Disco Elysium: The Final Cut
Disco Elysium: The Final Cut, an¨¢lisis Switch. Pasos de gigante
ZA/UM Studio presenta en Switch la edici¨®n magistral de un juego ya de por s¨ª sobresaliente. Disco Elysium: The Final Cut es la consolidaci¨®n de un rotundo triunfo para el estudio y, sobre todo, para el propio medio.
Dedicamos este texto a la versi¨®n definitiva de Disco Elysium en Switch, aunque sus bondades (salvo el mayor tama?o de texto y uso t¨¢ctil en port¨¢til) son extrapolables a la versi¨®n de PC y de las dem¨¢s consolas. Como todo lo que pide un an¨¢lisis ya est¨¢ registrado en el magn¨ªfico texto que Fran Serrano public¨® en su momento y de la edici¨®n Final Cut dio buena cuenta Alejandro Castillo, en las presentes l¨ªneas disfrutaremos de la suficiente libertad como para aportar valor desde otra perspectiva. Lo bueno (o malo, seg¨²n se mire) que brinda un t¨ªtulo tan enorme como este es que nos obliga a plasmar sobre la pantalla en blanco algo que intente estar a su altura. Ante el m¨¢s que evidente e indudable riesgo de salir vapuleados en dicha labor, empezamos.
Espejo de pensamientos al ¨®leo
En Disco Elysium los personajes se arrastran sobre escenarios que parecen que llevan d¨¦cadas ah¨ª, mucho antes de que t¨² llegaras. Los personajes... Tambi¨¦n se perciben viejos y cansados, de vuelta de todo, pintados con m¨¢s trazos de los necesarios, con l¨ªneas gruesas que fluyen densas por debajo de las que ves, como gusanos retorci¨¦ndose bajo las muecas que forman las caras. Cada una tiene su historia, como la tuya, que lanza sus profundas ra¨ªces tras tu agrietado cr¨¢neo. Te acabas de despertar tirado en el suelo de una habitaci¨®n que no conoces. Tampoco te conoces a t¨ª mismo. No hay resquicios de un pasado en tu mente, pero s¨ª negros nubarrones que te dicen que te odias desde hace mucho. Te levantas de manera torpe y enseguida te llevas una mano a la cabeza. Un intens¨ªsimo dolor parece decirte que si no lo haces explotar¨¢ poni¨¦ndolo todo peor a¨²n de lo que ya est¨¢. Ah, s¨ª, t¨² cara. En el cuarto de ba?o defines su expresi¨®n frente al espejo y lo haces con horror. ?Qu¨¦ es eso? No puedes ser ESO. ?Se trata de una risa, o es una mueca de dolor? Tu rostro huele, tu boca huele, todo tu cansado cuerpo lo hace. Rezuma whisky barato, salitre espeso saturando el sudor seco sobre la sucia piel fr¨ªa.
Disco Elysium fue mudo. Durante alg¨²n tiempo tras nacer. Tard¨® en aprender a hablar, y ahora no se calla, piensas. Las voces salen de lo m¨¢s hondo de una psique demasiado fastidiada por el alcohol. Son voces guturales que se arrastran hacia el exterior desde tus entra?as, ara?¨¢ndolas con dolor en su subida. Y se r¨ªen de ti porque son t¨². Te conocen bien y no pueden hacer otra cosa que humillarte en esta ma?ana de resaca. M¨ªrate, das pena. Sin cambiarte esos calzoncillos repletos de manchas ocres, repletos de ti, te enfundas en la piel de alguien a quien no reconoces. Tus recuerdos se han ido por el sumidero cada vez que has vomitado esta pasada noche. No, espera, tambi¨¦n est¨¢n esparcidos por la alfombra. Grumos de s¨ªlabas sueltas, de frases inconexas. Podr¨ªas pasarte horas tirado en el suelo jugando con esos trozos de psique, intentando armar el puzle que es tu memoria ahora mismo. No hay fuerzas para ello, y sabes que deshar¨ªas lo ensamblado ech¨¢ndolo de nuevo desordenado por la nariz y la boca. Salir, mejor salir al pasillo, dejar atr¨¢s este infecto cuchitril. Decides dirigirte tambaleante hacia la vida. Buscas antes el zapato que te falta. Lo localizas en el balc¨®n tras la ventana rota. Intent¨® huir de su due?o pero no lleg¨® demasiado lejos. Qu¨¦ ingenuo, pensar que pod¨ªa escapar de ti, que pod¨ªa dejar atr¨¢s Disco Elysium.
Est¨¢s en un hotel, vale, y parecen conocerte aqu¨ª. Los nubarrones se extienden m¨¢s all¨¢ de ti, al parecer. No solo t¨² te odias. Los que se cruzan contigo, que te conocen mejor que t¨², tambi¨¦n parecen odiarte. Qu¨¦ has hecho estos d¨ªas, qu¨¦ le has hecho a este lugar, qu¨¦ le has hecho a esta gente... Poli, te llaman poli. Y debes una pasta por incontables botellas vac¨ªas, tambi¨¦n por un buen n¨²mero de botellas rotas. Has roto muchas cosas. Tal vez alg¨²n hueso, o alg¨²n coraz¨®n. Quieres respuestas, pero a la vez te incomoda darte cuenta de que todos saben de ti m¨¢s que t¨². Pregunta entonces al ahorcado que baila un lento en el patio trasero, te dicen. Se supone que es la raz¨®n de que est¨¦s aqu¨ª. Espera, ?qu¨¦? Hoy va a ser un d¨ªa muy largo.
Que te den, Charles Foster Kane
Qu¨¦ tiempos aquellos en los que todo esto era un juego de ni?os, ?verdad? Ganar a los malos, batir al resto del barrio, aporrear hasta la extenuaci¨®n un par de gastados botones y forzar el joystick m¨¢s all¨¢ de sus l¨ªmites. Luego result¨® que aquello era arte. No, no solo lo que vino despu¨¦s, tambi¨¦n aquellos para¨ªsos pixelados a los que acced¨ªamos de ni?os a trav¨¦s de valiosas monedas de cinco duros, de esforzadas y chirriantes casettes, de cuadradas consolas que dej¨¢bamos encendidas cuando tocaba ir a comer porque eran desagradecidas m¨¢quinas sin memoria que no nos recordar¨ªan a nuestra vuelta. ?Un arte? ?Anda ya!. El comecocos, las piezas del Tetris, el marcianianito de Space Invaders. Para cuando nos toc¨® a los primeros jugadores empezar a pagar con sudor una hipoteca, estos seres de colores planos viv¨ªan ya rodeados de lujos en reputados museos. Y un d¨ªa resulta que tu hijo llega de la universidad y te dice que va a hacer su trabajo fin de grado sobre ¡°La deconstrucci¨®n social y arquitect¨®nica del siglo XX a trav¨¦s de la mirada sovi¨¦tica de los tetromin¨®s que desaparecen al ensamblarse en el Tetris original en la Europa de la guerra fr¨ªa de mediados de los 80¡±. Y se te queda cara de tonto, claro. ?Tanto he invertido en tu educaci¨®n para esto, Luis? (porque ya no es Luisito, ahora es Luis). Y miras a tu se?ora, y le dices con pesar: Mar¨ªa, ?Qu¨¦ hemos hecho mal?
Porque mientras unos miraban con catalejo a que apareciera en el horizonte el Ciudadano Kane de los videojuegos, aquello que dar¨ªa p¨¢tina al invento este del arte interactivo, al igual que en el cine, donde antes que Orson Welles hab¨ªa estado Chaplin, y Keaton, y los alemanes y sus monstruos interiores, y los rusos ense?ando a todo dios a montar una pel¨ªcula, en los videojuegos se col¨® la intelectualidad por (esperen, c¨®mo se llama eso en el f¨²tbol, eso de los laterales por donde corre un tipo con un bander¨ªn¡ ?ah, s¨ª!) la banda. Y lo hizo sin hacer mucho ruido, portando un plato de caviar y llevando bajo el brazo una gastada (para que se note que se ha le¨ªdo) edici¨®n del Ulises.
El tipo del catalejo, digo, para cuando se detuvo a comer, se encontr¨® la mesa abarrotada. All¨ª estaban el se?or con corbata de Braid, el del cabez¨®n blanco de Fez y el del cabez¨®n negro de Limbo, que hab¨ªan sido de los primeros en llegar y hab¨ªan elegido los mejores sitios. Pero es que tambi¨¦n estaba la querida Esther, que se quer¨ªa ir a casa; la desgraciada madre de Edith Finch; una chica con guitarra que siempre se desped¨ªa diciendo ?Sayonara, corazones salvajes!, pero que nunca se iba; Florence, que hab¨ªa llegado con su novio, al que ten¨ªa pensado dejar esa misma noche; una tipa que iba disfrazada de guerrera celta y que solo hablaba consigo misma; una chiquita de larga melena que al parecer era alpinista y acababa de coronar el ocho mil de la depresi¨®n, y Annapurna, al lado de la chiquita, diciendo que eso era una trola, que ella conoc¨ªa bien todos los ocho miles porque hab¨ªa adoptado a varios; y ojo, apretujados en un lateral, un mont¨®n de civiles supervivientes de los guetos judios de la Europa nazi y de la guerra de Yugoslavia. No me pregunten qu¨¦ hac¨ªan all¨ª, que el tiempo y el espacio son relativos, ya se sabe.
El caso, que daba gusto verles comer. Y el tipo del catalejo, con la boca abierta el hombre, cogi¨® r¨¢pidamente el tel¨¦fono y, tras el tercer intento de marcar con sus dedos temblorosos, solt¨® a su interlocutor: ¡°?Es la Academia? ?Vengan, vengan inmediatamente! No, no ha llegado Charles Foster Kane, pero no va a hacer falta, ?no se pueden imaginar la que hay aqu¨ª montada!¡±. Y el tipo del catalejo colg¨® el auricular, se desnud¨® y se puso a bailar totalmente pose¨ªdo encima de la mesa mientras todos los comensales le vitoreaban, aplaud¨ªan y cantaban canciones en polaco. Bueno, vale, esto ¨²ltimo me lo he inventado¡ no s¨¦ si eran en polaco.
La Disco Elysium en la calle Switch
Pues bien, como era de suponer, despu¨¦s de la comilona y todav¨ªa en plena euforia, terminaron todos en la Disco Elysium, local de moda que ha abierto franquicias en varios lugares desde aquella primera apertura en PC en 2019. iPhone, iPad, PlayStation 4, PlayStation 5, Stadia, Xbox One, Xbox Series X... Como todos esos lugares quedaban lejos, se opt¨® por el reci¨¦n abierto en Switch. Aunque mucho m¨¢s peque?¨ªto que los mencionados, all¨ª se encontraron con casi exactamente las mismas bondades que en locales de lujo como los sitos en PS5 y Xbox Series. Los due?os, al ser conocedores de que por esa zona la gente ya llega perjudicada, anunciaban los c¨®cteles en textos adaptados a mayor tama?o. Que no se pierda una consumici¨®n porque el cliente vea doble. Se hab¨ªan instalado de forma visible las ¨²ltimas novedades y todo resultaba de lo m¨¢s c¨®modo.
Los intelectuales, ah¨ª donde los ven, no se diferencian mucho de nosotros, los simples mortales¡ por lo menos cuando llevan varias copas encima. Al poco estaba la mayor¨ªa del grupo haciendo de las suyas en una pista repleta que hizo tropezarse al torpe de Framerate en varias ocasiones. Los bailes tampoco esquivaban la verg¨¹enza ajena, y algunos se descubr¨ªan a s¨ª mismos donde siempre hab¨ªa existido solo la vista en primera persona. Otros mientras tanto prefer¨ªan la barra, y c¨®mo castigaban el gaznate. Hab¨ªa un tipo con gabardina que, por su rostro cada vez m¨¢s desencajado, estaba claro que no iba a terminar bien esa noche.
A las tantas de la ma?ana, copa en mano, el tipo antes mencionado se dirigi¨® al escenario del local tambaleante y visiblemente perjudicado. No se lo van a creer pero, dispuesto a entonar un et¨ªlico recital, agarr¨® el micr¨®fono del karaoke arrebat¨¢ndoselo de un empuj¨®n al bardo del grupo Wandersong, que lo estaba haciendo estupendamente acompa?ado de un astronauta con un banjo. Menos mal que la Disco Elysium cuenta con habitaciones en la primera planta. All¨ª lo subi¨® a rastras el gerente del local mientras el resto de la alocada clientela iniciaba una prudente retirada tomando la Ruta Cero de Kentucky. Todo apuntaba a que alguien iba a tener una monumental resaca al d¨ªa siguiente.
Conclusi¨®n
Disco Elysium se estrena en Switch en su encarnaci¨®n m¨¢s evolucionada hasta la fecha. Llega enorme, con toneladas de prestigio a sus espaldas que le han permitido crecer y crecer desde que vio la luz en PC en 2019. El alabado t¨ªtulo de ZA/UM se expresa en espa?ol sobre la pantalla y con una tremenda interpretaci¨®n en ingl¨¦s en las voces. La escritura es profunda, desgarrada, sin concesiones. Nada ni nadie se salva: pol¨ªtica, religi¨®n, sexo, corrupci¨®n, muerte, alcoholismo, depresi¨®n, horror, supremacismo, guerra, ideolog¨ªas, pederastia, prostituci¨®n, enfermedad, Estado¡ No hay tema sensible que no aparezca y no se trate con contundencia y sin miramientos. Imposible haber disfrutado de toda esa fuerza de no traducirse al espa?ol, carencia que sufri¨® en sus primeros pasos en PC. Por su parte, la interpretaci¨®n vocal resulta cre¨ªble y apasionante, tanto que da miedo, que asusta. <br></br> El juego profundiza en sus personajes a base de cavar y cavar con grandes paladas en unas mentes que son oscuros pozos sin fondo, y la literatura que lo refleja est¨¢ gloriosamente a la altura. Su arte impacta porque se expresa visualmente, no solo con la calidad pict¨®rica del ¨®leo, sino con tremenda fuerza y personalidad. Disco Elysium es un cl¨¢sico moderno, de esos que, como Outer Wilds o What Remains of Edith Finch, son capaces de redefinir y expandir los l¨ªmites del medio que los acoge. Se trata de un juego puramente narrativo, de una novela que se expande m¨¢s all¨¢ del papel a trav¨¦s de la interacci¨®n y de vestirse de colores y formas en una pantalla. Distop¨ªa complej¨ªsima, s¨®lida e incre¨ªblemente construida que respira viva y por s¨ª misma m¨¢s all¨¢ de nosotros, los jugadores. Disco Elysium se construye tallando sobre la mejor madera de la que est¨¢n hechas las obras imperecederas.
Lo mejor
- La cre¨ªble (e incre¨ªble) construcci¨®n de su mundo a todos los niveles.
- Repleto de personajes memorables, empezando por el propio protagonista.
- Su salvaje y excelsa literatura. Miles de p¨¢ginas que se expresan sin miedo ni concesiones de ning¨²n tipo.
- Y lo hacen en una buena traducci¨®n al espa?ol surgida del fandom y un imponente audio en ingl¨¦s.
- La versi¨®n de Switch est¨¢ realizada con respeto y mimo, pensando en la comodidad del jugador de formato port¨¢til hasta el punto de implementar el control t¨¢ctil.
Lo peor
- Aunque no llega a ser molesto por su ritmo pausado, alguna ca¨ªda del framerate.
- Es la versi¨®n m¨¢s pulida hasta la fecha, pero todav¨ªa persiste alg¨²n problema heredado, como la, a veces, confusa navegaci¨®n por los escenarios en consola.
- Cierta imprecisi¨®n en el control del personaje, tambi¨¦n achacable a las versiones de sobremesa.
Excelente
Un t¨ªtulo referente en su g¨¦nero, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutar¨¢s de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en cl¨¢sico con el paso de los a?os. C¨®mpralo sin pesta?ear.