, dio, sobre todo a Kobe, un perfil m¨¢s amigable. De hecho, ese chico al que sus compa?eros no aguantaban desapareci¨® para dar lugar a un hombre curtido, admirado y querido.. Para la historia tambi¨¦n queda ese ¨²ltimo encuentro en el Staples ante los Jazz, cuando fue a abrazarse con Shaq tras anotar una de las ¨²ltimas canastas de un duelo que finaliz¨® con 60 puntos.

O'Neal defini¨® as¨ª este cambio y mencion¨® a otro hombre que intermedi¨® en la reconciliaci¨®n: ¡°Tengo ¨®rdenes del gran Bill Russell. Estuvimos hablando el otro d¨ªa en Seattle y me explic¨® c¨®mo afrontar las rivalidades. Me dijo que nunca hab¨ªa tenido problemas como los que yo he tenido y que ten¨ªa que enterrar el hacha de guerra con Kobe, estrecharle la mano y dejar las cosas en el pasado¡±. Y los incre¨ªbles halagos de los dos ¨²ltimos a?os han sido m¨¢s que repetidos. En una ocasi¨®n dej¨® claro que el escolta era el mejor compa?ero que hab¨ªa tenido en su carrera: ¡°El compa?ero m¨¢s feroz y m¨¢s competitivo que he tenido ha sido Kobe Bryant. El m¨¢s rabioso, el m¨¢s ganador. La verdad es que pasamos m¨¢s momentos buenos que malos juntos", reconoci¨®. Su insistencia para que no se le infravalorara tras su retirada y que estuviera en el debate por ser el mejor jugador de la historia, as¨ª como las l¨¢grimas derramadas por su p¨¦rdida, dejan claro que el amor se impuso al odio en los ¨²ltimos a?os, y que ambos, sobre todo el p¨ªvot, le daban un balance positivo a sus 8 a?os juntos.

Si son o no la mejor pareja de siempre es dif¨ªcil de discernir en un mundo como el de la NBA, donde toda opini¨®n es v¨¢lida entre tanta estad¨ªstica, todo el mundo acierta y, al final, todos nos equivocamos. Lo que s¨ª est¨¢ claro es que Kobe y Shaq marcaron un antes y un despu¨¦s en la historia de los Lakers, que cogieron el vac¨ªo dejado por Jordan y lo llenaron con creces, consiguieron n¨²meros hist¨®ricos que pocas veces se han visto en otro d¨²o y ganaron tres anillos, la ¨²ltima vez que se consigue un three peat en la competici¨®n y dejaron tras de s¨ª una relaci¨®n iniciada con altibajos, tornada en odio y finalizada en amor. Una perfectamente definida por la mejor frase que se ha dicho jam¨¢s de Kobe y que fue pronunciada precisamente por ese archienemigo que acab¨® siendo su amigo y, en ¨²ltima instancia, tambi¨¦n su hermano: "Kobe Bryant es mi h¨¦roe".

Mucho m¨¢s que una estrella

El car¨¢cter de Shaq ha sido desmembrado y analizado en numerosas ocasiones, pero siempre para llegar a similares conclusiones. El jugador, ahora analista de la TNT, es un hombre que siempre va de la mano de la broma y que cuadraba muy bien con la far¨¢ndula y la parafernalia inherente a la NBA en general y a Los ?ngeles en particular. Su buena relaci¨®n con Jack Nicholson era un hecho y se acord¨® tanto del fan ac¨¦rrimo de los Lakers como muchos otros aficionados ilustres el d¨ªa de la retirada de su camiseta, entre los que se encontraba Adam Sandler, amigo personal con el que ha participado en m¨¢s de una pel¨ªcula. Su buena relaci¨®n con los aficionados contrastaba con un car¨¢cter m¨¢s bien fr¨ªo en pista, que casi nunca se acercaba a sus compa?eros para juntar las manos tras un tiro libre, ya fuera ¨¦l el lanzador o el jugador que esperaba para atrapar el rebote. Tambi¨¦n sus bailes previos a los All Stars o su eterna sonrisa en determinados momentos causaron furor entre los aficionados, siempre muy proclives al p¨ªvot. En rueda de prensa, mezclaba momentos realmente jocosos con otros m¨¢s serios sin pudor, aunque en su posici¨®n de analista se ha inclinado definitivamente por lo primero.

En la carrera de Shaq ha habido m¨¢s situaciones en las que se ha demostrado c¨®mo era su car¨¢cter. En la pretemporada que preced¨ªa el curso baloncest¨ªstico 2000-01, Shaq regal¨® un rolex a todos los miembros de la plantilla, incluso cuando muchos de ellos no iban a seguir con el equipo, otra muestra de su car¨¢cter. Tambi¨¦n se supo que le ofreci¨® a Isaiah Rider 10.000 d¨®lares para que se uniera a ¨¦l contra Kobe. Una de cal y otra de arena. Esa misma campa?a, Shaq anot¨® 44 puntos y atrap¨® 21 rebotes en el primer partido de las Finales, pero Allen Iverson se fue a 48. Phil Jackson, que utilizaba como nadie el juego psicol¨®gico, dej¨® caer alguna perla que daba a entender que a Shaq, que hab¨ªa acabado con 0 tapones, le daba miedo Iverson, de 1,83 y que hab¨ªa anotado muchas penetraciones sin oposici¨®n. La mera insinuaci¨®n enfureci¨® a Shaq, que se fue a 8 tapones en el segundo partido (el peor de Iverson en esa serie, con 23 tantos), r¨¦cord de las Finales hasta los 9 de Dwight Howard en 2009. Y no se quedan ah¨ª los detalles de Shaq: en 2004, pidi¨® a Jerry Buss una extensi¨®n de 60 millones en dos temporadas a las que el mandam¨¢s, m¨¢s proclive a Kobe y considerando la petici¨®n excesiva, se neg¨®. En el training camp, Shaq realiz¨® un mate espectacular y, tras ello, se gir¨® hacia el due?o: ¡°?Me piensas pagar ahora?¡± As¨ª era el jugador.

O'Neal se convirti¨® en la fuerza m¨¢s dominante y con mayor presencia de la NBA con 2,16 de estatura y 147 kg de peso en sus mejores temporadas que se iban a 163 a partir de su etapa en Miami. Su movimiento m¨¢s caracter¨ªstico era el drop step, que consist¨ªa en recibir el bal¨®n y girar sobre s¨ª mismo para hacer un mate. La efectividad de esta jugada contribuy¨® a que se convirtiera en uno de los jugadores con mejor porcentaje de aciertos en tiros de campo de la historia de la NBA, liderando la Liga en ese aspecto hasta en 10 ocasiones. Anot¨® un triple durante toda su carrera (ante los Bucks, cuando jugaba en Orlando) y tuvo una visi¨®n de juego privilegiada para un p¨ªvot de su tama?o y que mejor¨® notablemente con Phil Jackson a su lado. Otra caracter¨ªstica de su estilo era que se basaba solo en el uso de su mano derecha independientemente de hacia d¨®nde se girara en el poste. Era muy raro ver a Shaq utilizar la izquierda para anotar y solo se observaban cosas as¨ª cuando se trataba de un rebote ofensivo. Su mejor partido, por cierto, fue ante los Clippers, el 3 de marzo del 2000, d¨ªa que cumpli¨® 28 a?os inmerso en la mejor temporada de su carrera: 61 puntos, 23 rebotes y 3 asistencias.

As¨ª era Shaq, que antes de ser un analista pol¨¦mico con opiniones sesgadas que han enfadado, en ocasiones, a los jugadores actuales (que le pregunten a Donovan Mitchell) fue un jugador absolutamente generacional. Hoy mezcla luces y sombras y se ha basado en ese uso televisivo que marca el ritmo de la opini¨®n p¨²blica y del que la NBA ha bebido como si tuviera mucha sed. Pero ayer domin¨® una competici¨®n con todav¨ªa muchos hombres altos cl¨¢sicos, de los que estaban permanentemente en la zona y no se iban al exterior para lanzar de tres, dar asistencias o incluso dirigir el ataque. Una perla para los puristas, que siguen argumentando eso de que en la actualidad nadie ser¨ªa capaz de defenderle, un debate irrisorio que solo vale para alimentar discusiones cada vez m¨¢s f¨²tiles. En toda esa marejada de opiniones ingentes se ha movido siempre un jugador objetivamente bueno, que anot¨® 28.596 puntos en su carrera (octavo de la NBA), fue 15 veces All Star, Rookie de A?o y 4 veces campe¨®n. Ya lo dec¨ªa Andr¨¦s Montes: ¡°La ley marcial. El art¨ªculo, Daimiel. Hago lo que quiero, cu¨¢ndo quiero y c¨®mo me da la gana¡±. Esa era la mejor manera de definir a uno de los mejores jugadores de la historia. Toda una leyenda. La de Superman.