Max Payne, el rey de la acci車n y la soberbia
Celebramos el 20 aniversario de Max Payne recordando las virtudes que convirtieron a la obra de Remedy, con su bullet time, en un videojuego de culto.
Es un machote de buen coraz車n, de esos que tienen debilidad por las caras bonitas. A pesar de estar tan flaco como la muerte, vive a base de un suministro sin fin de donuts que le sirven de combustible para el horno estropeado que tiene dentro de la cabeza. Pertenece a la polic赤a de Nueva York, en concreto a la DEA, y est芍 en permanente turno de cementerio. No es capaz de recordar cu芍ndo fue la 迆ltima vez que durmi車 o vio la luz del sol. Mantiene el rumbo aferr芍ndose a tazas de caf谷 que saben como aceite de motor. Pero a 谷l no le importa. Es fr赤o como una nevera. Fr赤o como un arma. Se ve a s赤 mismo como una suerte de personaje m赤tico, como Humphrey Bogart o Philip Marlowe, o como Sam Spade yendo detr芍s del Halc車n Malt谷s para desentra?ar todos sus misterios. Cree que est芍 siguiendo un camino que le llevar芍 a una revelaci車n final, como la que esperaba a Brad Pitt dentro de una caja de cart車n empapada en sangre al final de Seven. ?Un clich谷? Quiz芍s. Aunque como 谷l mismo dice, despu谷s del a?o 2000, el mundo entero se convirti車 en un clich谷. A 谷l simplemente le toc車 el papel de vengador desvalido que deambula en una eterna lucha contra un imperio del mal, destinado a corregir una grave injusticia. Para los mafiosos es un virus mortal liberado en el sistema circulatorio de la ciudad. Para los dem芍s, un tipo al que resulta f芍cil complacer... siempre que no se le ofrezca garraf車n. Y para nosotros es un hombre con un pasado de vi?etas fragmentadas. Un devenir de palabras que cuelgan en el aire como globos. Una especie de c車mic. Es tan divertido como el infierno. Lo m芍s horrible y al mismo tiempo lo m芍s genial que podemos pensar. Es Max Payne. M芍ximo Pepino para los amigos. El ce?o fruncido m芍s famoso de la historia de los videojuegos. Un personaje m赤tico que el pr車ximo 23 de julio cumplir芍 20 a?os. Felicidades, maldito canalla.
Le conocimos una noche en la que hac赤a m芍s fr赤o que en el coraz車n del diablo. Llov赤an bieldas de hielo como si el cielo estuviese listo para caerse y todo el mundo corr赤a en busca de cobijo como si fuese el fin del mundo. La oscuridad se cern赤a sobre la ciudad de Nueva York. ?O no era Nueva York? No, aquella no se parec赤a a la ciudad sobre la que cantaba Frank Sinatra. Aquella era a迆n m芍s vieja y triste, con luces de ne車n que se apagaban y edificios de colores deste?idos. En ella suced赤an cosas malas en las calles, la mayor赤a dominadas por punkis, mafiosos baratos y prostitutas de ojos cansados. Aquella era en realidad Noir York City. Y all赤, en lo m芍s alto de uno de sus rascacielos, con m芍s cad芍veres a sus espaldas de los que cab赤an en la morgue de la ciudad, Max Payne nos cont車 su historia. La historia de c車mo hab赤a perdido a su mujer y a su hijo tres a?os antes a manos de unos yonquis puestos hasta el culo de una droga conocida como Valkyr. La historia de ese mismo d赤a, en el que todas las pesquisas que llevaba haciendo desde entonces hab赤an dado sus frutos y le hab赤an hecho descubrir a los responsables de la droga, destapando sin querer una conspiraci車n a nivel nacional.
Max no hab赤a seguido ning迆n mantra secreto, pero tampoco ninguna regla. Actuaba sin mapa de carretera. La noche en que nos conocimos nos dej車 claro que en su negocio las cosas no iban de lo listo o bueno que fueras. Se trataba de caos y suerte. ?l s車lo intentaba resistir, resistir furiosamente, tanto y tan duro como le permit赤an los analg谷sicos que iba tomando a cada rato. Porque a diferencia de lo que pasa con otros (anti)h谷roes de videojuego, su vida no se regeneraba m芍gicamente. No ten赤a botiquines de aplicaci車n inmediata que hicieran desaparecer las heridas. Cuando aparec赤a, su dolor estaba ah赤 para quedarse. No se ocultaba, no era tab迆. Max tiraba de pastillas (que actuaban poco a poco) y lo aplazaba hasta el momento en que fuera m芍s grande que el dolor que ya sent赤a por dentro debido a la p谷rdida de su familia. Y al ser 谷ste insuperable, eso quiere decir que lo pospon赤a hasta que alguien le metiera un tiro entre ceja y ceja.
Por suerte, nadie lo hab赤a logrado. Max se hab赤a defendido como un gato panza arriba y se hab赤a abierto paso por los rincones m芍s oscuros de la ciudad. Estaciones de metro abandonadas. Hoteles regentados por asesinos con sonrisa de tibur車n. Prost赤bulos en los que chulos sudorosos escuchaban por auriculares a sus furcias, quienes hablaban de modo grosero y fing赤an orgasmos por las aut谷nticas arterias de Nueva York: las redes clandestinas de party lines. Discotecas g車ticas donde sonaba m迆sica tecno, se hac赤an referencias a la mitol車gia n車rdica y se practicaban ritos sat芍nicos entre bastidores. Restaurantes italianos que volaban por los aires nada m芍s poner un pie en ellos. Rascacielos tan protegidos como una fortaleza de ciencia ficci車n. Barcos de acento ruso que atracaban en silencio en los muelles de Brooklyn, a rebosar de mercanc赤as ilegales. Garajes y almacenes tan en las afueras que nadie pod赤a o赤r los gritos que sal赤an de ellos con motivo de las palizas que se propinaban dentro. Residencias privadas en las que se mezclaban recuerdos y realidad, con pasillos que se alargaban hasta el infinito, llantos de beb谷 de fondo, latidos, venas rojas sobre las que caminar y torbellinos de sangre verde en el suelo. Laboratorios secretos elegantes y sin alma, todo cristal y acero, repletos de sistemas de seguridad en forma de detectores de metales, tarjetas y c車digos de acceso. Vamos, el infierno en todas y cada una de sus formas.
Ninguno de esos lugares hab赤a estado vac赤o. Max hab赤a tenido que enfrentarse a decenas de tipos de tipos malos, algunos de ellos parecidos a los malos de los viejos tiempos, esos en los que hab赤a honor y moral, en los que exist赤a un c車digo que casi les convert赤a en buenos. Porque al fin y al cabo, entre los participantes de esa noche no hab赤a ning迆n santo. Se puede decir que Max tach車 casi tantos nombres como armas tuvo que utilizar. El jefe de la mafia, Angelo Punchinello. La Desert Eagle. El secuaz de Angelo, Jack Lupino. Aquel m赤tico rifle de francotirador sin nombre. El marinerito de Boris Dime. El Colt Commando. Los Hermanos Finito, poseedores del copyright de M芍ximo Pepino. Otro tipo de hermanas, un par de Beretta y Doble Ingram. Los que conviv赤an en la misma casa, el famoso tr赤o de Vince Mugnaio, Joe ※Inexpresivo§ Salem y Pilate Providence ※Big Brother§. El otro tr赤o que conviv赤a en nuestro cintur車n: escopetas de aire comprimido, de acci車n explosiva y recortadas. Frankie Niagara, don paliza boy. Un buen bate de b谷isbol y una tuber赤a de metal. Los mejores barman de Nueva York: Rico Muerte y Candy Dawn. Sus c車cteles estrella: granadas y molotov. Y por supuesto, Nicole Horne, esa bruja misteriosa con aspecto de pira?a y tacones como dagas. Y por supuesto, el lanzagranadas M79. Porque si algo le gustaba a Max, eso era una buena explosi車n.
Su recorrido hab赤a sido una persecuci車n a contrarreloj, pues la polic赤a le pisaba los talones y le echaba su aliento en el cogote. Las sirenas sonaban alrededor de Max como una mala conciencia que no se pod赤a sacudir. Sonaban con la desafinada armon赤a de un coro de man赤acos depresivos. Puede que se debiera a que la mafia lo hab赤a inculpado del asesinato de un compa?ero suyo, Alex Balder. O puede que se debiera a que el teniente Jim Bravura ten赤a envidia de ese tipo que ajusticiaba a sus malos, ignoraba la burocracia y se cre赤a en mitad de una peli de John Woo. Porque Max no s車lo se ve赤a como el protagonista de una novela de Dashiell Hammett, Ed McBain o Mickey Spillane, sino que adem芍s, el muy cre赤do se mov赤a como el actor principal de The Killer, o peor a迆n, Hard Boiled (Hervidero). Como si se tratara de Neo en Matrix, Payne era capaz de ralentizar el tiempo para esquivar las balas de sus enemigos. El llamado bullet time. El tiempo bala que a?os despu谷s salvar赤a a Rockstar de tener que inventar nuevas mec芍nicas jugables. Max entraba en las habitaciones lanz芍ndose al vac赤o, saltando hacia delante, rodando o tir芍ndose de espaldas contra el suelo a c芍mara lenta. Lo hac赤a a la vez que taladraba la cabeza de los mafiosos y mientras la munici車n de estos silbaba a su alrededor. Se enfrentaba a la Corporaci車n Aesir, y por dif赤cil de creer que resulte, 谷sta era a迆n m芍s grande y malvada que Microsoft. Pero a nuestro Chow Yun-Fat particular eso no le imped赤a tener sentido del espect芍culo y hacer de los tiroteos algo emocionante, cinematogr芍fico, 迆nico. Incluso les daba un toque estrat谷gico. El tiempo alrededor de Max iba a c芍mara lenta y 谷l y su coraz車n s車lo se aceleraban cuando entraba en escena Mona Sax. Y es que no pod赤a faltar la cl芍sica femme fatale con la que nuestro desdichado protagonista siempre comet赤a el mismo error: confiar en una chica con un arma.
Era un mundo de finales tr芍gicos, agridulces, donde reinaba el pesimismo, la corrupci車n y la violencia. S車lo faltaba un detective al borde la jubilaci車n y un filtro en blanco y negro. Las siete u ocho horas que pasamos al lado de Payne perduran en nuestra memoria por eso, por lo innovador de sus secuencias de acci車n y del tiempo bala, por la personalidad de Max y por aquella cautivadora ambientaci車n noir. Sin embargo, hubo mucho m芍s. Detalles. Peque?as an谷cdotas que quedaron en el olvido colectivo, pero que all芍 por 2001 hicieron de su historia algo variado, todav赤a m芍s original, divertido y cuidado hasta el extremo. En uno de los televisores con los que nos cruz芍bamos pod赤amos ver Twin Peaks. Cuando llamaban a los enemigos por el m車vil sonaba una de las melod赤as m芍s emblem芍ticas de Ennio Morricone, la de El bueno, el feo y el malo. En las localizaciones hab赤a decenas de habitaciones y pisos que estaba en nuestra mano explorar (o no). En ellos pod赤amos descubrir enemigos opcionales (esos yonquis precursores de los de Comdemned); coleccionables escondidos (las tiras c車micas de BaseballBat-Boy, una suerte de Vault Boy de Fallout, pero en el mundo real); y an谷cdotas y secretos hilarantes, como aquel bot車n de las camas del burdel que activaba la funci車n de vibraci車n, o esa prostituta que escond赤a tras un p車ster una c芍mara con la que grababa a sus clientes y despu谷s les chantajeaba. Noir York City ten赤a vida propia.
Muchos recuerdan lo sucedido como un continuo vaciado de cargadores, y con raz車n. Max Payne era una oda a la acci車n. A迆n as赤, no siempre se le reconoce que en su momento hizo tanto por los third person shooters como har赤an a?os despu谷s, por ejemplo, Resident Evil 4 o Gears of War. Y tampoco se suele recordar que su acci車n adoptaba muchas formas y no se limitaba a un eterno fuego cruzado. Era de lo m芍s variado. Ten赤a decenas de mec芍nicas breves que sal赤an una vez y no m芍s; propuestas en las que apenas se profundizaba, pero que eran tantas y ocurr赤an con tanta frecuencia que aportaban una continua dosis de az迆car al c車ctel final. Escolt芍bamos y proteg赤amos a terceras personas; tir芍bamos de sigilo en zonas en las que nos hab赤an arrebatado las armas; hac赤amos recorridos en vagoneta; esquiv芍bamos montacargas gigantes que nos persegu赤an con la intenci車n de atropellarnos; resolv赤amos puzles que nos obligaban a trabajar en los muelles moviendo y ordenando contenedores de carga; afront芍bamos huidas a contrarreloj de edificios en llamas, a veces perseguidos por helic車pteros (como ese nivel final que parec赤a un homenaje a la fase inicial de Perfect Dark); salt芍bamos sobre rocas situadas encima de lava, o contra los cristales de las ventanas, o encima de un tren en marcha, a lo Cloud Strife; nos pon赤amos de los nervios con los divertidos y anticlim芍ticos ascensores con m迆sica chill (sin nada que envidiar a los de Mirror's Edge y Mass Effect), etc谷tera, etc谷tera. Hab赤a escenarios con peligrosas bombonas de ox赤geno en cada esquina y otros con l芍seres que activaban minas explosivas. Puertas de cristal para las que hab赤a que encontrar un c車digo, o puertas de acero con un cerrojo por mirilla ante las que deb赤amos recitar una contrase?a (relacionada siempre, c車mo no, con John Woo). Cocinas llenas de ratas que contaban con varios pisos y un montacargas por el que lanzar granadas de uno a otro. Se cuidaban hasta las m芍quinas de refrescos de las lavander赤as, las cu芍les se pod赤an romper, provocando que cayeran latas de Pepsi al suelo (que tambi谷n se pod赤an romper para ver c車mo sonaba el gas y c車mo se volcaba el l赤quido de dentro). En definitiva, mucho m芍s que un simple y alargado tiroteo por las calles de la ciudad.
Entre los manierismos de Max Payne estaban el acabar con el 迆ltimo enemigo de cada sala a trav谷s de una c芍mara de muerte, como si fuera el final de una partida multijugador de Call of Duty. O esa vista subjetiva que segu赤a los disparos de nuestro francotirador en su camino hacia los cr芍neos enemigos (ni Sniper: Ghost Warrior). Por no hablar de sus modos dificultad. Desde el que se llamaba como una pel赤cula de John Woo (Bien duro / Hard Boiled) hasta el que limitaba las veces que pod赤amos guardar la partida. Abr赤as una puerta sin estar atento y: primera sorpresa, un escopetazo a bocajarro en el pecho; segunda, toca empezar el nivel desde el punto de control que grabaste hace dos horas. Para retorcer el tema a迆n m芍s que las pesadillas de Max, ah赤 estaba el modo ※Minuto en Nueva York§, que nos daba 59 segundos para pasarnos cada fase (ganando tiempo con cada baja enemiga, como el modo Mercenarios de Resident Evil). La aventura de Max era tan particular que hasta ten赤a su propio modo de encarar las cr赤ticas que ella misma ya anticipaba por su ※escasa§ duraci車n. ?C車mo? Con finales ocultos y, a迆n mejor, compartiendo dos programas para crear mods de manera oficial: MaxEx y ParticleFX. Pon赤an a disposici車n de cualquiera varias de las herramientas usadas por los propios desarrolladores. Para que la comunidad realizara sus creaciones sin dificultad y alargara a迆n m芍s su vida 迆til. Ese era el sonoro disparo final de Max Payne. Un signo de exclamaci車n a todo lo que le le encumbr車. Tras 谷l, Max quitaba el dedo del gatillo y ca赤a el tel車n.
Dos militares olvidados por sus jefes est芍n vigilado una puerta por la que se espera que entre Max. Entonces uno de ellos, cansado de apuntar en silencio, le pregunta al otro: ※?Tienes alg迆n nombre para tu arma?§. ※Diablos, no. ?Lo tienes t迆?§, responde su compa?ero. ※Bueno, s赤, algo as赤§, dice el primero. ※Oig芍moslo§. El novato que hab赤a empezado la conversaci車n se pone un poco nervioso, pero confiesa. ※Bueno... yo la llamo Dick Justice§. Esta conversaci車n ten赤a lugar en el tramo final del juego y siempre nos ha hecho gracia pensar en ella como el origen de Max Payne. Por un lado, por el parecido de Dick Justice con Dark Justice, uno de los nombres que se valoraron en un principio para la aventura (otro fue Max Heat, y ambos, tanto Dick/Dark Justice como Max Heat, se convirtieron en easter eggs de la secuela, Max Payne 2, apareciendo en su universo como una serie de serie de televisi車n y una pel赤cula porno, respectivamente). Y por otro lado porque en Remedy debi車 ocurrir algo parecido en su d赤a. Unas cuantas personas olvidadas por sus jefes, por la industria del videojuego (puede que por su humilde origen finland谷s), se debieron cansar de vigilar su puerta, o lo que es lo mismo, de hacer su trabajo de por entonces, el cu芍l consist赤a, all芍 por 1995, en dise?ar demos para medir la potencia de las nuevas tarjetas gr芍ficas y el rendimiento de los ordenadores. Deb赤an so?ar con algo m芍s, como el soldado con su arma, y tambi谷n debieron empezar poniendo a sus ambiciones un nombre del que terminar赤an renegando (Future Crew). Pero claro, a este grupo de personas no les tirote車 un polic赤a cabreado minutos despu谷s. As赤 que pudieron cambiar su nombre de Future Crew a Remedy Entertainment, dejaron de hacer demos para ponerse con t赤tulos como Death Rally (1996) y con el tiempo nos permitir赤an conocer al propio Payne.
El resto de la historia sobre c車mo fue su desarrollo es eso, historia, y no hay mejor lugar para repasarla que en el Regreso al Pasado que le dedicamos en su momento, donde tambi谷n habl芍bamos de sus secuelas y de la-pel赤cula-que-no-debe-ser-nombrada. Que si tuvo a Duke Nukem y Tomb Raider de referentes. Que si hubo baches econ車micos que alargaron el desarrollo durante cinco a?os (1996 - 2001). Los acuerdos con 3D Realms y Rockstar, entre otros, en busca de ayuda. Aquellos dos fruct赤feros viajes a Nueva York para inspirarse. Los nuevos problemas de solvencia que les llevaron a no grabar cinem芍ticas y en su lugar utilizar instant芍neas de aspecto c車mic en las que el propio equipo encarnaba a los personajes (con Sam Lake, el guionista, dando rostro a Payne). Las an谷cdotas de dicho reportaje son muchas y se combinan a la perfecci車n con un segundo art赤culo, El pol赤cia atormentado, en el que de nuevo reflexion芍bamos sobre Max Payne, su legado para el g谷nero de acci車n y su conexi車n con la entrega final, el hijo bastardo y brillante de Max Payne 3. Recomend芍ndoos su lectura, nosotros terminamos aqu赤 este humilde homenaje a Max Payne en su 20 aniversario. Lo hacemos con la esperanza de haberos recordado y transportado, aunque sea brevemente, a ese universo de novela negra cuya influencia a迆n perdura y cuya condici車n de videojuego de culto le llev車 a grabarse para siempre en nuestras retinas. Felicidades, Max.
- Acci車n
