Antes de Boba Fett: las aventuras de Jango en Star Wars Bounty Hunter
Con motivo del estreno de la nueva serie de Disney+, revisitamos el t¨ªtulo en el que LucasArts nos permiti¨® encarnar al cazarrecompensas original.
Puede que el nombre Star Wars se hiciese grande en el cine gracias a la trilog¨ªa original de George Lucas, pero en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha dado incluso m¨¢s de s¨ª en la pantalla peque?a, sea mediante adaptaciones televisivas como La guerra de los clones y El mandaloriano o sea mediante algunas de sus mejores videojuegos. El que hoy nos ocupa, Star Wars: Bounty Hunter, no es quiz¨¢ uno de los m¨¢s destacados o recordados ¡ªdif¨ªcil competir con nombres como Caballeros de la Antigua Rep¨²blica o Rogue Squadron¡ª, pero s¨ª es uno interesante, y bastante relevante ahora que Disney+ est¨¢ estrenando semana tras semana nuevos cap¨ªtulos de El libro de Boba Fett.
Ya sab¨¦is, la serie basada en el estoico cazarrecompensas espacial presentado durante El Imperio contraataca (t¨¦cnicamente se introdujo antes en un especial navide?o, pero mejor nos centramos en las obras principales) que se convirti¨® en favorito de muchos fans a pesar de su abrupto desenlace en El retorno del Jedi. Darth Vader era ¡ªy todav¨ªa es¡ª uno de los villanos m¨¢s emblem¨¢ticos de la historia del cine, pero Boba evocaba un mundo al margen de las aventuras de Luke, Han y Leia. Uno alejado del glamour de la alianza rebelde y los caballeros Jedi, e incluso paralelo al propio Imperio; uno donde los mercenarios trataban las vidas ajenas como simple mercanc¨ªa.
Boba Fett: m¨¢s que un malo de pel¨ªcula
Boba Fett apenas ten¨ªa l¨ªneas de di¨¢logo, pero luc¨ªa una armadura molona, era respetado por Vader ¡ªlujo raro entre sus propias filas¡ª y lograba seguir el rastro a Han Solo, contrabandista que llevaba pel¨ªcula y media eludiendo con ¨¦xito al Imperio. Su mediaci¨®n, adem¨¢s, propiciaba un cl¨ªmax at¨ªpicamente amargo: aunque Luke y Leia escapaban del planeta Bespin, lo hac¨ªan separados de su amigo, atrapado en carbonita y de camino al antro de Jabba el Hutt en Tatooine. Ahora todos sabemos c¨®mo acaba ese arco argumental, pero los que acudieron a verla de estreno entonces tendr¨ªan que esperar tres a?os para ver c¨®mo se resolv¨ªa semejante entuerto.
Esa espera y su capacidad para disparar la imaginaci¨®n en torno a los rincones de la galaxia todav¨ªa no conocidos agrand¨® la leyenda de Boba Fett, que resisti¨® a su infame ¡ªy ahora revertida¡ª muerte para perdurar a trav¨¦s de juguetes, novelas, c¨®mics o series de animaci¨®n y convertirse en un personaje cada vez mejor definido, con un trasfondo y un c¨®digo claros. Los mandalorianos se establecieron antes incluso de la llegada de El retorno del Jedi, y durante las d¨¦cadas siguientes, Boba Fett se mantuvo como uno de los nombres m¨¢s reconocibles del universo Star Wars, dando cach¨¦ extra a los videojuegos que tambi¨¦n decid¨ªan contar con ¨¦l.
El segundo Super Star Wars de SNES o el primer Star Wars: Dark Forces de PC fueron dos de estos ejemplos tempranos m¨¢s reconocibles, pero Shadows of the Empire merece menci¨®n especial por plantar la semilla de la que luego germinar¨ªa Bounty Hunter. El t¨ªtulo de LucasArts fue uno de los primeros juegos de Nintendo 64 (en Am¨¦rica se estren¨® a finales de 1996), se concibi¨® como parte de una serie multimedia con varios productos orientados a reavivar al inter¨¦s en Star Wars y plante¨® un c¨®ctel de g¨¦neros que, si bien no ejecutaba con la destreza ideal todas sus ideas, abri¨® nuevos horizontes e inspir¨® a otros que vinieron detr¨¢s.
As¨ª, adem¨¢s de los tiroteos en primera o tercera persona (permit¨ªa cambiar de c¨¢mara al vuelo), las carreras con motos aerodeslizadoras o la impactante batalla de Hoth que puso los cimientos de Rogue Squadron ¡ªcon naves rodeando y tumbando a los enormes AT-AT sobre la nieve¡ª, mediado el juego el contrabandista Dash Rendar pod¨ªa medirse con Boba Fett en igualdad de condiciones gracias al uso de jetpack. Fue un intento torpe en lo que a controles se refiere, incluso visto desde la perspectiva relativa de ese momento; pero al mismo tiempo tambi¨¦n sirvi¨® como una buena muestra de las posibilidades que iban a brindar las tres dimensiones para la saga.
Las precuelas: Jango entra en escena
Star Wars nunca hab¨ªa dejado de tener un p¨²blico multitudinario, pero en la segunda mitad de los noventa se produjo un repunte bastante intenso. Adem¨¢s de los esfuerzos dedicados a estas adaptaciones ¡°perif¨¦ricas¡±, en 1997 el mism¨ªsimo George Lucas apareci¨® de nuevo para reestrenar la trilog¨ªa original con retoques (el alien Greedo disparaba antes que Solo en la cantina, Boba Fett se adelantaba al Episodio IV en una escena nueva con Jabba, etc.) y, m¨¢s importante, empezar a rodar la ansiada trilog¨ªa de precuelas. Por fin, tras tantos a?os de espera, los espectadores iban a poder ver c¨®mo el joven Anakin Skywalker se convert¨ªa en Darth Vader.
Por el bien de la brevedad evitaremos tangentes sobre si La amenaza fantasma (1999) consigui¨® cumplir las expectativas; a fin de cuentas, algo s¨ª innegable es que logr¨® revigorizar el universo y dar pie a nuevos juegos de calidad como Episode I: Racer o Battle for Naboo. El nuevo milenio fue generoso con los jugadores aficionados a la saga y tambi¨¦n se sucedieron grandes t¨ªtulos no tan estrechamente ligados a la trilog¨ªa (Jedi Outcast, KOTOR), pero cada estreno f¨ªlmico ven¨ªa seguido por adaptaciones, y la llegada del El ataque de los clones en 2002 ofreci¨® una oportunidad de oro para revisitar y ampliar el concepto de cazarrecompensas espacial.
Entrega no menos controvertida que su antecesora, Episodio II recuper¨® la figura de Boba Fett y nos present¨® a su ¡°padre¡±, Jango Fett. Y lo entrecomillamos porque, como seguramente todos sep¨¢is, no se trataba de un padre en el modo convencional, sino de una r¨¦plica gen¨¦tica a partir de la que se hab¨ªan creado tanto ¨¦l como la legi¨®n de clones que daban nombre a la pel¨ªcula. En un giro inesperado de los acontecimientos, Boba dej¨® de ser alinearse con la visi¨®n representada por las obras del universo expandido ¡ªal menos algunas de ellas¡ª y Jango surgi¨® de la nada sin un trasfondo sobre el que asentarse. Uno para el que, c¨®mo no, no tardar¨ªa en producirse nuevo material complementario. Incluyendo nuestro juego protagonista de hoy.
Bounty Hunter: la precuela de la precuela
Estrenado a finales de 2002 en PlayStation 2 y GameCube, Star Wars: Bounty Hunter retroced¨ªa una d¨¦cada, a la ¨¦poca de La amenaza fantasma, para narrar las aventuras que entrelazaban el destino de Jango Fett con el del Conde Dooku y conduc¨ªan hacia la creaci¨®n de los clones ¡ªy por extensi¨®n, Boba Fett¡ª en el planeta Kamino. Temuera Morrison, el actor encargado de dar vida a Jango en la pantalla grande (y ahora, casi dos d¨¦cadas despu¨¦s, tambi¨¦n a Boba en la peque?a), cedi¨® apariencia y voz al protagonista para llenar de la forma m¨¢s natural posible ese nuevo hueco.
Y si algo se debe conceder a Bounty Hunter es que cumpli¨® en su cometido como precuela (de la precuela). De entre las seis o siete horas que pod¨ªa llevar completar el juego, una entera se dedicaba a di¨¢logos y secuencias, escritas y dobladas con factura excelente para la ¨¦poca (incluyendo al castellano) y un tono acorde a El ataque de los clones ¡ªpero sin romances adolescentes¡ª. Por supuesto, el desarrollo daba su raci¨®n de rodeos; el encuentro clave entre Jango y Dooku quedaba para el final, pero casi todos los eventos precedentes serv¨ªan al prop¨®sito de perfilar mejor la personalidad del cazarrecompensas, establecer din¨¢micas con otros personajes (amigos y rivales), adem¨¢s de explorar diferentes rincones del universo creado por George Lucas.
Desde la arena de bestias en una estaci¨®n espacial hasta el combate final en la luna Kohlma, pasando por los barrios bajos y altos de Coruscant, la prisi¨®n de un asteroide, la selva del planeta Malastare o incluso Tatooine (Jabba no pod¨ªa faltar a la cita), los jugadores acompa?aban a Jango en su misi¨®n de dar caza a Komari Vosa, Jedi al frente de un culto criminal que anta?o hab¨ªa servido como aprendiz de Dooku. Dicha b¨²squeda serv¨ªa para comprobar si era el indicado para proporcionar su ADN al futuro ej¨¦rcito, pero adem¨¢s tambi¨¦n funcionaba de excusa para explicar c¨®mo consegu¨ªa su emblem¨¢tica nave, el Esclavo I, o c¨®mo conoc¨ªa a Zam Wesell, la cazarrecompensas que intentaba asesinar a Amidala al inicio de Episodio II.
Fue algo parecido a lo que a?os m¨¢s tarde har¨ªa la pel¨ªcula de Han Solo, donde el actor Alden Ehrenreich tomaba el relevo de Harrison Ford para conocer tanto a Chewbacca como a Lando Calrissian y conseguir el Halc¨®n Milenario de un tir¨®n. Una sucesi¨®n de conveniencias retroactivas, pero con m¨¢s espacio para fluir de forma org¨¢nica en Bounty Hunter gracias a su condici¨®n de juego: Jango no solo iba de punto argumental en punto argumental, tambi¨¦n exploraba ¡ªpese a la linealidad general de los niveles¡ª y pod¨ªa acometer encargos de cazarrecompensas, escaneando personajes (enemigos o transe¨²ntes) para comprobar si sobre alguno pesaba orden de captura.
A partir de ah¨ª, pod¨ªamos marcarlos, perseguirlos y matarlos o atraparlos con una cuerda si el encargo especificaba un premio m¨¢s cuantioso ¡ªo directamente no anular la recompensa¡ª en caso de dejarlos vivos. Este componente era del todo opcional, las ¨²nicas capturas obligatorias eran aquellas que hilaban la trama principal (resueltas en secuencias tras batallas que hac¨ªan las veces de jefes de nivel) y el dinero se relegaba al desbloqueo de arte conceptual. Pero?ten¨ªa valor a la hora de hacernos sentir como un cazarrecompensas, experimentar c¨®mo ser¨ªa el d¨ªa a d¨ªa de Jango incluso aunque no estuviese enfrascado en una aventura de mayor envergadura.
Ahora en 2022 es sumamente f¨¢cil mirar hacia este elemento secundario e imaginar c¨®mo se podr¨ªa construir todo un juego alrededor de ¨¦l. Quiz¨¢ en un mundo ¡ªo sistema planetario¡ª abierto para elegir entre docenas de encargos con libertad. Quiz¨¢ con multijugador online para competir por las mismas capturas o colaborar en las m¨¢s dif¨ªciles. O quiz¨¢ con niveles sandbox al estilo Hitman, donde estudiar el escenario, aprender de los errores y probar diferentes m¨¦todos en las siguientes partidas. En 2002 fue un intento interesante, aunque bastante limitado. Como el de Shadows of the Empire a la hora de implementar tiroteos con jetpack.
En ese terreno, por contra, fue Bounty Hunter el que se benefici¨® de la experiencia adquirida en la generaci¨®n previa y el avance tecnol¨®gico de la por entonces actual. De una forma bastante reminiscente del previo Max Payne o el posterior Enter the Matrix (pero sin tiempo bala), Jango no solo pod¨ªa planear, tambi¨¦n dar volteretas por el suelo o el aire y moverse gr¨¢cilmente por el escenario mientras una ret¨ªcula se encargaba de dirigir los disparos de sus bl¨¢sters (u otras armas de munici¨®n finita que encontr¨¢bamos por los niveles) hacia los enemigos.
En movimiento era un espect¨¢culo, e incluso hoy resulta muy vistoso, aunque no tarda en revelar un acabado lejos de los mejores juegos de LucasArts. Con ret¨ªcula o sin ella (se activaba de forma manual)?el apuntado era poco preciso y los disparos pod¨ªan dirigirse hacia enemigos en los laterales o personajes que merodeaban sin entrar en combate. La dificultad, adem¨¢s, estaba poco equilibrada, alternando tramos sin complicaciones con oleadas que pod¨ªan despachar a Jango en pocos segundos; y su sistema de puntos de control forzaba a repetir todo el nivel si mor¨ªamos m¨¢s de cinco veces, algo extremadamente f¨¢cil durante la segunda mitad del juego.
Otro incordio frecuente era la c¨¢mara, invertida en el eje horizontal sin posibilidad de cambio y susceptible de obstaculizar la visi¨®n incluso cuando funcionaba de forma scriptada. Este problema sol¨ªa darse la mano con la mec¨¢nica de agarre a salientes, automatizada, pero impr¨¢ctica cuando hab¨ªa cambios repentinos en la perspectiva. Y para rematar la faena, el dise?o de niveles a menudo creaba confusi¨®n sobre la ruta a seguir, ya que algunas puertas solo exist¨ªan como decorado ¡ªpara la reaparici¨®n de enemigos¡ª y otras permanec¨ªan temporalmente cerradas sin indicar que deb¨ªamos avanzar por ellas. Son razones por las que ahora cuesta recomendarlo a pesar de sus destellos y el hecho de que fuese relanzando en PS3 y PS4 hace unos a?os.
El encanto de los cazarrecompensas
En su momento, la prensa se hizo eco de estas inconsistencias (Metacritic recoge una media de 65 para la versi¨®n de PS2 y una de 67 para la versi¨®n de GameCube), aunque no impidi¨® que el juego ganase cierto estatus de culto entre los fans de la saga (las medias de usuarios en la misma web rondan el 80). Despu¨¦s de todo, cuando las cosas funcionaban bien, a veces lo hac¨ªan realmente bien. La puesta en escena estaba a la altura de las circunstancias y el desarrollo argumental era m¨¢s que competente teniendo en cuenta la premisa y la ¨¦poca del lanzamiento.
As¨ª como durante los ochenta y los noventa Boba Fett hab¨ªa alimentado la imaginaci¨®n de espectadores y lectores, durante los 2000 era dif¨ªcil hacer ascos a la idea de encarnar a Jango de una forma tan directa, t¨¢ctil. Claro que hab¨ªa juegos de acci¨®n mejores. A patadas. ?Pero en cu¨¢ntos pod¨ªamos recorrer los mundos de Star Wars como uno de sus cazarrecompensas? ?Cu¨¢ntos nos serv¨ªan para a?adir otra pieza a un puzle narrativo en que en pleno 2022 a¨²n sigue a?adiendo nuevas historias a su mitolog¨ªa? ?Cu¨¢ntos dejaban conocer al personaje que cambi¨® el rumbo de la galaxia porque quer¨ªa un sucesor al que legar todo lo aprendido en sus a?os de cacer¨ªa?
Si acaso, los deslices de Bounty Hunter sirven para demostrar ese potencial pendiente, las posibilidades de una entrega nueva ahora que El mandaloriano y El libro de Boba Fett han vuelto a poner el foco sobre esta parte m¨¢s mundana, y tambi¨¦n humana. Star Wars, como franquicia en general m¨¢s all¨¢ de la rama de videojuegos, tampoco se ha librado de su raci¨®n de deslices incluso cuando George Lucas a¨²n estaba al frente. Pero ha persistido a todos ellos, y ha seguido dej¨¢ndonos algunos productos de gran calidad cuando se alineaban las ideas apropiadas con el talento adecuado.
Llegados a este punto, es casi imposible no cerrar sin pensar una vez m¨¢s en el malogrado Star Wars 1313, proyecto cancelado durante la generaci¨®n de PlayStation 3 y Xbox 360 que se niega a caer en el olvido pese a la continuidad que aseguran otros juegos como la ¨²ltima adaptaci¨®n con LEGO, la secuela de Fallen Order, el misterioso Eclipse de Quantic Dream o el remake de Caballeros de la Antigua Rep¨²blica. Todo eso est¨¢ muy bien, pero a veces apetece m¨¢s enfundarse el casco y hacerse pasar por ¡°un hombre humilde que se busca la vida en el universo¡±. Incluso si en el proceso acabamos convertidos en una figura tan s¨®rdida como los matones que perseguimos.
- Acci¨®n
- Aventura
En Star Wars Bounty Hunter, un videojuego de acci¨®n y aventura en tercera persona, te pondr¨¢s en la piel de Jango Fett, plantilla de clonaci¨®n del Gran Ej¨¦rcito de la Rep¨²blica, contratado para capturar a un jedi oscuro que ha perdido el juicio.