Vuelve la rivalidad: el orgullo 'celtic' y el glamour de Pat Riley
Los finalistas de Conferencia m¨¢s inesperados reeditan la hist¨®rica serie de 2012 y buscan volver a lo m¨¢s alto de una NBA que han dominado y que quieren reconquistar.
El verde y el glamour. Una franquicia hist¨®rica contra otra con mucha historia. Un equipo construido desde abajo contra otro, que tambi¨¦n. Miami Heat y Boston Celtics se enfrentan en la final del Este m¨¢s impredecible, una que junta al tercero y al quinto de la Conferencia m¨¢s d¨¦bil pero tambi¨¦n, muchas veces, la m¨¢s emocionante. Es la primera vez en la historia que se llega a esta ronda en el Este sin el primer o el segundo clasificado de la regular season desde que se implement¨® este tipo de formato con 16 equipos, ocho por Conferencia, en la 1983-84. Tambi¨¦n es in¨¦dito que ninguno de los cuatro equipos que llegaron a esta eliminatoria el a?o pasado repita ahora, con Raptors, Bucks, Warriors y Blazers fuera de juego. No pasa desde 1977 y de ello se han encargado precisamente Celtics y Heat, que se encuentran a un paso de las so?adas Finales de manera tan inopinada como merecida, tras eliminar al primero y al segundo del Este; Miami, con un paseo que ha sentenciado a Giannis y ha puesto en jaque el proyecto de los Bucks. Los Celtics, en una serie ¨¦pica resuelta en el s¨¦ptimo partido ante el vigente campe¨®n. Ninguno de los dos era favorito en las apuestas a inicios de curso y ambos se han colado en una ronda sin un claro favorito, en la que todo puede pasar y en la que hay muchos nombres y recuerdos v¨ªvidos que se encuentran grabados en la retina del aficionado y que representan una de las rivalidades m¨¢s impresionantes del siglo XXI, con una serie incluida que supuso el advenimiento de uno de los reinados m¨¢s incre¨ªbles de siempre: el de LeBron James.
Fue en 2012 cuando se marc¨® un antes y un despu¨¦s en la historia reciente de la mejor Liga del mundo. Por aquel entonces, el segundo cierre patronal que hab¨ªa supuesto un acortamiento de la temporada lleg¨® a las finales del Este con medio mundo deseando ver caer a LeBron James. Hac¨ªa menos de dos a?os que el alero hab¨ªa decidido poner rumbo a Florida y decir adi¨®s a los Cavs para convertirse, The Decision mediante, en el jugador m¨¢s odiado del planeta. Lo hizo forzado por unos Celtics que le eliminaron en las semifinales de 2010, tras remontar un 2-1 en contra y opositar para unas Finales a las que acabaron llegando (y perdiendo) ante los Lakers. Dos a?os antes, hab¨ªan sido tambi¨¦n los verdes los que hab¨ªan apartado a un Rey todav¨ªa sin corona del sue?o del anillo, tambi¨¦n en semifinales y en un s¨¦ptimo partido ¨¦pico. Fue precisamente en la 2007-08 cuando Danny Ainge conform¨® una plantilla de ensue?o en Boston (Garnett, Pierce, Allen, Rondo...), una que conquist¨® el campeonato con Doc Rivers en los banquillos y que llegaban en 2012 viejos y cansados, pero dispuestos, como siempre, a dar guerra. Y en ese a?o estuvieron a un solo paso de tumbar uno de los proyectos que m¨¢s talento ha juntado de siempre, de eliminar a su n¨¦mesis y dejar en cuadro a un equipo formado para ganar y que no se pod¨ªa permitir otro a?o de espera tras el fracaso (as¨ª se consider¨®) de las Finales de 2011 ante los Mavericks.
En esos playoffs, por cierto, hab¨ªan eliminado a los Celtics en semifinales, con un Shaquille que se encontraba en su ¨²ltima temporada y con muchos problemas f¨ªsicos y un equipo que se encontraba lejos del que se hab¨ªa colado en las Finales de 2010. 4-1 fue el resultado de una serie aleccionadora y todo parec¨ªa indicar que las finales del Este de 2012 iban por el mismo camino. La serie empez¨® con un 2-0 para los Heat que parec¨ªa encarrilarlo todo, a pesar de los esfuerzos de un Rondo inconmensurable que estaba cuajando los playoffs de su vida (que ya es decir) y se fue a 44 puntos, 8 rebotes y 10 asistencias en los 53 minutos que dur¨® el partido, resuelto en la pr¨®rroga. Los Celtics tiraron de su particular orgullo en el Garden e igualaron la eliminatoria cuando todo el mundo les daba por muertos. Y ganaron el quinto partido, poni¨¦ndose 3-2 y viajando a Boston para disputar el sexto en casa, all¨ª donde la conexi¨®n con su p¨²blico es mayor que en cualquier otra pista. Los Celtics, con un Garnett rejuvenecido (acababa de cumplir 36 a?os), estaban a punto de pisar de las terceras Finales del proyecto, pero LeBron apareci¨® por primera vez y super¨® el sainete de hombre que no aparece en los momentos importantes para, con 45 puntos, 15 rebotes y 5 asistencias, silenciar el Garden y sentenciar de vuelta a Florida, camino de sus terceras Finales y su primer anillo ante los Thunder. Y de paso, poner la primera piedra en una redenci¨®n con el p¨²blico que hoy contempla asombrado como sigue a un nivel supremo con 35 a?os y olvida, en l¨ªneas generales (siempre hay excepciones) la animadversi¨®n que sent¨ªa hacia su persona en esos tiempos.
Han pasado ocho a?os de esa hist¨®rica eliminatoria y las cosas han cambiado en ambas franquicias. Danny Ainge us¨® la cabeza antes que el coraz¨®n y se aprovech¨® de la avaricia de Pr¨®jorov para mandar a sus estrellas a la Gran Manzana (a los Nets) para reconstruir un equipo que dirigir¨ªa un joven genio de la Universidad de Butler, Brad Stevens, que llegaba a la competici¨®n con la misma edad que ten¨ªa en ese momento Kevin Garnett (37). Desde entonces, los Celtics o no han hecho m¨¢s que crecer, chocando con las taras mentales de Kyrie el a?o pasado pero recuper¨¢ndose en el presente, con el beneficio de ir de tapados y una explosi¨®n, la de Jayson Tatum, uno de los muchos jugadores criados bajo la tutela de un Stevens que ha vuelto a reafirmarse como un genio y ha metido a los suyos en las terceras finales del Este desde que aterriz¨® en Boston. Enfrente, otro cerebro privilegiado como Erik Spoelstra, que lidera un equipo cuya cara visible es Butler pero que juega un baloncesto espectacular, explotando las debilidades del rival y haciendo las cosas sencillas para ganar a equipos que llegaban como contenders y se han ido nadando en un mar de dudas. Y todo, bajo el manto protector de la eterna (y eternizada) sombra de un Pat Riley que ha creado el proyecto a su antojo, con j¨®venes provenientes del draft y otros que no, superando el hueco dejado por LeBron y despidiendo a Wade como se merec¨ªa antes de poner la directa con gente como Adebayo y compa?¨ªa y aprovechar una oportunidad de oro que les ha llevado a la ¨²ltima eliminatoria del Este por primera vez desde 2014, ¨²ltimo a?o de LeBron en Miami y ¨²ltimas Finales que disputaron, con redenci¨®n y venganza de los Spurs (4-1) y un ¨²ltimo anillo (el quinto) para el binomio formado por Tim Duncan y Gregg Popovich.
La batalla t¨¢ctica en los banquillos
Ocho a?os despu¨¦s, Spoelstra sigue donde estaba, siendo el ¨²ltimo reducto de ese equipo campe¨®n de 2012 y 2013, con los Celtics enfrente sin ning¨²n superviviente de esos a?os. Por ah¨ª quedan Danny Ainge y Pat Riley, dos seres inamovibles en los despachos que observar¨¢n como sus proyectos, en momentos distintos, se la juegan por un puesto en las Finales y unas series que aparentan ser muy largas y muy t¨¢cticas, con dos entrenadores cuya val¨ªa ha quedado demostrada en demas¨ªa y que van a plantear muchas y muy variadas f¨®rmulas para ver caer al rival. Stevens ha sido reafirmado en su puesto una y otra vez por Ainge, y es una apuesta personal del ex jugador para que el orgullo verde vuelva a florecer. El ex de Butler siempre ha hecho del Garden un fort¨ªn, ha conseguido salir indemne ante rivales te¨®ricamente superiores (los Sixers de 2018 con Rozier de base titular son un gran ejemplo) y ha desarrollado a sus jugadores al m¨¢ximo, alej¨¢ndolos de los focos tras la salida de un Kyrie con el que nunca se sinti¨® c¨®modo y volviendo a repartir el bal¨®n en ese estilo colaborativo con el que se siente representado. Siempre hay alg¨²n hueco para la improvisaci¨®n en su esquema de juego, que abarca los dos lados de la pista, con cambios defensivos constantes y dobles defensas que obligan a tiros complicados y pases arriesgados. Y con una ofensiva ordenada, el extra pass en mente, todos involucrados y espacio para las individualidades de Jaylen Brown, Kemba o Tatum, ese hombre de otro planeta que viene de ser All Star y de promediar 25,3 puntos, 10,1 rebotes y 4,3 asistencias en lo que llevamos de playoffs.
Por su parte, los Heat son la representaci¨®n m¨¢xima del hombre que pr¨¢cticamente los ha creado, el que les puso en el mapa cuando lleg¨® en 1996, saliendo de los Knicks y renunciando al ¨²ltimo a?o del contrato m¨¢s lucrativo jam¨¢s firmado por un entrenador de la NBA (luego llegar¨ªa Phil Jackson a los Lakers). Y Spoelstra es una extensi¨®n del propio Riley, convirti¨¦ndose en lo que en su d¨ªa el mandam¨¢s quiso convertir a Stan Van Gundy sin ¨¦xito (Shaquille tuvo algo que ver), oblig¨¢ndole (de muy mala gana no lo hizo) a bajar al banquillo en la 2005-06 y conquistar el quinto anillo de su carrera como t¨¦cnico (los otros cuatro fueron con los Lakers de Magic en los 80) con una de las mayores aglomeraciones de egos (Shaq, Wade, Williams, Payton, Walker, Mourning, Haslem) jam¨¢s vista. Hoy, Spoelstra ha transformado a su plantilla en una extensi¨®n del mayor talento de Riley: pilares firmes pero encofrado fr¨ªo, de f¨¢cil mutaci¨®n, capaz de adaptarse a cambios de estilo y de eras, sabiendo jugar de manera distinta dependiendo del rival y desarrollando al m¨¢ximo las cualidades propias mientras hace lo mismo con los defectos del equipo que tiene enfrente. As¨ª fue como impidieron correr a Antetokounmpo en semis, con una barrera siempre conformada por tres jugadores que le imped¨ªan penetrar y le forzaban a pasar, lanzar en suspensi¨®n o desde el triple, cualidades que el griego no ha terminado de desarrollar. Y as¨ª es Riley, un hombre camale¨®nico, capaz de crear el Showtime para luego viajar al Este y comprender que el baloncesto era inmediato heredero de los Bad Boys y no de Magic Johson (nunca un estilo dependi¨® tanto de un solo jugador). Fue capaz entonces el t¨¦cnico de atrincherarse atr¨¢s con los Knicks y luego con los Heat hasta que el baloncesto cambi¨® de nuevo, con ¨¦l siempre a la altura.
En la serie que Miami se enfrenta a los Celtics la historia ser¨¢ distinta, y todo lo que haya pensado uno lo habr¨¢ pensado el otro, que viene de batir a otro genio t¨¢ctico como Nurse con dificultades mayores que las que de Budenholzer, un hombre con un solo plan y pocos recursos para sortearlo cuando es necesario. Y de planes, ya se sabe, Stevens y Spoelstra andan sobrados, y todo lo que har¨¢n para acabar con un rival que tienen perfectamente estudiado (2-1 para los Celtics, cayendo el ¨²ltimo de esos duelos en la burbuja), podr¨¢ variar y adaptarse a una serie en la que Boston parte con una ligera ventaja en cuanto a favoritismo, pero llega, no lo olvidemos, de jugar siete agotadores partidos (incluido un sexto con dos pr¨®rrogas) frente a unos Raptors que no se han dado por vencidos y que han defendido con fuerza y alma un campeonato que ganaron el a?o pasado y que tendr¨¢, con su eliminaci¨®n, un nuevo ganador.
Butler, Tatum, Adebayo... y Smart
Hay muchos nombres propios en la serie y numerosos protagonistas que tienen, por separado, su particular historia. Jaylen Brown y su extrema inteligencia han sido protagonistas en un par¨®n marcado por el asesinato de George Floyd, la lucha por la justicia racial y las manifestaciones que ¨¦l mismo ha liderado. Kendrick Nunn y Duncan Robinson son otros dos robos de Riley, dos personas que ni han llegado a ser elegidos en el draft y que tienen el mundo en sus manos: del primero pasaron los Warriors y el segundo tiene una capacidad para anotar de tres pocas veces vista en la NBA y que es un don natural que destaca incluso ahora, en plena era del triple. De hecho ha promediado 8,3 lanzamientos de tres por partido en regular season (con un acierto del 44,6%)... y 1,1 de dos. Con una mec¨¢nica y un estilo, todo hay que decirlo, propios de un tirador puro (tambi¨¦n se va al 93,1% en triples). Por ah¨ª anda Jaw Crowder, ex de Boston que se enfrentar¨¢ a sus compa?eros. Y tambi¨¦n est¨¢ Kemba Walker, ese hombre que vino a sustituir a Kyrie, un papel¨®n que lo ser¨ªa si no fuera porque el hoy jugador de los Nets puso incluso en duda el proyecto. Y Kemba, un compa?ero con el que todos est¨¢n encantados, ha revivido en un hogar que ya siente como suyo dejando atr¨¢s a?os infructuosos en los Hornets. Y Daniel Theis, ese cinco que es el te¨®rico eslab¨®n d¨¦bil del quinteto titular de los Celtics pero que se est¨¢ reafirmando y reivindicando. O Tyler Herro, otro rookie que nadie sabe de d¨®nde ha salido (del draft, este s¨ª) y que promedia 14,7 puntos en playoffs con un 40% en triples.
Y luego est¨¢n los h¨¦roes, s¨®lo faltaba. Las caras visibles dentro de dos conjuntos en los que primera lo colectivo frente a lo individual, pero que tienen a sus hombres fuertes para los momentos calientes. Algo que se necesita de manera casi obligada para ganar un campeonato y que les ha faltado a los Raptors, con un Lowry intentando asumir ese papel (algo que ha conseguido a ratos) y con un Siakam que estaba llamado a protagonizarlo pero que ha dado un baj¨®n en la fase final que se ha notado mucho. Con 26 a?os (22,9+7,3 en temporada regular, 17 en playoffs y 14,9 en semifinales con un 38% en tiros y un 12,% en triples) tendr¨¢ tiempo de asumir esa responsabilidad de la misma manera que ya lo ha hecho Tatum, que con solo 21 ha ido in crecendo durante la temporada y ha lanzado con casi un 40% en triples en semifinales. Contra Miami ha disputado dos de los tres partidos este curso y las conclusiones son dif¨ªciles de sacar, con 23 puntos en el primero (2 de 12 en triples) y 19 en el segundo, en la burbuja y con derrota. Puede ser el factor diferencial y el hombre al que los Celtics le den el bal¨®n en los momentos calientes. Un bal¨®n que, ojo, pueden asumir muchos en ambas plantillas. Aunque existan determinados jugadores que estar¨¢n delante de otros para hacerlo, claro.
Butler es la otra cara de la moneda y otra de las grandes historias de la temporada. Tras salir de los Sixers por intenci¨®n propia y el benepl¨¢cito de una franquicia que hizo poco o nada por retenerle (un claro error seg¨²n se ha visto), el alero ha promediado 19,9 puntos en temporada regular (otro All Star) y 21,8 en playoffs con un 50% en triples. 23,4+5,8+4,4 en semifinales, con un 53,2% en tiros de campo en tiros de campo y un 45,5% en desde la l¨ªnea de tres, incluido un duelo inaugural de 40 tantos. Butler ha encontrado a la joya de su corona en el grupo de j¨®venes de los Heat que no encontr¨® en los Wolves, y sabe convertirse en un hombre de rol cuando tiene que hacerlo y asumir galones en el momento que es necesario. Sus dos partidos contra Boston han sido de 20 y 37 puntos (12 de 18 y 6 de 10), y los dos con derrota. Y Adebayo, la quintaesencia de la evoluci¨®n del jugador del siglo XXI, ha acabado en 15,9+10,2+51 la regular season, 15+11,+5,3 la primera ronda y 17,2+12+4,4 contra los Bucks, siendo el defensor ideal contra Giannis y la representaci¨®n m¨¢xima de los dos lados de la pista del equipo, con una mejor¨ªa tremenda y un All Star m¨¢s que merecido.
Y luego est¨¢ Iguodala. Jugar¨¢ su sexta final de Conferencia consecutiva, las mismas que jugaron la ¨²ltima versi¨®n competitiva de los Bad Boys de los Pistons entre 2003 y 2008. Y menos de las que disput¨® LeBron entre 2011 y 2018. En definitiva, algo al alcance de muy pocos y otro fichaje que parec¨ªa un ¨®rdago para los Heat (cobrar¨¢ 17 millones esta temporada y lo han renovado) pero que ha ayudado a la franquicia a situarse en el tercer mejor rating defensivo en estos playoffs. Promedia solo un 29% en triples, pero aparece en momentos muy concretos (menos de 21 minutos por partido) y para asentar una defensa que funciona sin ¨¦l. Otra gran historia para ser contada y que disput¨® las icnco ¨²ltimas finales de Conferencia con los Warriors (tres anillos)... y de la NBA. Parece un amuleto y s¨®lo hay que ver si repite. Contra, no lo hemos dicho, el mejor rating denfensivo de la fase final, el de los Celtics.
Y luego est¨¢ Marcus Smart. El hombre que todo lo ve, el omnipresente, el que est¨¢ siempre presente y transmite m¨¢s pasi¨®n que nadie sobre la pista en la actual NBA, con solo algunas comparaciones muy concretas. Poca cosa conta Philadelphia (8,5 puntos por partido y malos porcentajes de tiro) e impresionante ante los Raptors m¨¢s all¨¢ de su ya de por s¨ª gran estad¨ªstica (15,7+6+5,1, con un 39,3% en triples y un 23+11+10 en el sexto encuentro). Smart lo es todo para los Celtics, el hombre m¨¢s leal, el que acude a levantar a su compa?ero el primero y se encara con un rival si intuye una falta de respeto. Smart es el heredero de ese orgullo verde que represent¨® en su d¨ªa Bill Russell, pas¨® por Larry Bird, tuvo siempre alguien como Red Auerbach y se vio representado hace una d¨¦cada por Paul Pierce o Kevin Garnett. Si Tatum, Brown o Kemba son el talento, Smart es el alma, la pasi¨®n, el honor de unos Celtics que quieren volver a lo m¨¢s alto y buscan el 18? anillo de su historia, ese que no consiguieron en 2010 y que luchan por recuperar en su tercera oportunidad en cuatro a?os. Y sin olvidarse de ese s¨¦ptimo partido perdido en casa en 2018 (el ¨²nico en el que cedieron en el Garden en todos los playoffs), con una crisis de tiro pantagru¨¦lica que desmadej¨® a los locales y que permiti¨® a LeBron volver a salir victorioso. Un hombre que, por mucho que pese en Boston, es el antagonista absoluto de su ¨²ltima d¨¦cada.
Se acordar¨¢n cuando en 2014 Danny Ainge critic¨® a Lebron y Pat Riley le respondi¨® que como jugador era "el mayor llor¨®n" como jugador. Bien, pues esa rivalidad est¨¢ de vuelta. Una que no es hist¨®rica por pertenecer a la historia reciente, pero que ha marcado a las aficiones y estar¨¢ en una serie en la que, como en toda la burbuja, las predicciones son imposibles de hacer. Veremos cu¨¢ndo y c¨®mo vuelve Gordon Hayward y c¨®mo se desarrollar¨¢n los dos primeros partidos para tener alguna idea de que nos deparar¨¢ un duelo apasionante y t¨¢ctico a partes iguales. Con muchas dosis de ¨¦pica (algo que puede ocurrir) y ya veremos si de pol¨¦mica (que tambi¨¦n). No sabemos si en el Oeste veremos un Lakers-Clippers o los de purpura y oro se enfrentar¨¢n a la excepcional resistencia de los Nuggets. Pero m¨¢s vale que estemos atentos de lo que ocurre en esa Conferencia no tan mala de una eliminatoria de la que puede salir, no lo sabemos, el pr¨®ximo campe¨®n de la NBA. El orgullo verde y el glamour de un ser celestial llamado Pat Riley. La franquicia con m¨¢s anillos que ninguna contra aquello que, gane o no, ya ha escrito su pr¨®xima gran aventura escapando de la alargada (alargad¨ªsima) sombra de LeBron. Empiezan las finales del Este. Lo que no sabemos son cu¨¢ndo acabar¨¢n. Claro que, con estos dos equipos, eso es imposible.