Kyrie Irving destruye a Kyrie Irving
Todos -NBA, NBPA, Nets, Kevin Durant...- se han visto arrastrados por la espiral de confusi¨®n y miseria que se empe?a en agitar un Kyrie cada vez m¨¢s desenfocado.

En 2017, Kyrie Irving gener¨® un mont¨®n de titulares por su coqueteo con el terraplanismo. Desde aquello, hasta hoy. Hab¨ªa, o parec¨ªa haber, algo inofensivo en aquel asunto. Una puerta abierta, claro, a los chistes f¨¢ciles. ???Qu¨¦ ha dicho qu¨¦??? Pero esas estupideces tambi¨¦n son, en esta era de internet, una v¨ªa amable hacia una realidad muy hostil: la de un tiempo de disoluci¨®n de certezas y difuminaci¨®n de cualquier concepto de verdad objetiva. Un mal que tiene m¨¢s de profec¨ªa orwelliana que unas cuantas de las cosas que se intentan hacer colar como profec¨ªas orwellianas. Si ni siquiera la tierra es plana, ?qu¨¦ verdad absoluta prevalece? ?Qu¨¦ experto en algo puede dirigirse, y con qu¨¦ autoridad, a un ej¨¦rcito de expertos en nada empoderados por su propia ignorancia? Ya se sabe: si no hay nadie a quien creer, cree a quien dice lo que te apetece escuchar¡ y reza para que tenga raz¨®n.
Los males de este mundo. Kyrie fue perdiendo el contacto, por todo lo que sabemos al menos, con ciertas v¨ªas de informarse y adquirir (dig¨¢moslo as¨ª) conocimiento. Ah, el enfant terrible; el omnista que ve m¨¢s all¨¢. Ojos que se abren, cortinas que caen. Los elegidos que ven donde otros solo miran. El embriagador aroma de las conspiraciones. D¨®nde se rod¨® el aterrizaje en la luna, qu¨¦ paso en Roswell en 1947. Y, antes de que te des cuenta, porque la verdad ya no existe y sobran tiempo y madrigueras de conejo, el negacionismo con las vacunas, mal¨¦volos planes sat¨¢nicos en el seno de la ciencia. Conspiranoias apadrinadas por Alex Jones, condenado a pagar casi 1.000 millones de d¨®lares por difamaciones relacionadas con la terrible masacre escolar en Sandy Hook. S¨ª, pero no: esto me gusta de Alex Jones y esto no. Como si con personajes as¨ª existiera el lujo de elegir. Teor¨ªas cada vez m¨¢s pr¨®ximas a esa nueva/vieja derecha m¨¢s all¨¢ de la derecha, posts en redes sociales sobre pel¨ªculas que enredan en la superposici¨®n social de afroamericanos y jud¨ªos con citas atribuidas a Hitler y otras documentadas como falsas que, entre otras cosas, cuestionan los n¨²meros del Holocausto. Ser listo, mucho m¨¢s listo, todav¨ªa m¨¢s listo: algo muy distinto a listo. Las conspiraciones.
Las palabras, los hechos, las consecuencias
A Kyrie, c¨®mo no, le gusta expresar todo ese conocimiento profundo que adquiere a trav¨¦s de su smartphone. Pero, cosas, no le gusta tanto que le pregunten por ello. No templa los nervios en las ruedas de prensa (perdi¨® el carril con preguntas incisivas y pertinentes de Nick Friedell, de ESPN) y no entiende que se le d¨¦ vueltas a qu¨¦ comparte y qu¨¦ no con sus 17 millones de seguidores en Instagram. Quiere la plataforma pero no la quiere, quiere ser la voz de los sin voz (dicho por ¨¦l, aunque sus sin voz no paran de hacer ruido) y quiere ser el sin voz. Quiere el dinero y la amplificaci¨®n pero no quiere sus resultados. Confunde libertad de expresi¨®n con expresi¨®n sin consecuencias. Pretende desmarcarse de los borregos pero se olvida de muchas de las cosas que, como normal m¨¢s o menos general, ayudan a no serlo. Quiere pol¨¦mica sin debate, que escuchen sus respuestas sin hacerle preguntas. Muchas cosas funcionan hoy as¨ª. Por suerte, no todas. No todav¨ªa, a pesar de gente como Kyrie¡ y los que (Brooklyn Nets a la cabeza) le hayan acabado comprando tantas veces el discurso, por acci¨®n o, sobre todo, por omisi¨®n.
Cuando lo del terraplanismo, en lo que tambi¨¦n se desdijo de forma confusa (nada de lo que dice significa nada que no sea lo que ¨¦l quiere que signifique porque, recordemos, la verdad no existe), Kyrie acababa de irse de Cleveland Cavaliers porque no soportaba jugar bajo la alargad¨ªsima sobra de LeBron James. Ni siquiera despu¨¦s de que juntos, en las Finales de 2016, obraran uno de los mayores milagros de la historia del deporte cuando le remontaron un 3-1 a los Warriors del 73-9. No: cuando Kyrie fue elegido n¨²mero 1 del draft en 2011 por los Cavs, no contaba con el regreso de LeBron, no pensaba que tendr¨ªa que ceder las llaves de la franquicia de Ohio al gran patr¨®n. Despu¨¦s, tampoco le valieron los Celtics, con su ilustre historia y su recia tradici¨®n. El destino final era Nueva York, eran los Nets y era con Kevin Durant, amigo y otra alma en b¨²squedas perennes, rebotado por su parte de Thunder y Warriors. Kyrie creci¨® en New Jersey, Durant operaba su central de negocios desde Nueva York. Los Nets, de las calles de la infancia de Kyrie al glamour de Brooklyn, se les ofrecieron sin la idiosincracia de los Knicks, que se quedaron pasmados, a dos velas. Un lienzo en blanco, la oportunidad de hacer y deshacer. El soneto de la utop¨ªa: las b¨²squedas perennes, el destino final.
Ya sabemos que hasta ahora, con tres a?os cubiertos de ese experimento (de la pasarela glamurosa a la supervivencia postapocal¨ªptica), los Nets no han ganado. Sus ¨²ltimas Finales van a cumplir veinte a?os (2003), y se han llevado al buche exactamente una serie de playoffs en el ¨²ltimo trienio. Desde que llegaron Kyrie y Durant, y entre lesiones (muchas), alg¨²n golpe de mala suerte y unos problemas gigantescos que han sido, casi todos, disparos en el pie, una afici¨®n malsana a la ruleta rusa. Kyrie no quiso vacunarse y la franquicia se distanci¨® de ¨¦l pero luego corri¨® a sus brazos, porque todo vale con tal de ganar. Y no ganaron. El propietario Joe Tsai, con su fortuna amasada gracias a Alibaba, se ha especializado en lanzar comunicados que luego entierra u olvida, porque lo-que-importa-es-ganar. Y no gana. Los anteriores Nets que generaron una cultura ¨²nica, con una de las reconstrucciones m¨¢s dif¨ªciles de la historia, vendieron su alma a dos (mega) estrellas de car¨¢cter imposible¡ porque lo que importa es ganar: as¨ª que, qu¨¦ queda si no ganas.
Seguir juntos... porque no queda otra
Kevin Durant pidi¨® irse, pero nadie quiso pagar el desorbitado precio de una megaestrella que calibr¨® una realidad nueva en el mercado: un jugador de talento ¨²nico, uno de los mayores de la historia, pero con 34 a?os, un historial ya largo de lesiones, unas inquietudes muy dif¨ªciles de descifrar y una extensi¨®n a punto de comenzar de cuatro a?os y 198 millones de d¨®lares: la sart¨¦n por el mango de su equipo. Incluso uno puesto, como en este caso los Nets, entre la espada y la pared. Obligado a resistir. A estas alturas, nadie sabe c¨®mo tener a Durant contento (si no pudieron los Warriors...), comprometido de verdad y feliz. Kyrie (30 a?os ya) pod¨ªa haber firmado una extensi¨®n de cuatro a?os y 187 millones ,en paralelo a su amigo KD, pero el asunto de la vacuna quit¨® a los Nets la ganas de negociar. El dinero vol¨®, Kyrie perdi¨® adem¨¢s m¨¢s de 15 millones por los partidos que no quiso jugar y rond¨® el mercado con los Lakers mirando de reojo. M¨¢s como una soluci¨®n al l¨ªo en el que se hab¨ªan metido con Russell Westbrook que como el plan A en toda regla que el talento de Kyrie deber¨ªa significar. Finalmente, el mal menor (y millonario) de la player option (36,9 millones) y agente libre el pr¨®ximo verano, un asunto que ser¨¢ digno de seguir. ?C¨®mo de t¨®xico es considerado a estas alturas Kyrie? Se dir¨ªa que mucho, pero el mercado es el que finalmente dir¨¢. Y nunca miente. Ahora parece que los Nets, tentados a quitarse semejante jaqueca permanente de encima, han tanteado... y al otro lado no hab¨ªa nada.
Despu¨¦s de su l¨ªo antisemita, un asunto absolutamente descorazonador, Kyrie (los Nets han ganado m¨¢s sin ¨¦l en pista que con ¨¦l desde su llegada en 2019, por cierto) se enzarz¨® con la prensa por preguntarle, a qui¨¦n se le ocurre. Y emiti¨® un comunicado con los Nets en el que no se disculpaba y afirmaba que algunas cosas, algunas, de la por desgracia cacareada pel¨ªcula no eran ciertas. Insisto: algunas. Un torpe intento de lavar una cara que se muere de ganas de seguir sucia. Adem¨¢s, ah¨ª van unos billetes, anunci¨® la donaci¨®n de 500.000 d¨®lares (cobra los citados 36,9 millones) para asociaciones que ¡°trabajan para erradicar el odio y la intolerancia¡±. Mientras, le pel¨ªcula de su post en redes sociales disparaba sus visualizaciones en Amazon Prime: n¨²mero 1 de la plataforma, en los ¨²ltimos d¨ªas, en las categor¨ªas ¡°religi¨®n y espiritualidad¡± y ¡°estudios ¨¦tnicos¡±. En Estados Unidos, una pincelada de contexto, los incidentes por antisemitismo han crecido un 34% desde 2020 y est¨¢n en su mayor pico de los tiempos modernos. Cuando hubo que reunirse con la ADL (Liga Anti-Difamaci¨®n), Kyrie mand¨® a su familia y a su agente. Ni se present¨®. El mundo por montera, sin disimulo. As¨ª que la ADL, visto lo visto y tras otro fiasco de rueda de prensa sin disculpa inteligible, anunci¨® que ¡°en conciencia¡± no pod¨ªa aceptar ni un d¨®lar de Kyrie.
Porque, en otra breve intervenci¨®n ante la prensa, hab¨ªa retorcido palabras para hacer mucho ruido y no decir nada. Ya la marca de la casa. Y volvi¨® a no disculparse. Porque no quer¨ªa hacerlo. Y porque se ha acostumbrado a no hacer nada que no le apetezca hacer. Y a quejarse de las consecuencias de sus actos, con treinta a?itos: eso siempre. La NBA no le cit¨® en su primer comunicado, fl¨¢cido. El sindicato de jugadores tampoco dio pistas de a qui¨¦n se refer¨ªa en el suyo, un desastre que parec¨ªa intentar una misi¨®n tan imposible como la de esquivar al elefante que ocupa todo el sal¨®n: Kyrie es vicepresidente de ese sindicato (NBPA) que tiene, por cierto, un miembro jud¨ªo: Deni Avdija, alero de Washington Wizards. Los jugadores, a t¨ªtulo personal, tampoco han dicho nada. Uno de los nuestros, silencio. La era del jugador empoderado tiene muchas cosas buenas. Pero tambi¨¦n reversos odiosos. Al menos, una leyenda como Kareem Abdul-Jabbar, con mucha voz y mucha conciencia (y suficientes fantasmas en su armario para saber de qu¨¦ habla, en todos los sentidos) s¨ª ha considerado pertinente hablar sin tapujos del asunto: ¡°No tengo muchas esperanzas de que Kyrie cambie porque vive aislado por la fama y el dinero, rodeado de ese tipo de gente que te dice a todo que s¨ª. No creo que nada le motive a intentar entender la diferencia entre propaganda y hechos. As¨ª que lo que queda es que el mundo decida c¨®mo responder a eso¡±.
Y el mundo, casi a la fuerza y cuando el esc¨¢ndalo empezaba a tener demasiados padres, y desde luego demasiado mal olor, ha tenido que responder. M¨¢s vale tarde que nunca. Da la sensaci¨®n de que la ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica de Kyrie, tozudo en su concepci¨®n tan particular del orgullo, dispar¨® las ¨²ltimas alarmas (como si hiciera falta) o termin¨® de convencer a todos de esa v¨ªa bien abierta por Kareem: de Kyrie no va a salir nada por su propio pie, la clave estar¨¢ en qu¨¦ vamos a hacer todos los dem¨¢s. Silver fue duro y, por el amor de Dios, nombr¨® por fin a Kyrie en su comunicado. Despu¨¦s los Nets anunciaron la suspensi¨®n y la decepci¨®n, la censura verdaderamente seria, el ¡°no es apto para formar parte de esta franquicia ahora mismo¡±. Y Kyrie, ah¨ª s¨ª, se disculp¨® (en Instagram, claro). Esta vez, con palabras que se entienden y frases de interpretaci¨®n clara. No era tan dif¨ªcil, ?o s¨ª lo ha sido?
Ganar, ganar y ganar... hasta que no ganas
Kyrie se ha convertido en un gigantesco dolor de cabeza, tan grande que su maravilloso talento como jugador ya no parece compensar a nadie: ni a su equipo o lo que queda de ¨¦l, ni a unos pretendientes que no existen, ni siquiera a los muy desesperados Lakers. Durant pasa por all¨ª silbando. Va al trabajo, cumple con lo m¨ªnimo y se marcha. No ejerce de l¨ªder, no se posiciona, no parece importarle lo que sucede a su alrededor ni parece escandalizarle nada de lo que dice Kyrie. Quiz¨¢ sea as¨ª. Su legado, que podr¨ªa haberse acercado al de los m¨¢s grandes, se pudre en ese escape de chapapote constante que enturbia a los Nets. Pero ¨¦l no abre la boca, no parece especialmente interesado, ni en la pistas ni fuera, por disimular que sigue all¨ª porque no pudo salir. Ni a pesar de garantizar, en teor¨ªa, la candidatura al anillo a quien se hiciera con ¨¦l. Ni apretando tuercas y filtrando que quer¨ªa fuera al general manager, Sean Marks, y a un entrenador, Steve Nash, que ha durado siete partidos (cinco derrotas) de la nueva temporada. Nash, aparentemente un buen tipo, no ha demostrado ser un entrenador NBA en un equipo al que, por otra parte, dif¨ªcilmente nadie habr¨ªa podido conducir con sentido. El mismo en el que, conviene recordarlo, Kyrie y Durant dijeron que todo el mundo podr¨ªa ser entrenador. Ellos los primeros, claro. Esa era una parte del truco, una forma original de decir que no quer¨ªan ser entrenados. No con unas reglas distintas a las suyas. Y vuelta a empezar. Marks y Tsai, mientras, miraban. Ten¨ªan a sus estrellas y quer¨ªan ganar. Qu¨¦ le vamos a hacer, as¨ª es la vida. Pero, ay, por ahora no han ganado. ?Y qu¨¦ queda entonces?
Los Nets, porque solo importa ganar (y no ganan) lo fiaron todo a no poner ning¨²n l¨ªmite a sus estrellas y no han querido (demasiado peligro) crear ning¨²n tipo de cultura saludable en los tres ¨²ltimos a?os. Por all¨ª, aunque parezca cosa de la prehistoria, pas¨® hace dos telediarios James Harden. El fiasco de un big-three at¨®mico, te¨®ricamente entre temible e invencible, al que tumb¨® el primer golpe de viento. Y por all¨ª pasa Ben Simmons, en perpetua rehabilitaci¨®n espiritual. Un jugador ca¨ªdo al que no parece gustarle demasiado su trabajo, no si implica tirar a canasta o recibir faltas para ir a la l¨ªnea de tiros libres. Habrase visto. Los Nets se obsesionaron con el talento, pero a costa de sacrificarlo todo: entrenador (Kenny Atkinson), jugadores (jarrett Allen, Caris LeVert y todos los dem¨¢s) y cultura. Tsai se ha especializado en airear pero no hacer, en decir pero luego no decir, en que parezca sin que acabe siendo. Su franquicia se ha vuelto antip¨¢tica en una ciudad, Nueva York, que pertenece a los Knicks y en la que ten¨ªan que hilar muy fino para ganar terreno. Pero no han ganado, y ni siquiera han gustado. No han hecho ni un amigo por el camino, ni con Kevin Durant y Kyrie Irving¡ o puede que precisamente por Kevin Durant y Kyrie Irving.
Brooklyn Nets es el equipo que menos abonos vende en toda la NBA (un 30% menos esta temporada que la pasada), apenas 5.500 con un pabell¨®n de casi 18.000 localidades. Eso, es obvio, no lo explica solo una robusta venta de entradas (ey, esto es Nueva York, al fin y al cabo) y no se tapa con unos ingresos por abonos en la media de la Liga a costa de abrasar con los precios a los pocos que iban a pagar de todas formas. Hay localidades en el Barclays Center que cuestan el doble que la temporada pasada. Es una franquicia de luxe en p¨¦rdidas. Una paradoja; Ahora mismo, un fracaso. La temporada pasada, entre el equipo y el entramado del pabell¨®n (tambi¨¦n propiedad de Tsai), entre 50 y 100 millones en rojo. Este a?o, por ahora la continuaci¨®n de la barrida contra los Celtics en primera ronda (4-0), la plantilla cuesta casi 190 millones de d¨®lares, solo por detr¨¢s de Clippers y Warriors y con 108 millones extra por impuesto de lujo. ?Se trata de ganar, no? Pues por ahora, siguen sin hacerlo.
Para colmo, y porque todo es susceptible de empeorar, Ime Udoka apunta a recambio de Nash en el banquillo. Asistente del equipo hace dos temporadas, salt¨® la pasada a los Celtics, donde como head coach llev¨® al equipo a las Finales... y sali¨® disparado despu¨¦s por romper el c¨®digo interno de la franquicia por una relaci¨®n con una empleada que incluyo, por lo que sabemos hasta ahora, como m¨ªnimo mensajes inapropiados. Los Celtics han dejado claro que no van a pedir ninguna compensaci¨®n para que Udoka, oficialmente solo suspendido durante todo este curso, se vaya a otro sitio y se lleve sus problemas con ¨¦l. Aunque ese otro sitio sea un rival de Divisi¨®n y un equipo, en teor¨ªa, con trazas de aspirante al anillo si no hubiera optado por convertirse en una pesadilla sin gobierno. En una crisis como pocas ha conocido la NBA de imagen, a los Nets no les ha importado que (como m¨ªnimo) se los asocie con Udoka. Y tampoco parecen ver una l¨ªnea roja aparentemente obvia en la felicidad con la que los Celtics est¨¢n dispuestos a cooperar para quitarse de encima a quien los dej¨® en junio a dos victorias del anillo: ah¨ª os va, todo vuestro. Supongo que a las mujeres que trabajan para los Nets nadie les habr¨¢ preguntado su opini¨®n. Tampoco a nadie, g¨¦nero al margen, con un m¨ªnimo de empat¨ªa. O simplemente de sentido com¨²n. Total, lo ¨²nico que importa es ganar¡
Con la Liga y el sindicato de jugadores se?alados por sus pellizcos de monja, y con la necesidad de que alguien echara a andar las conciencias para que los Nets se dieran por aludidos, Adam Silver s¨ª acab¨® citando a Kyrie Irving, con todas las letras aunque con unos cuantos d¨ªas de retraso. El comisionado expres¨® su decepci¨®n, asegur¨® que esperaba una disculpa de verdad y anticip¨® un encuentro con un Kyrie que ha desnudado las contradicciones de unos jugadores que, como colectivo e individualmente, tendr¨¢n menos autoridad cuando quieran hablar de otras cosas. Es el precio de tantos rodeos y un silencio tan estruendoso. A Meyers Leonard, un jugador del mont¨®n en el mejor caso, un exabrupto antisemita durante un streaming le cost¨®, de facto, su lugar en la NBA (que nadie le haya echado de menos es otra cuesti¨®n). Y eso que fue m¨¢s o menos r¨¢pido (hay que creerse que tambi¨¦n s¨ªncero) en unas disculpas francas y claritas, las que durante d¨ªas se neg¨® a pronunciar Kyrie, el siete veces all star y vicepresidente del sindicato de jugadores de la NBA. El del nombre que esa misma organizaci¨®n intentaba esconder (ese se?or del que usted me habla y todo lo dem¨¢s). Saber que hay distintas varas de medir es una cosa, verlo de forma tan descarnada es otra muy distinta. Revuelve el est¨®mago.
Parece que todo el mundo va a salir mal, sucio, de esta historia. La NBA vincul¨® hace a?os el factor social a su logo y su filosof¨ªa, y no puede guardarlo en el caj¨®n con unos temas y airearlo alegremente con otros. No puede convertir esa apuesta en una de las bazas de su espectacular ¨¦xito econ¨®mico en los ¨²ltimos a?os, con la inyecci¨®n de un sesgo de p¨²blico muy claro, y meter la cabeza en la tierra con asuntos que no son de resoluci¨®n sencilla o de aplauso r¨¢pido. Asuntos internos. Otra vez: cuesta ganar cada palmo de legitimidad... pero todo puede volar de un plumazo. Kyrie, o eso se dir¨ªa, le ha obligado a entenderlo a base de no dar su brazo a torcer. La NBA, la NBPA, muchos jugadores a t¨ªtulo individual, Kevin Durant como te¨®rico l¨ªder de Brooklyn Nets, la franquicia (en un estado de absoluta demolici¨®n moral y, salvo milagro, deportiva), el acaudalado Tsai como propietario¡ todos se estaban viendo atrapados, con mayor o menor culpa, por la espiral de porquer¨ªa que agita Kyrie, que seguramente va a seguir pensando que consigue hacerse el interesante con sus ensaladas de palabras, escupidas unas encima de otras para que resuenen mucho pero no signifiquen nada. Igual es que, en el fondo, no tiene en realidad tanto que decir. O que le cuesta m¨¢s de la cuenta encontrar las agallas para hacerse entender. Vete t¨² a saber.