Pienso que puede salvarse, que sus cualidades son no solo aprovechables sino necesarias.
Es duro comparar una tarde fea en Frankfurt con remontadas contra PSG o Chelsea.
El tiempo coloca todo en su sitio, es bien sabido y a¨²n m¨¢s olvidado. El Bar?a de hoy no es el de Koeman, tampoco el que arranc¨® con Xavi.
Encendi¨® el Bar?a la antorcha de la revancha donde su mayor enemigo destruy¨® a su segunda n¨¦mesis d¨ªas antes. No hay novelista que pudiera imaginar un mayor resarcimiento.
La cosa pinta bien para el cul¨¦. No hay como haber sido desgraciado para ser feliz con poco.
Dani Alves mejora lo presente, conoce la casa, extremadamente competitivo y con gran autoestima.
El FC Barcelona, como es normal en los procesos de reconstrucci¨®n, muestra un recorrido con altibajos.
Que el Bar?a est¨¢ en la senda de regreso no lo dudan ni los terraplanistas futbol¨ªsticos...
Hoy asoma el aroma que trae la juventud, cabezas no contaminadas por el pasado...
Algunos jugadores del Barcelona eran muy v¨¢lidos, pero han devenido en menores entristecidos.
Da la sensaci¨®n de que el Bar?a de Xavi pronto tocar¨¢ techo en su desarrollo esta temporada.
Xavi conoce, defiende y explica como un ni?o viejo el Juego de Posici¨®n, con una sencillez deslumbrante, una convicci¨®n p¨¦trea, a medio camino entre el iluminado y el ingenuo.
El Madrid coloc¨® sin demasiado esfuerzo el partido donde quer¨ªa, agarrado a un Vinicius estelar que comienza a re¨ªrse de nuestras risas.
En los momentos de median¨ªa, lo decisivo fue la fe de un hombre en sus convicciones. Alg¨²n club deber¨ªa aprender.
El Bar?a est¨¢ en una crisis deportiva, econ¨®mica y social por a?os de mal gobierno directivo.
Ya no hay excusas, en el Barcelona estamos arruinados, reforzando rivales directos, con delanteros toscos y un grupo demasiado joven y demasiado veterano a la vez.
El blas¨®n refleja con precisi¨®n el car¨¢cter pasional y plural del barcelonismo.
Y queda hacer una operaci¨®n tan aparentemente desastrosa como la de Su¨¢rez. Lo mejor de todo es que posiblemente funcione.
Los jugadores de la Selecci¨®n siguen a Luis Enrique como un solo hombre, saben que el asturiano ha sido fiel al grupo, al m¨¦rito, a la memoria y a la idea.
Es mucho m¨¢s f¨¢cil criticar la lista del seleccionador que cuestionarnos nuestro modelo de convivencia o sociedad.
Cualquier escuadra sabe ya jugar en bloque alto, medio o bajo. Y cualquier memo como yo sabe lo que significa.
El Bar?a, como los Balcanes, genera m¨¢s historia de la que es capaz de digerir. Pedir¨¦ a los responsables que me den m¨¢s columnas, los compa?eros de informaci¨®n no dan abasto.
En glorioso respeto a sus m¨¢s profundas, ancestrales tradiciones, el Bar?a se suicid¨® cuando menos deb¨ªa.
Pol vio a su equipo caer frente al Madrid por no saber resolver lo que los blancos hacen como calceta: ser listos, competitivos, malas personas.
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