An¨¢lisis de The Last of Us Parte 2 Remastered y de un roguelike que pide a gritos un cooperativo online

The Last of Us Parte 2 es uno de esos juegos que te escupen en la cara. Una obra autoconsciente que sabe de su calidad y precisamente por eso se permite el lujo de provocarnos una y otra vez con la muerte de personajes clave, cambios de puntos de vista y lecciones morales. Si nunca lo has jugado, a la media hora de empezar tendr¨¢s ganas de llorar y abandonar. A la mitad te apetecer¨¢ tirar el mando por la ventana y volver¨¢s a considerar abandonarlo. Y qu¨¦ decir del final, de los que te secan a nivel emocional y te dejan vac¨ªo por dentro. Pero aunque hagas amago, nunca lo sueltas. Porque en lo jugable posiblemente se trate de uno de los mejores third person shooters de la pasada generaci¨®n. En lo gr¨¢fico tambi¨¦n es uno de los mayores portentos jam¨¢s vistos y su historia y narrativa son dignas de triunfar en cualquier medio (tal y como est¨¢ demostrando la serie). Arriesga muchas veces y aunque no siempre le sale cara, al condenado nunca le pasa factura gracias a lo bueno que es. Es una obra maestra que te restriega en la cara su condici¨®n. Por eso la gente lo ama y lo odia a la vez.

?Se nota el cambio gr¨¢fico?

Hoy es turno de analizar su nueva versi¨®n, The Last of Us Parte 2 Remastered, y se reabre con ella el debate empezado con el remake del juego original. ?Era necesaria? Seguramente no. Estamos hablando de un juego de hace menos de cuatro a?os que ya hab¨ªa recibido un parche para PS5 con los ansiados 60 fps y toda clase de a?adidos. As¨ª que a nivel gr¨¢fico no os vamos a mentir, nosotros no apreciamos grandes novedades. Quiz¨¢s algo m¨¢s de resoluci¨®n (4K) y un mejor framerate seg¨²n el televisor (VRR), pero tampoco queremos presumir de un ojo bi¨®nico que no tenemos. Sony asegura que hay texturas y sombras retocadas, una mayor distancia de dibujado, animaciones pulidas y toda una serie de detalles de los que no nos hemos percatado ni estando sobre aviso. Ni siquiera las funciones del Dualsense brillan demasiado. En cualquier caso, The Last of Us Parte 2 nos pareci¨® abrumador en su d¨ªa y contin¨²a si¨¦ndolo. A pesar del tiempo llovido permanece como uno de los techos t¨¦cnicos de la industria. A esta versi¨®n no le hac¨ªan falta grandes revoluciones, sino que le bastaba con pasar el polvo. Dicho y hecho.

La principal novedad: el modo roguelike

Esta edici¨®n tendr¨ªa que haber venido acompa?ada de la coletilla Director¡¯s Cut en vez de la actual. Suponemos que ha sido por coherencia y cohesi¨®n (pues ya hubo un primer The Last of Us Remastered), pero la novedad no es un lavado de cara, sino de contenido. La joya de la corona entre sus incorporaciones es Sin Retorno, un nuevo modo roguelike. Ofrece partidas de entre veinte minutos y una hora de duraci¨®n (seg¨²n la dificultad que escojamos) en las que hemos de superar cinco encuentros aleatorios con enemigos y un ¨²ltimo enfrentamiento con un jefe final. Entre fase y fase podemos mejorar las armas, canjear suministros por habilidades y hasta elegir cu¨¢l ser¨¢ el pr¨®ximo nivel. A diferencia de Valhalla, el DLC roguelike de God of War Ragnarok, no hay ning¨²n tipo de narrativa que hile las diferentes intentonas. Eso s¨ª, si os impresion¨® aquel, el de The Last of Us Parte 2 Remastered es a¨²n m¨¢s completo si cabe.

Para empezar, no es un modo horda al uso. No siempre nos exige derrotar a una oleada de enemigos. Tambi¨¦n hay niveles que consisten simplemente en sobrevivir durante un tiempo, en proteger a un NPC o en robar una caja fuerte sin que nos detecten. A ello se suman los modificadores, cuyo n¨²mero es sorprendente. Pueden hacer que en determinadas misiones lluevan c¨®cteles molotov del cielo, que haya infectados invisibles, que los enemigos suelten bombas al morir o que tengamos que lidiar con niebla intensa, lluvia o diversos filtros de colores que ponen toda la pantalla roja, por ejemplo, y hacen imposible ver nada. Habr¨¢ fases en las que s¨®lo podamos usar un tipo de arma y por supuesto, cambios en las caracter¨ªsticas de nuestros adversarios (m¨¢s velocidad, m¨¢s da?o, conocimiento autom¨¢tico de nuestra ubicaci¨®n, etc¨¦tera). Es m¨¢s variado y completo de lo que imagin¨¢bamos.

A las variables de arriba hemos de sumar tambi¨¦n que hay 10 personajes jugables y que cada uno es una build distinta. Jugar con Tommy, el hermano de Joel, no es lo mismo que jugar con Mel, la pobre embarazada del grupo de Abby. Cada uno tiene sus propias habilidades. Tommy empieza con un fusil de francotirador, por ejemplo, y Mel viene con varios botiquines de serie, con los que adem¨¢s se cura m¨¢s r¨¢pido que los dem¨¢s. Joel no puede esquivar, pero trae dagas y un rev¨®lver personalizado, mientras que Abby brilla en el cuerpo a cuerpo. Deberemos aprender a dominarlos todos porque cada uno cuenta tambi¨¦n con sus propios desaf¨ªos asociados y deberemos superar los mismos para desbloquear nuevos trajes, skins para las armas y trofeos, por supuesto.

Si queremos lograr el 100% y sacarnos todos sus trofeos (los cuales no son necesarios para el platino, sino parte de una lista adicional, como la del modo permadeath y la dificultad realista) estamos hablando de una duraci¨®n de entre 5 y 15 horas. Engancha, cuenta con marcadores online y Naughty Dog saca cada d¨ªa una ¡°Partida diaria¡± con normas especiales y personajes elegidos por ella. Hay un trofeo de oro que exige superar dicho reto en la dificultad m¨¢s alta. Sin interfaz, sin modo escucha, muriendo de dos golpes (o de uno si nos coge un clicker). Si morimos, no podremos volver a intentarlo hasta la jornada siguiente. Un poco a lo Returnal. Es un desaf¨ªo may¨²sculo y apasionante. Nos obligar¨¢ a arriesgar m¨¢s en cada nivel y a prestar atenci¨®n a los objetivos secundarios. Tareas opcionales como crear ciertos objetos y depositarlos en un buz¨®n o hacer determinados tiros a la cabeza, bajas con sigilo y dem¨¢s. Como dec¨ªamos, Sin Retorno es complet¨ªsimo.

Tendr¨ªa que haber tenido cooperativo online

Al margen de los inesperados tiempos de carga entre fase y fase, nuestra ¨²nica pega (y no es poca cosa) es que en gran parte de los niveles vamos acompa?ados de un NPC que bien podr¨ªa haber sido un amigo. Han sido tantas las veces y funcionan tan bien que hemos terminado imagin¨¢ndonos un cooperativo online y poni¨¦ndonos los dientes largos. Este modo roguelike lo pide a gritos. Con un sistema de rangos y matchmaking hubiera sido una aut¨¦ntica maravilla, a¨²n para grupos reducidos de dos personas. La idea nos recuerda al multijugador de Uncharted 2, en el que llev¨¢bamos un ¨ªdolo de oro de un lado para otro colaborando con la gente y luchando contra la consola. Hubiera disparado su duraci¨®n y habr¨ªa diferenciado su propuesta del resto. Es una l¨¢stima, una gran oportunidad desaprovechada.

En general, ese pensamiento ha pasado varias veces por nuestra cabeza mientras disfrut¨¢bamos de The Last of Us 2 Remastered. La idea de que esta versi¨®n iba a salir escoltando al multijugador, a Factions. Tras su cancelaci¨®n, es como si Naughty Dog no hubiese querido echar todo el trabajo por la borda y hubiera rescatado algunos modos, a¨²n con recortes o a medio hacer, para salir al paso. Al fin y al cabo esta generaci¨®n empez¨® en 2020 y 4 a?os despu¨¦s a¨²n no tenemos ni un juego de la desarrolladora exclusivo de ella. Vistos sus problemas de los ¨²ltimos a?os, la cosa va para largo.

?Qu¨¦ tal los nuevos niveles?

La otra novedad anunciada a bombo y platillo son una serie de nuevos niveles recortados de la versi¨®n original. Se llaman ¡°niveles perdidos¡±, son tres y duran cinco minutos cada uno. Se nos avisa en repetidas ocasiones de que se encuentran ¡°en un estado prealfa inacabado que refleja el aspecto que ten¨ªan cuando se eliminaron del juego¡±. Consisten en poco m¨¢s que andar y escuchar los comentarios de los desarrolladores de fondo. Est¨¢n muy verdes a nivel gr¨¢fico y sonoro (alguno no tiene ni el audio de los di¨¢logos grabado). No han sido integrados en la historia principal y se accede a ellos desde el men¨² ¡°C¨®mo se hizo¡±, donde tambi¨¦n se pueden activar esos mismos comentarios para el modo campa?a y donde encontrar¨¦is arte conceptual, un tr¨¢iler del documental sobre c¨®mo se hizo The Last of Us Parte 2 (ya pod¨ªa ser el propio documental) y un p¨®dcast del juego con cuatro cap¨ªtulos de cerca de una hora cada uno.

El primer nivel, ¡®Fiesta en Jackson¡¯, se ambienta al principio de la historia, antes de que Ellie y Dina se besen. Es una placita llena de gente en la que podemos jugar al pilla pilla, beber algo y pintarnos la cara con ceras Manley. El segundo, ¡®Alcantarillas de Seattle¡¯, ocurre antes del hospital y el primer encuentro con los serafitas, cuando Ellie y un infectado se caen a los r¨¢pidos. Se trata de una laber¨ªntica fase en la que ir reptando entre la basura por distintos conductos. Y el tercero y ¨²ltimo, ¡®La cacer¨ªa¡¯, se sit¨²a al comienzo de la escena de la granja. Establece un paralelismo con el primer The Last of Us, en el que Ellie rastreaba un ciervo, y nos pone en un bosque similar tras la pista de un jabal¨ª que la protagonista pretende llevar a Dina y JJ.

Hay detalles curiosos y bonitos. La persona que nos pinta la cara en el primer nivel, por ejemplo, es la misma que hizo el tatuaje de Ellie. A su vez, en el pilla pilla, los ni?os que se la quedan tienen que fingir que son un clicker y moverse y actuar como tal. Vamos que muestra un poco m¨¢s de la vida en ese mundo tan maravilloso como aterrador. En los otros dos se ahonda en el trauma de Ellie y tienen un par de momentos tan ef¨ªmeros como dolorosos. Pero lo mismo que con los gr¨¢ficos, no nos enga?emos, en quince minutos nos los habremos ventilado y desearemos que hubiera m¨¢s, o que los presentes se hubieran alargado y terminado de desarrollar. No restan, pero lo ¨²nico que aportan son ganas de verlos terminados e incluidos en la historia principal. Si de verdad ten¨ªan miedo a que el ritmo se resintiera bastaba con hacerlos opcionales.

Guitar Hero

Otro de los extras m¨¢s jugosos es el modo para improvisar libremente con la guitarra. M¨¢s currado que los niveles perdidos, nos permite personalizar el instrumento con el que tocar, sus pedales y efectos de sonido, el personaje al que manejamos, el escenario de fondo y varios tipos de filtros audiovisuales para echar fotos. Podemos cambiar la guitarra por el banjo, escoger a Gustavo Santaolalla (el compositor de The Last of Us) y llenar con nuestra m¨²sica Jackson, la tienda de m¨²sica, el teatro o la granja bajo los focos de colores que m¨¢s nos apetezcan.

Es un modo precioso y de lo m¨¢s relajante y satisfactorio incluso para los que no saben ni un ¨¢pice de tocar. A¨²n as¨ª, se hubieran agradecido tutoriales y partituras para dichos ne¨®fitos. Va a dar pie a composiciones maravillosas cuando los m¨¢s mel¨®manos le echen el guante, pero tampoco tiene mayor recorrido para el com¨²n de los mortales.

Extras anecd¨®ticos

Quedar¨ªa mencionar tambi¨¦n un modo speedrun con marcadores online y la posibilidad de desbloquear nuevos trajes para Ellie y Abby, o skins para las armas (caracter¨ªsticas s¨®lo desbloqueables despu¨¦s de habernos vuelto a pasar el juego). En cualquier caso, la conclusi¨®n a todos los extras es la misma: se agradecen enormemente ya que la inmensa mayor¨ªa de remasterizaciones vienen a pelo con un par de filtros y poco m¨¢s, pero no dejan de ser a?adidos anecd¨®ticos e insustanciales. El ¨²nico que justifica la existencia de este remaster es el modo roguelike y es la principal raz¨®n para recomendar (o no) su compra. Aunque si ten¨¦is opci¨®n de actualizar vuestra versi¨®n por 10 euros, para nosotros los vale.