Moss Book 2: "el futuro de la realidad virtual est¨¢ en los juegos, no en el hardware"

La Navidad es una ¨¦poca del a?o en la que resulta obligatorio mirar por el retrovisor y parar a repostar nostalgia. Una gasolinera de flashbacks en la que tambi¨¦n venden revistas con portadas de colores chillones en las que se anuncian grandilocuentes repasos a lo sucedido durante los meses previos. Un local sucio y peque?o donde, justo encima del mostrador, cuelga un a?ejo televisor de tubo por el que, sin apenas audio, desfila un mont¨®n de gente anunciando listas con ¡°lo mejor del a?o¡±. As¨ª, en plan videoclips de la MTV. Los mejores momentos, las mejores pel¨ªculas, series, canciones. Los mejores videojuegos. Y aunque el sitio es deprimente, como tambi¨¦n lo son las cenas familiares y el olor a petr¨®leo, cuando uno vuelve al coche puede hacer borr¨®n y cuenta nueva. Deja de mirar por el retrovisor y se centra en el horizonte. Es entonces cuando el coraz¨®n galopa presa de la ilusi¨®n.

Al volante, lo que se extiende ante nosotros no es un atardecer, sino el binomio ¡°videojuegos y 2022¡±, cuya sola menci¨®n hace que nuestra cartera se remueva en el bolsillo del pantal¨®n. Sobre el asiento del copiloto yace una Gu¨ªa Repsol por la que asoman varios post-its. Son la prueba fehaciente de que ya hemos marcado un buen n¨²mero de imperdibles en nuestra hoja de ruta. Elden Ring, God of War Ragnarok, la secuela de Breath of the Wild... Destinos tan maravillosos como tur¨ªsticos, cierto, ?pero qui¨¦n va a Par¨ªs y se pierde la Torre Eiffel? En reflexiones tan profundas andamos cuando de pronto vemos a un par de autoestopistas caminando por el arc¨¦n y, haciendo caso omiso de la voz de la voz de la conciencia, tambi¨¦n conocida como la voz de nuestra madre, les invitamos a subir a bordo. Se presentan como Lincoln Davies y Mike Felice, dos tipos que aparecen muy sonrientes en la web de una compa?¨ªa llamada Polyarc y que se dirigen a un sitio llamado Moss: Book 2.

Hablando con ellos recuerdo que la clave de un buen viaje no es tanto la Torre Eiffel como ese restaurante previo en el que uno para sin querer antes de llegar. Son esos lugares m¨¢s peque?os y rom¨¢nticos, m¨¢s escondidos, en los que acabamos fruto de nuestra nula orientaci¨®n. Porque no es c¨®mo entras, sino c¨®mo sales: encantado. Lincoln y Mike me hacen darme cuenta de que s¨ª, todos recordamos 2018 por Red Dead Redemption 2, Spider-Man y Monster Hunter: World, entre otros, pero aquel buen sabor de boca no hubiera sido tal sin otras joyas como Celeste, A Way Out y por supuesto, el primer Moss. Las paradas inesperadas en el camino son las que acaban protagonizando todas nuestras an¨¦cdotas y recomendaciones personales. Y admit¨¢moslo, a todos nos gusta sentirnos descubridores de algo.

Lincoln y Mike se empiezan a animar y dejo que hablen. Lo hacen por ese compromiso de entretenimiento y di¨¢logo que se establece entre conductor y autoestopista, muy parecido al que se da entre un entrevistador y su v¨ªctima. No les interrumpo, pero tampoco les hago demasiado caso. Lo que me cuentan son banalidades, cosas que cualquiera podr¨ªa ver si consultase el ¨²ltimo tr¨¢iler de Moss: Book 2. Si incido sobre algo concreto me responden con una sonrisa cort¨¦s y me dicen que no quieren estropear la sorpresa. T¨ªpico de autoestopistas. Decido esperar a que se cansen para cambiar de enfoque y mientras me permito el lujo de divagar. Mi mente recuerda cuando jugu¨¦ al primer Moss, un maravilloso juego de acci¨®n, plataformas y puzles con vista isom¨¦trica que estaba hecho por apenas una quincena de personas. Uno de los juegos m¨¢s bonitos y maravillosos que he disfrutado en realidad virtual. Intuyo que las chapas de boyscout que ganar¨¢ su secuela ser¨¢n a¨²n m¨¢s de las que se llev¨® el original, el cual tuvo una colecci¨®n espectacular. O quiz¨¢s no. Quiz¨¢s no puedan repetir ¨¦xito. El mundo ha cambiado y ellos tambi¨¦n.

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Por si acaso, pregunto. Lincoln me da la raz¨®n. Ya no son los mismos. A¨²n son un estudio indie y viajan a dedo, pero han perdido su condici¨®n de underdogs. Son conscientes de que esta vez les esperan y de que no dar¨¢n la sorpresa con tanta facilidad. La realidad virtual tambi¨¦n ha crecido y evolucionado mucho desde febrero de 2018, cuando PlayStation VR apenas ten¨ªa un a?o y medio de vida. Por entonces ¨¦ramos unos virginales ingenuos que desconoc¨ªan cosas como Astro Bot: Rescue Mission, Beat Saber o Blood & Truth, y ni hablar de Half-Life: Alyx. Pero a pesar de todo, noto confianza en la voz de Lincoln. Habla de cambios, pero parece seguro de todo va a ir bien. ?Por qu¨¦? Mis nuevos compa?eros de viaje comparten una mirada c¨®mplice. ?Y por qu¨¦ iba a ir mal? El futuro trae siempre nuevos desaf¨ªos, pero tambi¨¦n nuevas herramientas para afrontarlos.

En primer lugar, Polyarc ha duplicado su personal. Detr¨¢s de Moss: Book 2 hay un equipo de 30 personas. Siguen siendo n¨²meros lejanos a los de las grandes producciones, pero eso es s¨®lo una forma de verlo. La otra es que tambi¨¦n son lejanos (para bien) a los del juego original. Lincoln y Mike me cuentan que no han estado toc¨¢ndose el ombligo, durmiendo en laureles ni recorriendo carreteras abandonadas como la que atravesamos. Desde que sali¨® Moss, el equipo ha estado llevando la magia a otros dispositivos (Oculus Quest y Rift S, VIVE, Valve Index y hasta Windows Mixed Reality). Llevan cuatro a?os domando a la VR. ?En Espa?a no regal¨¢bamos titulaci¨®n a los cuatro a?os?

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Mis pasajeros insisten en lo positivo del feedback recabado en las distintas plataformas y comunidades por las que han pasado. Saben en qu¨¦ fallaba el original (duraci¨®n) y en qu¨¦ no. Lo primero prometen arreglarlo. Me garantizan que Moss: Book 2 ser¨¢ m¨¢s largo que el anterior. El pobre era un t¨ªtulo asm¨¢tico y de mecha corta. Sufr¨ªa para alcanzar las cuatro horas. Lo que no me dicen es cu¨¢nto m¨¢s se alargar¨¢. Justifican el cambio asegurando que se debe a que la gente ya est¨¢ acostumbrada a los headsets de realidad virtual y puede pasar m¨¢s tiempo en ellos sin marearse. Que ahora los cascos son un perif¨¦rico de lo m¨¢s com¨²n y la media de tiempo por sesi¨®n ha aumentado. La excusa me suena rara, pero decido callar por educaci¨®n, como cuando me preguntan si pueden fumar y les digo que s¨ª, pero si antes bajan la ventanilla. Lincoln y Mike no s¨®lo son expertos en h¨¢bitos de consumo, sino tambi¨¦n en los aciertos de su primera aventura. Han tomado buena nota. Me tranquiliza o¨ªrlos decir ¡°no queremos arreglar lo que no est¨¢ roto¡±, pero temo que vaya a ser demasiado continuista. No he acabado de abrir la boca cuando ya se est¨¢n burlando.

Al parecer, podemos esperar una epopeya similar, pero repleta de novedades que ya adelantaron (sin nosotros saberlo) en El jard¨ªn del Crep¨²sculo, la expansi¨®n que lanzaron para el primer Moss y que tan buenas cr¨ªticas recogi¨® (y no, no s¨®lo porque fuera gratuita). En ella probaron nuevas armas, biomas, batallas con jefes finales y mec¨¢nicas que repetir¨¢n en esta ocasi¨®n. Ideas que quedaron en el tintero por falta de tiempo. ¡°No queremos cambiar la experiencia¡±, insisten, ¡°lo que queremos es subirla de nivel, sobre todo a nivel de interacci¨®n y conexi¨®n emocional¡±. La cosa suena demasiado bien y empiezo a preguntarme por qu¨¦ no tendr¨ªa marcado Moss: Book 2 en mi Gu¨ªa Repsol. Rezo para que no echen un vistazo a las paradas que s¨ª hab¨ªa se?alado por delante de ellos y ahora que emanan m¨¢s confianza hacia m¨ª, me animo con el tema m¨¢s importante de todos. ?Por qu¨¦ no hablar del futuro si estamos conduciendo hacia ¨¦l?

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Cuando hablo de PS5 y PlayStation VR 2, la palabra se queda flotado en el interior del veh¨ªculo durante algunos segundos. Casi puedo o¨ªr sus pensamientos. Est¨¢n calibrando qu¨¦ pueden contarme y qu¨¦ no. ¡°Estamos muy emocionados con lo que est¨¢n haciendo. Son los grandes vencedores del mundo VR y han sido un compa?ero de viaje estupendo para nosotros. Estamos deseando que la gente vea los nuevos caminos que abrir¨¢n¡±. S¨¦ que pregunte lo que pregunte no van a decirme m¨¢s, as¨ª que guardo silencio durante unos instantes. Espero darles a entender que agradezco el secreto que acaban de compartir conmigo. Todos sabemos que Sony est¨¢ preparando PS VR 2, el sucesor de sus gafas de realidad virtual, pero las palabras de mis acompa?antes dejan claro que ellos ya han tenido contacto con ¨¦l. Aunque este arranque de generaci¨®n se ha gripado por culpa de la falta de stock y producci¨®n, parece que las cosas siguen su curso.

Les pido que hagamos a un lado PS VR 2 y hablemos del futuro de la realidad virtual en general. ?Qu¨¦ esperan? ?Qu¨¦ le piden al ma?ana? La respuesta me sorprende a¨²n m¨¢s que la anterior. Me aseguran que hay un mont¨®n de especificaciones que les gustar¨ªa ver y que desde el punto de vista del consumidor, lo principal ser¨ªa volver todo m¨¢s accesible. Que sea ponerse el headset y punto, a jugar. Pero la cosa da un giro cuando, en tono serio, ambos me dicen que el futuro de la realidad virtual no depende del hardware, sino de los desarrolladores de juegos. Son los propios juegos los que tienen que seguir demostrando que esta tecnolog¨ªa ofrece cosas que no se pueden encontrar de otro modo. Saco a colaci¨®n Astro's Playroom y casi que me arrepiento al instante. Lincoln y Mike terminan de fumar y suben las ventanillas. La secuela de Astro Bot: Rescue Mission reneg¨® de la VR y a¨²n as¨ª se sali¨® con la suya: mantuvo la f¨®rmula jugable y sus dosis de excelencia. El mismo camino que han seguido t¨ªtulos como The Persistence o Here They Lie, aunque nunca tuvieron demasiadas dosis de eso ¨²ltimo. ?Podr¨ªa Moss seguir sus pasos?

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No parece hacerles mucha gracia. ¡°Lo pensamos y se puede, por poder se puede, pero no es lo mismo¡±, sentencian. ¡°La interacci¨®n, el feedback emocional... nada de eso est¨¢ en 2D. La magia de sus mec¨¢nicas en VR se pierde sin ella. La inmersi¨®n. La relaci¨®n con el ambiente. Todo eso es lo que hace a Moss especial¡±. Hablan del cat¨¢logo de realidad virtual y de la cantidad de demos t¨¦cnicas, """experiencias""" (as¨ª, con muchas comillas que veo materializarse en el coche) y microjuegos que lo pueblan. Como si de relleno de un anime se tratara, en mi cabeza tengo un d¨¦j¨¤ vu de hace unos segundos, cuando me han dicho que el futuro de la realidad virtual est¨¢ en los juegos y no s¨®lo en el hardware. Iban muy en serio. No llaman renegados a quienes abandonan, ni traidores, ni sangresucia a esas?"""experiencias"", pero creo notar c¨®mo asoma esa idea por su tono de voz. Aunque quiz¨¢ sea que fuera del coche ha empezado a llover y mi ¨¢nimo se ha oscurecido con el nuevo clima.

El tono casi parece el del tr¨¢iler de Moss: Book 2, el cu¨¢l adelante una entrega de entornos m¨¢s fr¨ªos y oscuros. Les pregunto por sus referencias art¨ªsticas, pero noto que les he perdido. Cito Las Cr¨®nicas de Narnia y El viaje de Chihiro (cuyo fantasma siempre me pareci¨® similar a nuestro alter ego en el primer Moss), pero ninguno recoge el guante. Me dicen que m¨¢s que otras obras, Moss est¨¢ basado en la experiencia de crecer y en la relaci¨®n con sus mascotas. En la vida y la infancia, en los desaf¨ªos que pone la vida ante nosotros y que superamos siendo muy peque?itos. Les falta recomendarme un manual de autoayuda.

Al cabo de unos kil¨®metros en silencio, me piden que pare y les deje en el arc¨¦n. Quieren seguir andando. Es la hora del adi¨®s. Bajo la ventanilla y trato de hacerme o¨ªr por encima de la lluvia. Un par de preguntas r¨¢pidas para quitarme el mal sabor de boca de las ¨²ltimas. ?Habr¨¢ funciones para PS5 y el Dualsense? Negativo. Tendr¨¦ que jug¨¢rmelo a una ¨²ltima carta. ?Vendr¨¢ en espa?ol o s¨®lo en ingl¨¦s como el original? ?ste acaba recibiendo un parche con la traducci¨®n, pero meses despu¨¦s. Me confirman que Moss: Book 2 s¨ª se acordar¨¢ de los hispanoparlantes y me dedican una sonrisa de despedida. Asiento y vuelvo a ponerme en marcha. Incluso aprieto el acelerado por si as¨ª 2022 se persona antes. Mi coraz¨®n vuelve a galopar con ilusi¨®n, pero ahora lo hace con un nuevo post-it en la Gu¨ªa Repsol y un inesperado enfoques sobre el futuro ¡ªeste m¨¢s gris¨¢ceo¡ª de la realidad virtual.