El hombre valiente
El epop谷yico recorrido de la selecci車n en esta Eurocopa confronta dos de los principales placeres de los que puede gozar el ser humano espa?ol: tener raz車n y que gane el combinado nacional. Sucede que lo segundo se est芍 imponiendo a lo primero para dolor, f赤sico incluso, de muchos compatriotas. Desplegamos nuestro perd車n y la escalerilla que da acceso al barco. Como siempre, llegan tarde, pero al menos llegan. Otros miran el nav赤o alejarse, resentidos, esperando el naufragio. Pues no.
Declaro aqu赤 el 谷xito de La Roja, incluso aunque caiga ante Italia, espero que una gran goleada adversa no me contradiga. Los mimbres son escasos y la tentaci車n es pensar que la haza?a ha sido llegar hasta aqu赤. De nuevo: no. El triunfo es mantener la confianza en tiempos de tormenta. Por encima de circunstancias. No marcar un penalti m芍s que el otro, que tambi谷n, sino ser quien lleva el tim車n, quien espera, quien cree. Y aqu赤 Luis Enrique nos lleva varios cuerpos de ventaja a todos. No s車lo por talante, nunca fue simp芍tico o complaciente, ni falta, sino por confiar en que la botella se descorchara a su debido tiempo. Lo dijo.

No es la victoria, me repito, sino la autenticidad. Los chicos le siguen como un solo hombre, saben que el asturiano ha sido fiel al grupo, al m谷rito, a la memoria y a la idea. Se ha mantenido firme en su ciclo de tres a?os, mientras los dem芍s gir芍bamos en la noria opinativa, ventajistas, y a?or芍bamos el pasado ya no tan reciente, ya lastre. Todo esto es el triunfo de la fe. Guardiola dice que Lucho es el mejor entrenador del mundo. Que hace siempre lo que quiere. Ojal芍 fuera cierto, se habr赤a ahorrado el trago m芍s doloroso e insoportable que un ser humano pueda vivir. Asom芍ndose y soltando una mano demasiado querida en el Estigia, prometi車 que volver赤a. Lo esperaron. ?l nos lo devuelve, sigui車 confiando: tras aquello, uno no se pone nervioso en los penaltis. Los buenos valores siempre pagan. Luis Enrique, una X tatuada en el antebrazo, honra la palabra valent赤a.