La idea de que el dinero no puede comprar la felicidad ha sido desmentida por la ciencia, al menos hasta cierto punto. Los expertos dicen que la felicidad aumenta con la riqueza, pero la correlaci¨®n alcanza un m¨¢ximo de 61.000 euros al a?o.

"Cuanto menor es el ingreso anual de una persona por debajo de ese punto de referencia, m¨¢s infeliz se siente. Sin importar cu¨¢nto ganan de m¨¢s, no informan un mayor grado de felicidad", inform¨® la revista Time en 2010, citando un estudio de la Universidad de Princeton dirigido por el economista Angus Deaton y el psic¨®logo Daniel Kahneman.

Sin embargo, un nuevo an¨¢lisis de Norman Vanamee de Town & Country sostiene que se necesita m¨¢s para lograr la "satisfacci¨®n ¨®ptima". Bastante m¨¢s. Para este an¨¢lisis, Vanamee cre¨® una familia modelo: una pareja adinerada con dos hijos adolescentes que viven en la ciudad de Nueva York. Tienen casas de vacaciones en el Caribe y los Hamptons, env¨ªan a sus hijos a escuelas privadas, poseen un espacioso apartamento en la Quinta Avenida, donan generosamente a la caridad y han adquirido una costosa colecci¨®n de arte.

?Cu¨¢l ser¨ªa ese costo de vida lujoso, satisfactorio y que lo tiene todo? Aproximadamente, 80 millones de euros. Otros, sin embargo, argumentan que no hay un n¨²mero que se pueda descifrar. Como dec¨ªamos antes, el primer estudio citado apunta que a partir de m¨¢s de 61.000 euros al a?o no hay una correlaci¨®n evidente entre dinero y felicidad.

Parece que, hasta cierto punto, el dinero reprime los temores financieros y permite una mayor satisfacci¨®n en la vida. Y aunque el ejemplo de Town & Country destaca la riqueza extrema como una medida de felicidad, la libertad de hacer lo que nos plazca sin limitaciones de tiempo o responsabilidades es, para muchos, como se deber¨ªa medir realmente la felicidad. Despu¨¦s de todo, al final del d¨ªa, el dinero no puede hacerlo todo.