La educaci¨®n no es f¨¢cil, ni para ni?os ni para profesores. Hay que ser muy creativo, tener paciencia, imaginaci¨®n y saber conectar con m¨¢s peque?os (3 a?os) hasta los mayores en la d¨ªficil etapa de la preadolescencia (12 a?os)

Es por eso que proyectos como el que el idearon en el CEIP Santa Cecilia llaman tanto la atenci¨®n. En el curso pasado se decidi¨® apostar por una experiencia diferente, y Alba Mato fue la coordinadora de un plan de mejora de la calidad educativa titulado ¡°Escuela de Magia¡± que fue sido reconocido como una de las mejores experiencias de calidad en la comunidad de Castilla y Le¨®n. ?Magia? Tal vez, pero tambi¨¦n pasi¨®n por la ense?anza.

?C¨®mo surge el proyecto?

El punto de inflexi¨®n en el que el proyecto empieza a tomar forma en mi cabeza es cuando conozco a Mar Romera en una ponencia en Valladolid. Su idea de crear una escuela de magia al m¨¢s puro estilo de Hogwarts cal¨® muy hondo dentro de m¨ª, una escuela a la que realmente los ni?os quieran ir y en la que aprender sea un placer. As¨ª que decid¨ª llevarlo a la pr¨¢ctica, se lo plante¨¦ a mi anterior directora, que secund¨® la idea en el mismo momento de hacerlo y que trasladamos al resto del claustro cuyo resultado fue una mayor¨ªa de s¨ª.

?Qu¨¦ aprendieron los ni?os?

El alumnado se implic¨® de lleno desde el primer momento, ?cada d¨ªa entraban por la puerta de una escuela de magia! Eventos como completar su pasaporte que les condujo a la deseada ¡°noche m¨¢gica¡± tuvieron un impacto en su acercamiento a la lectura; el sentimiento de tribu se trabaj¨® a partir del dise?o de sus propios escudos, trajes y varitas de mago, nombres de sus casas de magia, lema y el dise?o de su propia moneda; los ¡°?por qu¨¦, profe?¡± aumentaron, ofreciendo alternativas para que ellos mismos encontrasen las respuestas a sus preguntas y la curiosidad se hizo un hueco en la escuela en forma de cajas cerradas, retos y actividades inesperadas que resolver.

?Qu¨¦ aprendieron los profes?

Llevar a cabo este plan nos sirvi¨® para comprender que debemos de ense?ar desde el cerebro de nuestros alumnos y no desde el nuestro propio, haci¨¦ndoles a ellos protagonistas del proceso, escuch¨¢ndolos y averiguando cu¨¢les son sus talentos para poder potenciarlos y cu¨¢les sus debilidades para poder fortalecerlas, que el cerebro necesita emocionarse para poder aprender, pues solamente se aprende aquello que emociona.

Unimos fuerzas para que nuestros alumnos tuvieran ganas de entrar por la puerta de clase cada d¨ªa, creyendo en sus capacidades y siendo consciente de que no educamos n¨²meros sino personas concretas con intereses concretos y que todos y cada uno de ellos tienen el mismo derecho a desarrollarse de forma ¨ªntegra.

?Qu¨¦ te sorprendi¨® m¨¢s?

Actualmente es muy com¨²n hablar de inteligencia emocional y personalmente utilizo t¨¦cnicas en mi aula en el d¨ªa a d¨ªa pero, lo que realmente comprend¨ª llevando a cabo este proyecto a la pr¨¢ctica es que la inteligencia emocional se ense?a emocionando, empezando por uno mismo.