Los chicles de Ancelotti
Ancelotti se echa al gaznate los chicles de siete en siete porque sacarse una petaca de la chaqueta en mitad del estadio y dar un trago largo queda menos est¨¦tico. Nada le sal¨ªa a su equipo durante la primera parte y ¨¦l se agarraba a sus chicles con la amarga desesperanza con la que Betty Draper se abalanzaba sobre sus Lucky Strike cada vez que se sent¨ªa miserable. El Madrid mostraba cierto atrevimiento en ataque, pero atr¨¢s parec¨ªa el cuarto de un adolescente.
En la segunda parte el equipo consigui¨® darle la vuelta. Un acierto de Ancelotti su apuesta por Rodrygo y Camavinga, a priori sus gacelas m¨¢s d¨¦biles frente a otras vacas sagradas y pesados pesados del vestuario y la competici¨®n, como pueden ser Isco o Hazard. Da que pensar que en un partido as¨ª, un duelo de Champions entre dos colosos, con las espadas en alto y pidiendo algo de desequilibrio a gritos, el belga no tuviera ni un minuto. Carletto fue coherente y valiente con su lectura del partido. A Vinicius se le segu¨ªa viendo suelto e inspirado, lo cual son excelentes noticias, porque nos ten¨ªa acostumbrados a alternar partidos esperanzadores con inquietantes espantadas. No muestra, desde luego, la sensaci¨®n de estar jugando con piedras en los bolsillos, tal y como ocurri¨® durante alg¨²n tramo de la pasada temporada. Ligero, veloz, midiendo muy bien sus carreras y trayendo de cabeza a un Inter campe¨®n pero desmantelado, sin Conte, sin Lukaku, sin Achraf, sin su escudo, sin Pirelli y sin sus rayas azules y negras. Aunque se haya reforzado de manera inteligente, da la impresi¨®n de que hubieran entrado a asaltar el palacio del zar, llev¨¢ndose todas las joyas y hasta la cuberter¨ªa.
Muchos titulares y focos se los llevar¨¢n, y con merecimiento, Camavinga y Rodrygo por su irrupci¨®n en el juego. Pero los que mantuvieron al equipo a flote cuando peor pintaba para el Madrid fueron Valverde y, sobre todo, un Courtois inmenso. Los dos aportaron la seguridad que todav¨ªa no ofrece Casemiro en este inicio de temporada, exhausto entre vuelos, partidos internacionales y una clara falta de sustituto arrastrada durante a?os. Fue una victoria tan importante como sufrida. Una vez le¨ª que, debido al sorbitol, los chicles tienen un efecto laxante si se consumen en grandes dosis. Me tiene francamente preocupado el bueno de Carletto.