Ancestors Legacy, an¨¢lisis: As¨ª es en Xbox One y PS4

Cuando se habla de los t¨ªtulos de m¨¢s impacto en el mercado, ciertos g¨¦neros concretos destacan por encima del resto. G¨¦neros que a¨²na el consumo directo y r¨¢pido que cientos de miles de usuarios demandan dentro del mercado generalista. Pero hay vida m¨¢s all¨¢ del rugir de los fusiles y las traves¨ªas anodinas. La estrategia ha sido, quiz¨¢, una de las afectadas en la ¨²ltima d¨¦cada, contando con el fiel apoyo de compa?¨ªas que se resisten a dejar en el olvido una de las formas de juego que dieron sentido al teclado y rat¨®n.

Si hablamos de estrategia en tiempo real, nos vienen a la cabeza nombres propios como Creative Assembly, la propia Blizzard o Relic Entertainment; equipos de cabecera que han trasladado esta corriente del videojuego a los m¨¢s altos est¨¢ndares en los ¨²ltimos (y duros) a?os. El caso que nos ocupa a continuaci¨®n es la segunda parte del viaje de Ancestors Legacy, el cual echa sus ra¨ªces en consola, adem¨¢s de su llegada a PC el pasado a?o. Siempre es un momento interesante el enfrentarse a un RTS con mando; no ocurre todos los d¨ªas.

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En pie de guerra

La piedra angular de la oferta de Ancestors Legacy recae en el modo campa?a, que nos sumergir¨¢ en 4 grandes arcos protagonizados por los principales imperios entre el siglo VIII y XIII. Desde vikingos hasta el Reino de Polonia, pasando por los Reinos de Britania y el Sacro Imperio Romano-Germ¨¢nico, la diversidad de tropas ser¨¢ total. Cada una de las campa?as cuenta con dos diferentes actos, cuyos cinco cap¨ªtulos conforman el marco argumental de los h¨¦roes que lo protagonizan.

Terminar un acto nos tomar¨¢ alrededor de unas tres horas, dependiendo de la astucia controlando los ej¨¦rcitos y el nivel de dificultad. Esta variedad tan amplia de visiones del conflicto le permite marcar en detalle qu¨¦ estilo narrativo seguir. Los vikingos, por ejemplo, suelen comenzar sus disputas entrando desde la mar, un desembarco que siempre es dif¨ªcil de gestionar por la violencia del conflicto.

En nuestro an¨¢lisis original, os coment¨¢bamos las similitudes respecto a otros competidores: ¡°Aunque comparte periodo hist¨®rico con Age of Empires, est¨¢ m¨¢s cercano, por filosof¨ªa y planteamiento, a Company of Heroes. En esta ocasi¨®n se han potenciado m¨¢s los aspectos estrat¨¦gicos que la recolecci¨®n de materiales que, aunque imprescindibles para evolucionar unidades y edificios, pasan a un segundo plano y est¨¢n completamente automatizados. Simplemente basta con conquistar un enclave y ordenar a sus ocupantes que se encarguen de recoger los elementos b¨¢sicos: comida, madera y hierro. La creaci¨®n de nuevas edificaciones es igual de sencilla y tienen un lugar prefijado, algo a tener en cuenta con las tres torres defensivas que pueden levantarse y que sirven de parapeto en muchas ocasiones¡±.

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La reducci¨®n del n¨²mero de unidades disponibles es quiz¨¢ lo m¨¢s llamativo en t¨¦rminos de gesti¨®n. Con un m¨¢ximo de diez tropas por ejercito, la estrategia se ve reducida a un campo de batalla donde cada decisi¨®n cuenta, pasando a la microgesti¨®n que tanto gusta entre la comunidad. El resultado es positivo, y quiz¨¢ por esa limitaci¨®n de posibilidades ha brindado que llegara a otros territorios. Durante la campa?a, el coto de terreno est¨¢ m¨¢s guiado por exigencias de guion, pero es cuando vamos a escaramuza, el cl¨¢sico enfrentamiento contra la IA u otros usuarios, cuando se explota la gama de opciones en cuanto a construcciones se refiere. Entre la obtenci¨®n de recursos y reclutamiento de unidades veremos que hay m¨¢s chicha de la que parece.

Un mando para dominarlos a todos

Pese a no llegar con novedades rese?ables en cuanto a contenido se refiere, el lanzamiento de Ancestors Legacy en consola sirve como campo de pruebas sobre las posibilidades del g¨¦nero dentro de un esquema de control tan acotado. Tan pocos botones en comparaci¨®n con un teclado hacen que las dudas surjan, como es natural; de hecho, para alguien que est¨¢ acostumbrado a controlar lo que ocurre en pantalla con solo unas pulsaciones, los primeros momentos no son todo lo c¨®modos que cabr¨ªa esperar.

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Esta incomodidad viene precedida de la propia naturaleza del juego. Como os dec¨ªamos el pasado a?o, ¡°todo este planteamiento t¨¢ctico se viene abajo cuando comienza la lucha, aquello se convierte en un t¨®tum revolutum donde no hay forma de controlar nada¡±. Si el caos se apoderaba de nuestro rat¨®n, tambi¨¦n lo har¨¢ con un par de sticks. Mandar a tus unidades y elegir la primera acci¨®n es sencillo, a partir de ese momento tanto retroceder como elegir otra opci¨®n se convierte en una tarea de dif¨ªcil soluci¨®n.

Tampoco queda muy claro cu¨¢ndo tenemos seleccionadas varias patrullas, falta ese indicador tan socorrido que nos permite comprobar con un solo vistazo qu¨¦ podemos mover en esos momentos. Desde el equipo que se ha encargado del port (Slipgate Ironworks) han sido claros: los botones superiores son los ejes que sostienen todas las acciones. Tanto los gatillos como sus compa?eros tienen como funci¨®n mantenerse pulsados para actuar de puente hacia el movimiento que queremos realizar. En los h¨¦roes, unidades especiales, es m¨¢s habitual; las tropas b¨¢sicas tienen un peque?o surtido que estar¨¢ presente para su uso.

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Pese a que el n¨²mero de grupos controlables al mismo tiempo se antoja una cifra escasa, incluso gestionar una reserva de este tipo no suele ser todo lo f¨¢cil que cabr¨ªa esperar. Quiz¨¢ otra soluci¨®n hubiera pasado por la posibilidad de dar ¨®rdenes a m¨¢s de un escuadr¨®n, algo normal en cualquier RTS de ah¨ª fuera y que incomprensiblemente no se encuentra presente aqu¨ª. O la emulaci¨®n de la selecci¨®n del rat¨®n mediante los sticks, en vez de colocarlos con uno de los botones de acci¨®n.