Determinados personajes de la vida p¨²blica deber¨ªan ser conscientes de que, parafraseando al genio Stan Lee, tener un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y tal es el caso de Donald Trump (73), presidente de EEUU, que parece no estar muy de acuerdo con esa afirmaci¨®n y puede consider¨¢rsele ejemplo de muy pocas cosas.

Y es que, una nueva investigaci¨®n de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos) confirma que las noticias sobre la dieta de Trump fomentan el consumo de comida r¨¢pida entre la poblaci¨®n. Para llegar a esa conclusi¨®n, Jessica Myrick, principal autora de la investigaci¨®n, publicada en la revista ¡®Appetite¡¯, encuest¨® a m¨¢s de 1.000 estadounidenses en una encuesta representativa a nivel nacional.

Y los resultados de la misma, que tuvo en cuenta las actitudes de los encuestados hacia la comida r¨¢pida, su aceptabilidad y las probabilidades de que pidieran comida r¨¢pida en un futuro cercano, indican que leer noticias sobre la dieta de Trump era un predictor m¨¢s fuerte de las intenciones de comer comida r¨¢pida que cualquier factor demogr¨¢fico, como el nivel educativo, la raza, la edad, el sexo o los ingresos.

A estas alturas, no es ning¨²n secreto que el presidente estadounidense es un apasionado de la comida r¨¢pida, en especial de las hamburguesas, a pesar de que los ¨²ltimos ex¨¢menes m¨¦dicos a los que se ha sometido, independeintmente de que se resuman con el manido ¡°goza de un excelente estado de salud¡±, arrojan que en realidad Trump es una persona obesa con problemas de colesterol.

Trump: obesidad y colesterol

El ¨²ltimo informe m¨¦dico situaba su peso en 110 kilogramos y confirmaba que Trump tomaba rosuvastatina, un f¨¢rmaco para reducir los niveles del denominado colesterol ¡®malo¡¯ (LDL). En su caso, dichos niveles alcanzaban los 122 miligramos por decilitro (mg/dL), mientras que el considerado saludable para los hombres adultos no debe sobrepasar los 100 mg/dL. Aunque cuando se incluye tambi¨¦n el par¨¢metro del colesterol ¡®bueno¡¯ (HDL) el nivel general es de 196 mg/dL, que no supera por poco el l¨ªmite de riesgo situado en 200 mg/dL.

As¨ª pues, las noticias sobre la afici¨®n a la comida r¨¢pida del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y algunas im¨¢genes y situaciones parad¨®jicas, como cuando recibi¨® a los campeones universitarios de f¨²tbol americano con un ¨¢gape de comida r¨¢pida, no hacen sino fomentar el consumo de la misma por una poblaci¨®n con unos ya de por s¨ª preocupantes ¨ªndices de obesidad.