Finales de 1991: Jordan y el adi車s de los Lakers de Magic
Tras muchos intentos, los Bulls de Jordan consiguieron el primero de sus seis anillos en 1991. Magic, ya sin Kareem ni Riley, fue derrotado. Meses despu谷s, dijo adi車s por culpa del VIH.
En 1991, se acab車 una era y empez車 la siguiente. Ese a?o, o m芍s bien esas Finales, certificaron el inicio de la dinast赤a de los Bulls, esa que domin車 la NBA en los 90, con seis anillos en ocho a?os y dos three peats incontestables que elevaron a Michael Jordan al Olimpo del baloncesto. Y si no significaron el fin de los Lakers de Magic, este tuvo su lugar tan solo unos meses despu谷s, con una rueda de prensa en la que anunciaba que hab赤a contra赤do el virus del VIH, conmocionando al mundo y acabando repentinamente con una carrera extraordinariamente brillante y desgraciadamente corta. Esas 12 temporadas supieron a poco para los aficionados de un Showtime que revolucion車 el mundo del deporte, expandi車 la NBA hacia l赤mites otrora imposibles de superar y tuvo el pen迆ltimo cap赤tulo de una rivalidad eterna, la que ten赤an con unos Celtics que tambi谷n despidieron a su estrella, Larry Bird, con tan solo 32 a?os en la Liga. Hasta en el timing de la retirada, en el m芍s absoluto ocaso, coincidieron dos carreras que hab赤an tenido siempre un destino conjunto, aunque en vertientes distintas, y que se hab赤an movido siempre tocando la gloria y con unos enfrentamientos que trascendieron al mismo baloncesto y constituyeron algunos de los episodios m芍s impresionantes de siempre.
No hubo rivalidad que sustituyera a la de los amados (y a?orados) 80, aunque s赤 una nueva dinast赤a que encumbr車 a un jugador m芍s que a un estilo y que supuso otra 谷poca de un dominio que reemplaz車 al de unos Lakers que en la d谷cada inmediatamente anterior a la del dominio de los Bulls, superaron a los Celtics en anillos (5 por 3) y vengaron parcialmente una historia que siempre hab赤a ca赤do del lado verde (que se lo pregunten a Jerry West). Se fueron dos h谷roes y emergi車 uno nuevo para quedarse, algo que ya hab赤a amenazado con hacer sin suerte en los 迆ltimos a?os y que acab車 consiguiendo en ese 1991 en el que pasaron muchas cosas, y en el que se puso en evidencia un cambio de ciclo que para algunos lleg車 antes de tiempo (los amantes de Bird y Magic) y para otros lo hizo justo cuando m芍s se necesitaba, cuando la temprana retirada de ambas leyendas dej車 un espacio que llen車 completa y netamente una figura sin la que es imposible entender la NBA en su m芍xima extensi車n. Ese a?o, Jordan se quit車 la espina del anillo, de ganar, esa palabra que tan f芍cil de pronunciar y tan dif赤cil de hacer realidad, como ya atestiguaron sus numerosas v赤ctimas en unas temporadas con muchos gallos y un 迆nico ganador (con permiso de los Rockets de Olajuwon), ese que ya hab赤a hecho historia antes de conseguir el ansiado anillo pero que certific車 que no s車lo era un hombre de n迆meros estratosf谷ricos y que tambi谷n pod赤a conquistar el mundo de una manera total y absolutamente dominante.
De los a?os previos al curso baloncest赤stico 1990-91 se pueden decir muchas cosas, todas ellas importantes y esenciales para entender c車mo lleg車 ese consabido cambio de ciclo. Los Lakers de esa temporada no eran los mismos de los cinco anillos (para mal) y los Bulls, tampoco (para bien). Los angelinos hab赤an visto decir adi車s a Kareem Abdul-Jabbar, ese ser celestial que hizo de todo en 20 a?os y estaba intr赤nsecamente relacionado con una competici車n en la que no cuadr車 en un inicio pero que termin車 conquistando de manera clara, postergando una retirada que nunca llevaba y manteni谷ndose competitivo a pesar de una edad que parec赤a no afectarle. Tambi谷n a Pat Riley, otro hombre sin el que es imposible entender el baloncesto y que hizo gala de esa capacidad para gestionar el momento y el lugar, tambi谷n march芍ndose de una franquicia para nada marchita pero que hab赤a perdido en cierto modo la luz y el encanto que les hab赤a convertido en dinast赤a. El t谷cnico, que se hizo con el puesto de primer entrenador a mitad de la 1981-82 (que acab車 en anillo, vaya), hab赤a sustituido en los banquillos a un Paul Westhead que no dejaba correr a Magic tanto como le habr赤a gustado y que acab車 siendo cesado ante la amenaza del base de forzar un traspaso, una petici車n que no lleg車 a ser tal pero que demostr車 que incluso 30 a?os antes de la era de los jugadores empoderados los hab赤a con una presencia lo suficientemente grande como para cambiar el curso de un equipo... y de la historia.
Jerry Buss no dud車 en contentar a Magic, acusado como responsable de un despido del que no ten赤a tanta culpa y que respond赤a a los deseos de un vestuario desmadejado y no del todo contento con un hombre con el que ganaron el t赤tulo en 1980, pero que hab赤a perdido la confianza de sus jugadores. Riley, su segundo, acept車 el puesto siempre y cuando contara con la ayuda de un Jerry West que hac赤a de las suyas entre bambalinas y estuvo un pu?ado de partidos actuando de asistente antes de volver a poner rumbo a los despachos, ese lugar que siempre prefiri車, donde ten赤a una mayor comodidad y m芍s espacio para estirar las piernas, como ya demostr車 en unos a?os en los que cogi車 las riendas del equipo (1976-79) con algo de desmayo y un juego correcto pero al que siempre le falt車 algo m芍s. Magic fue la pieza que le faltaba a la plantilla y a la NBA, como descubrir赤a posteriormente un David Stern que le sac車 todo su jugo, y el despido de Westhead y la llegada de Riley dieron como resultado nueve temporadas hist車ricas: cuatro anillos, siete Finales, nueve r谷cords por encima de las 50 victorias (54 fueron la marca m赤nima) y cinco por encima de los 60 (65 en la 1986-87).
Riley supo que la eliminaci車n en 1990 en semifinales de Conferencia, la primera vez que ca赤a en esa ronda, era una buena ocasi車n para irse. Pocas veces el t谷cnico ha dejado que el fracaso caiga sobre su cabeza, y solo se hundi車 con el barco en la 2007-08, con ese 15-67 que es la mancha m芍s sucia de su curr赤culum y que consider車 necesaria para volver luego al despacho, dar a Erik Spoelstra los mandos y volver a hacer malabares. En 1990 y ya sin Jabbar, retirado el a?o anterior, pens車 que era el momento de marcharse con el recuerdo de haber sido un creacionista espl谷ndido, que supo ver como nadie los frutos que daba Magic para erigir un estilo, el Showtime, que nunca ha dependido tanto de un solo jugador. Tras un a?o de asueto fue del glamour de Los Angeles a la luz de Nueva York, y en los Knicks entendi車 que era el momento de atrincherarse atr芍s y aparcar una forma de jugar que nunca volvi車 a utilizar y que en la NBA no volvi車 a florecer hasta 15 a?os despu谷s, cuando los Suns de D*Antoni y Steve Nash hicieron acto de presencia. Su salida y la del ya mencionado Jabbar, que se retir車 tras la derrota en las Finales de 1989 ante los Pistons, dejaron hu谷rfana a una franquicia que se agarr車 como pudo a Magic, que permaneci車 inamovible mientras llegaban el p赤vot Vlade Divac, una sombra de Jabbar que supo adaptarse al base y sali車 indemne de una comparativa con su predecesor que nunca busc車, y Mike Dunleavy, un entrenador mucho mejor de lo que 谷l mismo siempre se ha empe?ado en demostrar. Mychal Thompson, Byron Scott, A.C Green o Sam Perkins segu赤an por all赤, adem芍s de un James Worthy que era una estrella que empezaba a perder luz, pero todav赤a mostraba ramalazos de talento.
Phil Jackson entra en escena
Y de un entrenador legendario a otro, todo lo que fue Riley para los Lakers lo acab車 siendo Phil Jackson para los Bulls. Lleg車 en 1989, solo unos meses despu谷s de que Jabbar dijera adi車s a los Lakers y a la mejor Liga del mundo, para iniciar una carrera larga y fruct赤fera que se ha saldado, ya se sabe, con 11 anillos, que son 13 si sumamos los dos que conquist車 como parte de la plantilla de los mejores Knicks de siempre, en 1970 y 1973. Es decir, m芍s que nadie para un hombre que rompi車 con el car芍cter especulador de un Doug Collins muy permisivo y que dejaba a Jordan monopolizar el juego. La decisi車n de Jerry Krause, pol谷mica en un inicio y brillante a la larga, no gust車 demasiado a la afici車n ni a los analistas; tampoco a Jordan. Collins ven赤a de conseguir 40, 50 y 47 victorias en los tres 迆ltimos a?os, y dio una progresi車n a los Bulls en playoffs, que llegaron a primera ronda, a segunda y a finales de Conferencia, cayendo ante Boston y Detroit, esa bestia negra, por partida doble. El aterrizaje de Phil Jackson (asistente de Collins hasta entonces), de la mano de Tex Winter, y su tri芍ngulo ofensivo fue visto con suspicacia por His Airness, pero pronto se hizo evidente que era el camino a seguir, m芍s si cabe tras la tercera eliminaci車n consecutiva ante los Bad Boys, que conquistaron en 1990 su segundo y 迆ltimo anillo tras acabar con los Bulls en las finales del Este (4-3) y con los Blazers de Clyde Drexler y Rick Adelman en la eliminatoria por el t赤tulo (4-1).
Jackson inisti車 en su idea hasta que Jordan se la compr車, y His Airness, que no dej車 de tener estad赤sticas de videojuego, ejerci車 un rol m芍s colaborativo. El tri芍ngulo era inclusivo y permit赤a que el bal車n pasara por las manos de todos, lo que permiti車 que los jugadores se mantuvieran m芍s involucrados que en a?os anteriores. La estrella de los Bulls, por orden de Jackson, concentr車 un mayor porcentaje de sus tiros en los 迆ltimos periodos y alcanz車 una versi車n m芍s completa y abnegada, ganando sin dejar de ganar premios individuales. El escolta ven赤a de promediar 37,1, 35, 32,5 (+8+8) y 33,6 puntos por partido en las cuatro 迆ltimas temporadas, y en la 1990-91 logr車 31,5, con su segundo MVP. Y ya no jugada solo: Scottie Pippen estaba ya cerca de la 谷lite de la Liga, y promedi車 17,8+7,3+6,2 durante ese curso, superando a su compa?ero en rebotes, asistencias y tapones y qued芍ndose muy cerca en robos (2,7 por 2,4). Ambos, junto a Horace Grant, formaban la Doberman Defense, ideada por el asistente Johnny Bach, que le daba a Phil Jackson un nivel defensivo que sus equipos siempre han tenido pero que nunca se le ha valorado lo suficiente al Maestro Zen, cuyo tri芍ngulo y filosof赤a oriental se llevaban el protagonismo.
La presencia m赤stica y el aura de Phil Jackson fueron objetivamente esenciales para el inicio de una de las mayores dinast赤as de siempre. El t谷cnico, que todav赤a no gozaba de la reputaci車n con la que sali車 de Chicago y que se ha magnificado hoy en d赤a, consigui車 cambiar la mentalidad de un equipo que chocaba una y otra vez en playoffs y aprovechar el momento de baj車n de los Celtics, ya en ca赤da, y el de unos Lakers que tendr赤an su 迆ltima oportunidad ese a?o. Como una de las personalidades m芍s dif赤ciles de analizar de siempre, Jackson es alguien axial en la historia de una NBA imposible de entender sin 谷l. Su huella y su legado no son solo las de un mero entrenador, y sus declaraciones en ruedas de prensa, los pensamientos que ha plasmado en sus libros o el aderezo medi芍tico por el que siempre se ha movido, con Buda como referente y una mentalidad distinta a la de otros grandes pero tan ganadora como la que m芍s, son el retrato de su personaje que ha traspasado fronteras y ha escondido un c谷firo demostrado en su comportamiento, en pista y fuera de ella, con una manera de ver la vida y el mundo propia de intelectuales y no de meros hombres que traspasan la opini車n p迆blica.
Quedarse en el t車pico de que ha entrenado a los mejores jugadores (Jordan, Pippen, Kobe, Shaq...) es tan simplista como ventajista, y la influencia que tuvo en los Bulls y despu谷s en los Lakers es tan rotunda que negarla es todo un ejercicio de atrevimiento. Incombustible motivador y extraordinario gestor m芍s all芍 de lo t芍ctico, consigui車 que Jordan cambiara su perspectiva y que en Chicago se empezara a involucrar todo el mundo de una manera extraordinaria, convirtiendo lo individual en colectivo, en un equipo que pod赤a con todo y con todos y que consigui車 quitarse el sainete de pertenecer solo a Jordan para iniciar un dominio tan claro que acab車 escribiendo un cap赤tulo sin el cual es imposible comprender el baloncesto moderno. La llegada de un comportamiento y un guion aplicado caminaron hacia el un 迆nico resultado posible, el perteneciente a una persona multidisciplinar, con muchas m芍s horas de lectura e influencias de asuntos ajenos al deporte al que se dedicaba que al propio juego. Y en 谷l encontr車 Jordan, al igual que los Bulls, la luz en la oscuridad por la que se mov赤an ante los Pistons, que no les dejaban ver m芍s all芍 de unas finales del Este que superaron ese a?o, con un incontestable 4-0 que acab車 con una tortura china que les llevaba tres a?os persiguiendo y que les permiti車 empezar a pensar en algo m芍s grande: el anillo.
Unas Finales que cambiaron las historia
Los Bulls se fueron a las 61 victorias y al primer puesto del Este, siendo s谷ptimos en puntos anotados, terceros en asistencias, cuartos en robos y con el tercer mejor promedio en balones perdidos de la temporada. Tambi谷n fueron segundos en porcentaje de tiros de campo y terceros en triples, adem芍s de tener un r谷cord de 35-6 en casa, el mejor de la Conferencia Este junto a los Celtics de Larry Bird, que caer赤an ante los Pistons en semifinales (4-2) y daban, con los eternos dolores de espalda del alero, sus 迆ltimos coletazos. Los Lakers no desentonaron en el primer a?o de Dunleavy, un entrenador con un talento enorme dedicado casi por entero al mal, pero que posteriormente llevar赤a a los Blazers a dos finales de Conferencia consecutivas y entren車 a los mejores Clippers de la historia antes de la Lob City y la llegada de Chris Paul, en la 2005-06. El entrenador ajust車 en defensa, pero no dej車 de favorecer el juego r芍pido, d芍ndole a Magic los mandos de todo: 19,4+7+12,5 para el base, en el 迆ltimo gran a?o de su carrera y casi el 迆ltimo, si obviamos su breve paso por el equipo en la 1995-96 (32 partidos, s車lo 9 de titular), en esos retornos que nunca han ido bien del todo pero que, en su caso, sirvi車 para demostrar que algo de magia a迆n quedaba dentro de semejante mont車n de talento. Los angelinos sumaron 58 victorias, segundos del Oeste tras unos Blazers que hab赤an alcanzado unas Finales el a?o anterior a las que volver赤an en 1992. Les ganaron en las finales de Conferencia, con 20,7+8+12,7 de un Magic estelar que se impuso a Drexler y Adelman con un 91-90 en el sexto partido en el Forum, del que fue amo y se?or (25+11+8). A pesar de seguir corriendo, la ausencia de una segunda espada como Jabbar oblig車 a Dunleavy a dar un impulso a la defensa, consiguiendo la franquicia su mejor temporada en ese lado de la pista desde 1981, paliando as赤 los malos porcentajes de tres (apenas un 30%), la p谷rdida de poder赤o en el rebote y la ausencia de un distribuidor m芍s all芍 de Magic.
Los Bulls solo se dejaron un partido en su camino a las Finales y dos en todos los playoffs: 3-0 contra unos Knicks que esperaban con ansias la llegada de un Pat Riley que aterrizar赤a en la Gran Manzana unos meses despu谷s, firmando el contrato m芍s lucrativo de siempre por un entrenador, reemplazando a John MacLeod (que a su vez hab赤a sustituido a Stu Jackson, despedido a inicios de curso) y qued芍ndose con un Jeff Van Gundy de asistente que dar赤a mucho que hablar en el futuro; 4-1 a los Sixers de Charles Barkley, esos que tocaron la gloria con Julius Erving y Moses Malone en 1983 pero que no volvieron a dar con la tecla hasta la llegada de Iverson, y a medias. Y 4-0 a los Bad Boys, con ese consabido no saludo de Isiah Thomas a los Bulls (y a Jordan) que levant車 ampollas y dio para muchas habladur赤as, con ausencia del base en los Juegos Ol赤mpicos de Barcelona incluida. Los Lakers, antes de la serie ante Portland, acabaron con los Rockets por la v赤a r芍pida y ganaron a los Warriors, esos de Mitch Richmond en pista y Don Nelson en los banquillos, un hombre que de revoluciones va sobrado (que le pregunten a Nowitzki sobre 2007) y que hab赤a eliminado de forma tan inopinada como merecida a unos Spurs, los de David Robinson y Larry Brown, de 55 victorias pero carentes de una consistencia en playoffs que hasta la llegada de Gregg Popovich nunca tuvieron.
El momento de gloria de los Lakers fue en el primer partido, cuando un triple de Sam Perkins (3 de 4 desde el exterior para 22 puntos) daba ventaja a los suyos. Jordan no concretar赤a en una suspensi車n que se sali車 de dentro, los angelinos resolvieron desde la personal y los Bulls pagaron la novatada en el United Center (91-93), con triple-doble de Magic (19+10+11), 16+14 de Divac y 22 puntos de Worthy. Jordan, que se fue a los 36 tantos, decidi車 que no caer赤an dos veces en el mismo error y se fue a 33 puntos, 7 rebotes y 13 asistencias en el segundo asalto, en el que se hizo evidente que Pippen (20, con 10 pases a canasta) era un buen defensor para parar a un Magic al que se fue a 14+7+10 pero se qued車 en un 30% en tiros de campo. Con 1-1, los Lakers hab赤an hecho su trabajo y hab赤an recuperado la ventaja de campo, y la derrota por 21 tantos en el segundo encuentro (107-86) no preocupaba en demas赤a a los aficionados del Forum, ese lugar en el que Jerry Buss hab赤a conseguido forjar celebrities en pista a base de acumularlas en las gradas, con Jack Nicholson a la cabeza, capitalizando la vida de Los Angeles y creando una cultura inherente a la ciudad y que siempre se bas車 m芍s en el parecer que en el ser. Los seguidores angelinos despertaban en playoffs, pero pronto lo que hicieron fue levantarse con presteza de un bonito sue?o que pronto torn車 en pesadilla y que acab車 con el sexto anillo y un proyecto que lleg車 a su fin antes de tiempo.
El tercer partido cambi車 las tornas: los Bulls ganaron en la pr車rroga y recuperaron una ventaja de campo que ya no perder赤an, poni谷ndose por delante en las primeras Finales de la historia de la franquicia. 29+9+9 de Jordan, 19+13+5 de Pippen y 22+11 para Grant acabaron con la resistencia de un equipo no pas車 de ah赤. El cuarto encuentro constat車 el final adelantado de la serie, con las lesiones de James Worthy y de Byronn Scott. Magic, muy solo, lo intent車 todo en el 迆ltimo con 16+11 y 20 asistencias, pero no hubo nada que hacer. Jordan sum車 30 tantos, 10 asistencias y 5 robos, y gan車 el primero de sus seis MVP de las Finales, uno por cada anillo que conquist車. Promedi車 31,2 puntos, 6,6 rebotes, 11,4 asistencias y 2,8 robos, con un 55,8% en tiros de capo y un 50% en triples. El escolta llor車 desconsoladamente en el vestuario con el trofeo en brazos, lo que demostr車 lo que hab赤a tenido que sufrir para conseguir una corona que tardar赤a mucho en perder, constatando que ganar no es f芍cil, por algo que en la NBA todo el mundo aprende antes o despu谷s: nunca lo es. Magic (18,6+8+12,4) tuvo que conformarse y felicit車 al campe車n poniendo rumbo al t迆nel de vestuarios sin saber que no iba a volver. Un final no del todo adecuado para la magnitud de su estrella y cuyo anuncio por VIH conmocion車 al mundo, pero no le impidi車 disputar el All Star de 1992, por aclamaci車n popular, ni unos Juegos Ol赤mpicos en Barcelona en los que comparti車 vestuario con su amigo Larry Bird formando parte de una plantilla de la que no pod赤a faltar.
Fue el final de los Lakers de Magic. El base puso rumbo a la clandestinidad con un legado inigualable y con la vitola de haber cambiado una NBA que fue suya. La fanquicia no volvi車 a unas Finales hasta el 2000, doce a?os sin anillos que para Jerry Buss, acostumbrado a la gloria, era una crisis pantagru谷lica, toda una vida en el averno. Lo hicieron, vaya, con Phil Jackson, que ven赤a de conquistar seis campeonatos con los Bulls en los 90. El primero de ellos, ya se sabe, en 1991, con un Jordan estelar y ante el 迆ltimo gran representante de los dorados a?os 80 y la 迆ltima versi車n de un Showtime que pas車 a la extinci車n y no volvi車 a brillar en el siglo XX. La temporada dio lugar a un documental, Learning to Fly, que repasa el primer campeonato de los Bulls, narrado por el tambi谷n locutor de pel赤culas de la NFL, Jeff Kaye y con una canci車n de fondo del mismo nombre entonada por Tom Petty and the Heartbreakers. M芍s all芍 del fin de una era, lo que representaron esas Finales fueron el inicio de otra, una con el Maestro Zen de hacedor, His Airness de indiscutible protagonista y un legado que ha dejado seis anillos y muchos cad芍veres. Fue el inicio de una de las mayores dinast赤as que ha visto la NBA en su larga historia, una sin la cual es imposible entender la competici車n norteamericana en todo su contexto y que signific車 el advenimiento de una nueva etapa dominada por el juego lento y defensivo, con una ingente cantidad de h谷roes sin anillo. Y por Jordan, claro. Eso siempre.
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