Seg¨²n datos del Departamento de Asuntos Econ¨®micos y Sociales de las Naciones Unidas, aproximadamente el 60% de las emisiones de efecto invernadero con origen en la agricultura se pueden atribuir a la producci¨®n de alimentos origen animal lo que no hace sino confirmar la realidad de que es necesario intervenir sobre el sistema de producci¨®n mundial de alimentos para combatir el cambio clim¨¢tico.

Para muchos, la situaci¨®n id¨®nea es basar la dieta en el consumo de alimentos de origen vegetal pero no es menos cierto que se trata de un objetivo poco realista si tenemos en cuenta el peso que los productos de origen animal tienen en la alimentaci¨®n mundial. Por ello, quiz¨¢ lo m¨¢s l¨®gico sea dar peque?os pasos que ayuden a sumar y hagan m¨¢s sencilla la transici¨®n hacia una producci¨®n m¨¢s sostenible.

Un gesto sencillo, un gran cambio

Recientemente un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Tulane (EEUU) presentado en Nutrition 2019, la asamblea anual de la Asociaci¨®n Estadounidense para la Nutrici¨®n (AEN), apunta en esa direccion ya que aboga por sustituir el consumo de carnes rojas por el de pollo o pavo. De este modo, se lograr¨ªa reducir la emisi¨®n de gases causantes del calentamiento global a casi la mitad.

Seg¨²n los investigadores las comidas derivadas de productos animales contribuyen m¨¢s a las emisiones que los alimentos con productos vegetales y, seg¨²n el informe, las comidas que usan carne de animales rumiantes, como la carne vacuna y bovina, tiene impacto de carbono particularmente alto porque las ovejas y vacas tambi¨¦n liberan gas metano.

Y es que, los diez alimentos con mayor impacto en el medio ambiente se corresponden todos concortes de carne de res. "Nuestra trabajo demuestra que no tienes que renunciar a los productos animales para mejorar tu huella de carbono. Una sola sustituci¨®n de alimentos produjo cerca de una reducci¨®n del 50 por ciento de media en la huella de carbono de una persona", explica Diego Rose, director de nutrici¨®n en la Universidad Tulane, que tuvo en cuenta para llegar esta conclusi¨®n la informaci¨®n sobre m¨¢s de 16.000 personas que participaron entre 2005 y 2010 en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrici¨®n de EEUU.