My Memory of Us, an¨¢lisis

Lidiar con la memoria hist¨®rica siempre es problem¨¢tico, m¨¢s a¨²n cuando esa memoria es traum¨¢tica y pocas hay m¨¢s traum¨¢ticas que la historia polaca durante el siglo XX. La Segunda Guerra Mundial provoc¨® un escenario apocal¨ªptico que tuvo su epicentro en la ciudad de Varsovia, arrasada, su poblaci¨®n exterminada y gran parte de ella arrinconada en un peque?o gueto desde donde les condujeron a los campos de la muerte. Leer diarios y memorias de polacos escritos durante la invasi¨®n alemana del pa¨ªs es un ejercicio de responsabilidad. Nos avisan. Esto podr¨ªa pasar. Jan Karski, J¨®zef Czapski o Imre Kertesz nos ilustran a trav¨¦s de sus memorias particulares de la brutalidad del ser humano.

En Polonia la memoria sigue siendo un problema. Recientemente se han acu?ado leyes contra la divulgaci¨®n de la colaboraci¨®n polaca con los alemanes en la formaci¨®n de los campos de la muerte. Hasta hace algunos meses decir en p¨²blico ?campo de concentraci¨®n polaco? pod¨ªa llevar asociadas penas de c¨¢rcel. El recuerdo a¨²n duele. La destrucci¨®n fue tan amarga, la derrota tan brutal que nadie quiere recordarlo aun cuando ese sea nuestro deber.

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Y en este deber se concentra Juggler Games, un peque?o estudio polaco formado por seis miembros con m¨¢s de veinticinco a?os a sus espaldas en la producci¨®n de videojuegos. Durante los dos a?os y medio pasados han estado enfrascados en la elaboraci¨®n de My Memory of Us, un videojuego de puzles y plataformas que bebe, y mucho, de joyas como Inside en su planteamiento, mec¨¢nicas y est¨¦tica pero que se aleja de ¨¦l por el propio contexto del t¨ªtulo.

Me Memory of Us propone al jugador guiar los pasos de dos ni?os que se encuentran inesperadamente en una ciudad que recuerda poderosamente a Varsovia durante las semanas previas a la ocupaci¨®n alemana. El joven es un peque?o ladr¨®n hu¨¦rfano que vive en la calle y sobrevive de peque?os huertos. La joven es una peque?a que vive con su abuelo en silla de ruedas y disfruta con las peque?as cosas. Cada uno de ellos dispondr¨¢ de una serie de habilidades, la ni?a apuesta por la carrera, el ni?o por el sigilo. La combinaci¨®n de sus caracter¨ªsticas particulares ser¨¢ de vital importancia para poder superar los rompecabezas propuestas.

La est¨¦tica que envuelve al t¨ªtulo se funde en el blanco y el negro, acostumbrados a percibir el pasado en esos colores no desentona con la historia que quieren contarnos, como la amistad puede superar cualquier amenaza. Del blanco y negro aparece, de tanto en cuanto, elementos rojos que nos muestran las piezas interactivas del escenario con las que debemos interactuar para avanzar en la trama.

La apariencia basada en el dibujo animado elimina el dramatismo de los sucesos que vamos a contemplar durante la partida y dota de personalidad propia al conjunto, una personalidad que se apoya en una banda sonora sublime que nada m¨¢s escucharla nos transportar¨¢ a una novela de Stefan Zweig.

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Todo ello, una poderosa influencia de Inside, una est¨¦tica sacada del dibujo animado, escenarios basados en rompecabezas y colaboraci¨®n entre los personajes protagonistas, ¨²nicos cada uno en sus distintas habilidades, junto a una banda sonora sublime, completa una propuesta coherente que tarda en borrarse de la retina.

Sin embargo, y dicho todo esto, la verdadera importancia del t¨ªtulo recae en su contexto. No existen videojuegos que hablen sobre la ocupaci¨®n del Tercer Reich de Polonia. No existen videojuegos en general que traten la ocupaci¨®n de un pa¨ªs por parte de Alemania. No existen, nunca, referencias al Holocausto y al genocidio programado y dirigido por la Sicherheitsdienst des Reichsf¨¹hrers-SS y tampoco existen en este videojuego de manera directa pero si de manera velada.

El Tercer Reich es eliminado y recogido por un ej¨¦rcito en forma de robots. No hay referencias hist¨®ricas ni geogr¨¢ficas. Sin embargo todo queda claro, todo se hace evidente nada m¨¢s pasar cinco minutos dentro del videojuego y mucho m¨¢s cuando transcurren treinta minutos y el pa¨ªs es invadido por esta raza de robots rabiosos, irracionales y violentos que persiguen con furor al ni?o.

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A pesar de todo el t¨ªtulo presenta una serie de problemas que lastran la experiencia. La primera es la falta de fluidez en los rompecabezas. Muchos de ellos no tienen sentido, no aportan nada a la trama y tampoco permiten que avance esta. Por ejemplo distribuir unos platos en una mesa. Junto a este fallo encontramos otro relacionado con los puzles que es su aparici¨®n m¨¢gica e irracional. De repente nos encontramos con un desaf¨ªo que debemos solucionar sin saber muy bien el porqu¨¦. Todo ello lastra puntos a la experiencia narrativa, la cual se corta e interrumpe rompiendo la din¨¢mica de la trama y restando dramatismo al conjunto de la partida.