Resulta gratificante asistir a la g¨¦nesis y desarrollo de movimientos que suponen un verdadero beneficio para una sociedad que rara vez se para a pensar. Y m¨¢s, si esos movimientos surgen de manera tan simb¨®lica y espont¨¢nea como lo hizo en Italia Slow Food en 1986: con una manifestaci¨®n que tuvo lugar en el futuro emplazamiento de un McDonald¡¯s, situado a los pies de la Plaza de Espa?a, en Roma.

Ejemplos como el de Slow Food hacen que te reconcilies con el ser humano. Su aproximaci¨®n a la gastronom¨ªa, pausada y reflexionada, invita precisamente a ¨¦so, a alejarse de la vor¨¢gine de acontecimientos que nos rodea y a ser m¨¢s coherentes con nuestra forma de pensar y con nuestros actos. Absorbidos por el frenes¨ª del d¨ªa a d¨ªa muchas veces no somos conscientes de nuestro entorno y vivimos al margen de estilos de vida m¨¢s calmados y beneficiosos. Y lo que es peor, no somos capaces de valorar lo que realmente es importante.

Por todo el mundo

Organizaci¨®n global fundada oficialmente en Paris en 1989, Slow Food, como reza en su web, debe su raz¨®n de ser a la necesidad de prevenir la desaparici¨®n de culturas y tradiciones alimentarias locales, a la obligaci¨®n de contrarrestar el auge de los ritmos de vida acelerados y a la importancia de combatir el desinter¨¦s general sobre los alimentos que se consumen, su procedencia y la forma en la que nuestras decisiones alimentarias afectan el mundo que nos rodea.

Slow Food, convertida en fen¨®meno mundial que involucra a millones de personas en m¨¢s de 160 pa¨ªses, tambi¨¦n en Espa?a, considera que la alimentaci¨®n est¨¢ relacionada con muchos otros aspectos de la vida, como la salud, la cultura, la pol¨ªtica, la agricultura o el medio ambiente, entre otros. Y trata de apelar a las elecciones que realizamos en t¨¦rminos de consumo como palanca de cambio sobre c¨®mo se cultivan, producen o distribuyen.

Bueno, limpio y justo

No en vano su filosof¨ªa trasmite una oposici¨®n a la estandarizaci¨®n del gusto y de la cultura y al poder ilimitado de las multinacionales de la industria alimentaria y la agricultura industrial, y propone una alimentaci¨®n de calidad definida por tres principios b¨¢sicos interrelacionados: buenos, limpios y justos.

Es decir, alimentaci¨®n de temporada que forme parte de la cultura local, producci¨®n y consumo que no perjudique a la salud, al medio ambiente o el bienestar animal, y precios accesibles para los consumidores y justas retribuciones para los productores. Todo ello debido al fomento de numerosos proyectos e iniciativas de ¨¢mbito global y local orientadas a la consecuci¨®n de esos objetivos.