El que a Draymond Green mata, a Draymond Green muere
Los Warriors siguen siendo favoritos tras el incidente, pero sus equilibrios internos pueden haber cambiado para siempre.
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Las dinast¨ªas se mueven en equilibrios extremadamente delicados. Con, parad¨®jicamente,? lazos m¨¢s fr¨¢giles cuanto mayor es el ¨¦xito. Todo equipo que gana mucho comienza, en un punto que muchas veces ni ¨¦l mismo percibe, una carrera contra un reloj de arena que se ha puesto a descontarle tiempo sin ni siquiera avisar. Egos, contratos, lesiones, retiradas... es ley de vida. Por eso no es que ning¨²n gran equipo dure para siempre, es que la mayor¨ªa ni siquiera se extienden por per¨ªodos demasiado amplios de tiempo. No si los picos de ¨¦xito son en m¨¢ximos. En los Bulls las relaciones se pudrieron, desde muy pronto, entre los despachos (Jerry Krause) y el banquillo (Phil Jackson). Y en el vestuario (muy distinto adem¨¢s entre el primer y el segundo threepeat) tratar con Michael Jordan era una experiencia documentadamente agotadora. ?Los Lakers del Showtime? resultaba imposible pasar a?os de bienestar al lado de un ganador tan caustico como Pat Riley. ?Los del ¨²ltimo threepeat? Shaquille O¡¯Neal y Kobe Bryant dejaron de aguantar cualquier reconocimiento que se quisiera dar al otro, por muy justo que fuera y con Phil Jackson alineado con el p¨ªvot y Tex Winter, con el escolta. Con los Spurs est¨¢ acabando el simple paso del tiempo... pero los Spurs nunca ganaron dos anillos seguidos. Ha sido, es en sus ¨²ltimos rescoldos, otro tipo de dinast¨ªa: un imperio de los mil a?os diferente.
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Tengo para m¨ª que una de las cosas que menos se les ha valorado a los Warriors, adorados en la primavera de 2015 y odiados ya en el oto?o de 2017 (en los nuevos tiempos todo va m¨¢s r¨¢pido, lo bueno y lo malo), ha sido su estabilidad como grupo, su qu¨ªmica en la victoria, su gesti¨®n de los egos. Desde c¨®mo Stephen Curry acept¨® e integr¨® a Kevin Durant a la estabilidad inteligente de un grupo con personalidades tan distintas pero tan complementarias y que ha sorprendido por su integridad, inteligencia y buena salud a veteranos con mucho coco y muchos kil¨®metros en la maleta como Andre Iguodala o David West.
Era m¨¢s f¨¢cil criticarlo todo tras la llegada de Kevin Durant, lo cargante que ha acabado siendo Draymond Green y lo... bueno, nadie dice nunca nada malo de Klay Thompson. De hecho a d¨ªa de hoy, avanzado noviembre de 2018, sigue habiendo gente que considera sobrevalorado a Stephen Curry. Por qu¨¦, c¨®mo o de qu¨¦ maldita manera, no puedo saberlo. Pero ahora, cuando las tuercas saltaron por los aires en el Staples Center y en el final apretado de un intrascendente partido del primer tercio de la temporada, muchos se han dado cuenta de que en la Bah¨ªa tambi¨¦n hay narrativas y problemas tremendamente humanos, y que hasta ahora no lo hab¨ªamos sentido as¨ª por el m¨¦rito del equipo que ha ganado tres de los ¨²ltimos cuatro t¨ªtulos con, por el camino, las mejores Regular Season (primer 73-9) y eliminatorias (primer 16-1) de la historia.
Un puzzle econ¨®mico aparentemente imposible
?Esa se?a de identidad ha caducado? Es pronto para saberlo, pero desde luego este es el mayor punto de inflexi¨®n hasta la fecha de un proyecto mastod¨®ntico, y un equipo ¨²nico, al que muchos ya daban de por s¨ª este a?o con el ¨²ltimo para galopar... al menos en su actual configuraci¨®n. No creo que ahora mismo nadie sepa qu¨¦ demonios va a hacer nadie, pero hay sensaciones muy claras. No creo que los Warriors hayan dejado de ser favoritos para el threepeat, el cuarto anillo en cinco a?os, tal vez el impulso definitivo a la cima de los grandes equipos de siempre. Semanas despu¨¦s de comenzar la temporada con la promesa de no aburrirse tanto como durante la pasada Regular Season, los Warriors est¨¢n ofreciendo un tipo de estimulaci¨®n muy diferente a la prevista. No peligra su lugar de macho alfa de cara a los playoffs 2019 pero es igual de l¨®gico sentir la continuidad de Kevin Durant como algo ahora mismo en muy seria cuesti¨®n.Y parece innegable que la franquicia ha aireado sus miedos al respecto, y sus preferencias en cuanto a personal, con los pasos que ha dado de los ¨²ltimos d¨ªas.
Ni siquiera estos Warriors que fabrican billetes a m¨¢s ritmo del que pueden gastarlo, o eso parece, y que saltar¨¢n en menos de un a?o de Oakland a San Francisco para asaltar el reinado econ¨®mico de Knicks y Lakers (las dos mecas de las dos costas), podr¨ªan sostener la carrera de salarios a la que se dirigen. Renovado Curry, el pr¨®ximo verano ser¨¢n agentes libres Klay Thompson y Kevin Durant (si, y no lo har¨¢, no hace efectiva su player option). Y en 2020, Draymond Green. Esta vez (Green lo hizo con Durant en mente y este ¨²ltimo sigui¨® sus pasos en 2017 para que no se fueran Iguodala y Livingston) no habr¨¢ descuentos: hablamos de cuatro estrellas llev¨¢ndose unos 160 millones de d¨®lares en la temporada 2020-21. Hablamos de un roster en casi 200 millones y de un impuesto de reincidente en unos 375 millones. Hablamos, en fin, de una plantilla de, m¨¢s o menos, 575 millones de d¨®lares. Demasiado... hasta para estos Warriors.
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Este nuevo escenario tiene muchos actores, del despacho m¨¢s alto a la pista, y un protagonista esencial. Y no solo porque sale especialmente se?alado de esta inesperada pero finalmente importante crisis. Estos son quienes tienen que arreglar este asunto... o aprovecharlo para crear unos nuevos Warriors, el formato 3.0 tras el Strenght in Numbers y los Hamptons 5:
-Joe Lacob. Desde que, junto a Peter Guber, se hizo con los Warriors por 450 millones en 2010 (hoy valen 3.100 millones... todav¨ªa en Oakland), el plan de Lacob era este: hacer un equipo hist¨®rico y llev¨¢rselo a San Francisco para alterar totalmente las fuerzas de poder deportivo y econ¨®mico de la NBA. Lacob, el mismo que dijo que estaban ¡°a?os luz por delante¡± de todos los dem¨¢s, y seg¨²n quienes est¨¢n cerca de ¨¦l, no siente ni una pizca de agotamiento y no tiene ninguna intenci¨®n de que el reinado de los Warriors acabe. Concibe un equipo en formato gloria eterna y, recuerdo, va a llev¨¢rselo el pr¨®ximo oto?o al downtown de San Francisco, donde el dinero de Silicon Valley hace cola para ver a un equipo que necesita que en la sala de m¨¢quinas haya estrellas de primera magnitud. Preferiblemente las que est¨¢n ahora. Si no, Stephen Curry (intocable)... y las que surjan.
-Bob Myers. El general manager de los Warriors, e ¨ªntimo amigo de Steve Kerr, es, por encima de muchas otras cosas, un excelente gestor que ha sabido driblar con maestr¨ªa entre los retos que, inevitablemente, han surgido en la construcci¨®n de estos Warriors. Myers, aunque no tiene un perfil medi¨¢tico alto, es una de las principales razones que deber¨ªan esgrimir quienes piensan que todo ir¨¢ finalmente bien. Su forma de pensar y de comportarse entronca, a su manera, con ese saludable estado de pensamiento que representan tambi¨¦n, en sus niveles, Steve Kerr y Stephen Curry.
-Steve Kerr. ZEST for life: buen rollo para siempre. As¨ª se refieren quienes le tratan a diario a este entrenador que es, sobre todo y como Myers, un excepcional supervisor y compa?ero de viaje para un grupo de jugadores como este. Criado, m¨¢s en lo social que en lo deportivo (que tambi¨¦n) en los pechos de Phil Jackson y Gregg Popovich, su tr¨¢nsito por estos a?os de gloria es una pelea constante contra los problemas de rico que le han ido asaltando en el d¨ªa a d¨ªa. El a?o pasado fue la amenaza de empacho, ahora un riesgo de fractura al que, como m¨ªnimo, ¨¦l nunca a?adir¨¢ carburante. En un entorno donde todo se vuelve extremadamente complejo, su figura recuerda el ¨¦xito de las cosas sencillas. Y eso, en realidad tan dif¨ªcil, es lo que hace ¨²nico al t¨¦cnico californiano.
-Stephen Curry. Es f¨¢cil ver las cosas as¨ª: en cuanto se lesion¨® Curry, los Warriors no solo volvieron a perder sino que saltaron por los aires. Curry, desde el l¨ªo, se ha comportado como un intachable capit¨¢n, visitando a Green en su casa y viajando con el equipo a la gira por Texas aunque no va a poder jugar porque su lesi¨®n muscular no progresa al ritmo esperado. Stephen Curry es el jugador quintaesencial de estos Warriors, por mucho que Kevin Durant haya sido el gran ejecutor en las dos ¨²ltimas Finales. KD hace definitivamente imposible para la competencia a un equipo que personifica en realidad Curry. De arriba abajo. No solo porque ya hab¨ªa sido dos veces MVP antes de la llegada de Durant, sino precisamente por c¨®mo su generosidad y su capacidad para mantener su ego bajo control permitieron la llegada e integraci¨®n del alero y la naturalidad feliz de todos mientras este se llevaba los MVP de las Finales.
Con su contrato de m¨¢s de 200 millones cerrado hasta 2022, Curry es la presencia infaltable, la constante en un roster que nadie sabe c¨®mo ser¨¢ en 24 meses. Antes de la lesi¨®n, estaba jugando (lo juro) mejor incluso que en su hist¨®rica temporada 2015-16 (la del MVP un¨¢nime). Si cose a los Warriors despu¨¦s de este cisma, y en el banquillo al final del partido ante los Rockets ya pareci¨® estar empezando a hacerlo, la magnitud de su figura ser¨¢ todav¨ªa m¨¢s monumental, un l¨ªder hist¨®rico en un equipo hist¨®rico, una sonrisa a prueba de bombas y, seg¨²n el propio Kerr, un ¡°Tim Duncan en chiquitito¡± para sus compa?eros. Dicen que nadie maneja como ¨¦l las emociones de un Green que intenta no decepcionarle nunca. Curry es la principal raz¨®n, tambi¨¦n en lo extradeportivo, por lo que todo ha parecido ir perpetuamente bien en los Warriors. Siempre al servicio del equipo y sin manejar la fuerza que tiene sobre su propia masa social: cualquiera que haya estado en el Oracle Arena durante una de sus rachas de triples delirantes, sabe hasta qu¨¦ punto podr¨ªa haber usado esa influencia casi mesi¨¢nica como arma. Jam¨¢s lo hecho. Este incidente cuestiona a otros y, de paso y cuando ni estaba en el Staples (o seguramente por eso), le eleva a ¨¦l. Todav¨ªa m¨¢s.
-Kevin Durant. Una figura capital para entender el baloncesto actual. La evoluci¨®n de un nuevo tipo de jugador en la pista y un tipo distinto de estrella fuera de ella. M¨¢s producto que motor de ese nuevo mundo: nunca, seguramente y tal vez con la excepci¨®n de LeBron James, un jugador ha manejado tanto poder individual durante una temporada. Es la eclosi¨®n de una nueva forma de enfocar la agencia libre, que llev¨® a la modernidad el Shaquille que se fue a los Lakers y revolucion¨® despu¨¦s LeBron, con sus ya tres cambios de equipo y esos contratos en el cort¨ªsimo plazo que impidieron que en Cleveland vivieran en paz. Un desasosiego similar, acabamos de descubirlo, al que ahora viven en la Bah¨ªa.
Los Warriors quieren que Kevin Durant siga y, a diferencia de hace un a?o, no tienen la certeza de que vaya a hacerlo. Durant es desde luego un personaje complejo, de motivaciones impredecibles y que ha gestionado en contratos de 1+1 la lluvia de golpes que le ha ca¨ªdo desde que se fue de Oklahoma City. Entonces quer¨ªa escapar del sistema centrado en ¨¦l... que pareci¨® echar de menos en ese ¨²ltimo ataque contra los Clippers. Los Warriors han reaccionado con lo m¨¢s parecido a un ataque de p¨¢nico que se puede esperar de ellos a la bronca con Green, sancionado no por los insultos sino por la invitaci¨®n a que Durant cogiera la puerta y se marchara. El matiz es significativo: solo Kevin Durant tiene, ahora mismo, a los todopoderosos Warriors en sus manos.
La opci¨®n Knicks implica sugerencias que parece leg¨ªtimas, como pasaba con LeBron y los Lakers hace un a?o a estas alturas. En los Warriors Durant tendr¨ªa, desde luego, las mejores opciones deportivas, un nuevo pabell¨®n casi de ciencia ficci¨®n en San Francisco y los empresarios millonarios de Silicon Valley comiendo de su mano. Los Warriors son los mejores en todo lo que pueden controlar pero el futuro de Kevin Durant se ha convertido en algo que est¨¢n lejos de poder manejar. Por eso es dif¨ªcil saber si la actuaci¨®n de Draymond Green agit¨® un tab¨² que era mejor no tocar o si, por el contrario, oblig¨® a la franquicia a abrir un debate hasta ahora soterrado.
Pero todo puede ser todav¨ªa m¨¢s complicado: quiz¨¢ los Warriors est¨¦n encantados con que se abra este mel¨®n, con que este conflicto pueda ser una forma de iniciar el cortejo de Durant y con el claro posicionamiento p¨²blico que tomaron con el partido de suspensi¨®n al, finalmente, gran protagonista de esta historia.
-Draymond Green. Finalmente, la figura seguramente m¨¢s compleja y en muchos aspectos m¨¢s interesantes de estos Warriors. El n¨²mero 35 del draft que se elev¨® a s¨²per estrella y, al hacerlo, cambi¨® la fisonom¨ªa de su equipo, propici¨® unidades de small ball nunca vistas (el Quinteto de la Muerte) y se convirti¨® en uno de los primeros millonarios de las nueva era de analytics: un jugador fundamental en ataque con muy pocos puntos en su estad¨ªstica, un defensor extraordinario cuanto m¨¢s liberado de emparejamientos individuales estaba.
Green es eso y el nervio que hilvana a un equipo que pudo acabar siendo incluso cursi sin ¨¦l, pero tambi¨¦n es las combustiones incontrolables: la sanci¨®n por la patada a LeBron (despu¨¦s de la patada a Steven Adams en la ronda anterior) que facilit¨® la reacci¨®n de los Cavs en las Finales de 2016, la casi pelea con Steve Kerr en los vestuarios de Oklahoma City... Es la llamada a Kevin Durant nada m¨¢s perder aquella Final maldita (de 3-1 a 3-4), cuando ya se hab¨ªa bajado el sueldo para hacerle hueco porque algo olisqueaba con respecto al futuro de un Durant al que ahora, casi por la misma regla de tres, puede haber alejado (o haber ayudado a alejar) de la Bah¨ªa para siempre.
En los Warriors han permitido a Draymond ser Draymond, han asumido lo negativo que era inevitable para exprimir todo lo positivo. Pero ahora, en este enfrentamiento, han elegido la sanci¨®n deportiva, econ¨®mica y p¨²blica, seguramente con toda la intenci¨®n, por encima de lo que otras veces han sido simples multas internas. Han enviado un mensaje. Green acaba contrato en el verano de 2020 y pedir¨¢ un salario m¨¢ximo de s¨²per estrella. Para entonces tendr¨¢ 30 a?os y hay dudas sobre c¨®mo envejecer¨¢ un jugador que no ha logrado asentar su (hace un par de a?os prometedor) tiro exterior y que suple con un enorme desgaste f¨ªsico su falta de cent¨ªmetros.
Es decir: parece muy probable que, aunque valoren todo lo que ha significado y significa para el equipo, en los despachos de la Bah¨ªa no vea con los mejores ojos dar a Green un contrato que podr¨ªa llegar hasta los 226 millones por cinco a?os, que llegar¨ªa ya en la treintena y desde la intuici¨®n de que quiz¨¢ declinen sus capacidades como jugador antes de que se module, si es que alguna vez lo hace, su explosivo car¨¢cter. No ser¨ªa un riesgo para cualquier equipo con menos ingenier¨ªa de plantilla y salarios, pero s¨ª para unos Warriors que tienen que resolver, para bien o para mal, antes el futuro de Klay y Durant. Claro que si uno de ellos, no digamos los dos, se marcha, el enfoque ser¨¢ muy distinto salvo que, por ejemplo, se ponga a tiro de alguna manera Anthony Davis, sin duda uno de esos jugadores que Joe Lacob siente que tendr¨ªa que tener en sus Warriors. Parece una bala imposible... tanto como lo era en su momento la de Kevin Durant.
Finalmente, Draymond Green es el que m¨¢s capacidad tiene para resolver la brecha abierta, para que como m¨ªnimo los Warriors sigan siendo el mejor equipo de la NBA hasta el pr¨®ximo verano. As¨ª deber¨ªa ser. Y a partir de ah¨ª... Con Green, en la balanza gana por mucho (much¨ªsimo) lo positivo pero en todo caso, y eso es lo que le hace tan fascinante, esto es lo que hay con un jugador as¨ª: el que a Draymond mata, a Draymond muere.