La situaci¨®n generada por el nuevo coronavirus, denominado t¨¦cnicamente SARS-Cov-2, ha provocado que nos adentremos en un escenario totalmente desconocido que ha hecho saltar por los aires nuestra rutina a todos los niveles y est¨¢ haciendo aflorar sentimientos y sensacioines angustiosas como el miedo.

El problema es que, adem¨¢s de suponer un obst¨¢culo para nuestra salud mental, el miedo tambi¨¦n provoca que comamos m¨¢s y peor. ¡°El confinamiento exige un sacrificio extra: comer menos. Pero el miedo tambi¨¦n engorda", explica Clotilde V¨¢zquez jefa del Servicio de Endrocinolog¨ªa y Nutrici¨®n de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz de Madrid en declaraciones recogidas por EFE.

De este modo, la situaci¨®n hace que disminuamos la actividad f¨ªsica y asaltemos la nevera con m¨¢s frecuencia, pero tambi¨¦n la ansiedad, el miedo y el estr¨¦s producido por lo desconocido hace que nuestro cuerpo reaccione.

¡°Que nadie se extra?e si tiene m¨¢s hambre. El miedo hace almacenar grasa. Este estr¨¦s emocional, este estado de inquietud generado por el coronavirus moviliza una complejidad de hormonas y neurotransmisores que nos hace almacenar m¨¢s energ¨ªa, tener reservas¡±, a?ade la tambi¨¦n investigadora del Centro de Investigaci¨®n Biom¨¦dica en Red de Obesidad y Nutrici¨®n (CIBEROBN).

Adem¨¢s, la puesta en marcha de un mecanismo ancestral en el ser humano que hace millones de a?os les preparaba para ¨¦pocas en las que hab¨ªa menos alimentos, ahora se activa ante una situaci¨®n que rompe la rutina habitual y nos provoca ansiedad. Y tomar peores decisiones.

¡°Hace que comamos m¨¢s y que escojamos productos m¨¢s cal¨®ricos como chocolate, embutido, queso...Pero tenemos que combatirlo con otros alimentos saciantes y con menos calor¨ªas, como frutas y verduras, que nos aportan vitaminas, minerales y agua¡±, a?ade la experta, que pide a aquellas personas con diabetes, hipertensi¨®n u obesidad que extremen la precauci¨®n.

De igual forma, hay que tener en cuenta el equilibrio cal¨®rico. Si no gastamos tanta energ¨ªa tampoco debemos seguir consumiendo las mismas calor¨ªas que en el d¨ªa a d¨ªa habitual. Hay que reducir las raciones. ¡°Un adulto que apenas se mueva no debe pasar, seg¨²n la edad, de 1.300-1.700 calor¨ªas que ascender¨ªan a 2.000 en una jornada de actividad normal¡±, indica Clotilde V¨¢quez, quien recomienda controlar la situaci¨®n a trav¨¦s de unas pautas.