Desde la rabia que le produjo una indecisi¨®n arbitral, Messi pareci¨® tomar una decisi¨®n que lo consolid¨®, a los ojos de nuestro Nobel del f¨²tbol, don ...
Fue un gran partido defensivo de los vallisoletanos y una lamentable exhibici¨®n de impotencia del Barcelona. Pas¨® por mi mente una serie de ¨¦pocas negras.
El partido del Bar?a ante la Real acab¨® con esa sensaci¨®n de alivio tras meses de insuficiencia, como si hubiera aparecido la luz y quedara atr¨¢s el t¨²nel.
Para los canarios esta inauguraci¨®n del feliz jugador isle?o, criado para el f¨²tbol en la excelente cantera de la Uni¨®n Deportiva, es una noticia mayor de nuestra historia.
Una master class del Barcelona en la nueva patria del f¨²tbol de ataque
El f¨²tbol ser¨ªa distinto sin quienes los retransmiten, por televisi¨®n, por radio
Ese gol de Piqu¨¦ que desminti¨® la mala suerte y afirm¨® la calidad con la que el equipo abord¨® este partido decisivo vale por una candidatura presidencial al equipo de su vida.
Este resultado acerca al Bar?a al futuro igual que la ilusi¨®n de ganar estimula en cuanto Demb¨¦l¨¦ hizo de Messi y gener¨® un cambio que el Sevilla no pudo detener.
La alegr¨ªa barcelonista est¨¢ da?ada en este tiempo del Barcelona, y ya dura demasiado. Hay un intermedio entre la euforia y la derrota.
Fue un partido penoso, como si el Bar?a estuviera jugando contra s¨ª mismo, presa de una desesperaci¨®n depresiva que s¨®lo puede ser justificada por la desgana.
No hubo nada que hacer demasiado pronto, desde que Mbapp¨¦ bati¨® a Ter Stegen e inaugur¨® un baile despiadado en el que no se salv¨® ni Dios.
Cuando entr¨® Pedri, el talism¨¢n de Tegueste, el Bar?a jugaba a mantener la diferencia de un gol sobre el voluntarioso equipo de Abelardo...
No fue mal partido del Bar?a, pero en el Sevilla no jugaba Umtiti. El central provisional de los azulgranas convierte su presencia en una oportunidad ajena.
Messi sacudi¨® a su equipo como si lo levantara del subsuelo y en cuatro minutos cambi¨® el signo de un partido que parec¨ªa organizado por las lega?as de un son¨¢mbulo.
La desgracia no siempre se conjuga como un destino sino como un accidente, una monta?a de hielo por la que tienes que escalar por la huella de tus errores.
El argentino sali¨® como si no pasara nada y marc¨® ese gol impresionante que Lluis Flaquer subray¨® como si estuviera resumiendo quince a?os y 650 goles.
Pedri es el talism¨¢n del Bar?a. Hace lo que tiene que hacer, tenga tiempo largo o est¨¦ en el campo con la obligaci¨®n de enmendar la plana.
Riqui Puig, al que Koeman quiso fuera, ya tiene galones para reclamar su sitio en la gloria. Su voluntad, como la de Pedri, es pertenecer a una plantilla no acostumbrada a los diminutivos...
Las alineaciones son ahora, tras las derrotas de dos de los grandes a merced de los medianos, reflejos de la tiritona que padecen los equipos de primera.
El Athletic est¨¢ bendecido por la tradici¨®n de mandar en partidos as¨ª; ante un Bar?a que se cre¨ªa de oro ensay¨® un eficaz concierto de hierro y platino.
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