No s¨¦ qu¨¦ es el ADN blanco. Tampoco el se?or¨ªo. Solo tengo claro que en el Real Madrid, como en las pel¨ªculas de otro conocido esp¨ªa, nunca nada es suficiente.
Cuando ya todo estaba perdido, con Kroos ca¨ªdo en combate y Nacho acalambrado, apareci¨® una vez m¨¢s el exterior de Modric. Ese pie de bailar¨ªn.
Cuando por fin te haces la ilusi¨®n de comprender algo, el f¨²tbol se encarga de mostrarse esquivo e inasible como los grandes misterios de la vida.
Lejos de oxidarse, Benzema ha ido mejorando con el tiempo. Ha pasado de gato a viejo zorro.
Vinicius entiende la dedicaci¨®n que implica. Sonr¨ªe, se besa el escudo y consigue hacer que todo parezca f¨¢cil.
Marco Asensio es demasiado bueno como para pasar tan desapercibido. Le toc¨® la ingrata tarea de suplir la baja de Benzema en punta de ataque. Jovic, el te¨®rico suplente, se qued¨® fuera.
No entiende de peligros, solo de llamadas a la acci¨®n. Cuando a los dem¨¢s el bal¨®n les quema, Mendy la quiere.
Militaro ha ido despejando todas las dudas como si fueran centros al ¨¢rea en Anfield. Y ya nadie piensa en Militao. Que a veces es el mejor elogio que se puede decir de un central.
El Madrid es Indiana Jones con el rev¨®lver: dos disparos y a otra cosa.
Se agradece un relato que te ense?e que a veces las cosas en la vida, por mucho que las intentes, simplemente no salen. Aunque seas Cristiano.
El ¨¦xito del mejor Bar?a se ciment¨® en jugadores que supieron ser la argamasa que permit¨ªa unir a canteranos talentosos con los jugadores m¨¢s decisivos del momento.
Al Camp Nou hay que ir siempre con respeto, prudencia y, por qu¨¦ no decirlo, con un poco de miedo. Con la sensaci¨®n de que el peligro acecha ...
Estos torneos de selecciones que nos inventamos a veces salen divertidos. Los jugadores se muestran sobre el campo atrevidos y liberados.
Ancelotti se echa al gaznate los chicles de siete en siete porque sacarse una petaca de la chaqueta en mitad del estadio y dar un trago ...
Hay futbolistas cuyo fichaje es casi m¨¢s emocionante que luego su propio paso por el club.
En el patio del manicomio, Vini es el rey de la pista. Su estilo de juego, tan imprevisible como an¨¢rquico, se ve beneficiado en estos partidos alocados de perro sin collar.
Dicen que Messi se va. Habr¨¢ que verlo. Los mejores jugadores siempre vuelven desde donde nadie regres¨®.
Encontrar un defensa central de garant¨ªas es como dar con un unicornio. El propio Madrid sufri¨® en sus carnes esa traves¨ªa por el desierto durante a?os con un sinf¨ªn de experimentos fallidos hasta la llegada de los Ramos, Pepe y Varane.
Pedri todav¨ªa juega con esa insolencia y naturalidad del que no tiene mayor aspiraci¨®n en la vida que divertirse.
Admito que me cautiva su car¨¢cter herm¨¦tico y tan poco dado al histrionismo. Esa sobriedad salpicada de dedicaci¨®n y tranquilidad en todo lo que hace.
El Madrid necesita comenzar una nueva etapa. No volver la hoja del calendario hasta Lisboa. Y Carletto es un poco eso: cambiar todo para que nada cambie.
Solo queda esperar un milagro pucelano, que Zidane se quede, criogenizar a Modric y fichar a Mbapp¨¦. Pero sin prisas.
Hazard es un romanoff: anda por las calles de otra ciudad como un pr¨ªncipe destronado.
Valverde es vieja escuela. Es no alzar la voz, es dejar que tu trabajo hable por ti, es no arrugarse. Es que no nos importe el nombre de su representante...
No basta con apilar el talento. Hay que saber gestionarlo. Es un ejercicio de diplomacia y de pasamaner¨ªa de egos.
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