Shadow of Memories
Shadow of Memories - Cap¨ªtulo 4: El Jarr¨®n
Al comenzar el juego eres asesinado en la plaza de un pueblo por un desconocido. Sin posibilidad de defenderte y sin saber los motivos de tu asesino. Al despertar de lo que parece un sue?o nos encontraremos en el m¨¢s all¨¢; una sala a la que deberemos acostumbrarnos ya que volveremos a ella cada vez que muramos, que ser¨¢ m¨¢s veces de lo deseado; y donde se nos concede la oportunidad de alterar el fatal destino.
Una llamada a nuestro m¨®vil nos recuerda una visita pendiente al museo Brum. De camino hacia el museo la misteriosa ca¨ªda de un extra?o jarr¨®n sobre nuestra cabeza causa la muerte de Eike, nuestro personaje. Volvemos a la sala y se nos da la oportunidad de cambiar nuestro destino.
Tras echar una miradita al mapa para orientarnos, nos dirigimos al museo. Entramos en el edificio y debemos encontrar al se?or Eckart. Un agradable paseo por las salas del museo nos conducir¨¢ a su oficina situada en la planta de arriba. Rodeado de sus gatos charlamos con ¨¦l y nos dar¨¢ un libro; bueno, en realidad s¨®lo es prestado, ya nos avisa que nos llamar¨¢ de nuevo para ped¨ªrnoslo; adem¨¢s nos preguntar¨¢ si queremos un gato.
Si no miramos los cuadros de las salas superiores, no podremos bajar las escaleras. As¨ª que vamos de visita. Cuando hayamos visto los cuadros nos invadir¨¢ la sensaci¨®n de estar viviendo en un c¨ªrculo cerrado donde todo tiene relaci¨®n con todo. Una vez abajo nos encontraremos a Homunculus, la voz que o¨ªamos en la sala y que ahora podemos ver por primera vez en carne y hueso.
Sin quererlo seremos transportados a principios de los a?os ochenta y descubriremos que nos han quitado todas las unidades de energ¨ªa del digipad por lo que est¨¢ fuera de servicio hasta que localicemos unidades de energ¨ªa para hacerlo funcionar.
Tambi¨¦n veremos como el se?or Eckart, bastante m¨¢s joven, est¨¢ feliz porque su mujer ha tenido una ni?a. Tras conseguir una unidad de energ¨ªa para el digipad regresamos a la ¨¦poca actual. Volvemos al despacho de Eckart y le preguntamos acerca de su hija y esposa. Eckart se sobresalta y rompe un jarr¨®n que, ?oh casualidad!, es el mismo que caer¨¢ misteriosamente sobre nuestra cabeza caus¨¢ndonos la muerte.