Shadow of Memories
Shadow of Memories - Cap¨ªtulo 2: El Incendio
Al comenzar el juego eres asesinado en la plaza de un pueblo por un desconocido. Sin posibilidad de defenderte y sin saber los motivos de tu asesino. Al despertar de lo que parece un sue?o nos encontraremos en el m¨¢s all¨¢; una sala a la que deberemos acostumbrarnos ya que volveremos a ella cada vez que muramos, que ser¨¢ m¨¢s veces de lo deseado; y donde se nos concede la oportunidad de alterar el fatal destino.
Este episodio comienza con un incendio en la casa que en el mapa aparece con el nombre de bar Zum Ei. Nos dirigimos hacia la gente que hay cerca de la casa en llamas para ver si podemos ayudar o solo para 'cotillear'. All¨ª un ni?o llorando nos pedir¨¢ que entremos y rescatemos a su abuelo. Nos encontramos ahora ante una disyuntiva del juego que puede modificar el futuro, dependiendo de nuestras acciones.
Opci¨®n A: Vamos a escoger NO entrar a salvar al anciano. Si volvemos a la plaza, podremos admirar la actuaci¨®n del malabarista. Al acercarnos a ¨¦l, se le caer¨¢n las bolas y nos lanzar¨¢ una especie de huevo que, con la habilidad que nos caracteriza, cogemos sin que se caiga al suelo. Lo abrimos y leemos un misterioso mensaje dirigido a nuestro personaje. Con el huevo en nuestro poder regresaremos a la casa del incendio, para volver a hablar con el ni?o y escoger la:
Opci¨®n B: De nuevo nos encontramos con el ni?o llorando, pero ahora SI aceptamos entrar a la casa. All¨ª, sin opci¨®n alguna moriremos abrasados por las llamas. Aparecemos en la sala donde se nos dan unos consejos y se nos da la opci¨®n de volver al pasado, concretamente antes de que el fuego devore el edificio y a nosotros con ¨¦l.
Usaremos el digipad para ir atr¨¢s en el tiempo. S¨®lo el tiempo justo en que no haya comenzado el incendio todav¨ªa. Nada m¨¢s aparecer en el pasado corremos hacia la casa que ahora no arde. Una vez lleguemos all¨ª, y al no poder entrar daremos una vuelta alrededor de ella y as¨ª impediremos que alguien eche un papel ardiendo junto a unos toneles. Con esto habremos evitado que el bar, y nosotros, acabemos hechos un mont¨®n de cenizas.