La carta de Imbroda a los que luchan contra el c¨¢ncer
Javier Imbroda, entrenador de baloncesto, ha enviado una carta abierta donde explica c¨®mo ha vivido el c¨¢ncer de pr¨®stata que le detectaron en 2016 y c¨®mo sigue luchando contra la enfermedad.
La visibilidad es una de las herramientas m¨¢s efectivas para que algunas enfermedades se normalicen, se luche contra ellas, se recauden fondos, se investigue¡ y nos sirva de ejemplo a los dem¨¢s. Es lo que ha hecho el ex entrenador de baloncesto Javier Imbroda, que ha enviado una carta a la Asociaci¨®n de Entrenadores de Baloncesto, donde explica c¨®mo vive y afronta el c¨¢ncer de pr¨®stata que le detectaron en 2016.
La carta, que se puede leer de manera ¨ªntegra al final del texto, nos deja claras varias ense?anzas y maneras de afrontar una enfermedad que mata. Imbroda no se ha rendido y nos explica c¨®mo gestiona este partido:
-¡°La enfermedad no te puede sentir d¨¦bil. El c¨¢ncer no entiende de pausas, va a por ti¡±. Afrontar con toda la entereza del mundo el c¨¢ncer le ha hecho aferrarse a la vida y luchar contra todo.
-¡°S¨¦ activo¡±. No s¨®lo a nivel f¨ªsico, sino tambi¨¦n mental. No quedarse en casa lament¨¢ndose es fundamental para que tanto la mente como el cuerpo se recuperen antes. Una mente activa, positiva, con objetivos, podr¨¢ afrontar la enfermedad con m¨¢s fuerza. Un cuerpo que se mueve, fuerte, con una lucha atroz entre c¨¦lulas buenas y malas har¨¢ que la batalla sea un poco m¨¢s igual.
-¡°No leas¡± todo lo que hay escrito sobre tu enfermedad, casos, situaciones de otros¡ nada te perjudicar¨¢ m¨¢s que eso.
-¡°Dedica tus energ¨ªas a curarte y a vivir¡±. ?Puede haber un mensaje vital mejor?
-¡°Luchar por la vida, no dudes de que es posible¡±, finaliza Imbroda. ?l est¨¢ ahora mismo en una batalla fundamental contra el c¨¢ncer, y nos anima a todos a que si estamos en una situaci¨®n parecida afrontemos la situaci¨®n con la mayor de las enterezas, no perdamos tiempo en situaciones que no llevan a ning¨²n sitio, disfrutemos y luchemos.
Todo un ejemplo de coraje y de superaci¨®n de una paciente que est¨¢ jugando su partido m¨¢s importante. Todo nuestro ¨¢nimo entrenador.
La carta ¨ªntegra de Javier Imbroda
"Hace algo m¨¢s de un a?o me diagnosticaron un c¨¢ncer de pr¨®stata. Al principio no lo parec¨ªa, y uno que jam¨¢s hab¨ªa visitado un hospital, no se lo cre¨ªa. Pruebas y m¨¢s pruebas diagn¨®sticas, convirtieron mi estado an¨ªmico en una especie de monta?a rusa emocional: ahora parece que no es tanto, ahora parece que s¨ª. Hasta que en la segunda biopsia, se confirm¨® lo peor. C¨¢ncer de pr¨®stata de grado 10, el m¨¢s agresivo y con met¨¢stasis en esa zona que no voy a detallar, para qu¨¦.
Con el diagn¨®stico comienza un calvario, sobre todo porque sientes que la muerte te viene a visitar y con intenci¨®n de quedarse. La vida y su final te recorre la cabeza multitud de veces. Desconoces qu¨¦ suceder¨¢. Te empiezan a hablar de supervivencia, de retrasar lo que parece inevitable, de nuevas t¨¦cnicas, tratamientos varios, nuevos f¨¢rmacos, escuchas y escuchas, y uno pasa autom¨¢ticamente a pertenecer al mundo de los indefensos pacientes, inconscientes del tiempo que les queda.
Un mont¨®n de pruebas diagn¨®sticas sin dar en la tecla al principio, dos biopsias, dos cirug¨ªas (una laparoscopia y otra cirug¨ªa abierta) de entre cuatro y cinco horas cada una batallando en el quir¨®fano. Postoperatorios dur¨ªsimos con grave infecci¨®n incluida, tratamientos de hormonoterapia, seis ciclos de quimioterapia, m¨¢s pruebas, m¨¢s an¨¢lisis, siempre con el pellizco de no saber si te est¨¢s curando, si todo lo sufrido tendr¨¢n los resultados deseados o no. Actualmente pasada la segunda revisi¨®n, todas las pruebas y an¨¢lisis salen normales. Desconozco como cualquiera qu¨¦ pasar¨¢ en el futuro, pero ahora sigo aqu¨ª.
Dicho esto, no quisiera con estas l¨ªneas reflejar solamente el abatimiento que inevitablemente sufres al saber qu¨¦ te pasa y qu¨¦ horizonte vas a tener, si es que vas a tener horizonte. Sino transmitir con un lenguaje cercano, c¨®mo afront¨¦ mi enfermedad y c¨®mo le hice frente (y a¨²n sigo). Expresar mi testimonio personal, por si puede ser de ayuda a qui¨¦nes como yo, lo sufrimos. Algunos m¨¦dicos y amigos me pidieron que lo hiciera porque pensaban podr¨ªa servir de ayuda, y eso hago modestamente, cuando me he visto con fuerzas para sentarme y expresarlo. Mi mujer me dec¨ªa que este era el partido que me faltaba por ganar, y en ello estoy.
Y esa esperanza, es la que quiero trasladar a todos esos enfermos como yo de c¨¢ncer, dici¨¦ndoles: Nunca te rindas.
Cada persona es un mundo a la hora de la afecci¨®n de la enfermedad y sus consecuencias. No todos los cuerpos responden de la misma manera, pero s¨ª mentalmente, podemos responder con la misma fuerza. Tenemos que luchar hasta el ¨²ltimo aliento porque se puede salir, aunque todo se vea oscuro. Se puede, ?c¨®mo no?
Aqu¨ª tienes algunas acciones de vida que me est¨¢n sirviendo para salir adelante:
La enfermedad no te puede sentir d¨¦bil. El c¨¢ncer no entiende de pausas, va a por ti. No he querido en ning¨²n momento, ni en los peores, cederle a la enfermedad, cuando le puse cara y ojos, ni un cent¨ªmetro de posibilidades. A las adversidades hay que mirarlas a la cara, una a una. No le he permitido ning¨²n atisbo de debilidad. Fue agresivo conmigo, pero yo tambi¨¦n lo fui con ¨¦l. Quer¨ªa hacerle ver que se hab¨ªa equivocado de cuerpo.
S¨¦ activo. Dentro de mis posibilidades, aquellas que te quedan, tras cirug¨ªas y tratamientos, incluso durante ellas, mantener mi ritmo de vida. Es evidente que f¨ªsicamente quedas maltrecho, pero el mensaje que le est¨¢s enviando al c¨¢ncer es: ???no me vas a postrar!!!, voy a seguir con mi vida. S¨ª, ya s¨¦, m¨¢s limitada, pero sigo activo mal que te pese.
No leas. Suele ocurrir que cuando tienes la enfermedad, empiezas a leer, escuchar multitud de casos y situaciones, testimonios, fallecimientos, todo relacionado con lo que tienes, cuando antes te pasaba de refil¨®n. No leas, no sientas la tentaci¨®n de querer entender qu¨¦ te est¨¢ sucediendo porque te sumergir¨¢s en un pozo, y no solucionar¨¢s nada. Hay personas aficionadas a querer saber m¨¢s que los m¨¦dicos, y eso es perder el tiempo. Dedica tus energ¨ªas a curarte y a vivir.
Habla con tus c¨¦lulas sanas. Como sabemos, el c¨¢ncer es como un ej¨¦rcito invasor. Un ej¨¦rcito formado por c¨¦lulas que se han cambiado de bando y se han unido al enemigo. No se conforma con atacar un territorio, sino que env¨ªa otros destacamentos a conquistar nuevas tierras. Esas c¨¦lulas malas, muy bien camufladas, intentan convencer a las sanas y ganarlas para la causa del invasor. Responde esa invasi¨®n con el poder de la mente. He tenido y sigo teniendo conversaciones con mis c¨¦lulas sanas, para que no se dejen convencer por las malas. Que no se f¨ªen, que est¨¢n al acecho. Que no se dejen convencer, que luchen por nosotros, que las identifiquen y vayan a por ellas, yo les ayudar¨¦. Nuestra vida est¨¢ en juego. En esas conversaciones, tambi¨¦n las prepar¨¦ para la quimio. Les expliqu¨¦ que la toxicidad que la quimio provoca, era necesaria para eliminar a esas c¨¦lulas malas, y que luchar¨ªamos para que el organismo se resintiera lo menos posible. Ten¨ªamos que entender su necesidad. Esta preparaci¨®n mental me ha permitido tolerarla muy bien. Y sigo conversando con ellas, no hay margen para la relajaci¨®n.
Haz ejercicio f¨ªsico, el que puedas. No renuncies a tu ocio, no he renunciado a mi ron y habano cuando ha encartado, a tu risa, a tu vida. Evita follones varios. No te instales en el lamento, no des pena. Adelante. Esto que vives, te da otra perspectiva de la vida. Nunca necesit¨¦ vivir ning¨²n drama para saber valorar la vida que tenemos. Con m¨¢s raz¨®n ahora. Estamos de paso. La vida es demasiada corta como para penarla y gastarla en menudencias. Echa una mano a los que tienes a tu alrededor dentro de tus posibilidades, y sobre todo, da gracias a la vida.
No quiero terminar estas l¨ªneas sin agradecerle a mi mujer sus desvelos por cuidarme, siempre cerca, sufriendo conmigo y compartiendo tantos duros momentos. Pero nunca dejamos de sonre¨ªr. Y junto a ella, nuestros hijos, hermanos, resto de familia, en especial mi sobrino, Dr. Romero Imbroda, mi m¨¦dico de cabecera, y amigos, entre ellos mi ¨¢ngel de la guarda, Dr. Miguel ?ngel Guzm¨¢n, una tabla de salvaci¨®n donde pude apoyarme. Al Dr. Machuca, ur¨®logo, mi cirujano y su equipo, y al Dr. Olmos, onc¨®logo y su equipo, por velar por mi salud.
Luchar por la vida, no dudes de que es posible.
Javier Imbroda".
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