Twitch Plays Pok¨¦mon: una revoluci¨®n del streaming y el nacimiento de una religi¨®n

Hay pocas sagas de videojuegos tan plurales como Pok¨¦mon. Paradigma de diversidad, la franquicia de Game Freak acoge a quienes recorren Kanto para hacerse con todos, a los que surcan los mares de Hoenn en pos de aventura y a quienes exploran Sinnoh para desentra?ar mitos y misterios. Tambi¨¦n hay espacio para los que ans¨ªan conocer personajes inolvidables y disputar combates ¨¦picos. Desde la partida m¨¢s casual hasta las batallas competitivas m¨¢s encarnizadas, Pok¨¦mon puede entenderse de mil y una formas. Sin embargo, hay un rasgo que cohesiona a todas las iteraciones, que les otorga un sentido unitario y que resume a la perfecci¨®n qu¨¦ es esta saga. Pok¨¦mon, por encima de todo, es un fen¨®meno de masas.

La relaci¨®n entre una de las franquicias m¨¢s relevantes de Nintendo y su p¨²blico, entre el juego y su componente social, es indisociable. A lo largo de 23 a?os, cifra que alcanzan al publicar estas letras, Pikachu y compa?¨ªa nos han brindado infinitos ejemplos de su habilidad para crear lazos. Satoshi Tajiri concibi¨® a los monstruos de bolsillo como una oportunidad para que las nuevas generaciones se relacionaran entre s¨ª. Adem¨¢s de recrear sus vivencias en los bosques nipones capturando insectos de toda ¨ªndole, el programador japon¨¦s ide¨® una obra que no puede entenderse sin intercambiar seres y combatir contra otros entrenadores. Su obra solo puede conjugarse en plural.

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Incluso sin el Cable Link, Pok¨¦mon ha sido una f¨¢brica de vivencias que compartir. Prueba de ello son los rumores que colapsaron los patios y placetas de todo el planeta, como aquellas habladur¨ªas sobre Mew, el otrora m¨¢s enigm¨¢tico de los pocket monsters, que convirtieron a la saga en el fen¨®meno cultural que es hoy en d¨ªa. La llegada del online reafirma la val¨ªa de Pok¨¦mon como obra de masas, consolidando la vertiente competitiva del t¨ªtulo y rompiendo cualquier barrera idiom¨¢tica o geogr¨¢fica para intercambiar y batallar. Casi una d¨¦cada despu¨¦s, la irrupci¨®n de Pok¨¦mon GO demostr¨® que la pasi¨®n por la saga ha sobrevivido al paso de los a?os y que los monstruos de bolsillo todav¨ªa son capaces de congregar a millones de personas frente a una pantalla -o, en el caso de GO, frente a Central Park-. No es de extra?ar, por lo expuesto, que uno de los momentos m¨¢s relevantes de la historia de la saga est¨¦ vinculado a un hito social como fue Twitch Plays Pok¨¦mon. Un 12 de febrero de 2014, hace poco m¨¢s de un lustro, Pok¨¦mon (re)invent¨® la cultura del streaming.

?En qu¨¦ consisti¨® Twitch Plays Pok¨¦mon?

Twitch Plays Pok¨¦mon (TPP) fue un experimento social transcurrido en un canal hom¨®nimo de la plataforma de streaming de videojuegos m¨¢s relevante del planeta. La primavera todav¨ªa no hab¨ªa florecido en un incipiente 2014 cuando un programador australiano an¨®nimo -la comunidad de TPP lo conoce como Streamer- emiti¨® una partida de Pok¨¦mon Rojo que pod¨ªa ser jugada por miles de usuarios simult¨¢neamente. De ah¨ª el nombre, cuya traducci¨®n literal, Twitch juega a Pok¨¦mon, sintetiza a la perfecci¨®n en qu¨¦ consisti¨® aquella iniciativa. La mente tras TPP se sirvi¨® de poco m¨¢s que sus conocimientos en Python, el archiconocido emulador VisualBoyAdvance y el precedente de Salty Bet para emitir una partida en la que cualquiera ten¨ªa las mismas oportunidades de influir. Los espectadores escrib¨ªan comandos de acci¨®n para el personaje en el chat de Twitch, ¨®rdenes de las que Rojo depend¨ªa para acometer su sue?o de convertirse en Maestro Pok¨¦mon. Un torrente de m¨¢s de 122 millones de comandos, de acuerdo con Twitch, en el que una retah¨ªla de ¡°up¡±, ¡°down¡±, ¡°left¡±, ¡°right¡±, ¡°A¡±, ¡°B¡±, ¡°start¡± y ¡°select¡± decid¨ªa el sino de la aventura. Las emisiones todav¨ªa contin¨²an con otras iteraciones de la franquicia, pero esa premisa inicial no ha cambiado ni un ¨¢pice.

Si escribes ¡°up¡±, Rojo se mueve en dicha direcci¨®n. Una l¨®gica simple de no ser porque tienes a varias decenas de miles de personas introduciendo comandos sin control. Incluso contradictorios entre s¨ª. Aun as¨ª, TPP funcion¨® y la partida culmin¨® con Rojo y su equipo de seis criaturas portando su particular su corona de laurel. En su d¨ªa, muchos nos preguntamos c¨®mo fue posible. Incluso puede ue ese sea tu caso al leer estos p¨¢rrafos. No obstante, existe un principio matem¨¢tico que lo explica. Se trata del teorema del mono infinito, ideado en 1913 por ?mile Borel en su libro M¨¦canique Statistique et Irr¨¦versibilit¨¦. B¨¢sicamente, esta tesis defiende que si un n¨²mero infinito de monos tecleara en un n¨²mero infinito de teclados, antes o despu¨¦s obtendr¨ªas una obra digna de Shakespeare o Cervantes. TPP constituy¨® una particular aplicaci¨®n de este teorema en el que un gran n¨²mero de entrenadores tecle¨® comandos hasta que los cr¨¦ditos finales anunciaron la victoria.

El teorema del mono infinito, empero, no contempla que los monos se traben entre s¨ª. La idea de ?mile Borel no inclu¨ªa a los miles de trol que boicoteaban la partida enviando inoportunos ¡°start¡±, comando que entorpec¨ªa el avance y forzaba a navegar por el men¨² durante un tiempo. Incluso eso torn¨® en algo simb¨®lico, como detallaremos en las l¨ªneas venideras, si bien hubo que hallar una forma de organizar el caos. Con tal fin, TPP incorpor¨® dos modos. Uno de ellos es el de la anarqu¨ªa, en el que la partida sigue las instrucciones de los usuarios sin ning¨²n tipo de coordinaci¨®n, lo que deviene en situaciones impredecibles. El otro es el de la democracia, que trata de controlar el tsunami de comandos generando votaciones a partir de las ¨®rdenes acumuladas en la cach¨¦ durante cinco minutos. As¨ª, Rojo solo atender¨ªa al comando m¨¢s votado. Este ¨²ltimo se impuso para evitar que la partida se atascara durante horas, pero los defensores de lo imprevisible forzaron que se pudiera pasar al modo ca¨®tico cuando la mayor¨ªa as¨ª lo quisiera. De nuevo, otro ox¨ªmoron: anarqu¨ªa democratizada.

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Con esa premisa tan sencilla y las normas relativamente claras, TPP se proclam¨® buque insignia del juego colaborativo -crowdplaying- y en una m¨¢quina de r¨¦cords. Las cifras publicadas por Twitch explicitan la relevancia de esta partida colectiva. Streamer y el p¨²blico emplearon 16 d¨ªas, 7 horas, 45 minutos y 30 segundos ininterrumpidos para derrotar al Alto Mando, vencer a Azul y coronar a Rojo como el mejor entrenador de Kanto. Durante ese periodo, la emisi¨®n de Pok¨¦mon Rojo sum¨® un total de 36 millones de visitas ¨²nicas y m¨¢s de un bill¨®n de minutos visualizados. Para que os hag¨¢is una idea de la relevancia de estos guarismos, Twitch sum¨® 12 billones de minutos vistos en todo 2013. De mantener su popularidad, TPP hubiera alcanzado dichos registros en seis meses; la mitad de tiempo. El pico de audiencia de la emisi¨®n lleg¨® a los 121.000 espectadores simult¨¢neos, suficiente para batir a titanes como League of Legends, DOTA 2 y Counter Strike durante m¨²ltiples momentos del streaming. Gracias a esos picos de espectadores, TPP congreg¨® a un 20 % de los usuarios de la plataforma. El ¨¦xito estad¨ªstico de los 151 monstruos de bolsillo originales en Twitch es inapelable.

El conflicto entre pok¨¦anarqu¨ªa y pok¨¦democracia

Allende los datos, no obstante, TPP es un relato desbordante de ¨¦pica y matices. Desde Pueblo Paleta hasta la Meseta A?il, en la traves¨ªa de Rojo hubo espacio para la fe religiosa, el conflicto pol¨ªtico y, c¨®mo no, el humor caracter¨ªstico de la red. Las dos semanas de experimento videol¨²dico sirvieron para que los espectadores crearan su propia di¨¦gesis complementaria a la de Pok¨¦mon, un universo narrativo repleto de mitos y memes. El camino hacia la gloria lo anduvieron ¨ªdolos venerados, falsos profetas y un equipo de seis criaturas sin los que ya no se concibe a la pok¨¦comunidad.

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Ni siquiera es necesario narrar alguna batalla memorable o recordar una captura crucial para hallar las primeras muestras de ese universo?made in Twitch. Basta con analizar el propio sistema de organizaci¨®n de los comandos para comprender la capacidad de TPP a la hora de generar relatos. La anarqu¨ªa y la democracia, bautizadas as¨ª por la propia comunidad, representan dos formas opuestas de aproximarse a la partida. El primer modo aporta la magia de lo imprevisible y el frenes¨ª del descontrol, atractivo para decenas de miles de espectadores hambrientos de sorpresas y caos. La partida arranc¨® con ese sistema, pero Streamer acab¨® introduciendo el modo democr¨¢tico para superar ciertos tramos del juego imposibles de superar sin un m¨ªnimo de coordinaci¨®n.

De la anarqu¨ªa, de la emoci¨®n de la locura, se pas¨® a la democracia, el reino del orden y los resultados. No obstante, como hemos explicado anteriormente, la f¨®rmula final posibilit¨® que imperara la anarqu¨ªa cuando as¨ª lo votara la mayor¨ªa, dejando margen para esa imprevisibilidad que hizo tan especial a TPP. La relaci¨®n antag¨®nica entre pok¨¦dem¨®cratas y pok¨¦anarquistas es fundamental para entender el fen¨®meno y una met¨¢fora de la vida misma. Aquel conflicto pseudopol¨ªtico ejemplifica c¨®mo debemos ponernos de acuerdo para avanzar y lo crucial de alcanzar mayor¨ªas por el bien del colectivo. Mas tambi¨¦n es un canto a la libertad individual y a la creatividad, a la ruptura de las limitaciones que la sociedad nos impone desde la cuna. Quiz¨¢ por ese potencial an¨¢logo, que trasciende la partida y puede aplicarse a la vida real, los espectadores se identificaron tanto con un bando u otro. Hab¨ªa quien entend¨ªa que la anarqu¨ªa era la forma correcta de jugar, puesto que el orden solo ten¨ªa sentido en una partida tradicional, y quien priorizaba el ¨¦xito. Dos formas completamente opuestas de entender la diversi¨®n que derivaron en una rivalidad f¨¦rrea. Lo m¨¢s relevante, eso s¨ª, es que el p¨²blico fue capaz de cooperar y encontrar un punto intermedio que no reparara en regalar instantes de locura arbitraria, pero que fuera ¨²til para ingresar en el Hall de la Fama.

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A pesar de la organizaci¨®n m¨ªnima de la que este sistema pol¨ªtico dot¨® a TPP, la partida no estuvo exenta de dificultades, especialmente cuando reinaba la anarqu¨ªa. Algo tan simple como entrar en un Centro Pok¨¦mon pod¨ªa acabar con la salud del equipo restaurada o, en el peor de los casos, alg¨²n miembro vital para la causa liberado mediante el PC. No hubo batalla libre de tensi¨®n, ni siquiera en los encuentros m¨¢s asequibles contra criaturas salvajes de bajo nivel. Pensad en lo que supon¨ªa alzarse victorioso contra entrenadores de prestigio como los l¨ªderes de gimnasio. O lo frustrante que pod¨ªa resultar quedarse a un solo golpe del triunfo porque un comando inoportuno consider¨® que usar Ataque Arena, Gru?ido o similares con pocos puntos de salud era buena idea. Del mismo modo, capturar un Pok¨¦mon depend¨ªa de que en torno a 100.000 personas se pusieran de acuerdo para no huir de la lid, debilitar lo suficiente al monstruo de bolsillo, acceder al men¨² y seleccionar una Pok¨¦ Ball. TPP fue muchas cosas; jam¨¢s un viaje apacible.

La cantidad de mensajes result¨® tan ingente que ni la democracia logr¨® bautizar a los Pok¨¦mon capturados con motes normales. Al simp¨¢tico Charmander que hizo las veces de inicial de Rojo se le denomin¨® ¡°ABBBBBBK¡±. Un Rattata capturado al poco de arrancar la aventura no corri¨® mejor suerte y acab¨® respondiendo al nombre de ¡°JLWNNOOOO¡±. Ante el riesgo evidente de tragarse su propia lengua al pronunciarlo o sufrir un esguince en los dedos al teclearlo, los fans optaron por sustituirlos por una adaptaci¨®n. ¡°Abby¡± y ¡°Jay Leno¡±, como se les termin¨® conociendo respectivamente, son la prueba fehaciente de que hasta los motes sucumbieron al descontrol de comandos en el chat.

Abby y Jay Lenno triunfaron en decenas de combates hasta convertirse en verdaderas referencias del equipo. Junto a Pidgeot, criatura que bien merece su propio p¨¢rrafo, ambos aspiraban a liderar la partida hacia la victoria. Contar con un par de Pok¨¦mon bien entrenados en un juego en el que farmear y sacar monstruos de bolsillo al combate depende de la voluntad de los comandos era, como m¨ªnimo, un milagro. Empero, el anhelo de recorrer Kanto a lomos de un flamante Charizard dur¨® poco. Tras m¨¢s de 100 horas de juego, Abby y Jay Leno acabaron siendo liberados. Una tragedia para los dem¨®cratas, deseosos de confeccionar un equipo de confianza, puro gozo para los anarquistas, ansiosos de m¨¢s situaciones como la descrita.

La comunidad, no obstante, se repuso y consigui¨® capturar otro Rattata al que acabaron denominando ¡°DigRat¡±. Su mote no es casual, pues este monstruo de bolsillo oblig¨® a Rojo a reiniciar el T¨²nel Roca en diversas ocasiones usando Excavar, lo que lo conden¨® al ostracismo del PC de Bill. Al menos hasta la guarida del Team Rocket, un zulo repleto de plataformas giratorias que desplazan al avatar en m¨²ltiples direcciones. Esta zona ya es lenta y molesta per se, pero lo ocurrido en TPP fue directamente delirante. Cost¨® m¨¢s de 24 horas de juego ininterrumpido llegar hasta Giovanni, el l¨ªder del Team Rocket, y derrotarlo. Y cuando por fin faltaban apenas unos pasos para adquirir el visor Silph y poder resolver el misterio de Pueblo Lavanda, DigRat us¨® Excavar y hubo que empezar desde el principio. Con experiencias as¨ª y teniendo en cuenta que cortar un mero ¨¢rbol implic¨® seis horas, todav¨ªa nos sorprende que TPP tardara tan solo 16 d¨ªas en completar su haza?a.

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M¨¢s que un fen¨®meno, una religi¨®n

Queda claro que el margen para definir un equipo balanceado y polivalente, requisito clave para vencer combates y avanzar en el overworld, era nulo. Incluso en democracia, sobran ejemplos de que culminar el viaje de Rojo no fue ni mucho menos sencillo. Sin embargo, es precisamente esa dificultad a?adida, ese barullo constante, lo que convirti¨® a TPP en la partida de Pok¨¦mon Rojo m¨¢s especial jam¨¢s jugada. No es de extra?ar que al equipo que acab¨® batiendo a Azul se lo considere una aut¨¦ntica constelaci¨®n de estrellas, verdaderos dioses en torno a los que crear una religi¨®n, por lo ¨¦pico de su gesta. Omastar, Pidgeot, Zapdos, Nidoking, Lapras y Venomoth son los h¨¦roes que nadie que presenciara TPP olvidar¨¢ jam¨¢s.

El Pok¨¦mon m¨¢s especial de esta iniciativa fue, sin duda, Pidgeot. Combate a combate, comando a comando, la gr¨¢cil ave se gan¨® el sobrenombre de ¡°Bird Jesus¡± por su desempe?o durante la partida. No es para menos, pues Pidgeot acab¨® convertido en un verdadero mes¨ªas. El simple hecho de que la mente colmena de TPP lograra su captura ya puede catalogarse como un milagro. Eso s¨ª, Pidgey hizo algo m¨¢s que sobrevivir al caos y la anarqu¨ªa; el salvador se alz¨® entre todos los dem¨¢s. Ya fuera en su etapa inicial, como un poderoso Pidgeotto o como un divino Pidgeot, este Pok¨¦mon bati¨® a infinidad de criaturas salvajes, entrenadores y gimnasios. Sus dotes de liderazgo y su capacidad para sobreponerse a las adversidades lo tornaron en un personaje b¨ªblico, alguien digno de un mote mesi¨¢nico como Bird Jesus. Quiz¨¢ influyera el peque?o detalle de que Pidgeot era de los pocos integrantes del equipo a un nivel aceptable y capaz de hacer algo ¨²til durante gran parte de la partida, pero el prop¨®sito de este texto no es ni mucho menos cuestionar al salvador. H¨¦lix nos libre. Una expresi¨®n, esta ¨²ltima, que sirve para introducir a la aut¨¦ntica deidad, el todopoderoso f¨®sil H¨¦lix.

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Am¨¦n de una pugna pol¨ªtica entre dem¨®cratas y anarquistas, en TPP tambi¨¦n hubo lugar para la religi¨®n. Bird Jesus se erigi¨® como mes¨ªas, mas el f¨®sil H¨¦lix que Rojo recibe en el Monte Moon protagoniz¨® a¨²n m¨¢s oraciones. Los f¨®siles son objetos de los que uno no puede desprenderse, si bien no ocurre nada al tratar de usarlos. Su ¨²nica funci¨®n es contener los restos de un Pok¨¦mon extinto, Omanyte en este caso, que devolver a la vida en el laboratorio de Isla Canela. Como el comando ¡°start¡± aparec¨ªa con frecuencia en el chat y era una forma muy sencilla de que los anarquistas y trols interrumpieran la partida, TPP invirti¨® mucho tiempo en el men¨². De hecho, como protesta por el modo democr¨¢tico, los partidarios de la anarqu¨ªa crearon ¡°start9¡±, un comando que multiplicaba por nueve los ¡°start¡± ejecutados por el emulador. Eso deriv¨® en horas divagando por la mochila de Rojo y en m¨²ltiples intentos de ¡°usar¡± el f¨®sil H¨¦lix, que acab¨® consider¨¢ndose como una suerte de objeto m¨¢gico al que el entrenador acud¨ªa para esclarecer su futuro. ?Qu¨¦ respuestas puede dar un f¨®sil? Ninguna. A menos que en realidad se trate de un dios, cariz divino que la comunidad otorg¨® al f¨®sil H¨¦lix y que lo convirti¨® en el meme m¨¢s popular de la aventura.

Zapdos y Flareon, dos momentos para el recuerdo

Pese a contar con ayuda divina, el camino de TPP estuvo plagado de baches. Coordinar los esfuerzos de tanta gente era una labor ardua aun cuando la partida se reg¨ªa por el modo democr¨¢tico. En anarqu¨ªa, la t¨®nica dominante era la frustraci¨®n absoluta. Todo aquello que no fuera chocar contra las paredes, liberar a Pok¨¦mon valiosos o divagar por el men¨² de objetos pod¨ªa tildarse de logro. Sin orden, la partida se atascaba con suma frecuencia. Eso s¨ª, el acierto m¨¢s humilde tornaba en un instante para la eternidad. La anarqu¨ªa dotaba de cierta magia a circunstancias que en cualquier otro contexto ser¨ªan mera rutina. Capturar a un Pok¨¦mon salvaje con ¨¦xito, obtener una medalla o completar una mazmorra provocaban j¨²bilo entre el respetable.

Con ello en mente, no hay palabra en el diccionario capaz de describir el impacto que caus¨® que Rojo atrapara a Zapdos con el modo anarquista activado. Ya fuera por huir del combate en el momento menos oportuno o por debilitar a Zapdos cuando todo estuviera listo para su captura, las probabilidades de unirlo al equipo eran m¨ªnimas. Hacerse con un Pok¨¦mon de esa ¨ªndole es especial en cualquier partida, pero TPP nos hizo entender el verdadero significado de ¡°legendario¡±. La tensi¨®n, permanente. La emoci¨®n, indescriptible. He ah¨ª la magia de aquella partida colectiva, un argumento de peso para los que defienden las virtudes de la anarqu¨ªa.

La captura de Zapdos, al menos para la comunidad, reafirm¨® la existencia y bondad del omnisciente f¨®sil H¨¦lix. Tambi¨¦n hubo, no obstante, desdichas como la liberaci¨®n de Abby y Jay Lenno. O desgracias incluso peores. No hay luz sin oscuridad, especialmente en la teolog¨ªa, por lo que TPP achac¨® el infortunio a la influencia maligna del f¨®sil Domo, el que contiene los restos de Kabuto y en el universo imaginado por los fans ejerce como contraparte diab¨®lica de Omanyte. A ¨¦l se le achacan los peores momentos de la aventura, como la tragedia del falso profeta. Y es que si H¨¦lix ten¨ªa en Bird Jesus a su mes¨ªas entre los mortales, Domo contaba con Flareon, un siervo traidor.

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El Eevee que podemos obtener en Ciudad Azulona durante nuestros viajes a Kanto estaba llamado a desempe?ar un papel fundamental en esta partida. Para incluirlo en el equipo no hab¨ªa que rezarle a H¨¦lix para que los comandos fueran piadosos, sino que es obtenible como un regalo. La importancia de la mascota de uno de los recientes Let¡¯s Go de Switch radicaba en su potencial evoluci¨®n en Vaporeon, lo que le permitir¨ªa aprender Surf y que el avance en el juego fuera m¨¢s sencillo. Un Pok¨¦mon crucial, poderoso y de obtenci¨®n harto sencilla. Casi parec¨ªa un obsequio de cierto f¨®sil divino. Sin embargo, su evoluci¨®n no se produce al subir de nivel, sino al ser expuesto a una Piedra Agua, objeto que hay que comprar en el centro comercial de Ciudad Azulona. Una tarea asequible, ?verdad? En TPP, nada lo es. Los caprichosos comandos hicieron que Rojo adquiriera una Piedra Fuego y que Eevee evolucionara en Flareon, lo que anul¨® cualquier esperanza de usar Surf sin preocupaciones. Al instante, la comunidad percibi¨® en Flareon a un enviado del malvado f¨®sil domo, un profeta del mal y el s¨ªmbolo de los partidarios de la democracia. Esto ¨²ltimo resulta bastante ir¨®nico teniendo en cuenta que su fallida eeveevoluci¨®n transcurri¨® durante el modo anarquista.

El legado de Twitch Plays Pok¨¦mon

La primera partida de TPP concluy¨® el 1 de marzo de 2014, a los 16 d¨ªas de arrancar este experimento. Su ¨¦xito fue tan rutilante que result¨® imposible no darle continuidad, sobre todo valorando la cifra de ediciones de Pok¨¦mon que Game Freak ha creado a lo largo de m¨¢s de dos d¨¦cadas. Todav¨ªa exaltados por el triunfo, la comunidad emprendi¨® un nuevo proyecto, esta vez jugando a Pok¨¦mon Cristal. Quiz¨¢ fuera por la experiencia acumulada, pero tan solo cost¨® 13 d¨ªas llegar hasta lo m¨¢s alto del Monte Plateado y derrotar a Rojo, el ¨²ltimo rival de los t¨ªtulos emplazados en Johto. Una haza?a meritoria teniendo en cuenta que los gimnasios a batir ascienden a 16, el doble que en la edici¨®n Roja. Aquella ¨²ltima lid depar¨® una gran sorpresa para los ac¨¦rrimos del fen¨®meno; el equipo final de Rojo era el mismo con el que concluy¨® el primer TPP. La modificaci¨®n fue intencionada y el autor la justific¨® expresando que el prop¨®sito de Game Freak al utilizar a Rojo como jefe final era que los jugadores se batieran con su alter ego del pasado. Por lo tanto, el ¨²ltimo equipo a derrotar no pod¨ªa estar compuesto sino por Pidgeot, Omastar, Lapras, Nidoking, Zapdos y Venomoth.

M¨¢s adelante y hasta el presente, el proyecto ha tenido continuidad. Ha habido pausas de algunos meses entre temporadas -actualmente est¨¢ en marcha la sexta-, pero TPP sigue tan vigente como el primer d¨ªa. Los espectadores han participado en todo tipo de aventuras, desde versiones originales de t¨ªtulos como Esmeralda y Platino, hasta otras completamente distintas gracias a hack roms como Prism y Ash Gray, pasando por otras ligeramente modificadas como Blaze Black 2 y Storm Silver. Actualmente, en TPP puede gozarse de Pok¨¦mon Burning Red, un hack que permite alternar entre las ediciones Rojo y Rojo Fuego conservando criaturas, dinero y la mayor¨ªa de objetos. Entre los proyectos con el sello oficial de Game Freak y aquellos desarrollados por los fans, la iniciativa tiene visos de extenderse hasta el infinito. Quiz¨¢ no haya habido una partida tan emblem¨¢tica como aquella con la que empez¨® todo, mas el final de TPP, como el de la propia saga de Pok¨¦mon, se nos antoja lejano.

Pikachu revolucion¨® la cultura del streaming

A lo largo de m¨¢s de 20 a?os, Pok¨¦mon se ha servido de plataformas m¨¢s que consolidadas, trampolines s¨®lidos con los que catapultar sus proyectos hacia el ¨¦xito. Era una simbiosis mutualista, aquella de la que se benefician ambos organismos. Indudablemente, los pocket monsters enriquecieron sobremanera todo hardware al que arribaron, pero tambi¨¦n se beneficiaron del ¨¦xito que ya pose¨ªan dichas m¨¢quinas.

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El desarrollo de las ediciones pioneras, Rojo y Verde, se prolong¨® durante seis largos a?os, entre 1990 y 1996. Para entonces, por revolucionario que fuera Pok¨¦mon, Game Boy ya devoraba pilas en los hogares de todo el mundo. La emblem¨¢tica port¨¢til contaba con un parque de consolas asentado y aut¨¦nticos best-sellers como Tetris y Super Mario Land, con 30 y 18 millones de copias vendidas respectivamente en todo el globo, de acuerdo con VGChartz. Es cierto que las ediciones originales de Pok¨¦mon hiperbolizaron el ¨¦xito de la m¨¢quina monocrom¨¢tica hasta erigirse como los t¨ªtulos m¨¢s vendidos del sistema, mas el fen¨®meno Game Boy ya era una realidad antes de la pok¨¦man¨ªa. Su aportaci¨®n al juego en l¨ªnea en port¨¢til fue m¨¢s relevante, si bien nadie vincula la revoluci¨®n del online al papel que desempe?¨® Pok¨¦mon. Con los smartphones sucede algo similar al caso de Game Boy; Pok¨¦mon GO represent¨® un lujoso ¨¢tico en un edificio cuyos p¨¦treos cimientos construyeron compa?¨ªas como King y Supercell. El juego en m¨®viles estaba plenamente democratizado cuando Niantic pobl¨® continentes enteros de pok¨¦paradas.

El caso de Twitch, empero, es excepcional y afianza a Pok¨¦mon como un fen¨®meno de masas con la influencia suficiente como para convertir a una plataforma de streaming en ciernes en la m¨¢s popular del planeta. En el presente, Twitch es la web de emisi¨®n en directo por excelencia y un gigante imbatible del ocio contempor¨¢neo. Su papel en la cultura popular actual es cada vez m¨¢s relevante y empieza a sustituir a YouTube como hogar para los nuevos amantes de los videojuegos.

A lo largo de 2018, los usuarios de Twitch han visionado 434 billones de minutos de contenido, de acuerdo con los datos ofrecidos por la plataforma. Una cifra de la que presumir, especialmente si se compara con los 355 billones de 2017 y que deja ojipl¨¢tico si se contrapone a los 12 billones de 2013. Desde Dota2 y League of Legends hasta Overwatch y Fortnite, pasando por Ninja y Disrespect, hay centenares de juegos y creadores de contenido que han contribuido de forma inestimable a tal crecimiento. Sin embargo, TPP super¨® a varios de esos t¨ªtulos durante m¨²ltiples momentos de su emisi¨®n original, acumulando hasta el 20 % de los usuarios totales de la web. Sus guarismos prueban que el rol de la saga de Nintendo en la consolidaci¨®n de Twitch fue valios¨ªsimo. No lo logr¨® en solitario, pero comand¨® a la emisi¨®n en vivo hacia su popularizaci¨®n. Pok¨¦mon, en cierto modo, desentra?¨® el poder que hay en el interior del streaming, una primera piedra para convertirlo en una de las formas de ocio m¨¢s destacadas del presente.