Del sue?o al fracaso: Kobe, Pau y el bochorno de la 2012-13
Steve Nash llegaba a los Lakers el 4 de julio de 2012, poniendo la primera piedra de una plantilla de Play Station que so?¨® con el anillo pero acab¨® en fracaso.


Si hay una temporada que produce resquemor en el aficionado angelino, es la 2012-13. Las ha habido peores, sobre todo en un lustro marcado por los r¨¦cords negativos y la mayor crisis de resultados de la historia de la franquicia. Sin embargo, las expectativas generadas antes de ese curso, el ¨²ltimo en el que jugaron los playoffs hasta hoy (si finalmente se reanuda la NBA), provocaron que el fracaso fuera m¨¢s doloroso que muchos otros. Sobre todo, si tenemos en cuenta que el coste a pagar fue demasiado grande para los de p¨²rpura y oro, que vieron como Kobe Bryant se romp¨ªa el tend¨®n de Aquiles en la parte final de la temporada regular y era v¨ªctima de lo que a la postre ser¨ªa su final anticipado, por mucho que aguantara tres temporadas m¨¢s en las que disput¨® 6, 35 y 66 encuentros antes de poner fin a una de las carreras m¨¢s impresionantes que ha habido.
Siempre se recordar¨¢ esa campa?a por las proezas realizadas por el propio Bryant, que se reinvent¨® con 34 a?os, hizo cosas inimaginables y acab¨® cediendo al tiempo y a un f¨ªsico castigado tras 17 a?os en la Liga que adem¨¢s hab¨ªa sido llevado a la extenuaci¨®n, con el jugador disputando una media de 45,5 minutos en los ¨²ltimos siete encuentros, 48 en el ¨²ltimo, en el que no hab¨ªa descansado, al igual que en el ¨²ltimo ante los Warriors, donde cay¨® cuando sumaba casi 45 minutos de juego, de nuevo sin descansos. Una losa demasiado grande y que lleg¨® de manera obligada, con el escolta asumiendo lo inasumible y alcanzando cotas de juego insuperables, todo por el af¨¢n de llevar a los Lakers a playoffs y enderezar ligeramente una temporada que hab¨ªa empezado con muchas ilusiones pero ya era, a esas alturas, considerada un fracaso manifiesto.
El 4 de julio de 2012, hace hoy ocho a?os, se pon¨ªa la primera piedra en la formaci¨®n de un equipo de ensue?o. Steve Nash llegaba a los Lakers con 38 a?os y ganas de hacerse con un anillo siempre esquivo en su carrera y que pens¨® que podr¨ªa conseguir en Los ?ngeles. Tras toda una vida dedicada a los Suns, donde estuvo en dos etapas distintas con par¨®n intermedio en los Mavericks, nadie le reproch¨® el movimiento. Meses despu¨¦s, en agosto, se producir¨ªa el movimiento del a?o: Howard era enviado a los Lakers en un traspaso a cuatro bandas que tambi¨¦n involucr¨® a Philadelphia Sixers y Denver Nuggets. Los Lakers recib¨ªan, adem¨¢s de a Howard, a Earl Clark y Chris Duhon, los Magic a Josh McRoberts, Christian Eyenga y Devin Ebanks desde Lakers, a Al Harrington, Arron Afflalo desde Nuggets y a Nikola Vu?evi? y Maurice Harkless de los Sixers, donde llegar¨ªa un Andrew Bynum que estaba lesionado y que no llegar¨ªa ni a debutar en su nuevo equipo tras firmar la mejor temporada de su carrera (18,7 puntos, 11,8 rebotes y 1,9 tapones) y disputar su primer All Star.
Fuera Bynum de la rotaci¨®n, los Lakers se quitaban de en medio a un p¨ªvot talentoso pero con mala cabeza y lo sustitu¨ªan por uno del mismo perfil, Howard. ?ste llegaba con un solo a?o por delante del contrato que hab¨ªa firmado anteriormente con unos Magic con los que hab¨ªa forzado el traspaso, llegando a declarar p¨²blicamente que quer¨ªa marcharse, divorcio con Stan Van Gundy mediante. Howard ven¨ªa de ser tres veces Mejor Defensor, ser un asiduo a los mejores quintetos y al All Star y liderar la Liga en rebotes y tapones m¨²ltiples veces. Un jugador dominante que quer¨ªa seguir los pasos de un O'Neal ya retirado y que cambi¨® Orlando por Hollywood al igual que hizo Shaq en 1996. Ni que decir tiene que la historia no fue ni remotamente parecida, y los anillos (hasta cuatro) que luce el Superman original brillan por la ausencia en el hombre que estaba llamado a ocupar su lugar y que hoy busca la redenci¨®n en el mismo sitio en el que empez¨® su ca¨ªda.
El quinteto titular de los Lakers estaba formado por Steve Nash, Kobe Bryant, Ron Artest, Pau Gasol y Dwight Howard. Todos All Stars y jugadores de primer nivel excepto Artest, que no dejaba de ser un jugador extremadamente valorado que lleg¨® a disputar el Partido de las Estrellas en 2004, mismo a?o en el que gan¨® el premio a Defensor del A?o. Y todo antes de ganar el anillo en 2010 con los Lakers, que ese curso tuvieron tambi¨¦n a otro All Star en el banquillo, Antawn Jamison, Mejor Sexto Hombre en 2004. Un equipo de ensue?o que rivalizaba con el que los Lakers hab¨ªan formado en la 2003-04, con Gary Payton y Karl Malone uni¨¦ndose a Shaq y Kobe en un a?o nefasto y con divorcio anunciado entre p¨ªvot y escolta, que separaron sus caminos tras caer en las Finales ante los Pistons. Un resultado que ni estuvieron cerca de alcanzar nueve a?os despu¨¦s, cuando todos so?aban con el anillo pero el bochorno fue de unas dimensiones ¨¦picas desconocidas, con los angelinos pasando de ser aspirantes (incluso favoritos) a estar fuera de los playoffs la mayor parte de la temporada y consiguiendo entrar solo al final y en el ¨²ltimo partido del a?o, con Kobe en el dique seco y Howard y Pau sacando fuerzas de flaqueza. De hecho, el espa?ol, acab¨® ese encuentro ante los Rockets, con pr¨®rroga incluida, con 18 puntos, 20 rebotes y 11 asistencias. La ¨²nica luz de una temporada que fue igual de mala o peor para ¨¦l que para el resto.
Lesiones y un problema en el banquillo
Pronto se hizo evidente que todas las promesas eran vac¨ªas y que en los Lakers hab¨ªa m¨¢s problemas de los que parec¨ªa. El equipo de Play Station pronto tuvo taras, con Mike Brown destituido tras cinco partidos (1-4) y sin haber ganado un solo encuentro de pretemporada. Nash disput¨® los dos primeros partidos antes de caer preso de sus eternos problemas de espalda (y de la vejez) y estar en el dique seco hasta el 22 de diciembre, y Howard arrastr¨® durante todo el curso problemas en el hombro tras no pasar por el quir¨®fano en verano. En el despido de Brown hubo una ¨²ltima oportunidad de ver a Phil Jackson de vuelta a los banquillos, pero las excesivas peticiones del Maestro Zen (mucho dinero, restringir viajes...) y la mala gesti¨®n de la direcci¨®n, provocaron que el legendario entrenador se enterara casi por las noticias de que el puesto que parec¨ªa tener apalabrado iba a ser para Mike D'Antoni. Un entrenador talentoso, creador de estilos, pero que no ten¨ªa las piezas que necesitaba para hacer el juego que luego desarrollar¨ªa en Houston. Ni, por supuesto, el que hab¨ªa hecho en Phoenix, con Nash a la cabeza, ese Seven Seconds or Less que hab¨ªa transformado la NBA, con un juego vertical, directo y atractivo en el que hab¨ªa que correr mucho y hacer pick and roll. "El ¨²nico que puede correr durante los 48 minutos de partido es Kobe", dir¨ªa entonces Magic Johnson, nada favorable a la elecci¨®n del nuevo t¨¦cnico.
Y desde luego, Kobe corri¨® todo lo que pudo. En los primeros 23 partidos, los Lakers presentaban un r¨¦cord de 9-14 que parec¨ªan enderezar con cinco victorias consecutivas, incluida una ante los Knicks en Navidad con 34 puntos de un Bryant que por entonces promediaba casi 30 puntos por partido, l¨ªder de la NBA en ese apartado. Sin embargo, el letargo volvi¨® a una plantilla desmadejada, que hab¨ªa visto como Jordan Hill se lesionaba con tan solo 29 partidos jugados y con Howard muy lejos de los n¨²meros y el dominio con el que hab¨ªa liderado a los Magic a las Finales de 2009. Pronto se hizo evidente que el esquema no funcionaba: Nash no era capaz de defender a pr¨¢cticamente ning¨²n base, Howard ignoraba las exigencias de D'Antoni a la hora de salir al pick and roll con el base, y Pau, exhausto tras los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres, no encontraba su sitio, siendo relegado incluso a la suplencia en favor de un Earl Clark con m¨¢s tiro exterior y que estorbaba menos a Howard en la zona. Las diferencias del ala-p¨ªvot con su entrenador fueron obvias, y un desayuno entre los dos no resolvi¨® nada en una plantilla en la que el banquillo fue pr¨¢cticamente inexistente y el poder del entrenador, as¨ª como su autoestima, menguaban sin que nadie pudiese frenar su ca¨ªda.
De repente, el 25 de enero y tras una racha de cuatro derrotas seguidas que dejaba a los Lakers con un bochornoso r¨¦cord de 17-25, Kobe empez¨® a pasar. Una reuni¨®n a puerta cerrada entre jugadores concluy¨® con el escolta asumiendo el puesto de base, aceptando que el equipo necesitaba un facilitador m¨¢s all¨¢ de Nash y que ¨¦ste pod¨ªa aprovecharse de sus buenos porcentajes en los lanzamientos exteriores para hacer mucho catch and shoot y dejar a Bryant con el monopolio de la pelota. La estrella, que intentaba 22 tiros por partido hasta entonces, pas¨® a lanzar 18, y reparti¨® 7,5 asistencias en la segunda mitad de la temporada por las 4,7 de la primera. Todo empez¨® con un encuentro ante los Jazz en el que firm¨® 14 tantos, 9 rebotes y 14 asistencias. En el siguiente, ante unos Thunder que estaban peleando por el primer puesto del Oese, se fue a 21+9+14. De hecho, el m¨ªtico entrenador de la TNT Mike Breen le empez¨® a llamar Mr.Assist, un apelativo que nunca se hab¨ªa ganado un voraz anotador de su categor¨ªa.
La ¨²ltima gran versi¨®n de Kobe
Fue la ¨²ltima gran temporada de Bryant, que finaliz¨® con 27,3 puntos, 5,6 rebotes y 6 asistencias por duelo, incluido en el Mejor Quinteto y fuera de las conversaciones por el MVP (que se llev¨® LeBron) por r¨¦cord y no por merecimiento. Para el recuerdo quedan los tres triples para empatar el encuentro ante los Raptors, uno en el que se fue a 41+6+12 tras conseguir en el choque anterior ante los Hornets 42+7+12. O ese duelo ante los Mavericks en el que finaliz¨® con 38+12+7, con un 5 de 5 en tiros de campo en el ¨²ltimo periodo (14 puntos) que respondieron a las burlas de un Mark Cuban que aconsej¨® a los Lakers amnistiar a Kobe, un salario entre los muchos que sumaba una franquicia muy por encima del impuesto de lujo esa temporada. Antes de caer presa del tend¨®n de Aquiles, Kobe hab¨ªa hecho un encuentro en Portland, sin descansar, de 47 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias, 3 robos y 4 tapones. Ante los Warriors se fue a 34 tantos hasta que se retir¨® cojeando, no sin antes lanzar dos tiros libres correspondientes a la falta y empatar el partido tras haber anotado los ¨²ltimos ocho tantos de los suyos, incluidos dos triples para el recuerdo con un Harrison Barnes por entonces rookie en frente.
El 28 de abril, acab¨® una temporada para los Lakers que nunca empez¨®. Pau y Howard tiraron de coraje para sacar los playoffs adelante, finalmente en el s¨¦ptimo puesto, pero nada pudieron hacer sin Kobe ante los Spurs. D'Antoni, que ir¨®nicamente se llev¨® el premio a Entrenador del Mes de abril, se vio obligado a utilizar a Pau de playmaker en los dos ¨²ltimos encuentros en Los ?ngeles, en los que cayeron de 31 y 21 puntos respectivamente. El ¨²ltimo de ellos, Kobe hizo su aparici¨®n entre aplausos y Howard se iba expulsado y por la puerta de atr¨¢s de una franquicia a la que ha regresado para redimirse de sus errores, tras entonar el mea culpa y madurar un car¨¢cter muy infantil y que siempre choc¨® con un Kobe nada dispuesto a soportar las bromas de otro p¨ªvot ni los pulsos de liderato que ya mantuvo con O'Neal y que no quer¨ªa tener tambi¨¦n con Howard. Al fin y al cabo, ¨¦l era el macho alfa. En verano, una reuni¨®n poco provechosa a la que el p¨ªvot acudi¨® muy arreglado y Kobe en ch¨¢ndal (algo que sent¨® mal a Howard) no lleg¨® a buen puerto, y el center acab¨® firmando por los Rockets e iniciando una ca¨ªda a los infiernos tan paulatina como inevitable. Pau sigui¨® una campa?a m¨¢s en los Lakers, Nash disput¨® 15 partidos m¨¢s en toda su carrera y Kobe, ya se sabe, jug¨® solo 6 encuentros al a?o siguiente y se retir¨® tres despu¨¦s antes de convertirse, hoy, en un a?orado recuerdo.
Juntar a varias superestrellas no tiene por qu¨¦ ser sin¨®nimo de victoria, como bien saben unos Lakers que hoy intentan volver a ocupar el lugar que les corresponde. La temporada fue un bochorno para unos Lakers que no han vuelto a pisar los playoffs desde entonces y que a punto estuvieron de quedarse fuera de ellos ese curso. Un fracaso rotundo que tumb¨® el sue?o del sexto anillo de Kobe, ese que le habr¨ªa igualado a Jordan y que nunca consigui¨®. Eso s¨ª, al menos, esa temporada pudimos ver por ¨²ltima vez la versi¨®n m¨¢s letal y arrolladora de la Mamba Negra, un regalo para los ojos de los espectadores y para cualquier amante del baloncesto. Un a?o lleno de proezas incre¨ªbles, clutch shots, mates con 34 a?os como si tuviera 24 y una pasi¨®n extraordinaria que llevaron a los Lakers, in extremis, a playoffs. Un premio demasiado peque?o en una campa?a en la que se esperaba mucho y en la que no se consigui¨® nada... pero en la que pudimos disfrutar de Kobe Bryant. Y eso, ya se sabe, es decir mucho.