Marvel's Spider-Man, an¨¢lisis

Hubo una ¨¦poca no tan lejana en la que hablar sobre juegos basados en pel¨ªculas o superh¨¦roes era casi carne de m¨ºme. Sus an¨¢lisis, casi un castigo al redactor. Y eso es porque generalmente eran t¨ªtulos basados en una franquicia conocida que aprovechaban el tir¨®n comercial del cine para ¡°pescar¡± en el p¨²blico generalista unas ventas - y muchas veces bastante generosas - que muy dif¨ªcilmente se defend¨ªan de cara al consumidor de videojuegos m¨¢s exigente. Proyectos llevados a cabo con escaso margen de tiempo, dotados de presupuestos poco generosos y descuidando por completo esa faceta de la marca, como si el videojuego no importara de cara a cuidar o manchar el buen nombre de una licencia.

De esto han sido culpables tanto Marvel como DC por igual, pero salvo alguna que otra muy deshonrosa excepci¨®n, queremos creer que con este Marvel¡¯s Spider-Man se apuesta definitivamente por aspirar a la excelencia, por seguir en la l¨ªnea de la calidad de t¨ªtulos como los de la serie Batman: Arkham, pero con una identidad propia. Este t¨ªtulo que hoy nos ocupa, esta nueva entrega de uno de los m¨¢s importantes iconos de Marvel, es tal vez el mejor Spider-Man que hemos visto en muchos a?os y probablemente el que hayamos visto nunca.

Un gran poder¡­

El peso de esta responsabilidad se ha confiado a Insomniac Games que, a pesar de no tener el cach¨¦ de otras compa?¨ªas como Rockstar o Naughty Dog, lleva 25 a?os aportando juegos y haciendo grande a la marca PlayStation con nombres de la talla de Spyro, Ratchet & Clank o la estupenda saga Resistance. Y su escarceo con Microsoft de hace unos a?os culmin¨® con un notable Sunset Overdrive que, estando lejos de ser el vendeconsolas que nos intentaron vender, s¨ª fue un t¨ªtulo repleto de oficio y de fondo de armario para Xbox. ?Y qu¨¦ ha hecho Insomniac con nuestro trepamuros favorito? Pues ha tomado una aproximaci¨®n relativamente conservadora, creando un juego de mundo abierto cl¨¢sico (de los de montones de iconos en el mapa) que rodea una campa?a principal muy cinematogr¨¢fica de entre 15 y 20 horas de duraci¨®n. No existe un contador oficial de tiempo inclu¨ªdo en el juego pero para sacar el platino, que requiere completar absolutamente todo al 100%, hemos invertido no menos de 30 o 35 horas; eso sin incluir el tiempo que hemos empleado, simplemente, disfrutando mientras pase¨¢bamos en red por Manhattan.

Y es que uno de los n¨²cleos fundamentales sobre los que gira la experiencia de este Marvel¡¯s Spider-Man es precisamente las sensaciones que uno tiene al manejar al hombre ara?a por Nueva York. Es algo en lo que pr¨¢cticamente coincidimos todos los que hemos podido probar el juego en mayor o menor medida: balancearse en red no se hace pesado en ning¨²n momento, ni tan siquiera tras decenas de horas al mando. Incluso pudiendo utilizar viaje r¨¢pido por el mapa, es sorprendente la cantidad de veces en las que hemos decidido ir en red de A hacia B por el simple placer de hacerlo. Es la casi perfecta fusi¨®n entre el ¡°realismo¡± de la f¨ªsica del personaje y la facilidad con la que resulta llevar a cabo los movimientos.

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El ¨¦xito reside en hacer f¨¢cil, natural y cre¨ªble algo tan incre¨ªble como perseguir un coche que va a toda velocidad rodeando el Empire State. Consiste en hacer entender al usuario, en apenas unos minutos, que si no hay paredes, no hay red de la que colgar. Que si el edificio est¨¢ a la derecha, no se puede girar a la izquierda. Que se puede dejar espacio a la habilidad y a la creatividad del jugador pero a la vez ser accesible para todo el mundo casi de forma instant¨¢nea. En definitiva, navegar en red es una experiencia en s¨ª misma, casi un juego en s¨ª mismo. Un muy buen juego, adem¨¢s.

Pero lo cierto es que desplazarse por Manhattan, por importante que sea, est¨¢ al servicio de la campa?a principal, una experiencia que representa el coraz¨®n del t¨ªtulo. Marvel¡¯s Spider-Man es un juego c¨¢non, aunque no del universo que hemos visto en Homecoming o en el MCU en general. Pero al ser c¨¢non se nota que se ha puesto especial inter¨¦s en hacer part¨ªcipe al espectador del peso de lo que supone ser uno de los h¨¦roes favoritos de Nueva York; en especial algo que siempre se ha recogido en los c¨®mics pero se ha trasladado muy mal en los videojuegos: la dificultad de Peter Parker para mantener una vida medianamente normal y hacerla convivir con su alter ego enmascarado. Parker ya no es un aprendiz de h¨¦roe, por as¨ª decirlo. Tiene 23 a?os, es ocurrente y observador, trabaja en una empresa de implantes prost¨¦ticos y lleva bastante tiempo luchando por mantener su ciudad a salvo mientras lo compagina con su vida personal y familiar.

Peter ayuda a su t¨ªa May a llevar un refugio para la gente sin techo y sigue teniendo problemas para pagar el alquiler, a pesar de que su alter ego goza de m¨¢s de 15 millones de seguidores en sus redes sociales. Y adem¨¢s tiene que lidiar con el constante acoso que el legendario J.J.Jameson le realiza desde su podcast. Aunque hace tiempo que no habla con MJ, su chica de siempre, todo parece ir mejor tras enfrentarnos y encerrar a Kingpin, due?o y se?or del crimen en la ciudad. Pero, a partir de ah¨ª, la cadena de acontecimientos que se desatar¨¢ llevar¨¢ a nuestro h¨¦roe a enfrentarnos a algunos de los villanos m¨¢s emblem¨¢ticos que ha tenido nunca el trepamuros.

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Un Spider-Man con toque Batman

No es un secreto que la saga Batman populariz¨® una tendencia en el mundo del videojuego sobre c¨®mo afrontar las peleas cuerpo a cuerpo. Y por poco que se haya visto de la jugabilidad de este t¨ªtulo, a nadie escapa de d¨®nde procede su inspiraci¨®n. Los combates en Spider-Man beben bastante de la franquicia de Rocksteady, utilizando el sentido ar¨¢cnido sobre cu¨¢ndo es el momento ¨®ptimo para esquivar el da?o que proviene de los enemigos. Spider-Man siempre esquiva, al contrario que Batman, con lo que las luchas se desenvuelven con mucha m¨¢s movilidad. Porque, al contrario que Batman, Spider-Man s¨ª tiene superpoderes y vale la pena usarlos. Insomniac ha creado un combate muy ¨¢gil, muy r¨¢pido, en el que los enemigos nos atacan distanciados los unos de los otros y en los que es importante moverse con rapidez de un lado a otro. Hay bastante variedad de enemigos pero nada que no hayamos visto hasta el momento en otros juegos (enemigos que bloquean todos los ataques frontales y otros que los repelen, otros que son inmunes a gadgets, algunos que llevan armas a melee, rifles, lanzacohetes, etc.), y el juego premia mucho el combate a¨¦reo, llevando los enemigos al aire y haciendo los combos all¨ª.

A medida que combatimos aumentamos una barra de focus que utilizamos para hacer ataques especiales y a medida que ganamos puntos de experiencia podemos invertir en m¨²ltiples mejoras que nos ayudar¨¢n a despachar enemigos con mayor facilidad. En casi todo momento podemos interactuar con elementos del escenario para utilizarlos contra nuestros adversarios, a modo de arma improvisada. Y a las malas, hasta utilizar a nuestros propios adversarios como arma, mientras nos dirigimos al siguiente enemigo o esperamos la siguiente oleada. Dicho esto, la c¨¢mara no siempre parece jugar a nuestro favor; es frecuente que tras una ejecuci¨®n a un malvado con efectos de sonido y enfoque a lo Michael Bay, se nos sit¨²e en una posici¨®n desfavorable para seguir con el ritmo del combate y dependamos exclusivamente de nuestro sentido ar¨¢cnido para esquivar y volver a encontrar la fuente del problema que antes ten¨ªamos localizada sin problema. En algunos mapeados la navegaci¨®n cuando se pelea contra muchos enemigos desde distintas alturas tampoco funciona a la perfecci¨®n y otras veces, aunque las menos, la inteligencia artificial ha decidido ignorarnos y dejar de atacarnos por completo.

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Problemas menores en un combate que resulta muy variado por la cantidad de posibilidades pero que no goza de la profundidad de otros t¨ªtulos ni de su dificultad, por defecto ajustada a un nivel muy asequible y pensada para un jugador de t¨ªtulo generalista poco exigente en este sentido. Especialmente durante la campa?a principal es muy muy muy dif¨ªcil morir ni tan siquiera en encuentros contra un ¡°boss¡± y en el nivel m¨¢s alto de los tres que se incluyen, aunque en el parche del d¨ªa 1 est¨¢ previsto a?adir uno superior para aquellos que busquen un reto de verdad. Es tan fuerte el intento de Insomniac por evitar la frustraci¨®n del jugador que, incluso si fracasamos a mitad de un evento, aunque dure un par de minutos, se nos recompensa con la experiencia acumulada hasta ese punto.

El combate no es lo ¨²nico inspirado en la saga Batman. Existen escenas o encuentros de ¡°sigilo¡± que siguen el mismo patr¨®n y Spidey estar¨¢ armado a su vez con m¨²ltiples artilugios que bien podr¨ªan haber salido de la cueva de Bruce Wayne y que acompa?ar¨¢n a sus legendarios lanzarredes. Ya sean bombas de red, minas de redes o drones ara?a, nuestro arsenal va aumentando a medida que suben los niveles y adquirimos monedas de distintos tipos. A eso podemos sumarle alguno de los m¨¢s de 25 trajes que se pueden desbloquear del universo Spider-Man, la mayor¨ªa de ellos con un poder especial asociado para utilizar en momentos de apuro y con ranuras a las que equipar habilidades que podemos comprar durante la aventura.

Es una aut¨¦ntica pena que ninguna de esas cosas, ni gadgets, ni trajes, ni habilidades¡­ sea necesaria para completar el juego, excepto el lanzarredes tradicional que tenemos a nivel 1. Se podr¨ªan haber dise?ado encuentros mucho m¨¢s imaginativos contra jefes o subjefes con los que usar estas posibilidades, en lugar de b¨¢sicamente esquivar y utilizar X objeto del escenario. Entendemos que esto es una decisi¨®n de dise?o voluntaria de Insomniac y francamente nos parece una posibilidad desperdiciada que hubiese a?adido un poco de color a los combates.

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Manhattan: el icono

Tal vez esa decisi¨®n venga motivada por tal y como se ha organizado el mundo abierto de Manhattan; como adelantamos al principio, Marvel¡¯s Spider-Man es el reflejo de la mayor¨ªa de los juegos de mundo abierto hasta hoy, desde el primero de los Assassin¡¯s Creed hasta un Mad Max, por citar dos ejemplos. Hay montones de iconos en el mapa que inteligentemente se van desbloqueando poco a poco seg¨²n progresamos en la campa?a para evitar abrumar al jugador, pero lo cierto es que entre coleccionables que encontrar, misiones secundarias, bases enemigas que eliminar (enfrentamiento contra oleadas de adversarios), fotograf¨ªas que realizar, retos que completar, minijuegos que solucionar¡­ hay contenido suficiente para doblar la duraci¨®n de la campa?a. Este contenido, a excepci¨®n de unos pocos casos, es poco imaginativo y en la mayor¨ªa de casos se hace bastante repetitivo; por ejemplo, solamente de eventos ¡°din¨¢micos¡± que se activan al ir en red por la ciudad y que consisten mayormente en eliminar enemigos agolpados en un sitio, hay m¨¢s de 170. Y eso es necesario para conseguir el 100%, que a su vez es necesario para conseguir todos los trajes. Obviamente es contenido completamente opcional porque, como hemos dicho, pr¨¢cticamente nada de lo que consigamos fuera de la campa?a tiene incidencia alguna dentro de la campa?a, pero es importante que el usuario lo sepa.

Dicho lo cual, a nivel t¨¦cnico y art¨ªstico el juego roza un gran nivel. La interpretaci¨®n de los personajes principales, la puesta en escena, las cinem¨¢ticas¡­ Tambi¨¦n podemos apreciar el cambio que sufre la ciudad a lo largo de la aventura, como luce en distintos momentos del d¨ªa y la noche, etc. A pesar de que el juego rinde por debajo de lo presentado en los primeros avances, el resultado sigue siendo sobresaliente; en una PS4 convencional, eso s¨ª, el juego tiende a sufrir en exteriores y cuando nos movemos a altas velocidades. Hay bastantes dosis de popping, con objetos apareciendo de la nada a una distancia moderada de nosotros y a nuestro gusto se abusa del motion blur bastante a menudo, pero hay que tener en cuenta que podemos desplazarnos por toda la ciudad sin ni tan siquiera un momento de carga, lo que no es tarea f¨¢cil.

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La representaci¨®n de la ciudad se nos ha antojado bastante realista, con movimiento constante por donde quiera que se vaya: gente trabajando en las calles, haciendo yoga en el parque o pidiendo un taxi. O pidi¨¦ndonos un selfie, que tambi¨¦n ocurre. Nos hubiera gustado un poco m¨¢s de interacci¨®n con el entorno, la verdad, pero desconocemos si no se implement¨® por cuestiones t¨¦cnicas o simplemente no hubo tiempo para m¨¢s.