Varios fueron los hechos por los que los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨¦xico son unos de los m¨¢s recordados de la historia. Primero, la pol¨ªtica internacional estaba muy agitada, la URSS acababa de invadir Checoslovaquia dos meses antes del inicio, el 12 de octubre; continuaba habiendo problemas derivados de la revuelta estudiantil que hubo en mayo en Par¨ªs; en abril fue asesinado Martin Luther King y Robert Kennedy, en junio. Y lo m¨¢s importante, en M¨¦xico, diez d¨ªas antes de los Juegos, hubo numerosos muertos y heridos en un enfrentamiento entre polic¨ªas y estudiantes, que a punto estuvieron de suspender las pruebas.

En segundo lugar, el racismo de Estados Unidos tambi¨¦n estuvo presente, ya que al sonar el himno, en el podio de los 200 metros, los norteamericanos Tommy Smith y John Carlos, descalzos, como s¨ªmbolo de la pobreza de los negros, bajaron la cabeza y alzaron los pu?os cerrados, con un guante negro, como s¨ªmbolo del Black Power, un movimiento que surgi¨® en los a?os 60 contra la segregaci¨®n racial. Los tres deportista del podio, incluido el australiano Normal, llevaban una pegatina del Movimiento Ol¨ªmpico por los Derechos Humanos. "No representamos a los Estados Unidos, sino al pueblo negro de los Estados Unidos", dijeron. Esta acci¨®n les trajo consecuencias negativas, ya que ambos fueron expulsados del equipo nacional y sufrieron represalias a su vuelta.

En cuanto a lo meramente deportivo, por un lado, el estadounidense Dick Fosbury invent¨® una nueva t¨¦cnica de salto de altura, pas¨® del rodillo ventral que utilizaban todos a saltar hacia atr¨¢s. Mientras que por otro lado, se consiguieron unos de los mejores resultados de la historia, con 257 plusmarcas ol¨ªmpicas, de las que 17 fueron mundiales; en gran parte debido a la baja densidad de la atm¨®sfera al ser una ciudad situada a 2.000 metros de altura. Jim Hines, por ejemplo, fue el primer atleta que consigui¨® correr 100 metros en menos de 10 segundos, en 9,95. Pero los 2.300 metros sobre el nivel del mar perjudicaron a las carreras largas, la nataci¨®n y el ciclismo.

De todas formas, Bob Beamon se hizo el rey de los Juegos llegar a los 8,90 metros en salto de longitud y batir el r¨¦cord por 55 cent¨ªmetros. Nadie pudo superarle hasta 1991 (Mike Powell en los Mundiales de Tokio). Ni siquiera ¨¦l, en el resto de su carrera, se acerc¨® jam¨¢s a esa marca. Por su parte, Al Oerter lanz¨® su disco a 64,78 metros y Mark Spitz empez¨® a destacar con cuatro medallas, aunque sus mejores juegos ser¨ªan los de M¨²nich 72.

Del escondite al podio. La gimnasta checa Vera Caslavska, sali¨® de su escondite, donde estuvo cerca de un mes, debido a la invasi¨®n sovi¨¦tica de Checoslovaquia, y gan¨® cuatro medallas de oro y dos de plata. Tambi¨¦n obtuvo el apodo de la novia de M¨¦xico, ya que los jueces, a pesar de los abucheos del p¨²blico, aumentaron su nota en las barras asim¨¦tricas, para que se alzase en lo m¨¢s alto del podio.

La llama ol¨ªmpica, que viaj¨® de Olimpia a M¨¦xico, pas¨® por primera vez por Espa?a, de Barcelona a Palos de la Frontera (Huelva), pasando por Madrid, pero no le dio buena suerte a los deportistas espa?oles, quienes no tuvieron una gran actuaci¨®n en las competiciones oficiales, aunque s¨ª en los deportes de exhibici¨®n, con tres medallas en tenis. Santana se hizo con el oro y Orantes fue plata en individuales. El primero tambi¨¦n sali¨® victorioso en el partido de dobles, junto con Jos¨¦ Luis Arilla.

Estrellas

Medallero