"We Believe": los Warriors 2007 y la mayor revoluci¨®n de la NBA
El lema "We Believe" impuls¨® a los Warriors de Don Nelson y Baron Davis, que eliminaron en primera ronda de los playoffs 2007 a unos Mavericks que apuntaban al anillo.


Entre 1994 y 2013, los Golden State Warriors pisaron una sola vez los playoffs. Una ausencia pantagru¨¦lica, que podr¨ªa haberlo sido m¨¢s si en la 2006-07 no se hubiera logrado una clasificaci¨®n in extremis camino a una primera ronda pasar¨ªa a la historia. Pocos lo sab¨ªan entonces y nadie lo predijo, pero lo que ocurri¨® dio la vuelta a la NBA durante seis partidos, alguno m¨¢s si nos adentramos ligeramente en unas semifinales de Conferencia donde por alg¨²n momento dio la sensaci¨®n de que la gesta pod¨ªa alcanzar un mayor nivel. Fue solo un momento, pero suficiente para disfrutar de un equipo hist¨®rico no por t¨ªtulos, pero s¨ª por coraz¨®n. Y por jugar en un Oracle que ni con la dinast¨ªa formada en Golden State m¨¢s de un lustro despu¨¦s volvi¨® a vibrar de la misma manera. Al fin y al cabo, no es lo mismo ir a por el anillo que gestar una revoluci¨®n. Cuando te juegas el campeonato tienes mucho que ganar, pero cuando est¨¢s en la parte baja de la Liga hay una sensaci¨®n que te impulsa m¨¢s todav¨ªa: la de no tener nada que perder.
El lema "We Believe" se gest¨® para envalentonar a un equipo que acab¨® la temporada con un r¨¦cord de 16-5 que les permit¨ªa, con mucho sufrimiento, conseguir unos playoffs a los que no llegaban desde hac¨ªa 13 a?os y cuya clasificaci¨®n ya se consider¨® un milagro. Fue con Don Nelson en el banquillo, el mismo entrenador con el que hab¨ªan llegado a su ¨²ltima fase final y que hab¨ªa entrenado a su ¨²ltimo equipo, los Mavericks de Dirk Nowitzki (y antes Steve Nash), apenas una temporada y media antes. Un traspaso a mitad de temporada reforz¨® a los de la Bah¨ªa con gente como Al Harrington o Stephen Jackson, algo que permiti¨® a Nelson llevar al extremo un estilo revolucionario, an¨¢rquico y creativo que origin¨® un terremoto en la Liga. El t¨¦cnico, que se retir¨® en 2010 como el entrenador con m¨¢s victorias de la historia de la NBA (algo que mantiene) siempre arriesg¨® con sus equipos, favoreci¨® cambios evolutivos en la competici¨®n (point forward, small ball...) y se despreocup¨® por unos playoffs que nunca se le dieron especialmente bien. De hecho, en m¨¢s de 30 a?os su techo fueron las finales de Conferencia, que alcanz¨® hasta en cuatro ocasiones sin suerte.
Eso no parec¨ªa preocupar a Nelson, al que le gustaba divertirse y divertir al mismo tiempo. Es la mejor palabra para describir a ese equipo, lleno de nombres: tras el traspaso con los Pacers, perdieron a Mike Dunleavy, un mal menor si vemos que la plantilla se qued¨® con figuras conocidas como Baron Davis, Matt Barnes, Jason Richardson, Michal Pietrus, los ya mencionados Harrington y Jackson, Monta Ellis o Adris Biedrins. Por nombres, ten¨ªan hasta a Sarunas Jasikevicius, tambi¨¦n llegado desde Indiana para dar sus ¨²ltimos coletazos en la NBA y en un equipo cuyo papel fue testimonial, certificando que su etapa norteamericana fue peor de lo esperado pero sin que eso permita que juzguemos su carrera por esos desafortunados a?os, carentes de oportunidades para mostrar su talento.
Los Warriors volaron en la parte final de la temporada para conquistar el octavo puesto de la ultracompetitiva Conferencia Oeste con un r¨¦cord de 42-40, dos victorias m¨¢s que esos Clippers de Elton Brand y Sam Cassell que la campa?a anterior hab¨ªan llevado a los Suns del seven second or less a siete partidos en semifinales del Oeste. Los Mavericks ser¨ªan los encargados de batir a los Suns en las finales del Oeste de 2006, llegando a las Finales y perdiendo una ventaja de 2-0 ante un inconmesurable Wade, que le daba a Shaquille O'Neal su cuarto anillo y a Pat Riley el quinto tras realizar una de las mayores exhibiciones de siempre. Los Mavs, con Nowitzki a la cabeza, parec¨ªan recuperados un a?o despu¨¦s, firmando un 67-15 en regular season, el mejor r¨¦cord de su historia, con el alem¨¢n como MVP de la temporada (primer europeo en conseguirlo), Avery Johnson candidato a Mejor Entrenador (que ya hab¨ªa ganado un curso antes) y los texanos como m¨¢ximos favoritos al anillo. Las cosas, sobra decirlo, no salieron como esperaban.
Un estilo ¨²nico
Sin haber un epicentro, Don Nelson encontr¨® en Baron David, y viceversa, la pieza fundamental para desarrollar el juego que m¨¢s le gustaba. El base era un talento puro que algunos informes hab¨ªan descrito como "ins¨®litamente fuerte" y tambi¨¦n como "consumado matador, de mort¨ªfero crossover, gran creador de juego, genera todo tipo de problemas a la defensa rival". Sin embargo, dicho escrito, publicado en el a?o en el que fue escogido Davis en el draft, 1999, se?alaba tambi¨¦n que el base carec¨ªa "de control de s¨ª mismo". Seleccionado por los Hornets en la tercera posici¨®n del draft, fue un revolucionario que lider¨® al equipo a un sweep a los Heat de Riley en la primera ronda de los playoffs del 2001, y junto a Jamal Mashburn y David Wesley forz¨® siete partidos a los mejores Bucks en 15 a?os. Esos que contaban con George Karl, Ray Allen y compa?¨ªa y que se estrellaron contra los Sixers de Allen Iverson en otros siete, qued¨¢ndose a las puertas de unas Finales que no alcanzan desde 1974.
Davis sali¨® de Nueva Orleans, ciudad a la que la franquicia se hab¨ªa trasladado en 2002, por la puerta de atr¨¢s tras sacar de quicio, algo muy com¨²n en ¨¦l, a entrenadores como Paul Silas o Tim Floyd. Tampoco le manejar¨ªa especialmente bien Mike Montgomery, cuya ¨²nica experiencia como entrenador en la NBA dur¨® los dos primeros a?os de Davis en la Bah¨ªa. La llegada de Nelson fue ideal para ambos, y el t¨¦cnico, poco dado a la gloria final, esquiva durante 30 a?os, pero mucho a agitar y revolucionar, dio rienda suelta a esa falta de control. De eso vivi¨® ese equipo en la recta final de la temporada regular y, sobre todo, en esas dos semanas (algo menos) que dur¨® la primera ronda de los playoffs. Descontrol, anarqu¨ªa, uso indiscriminado del triple para la ¨¦poca, contraataque y super small ball, llevado a otro extremo y extra?amente sorprendente para 2007. Ni que decir tiene que el impacto en los analistas fue mucho mayor que este curso, cuando los Rockets se deshicieron de Capela para crear algo parecido en cuanto a cent¨ªmetros pero diametralmente opuesto en cuanto a estilo.
Tirar mucho, correr mucho, pasar mucho y arriesgar en defensa. Eran los mandamientos del equipo, que fue primero de la NBA en tiros de campo y en triples intentados, segundo en tiros convertidos, tercero en triples convertidos, cuatro en asistencias, d¨¦cimo en rebotes, primero en robos, tercero en tapones y segundo en puntos por partido por detr¨¢s de los Suns, provocando adem¨¢s m¨¢s p¨¦rdidas que nadie en el rival. Por contrapartida, eran la peor defensa de la Liga. Algo malo tendr¨ªan que tener, sino no habr¨ªan quedado octavos. Adem¨¢s, ten¨ªan a cinco jugadores por encima de los 16 puntos, seis superando la decena y ocho con nueve o m¨¢s. Un estilo de juego colaborativo en el que cualquiera aportaba, dando un espect¨¢culo inequ¨ªvoco en la cancha. Y todo con, por cierto, 24,6 a?os de media, lo que les convert¨ªa en la cuarta plantilla m¨¢s joven de la competici¨®n.
Una serie para la historia
Los analistas preve¨ªan una serie c¨®moda para los Mavericks a pesar del buen final de los Warriors. Unos pensaban en el anillo y los otros en dar guerra. Y sobre todo, se preve¨ªa una madurez mayor por parte de Dallas, cuyas Finales del a?o anterior deber¨ªan haber fortalecido la qu¨ªmica grupal y aprender de una experiencia aleccionadora. No fue as¨ª, y los Warriors se impusieron en Texas en el primer duelo por 85-97 con 33 puntos, 14 rebotes y 8 asistencias de Baron Davis. Las cosas volv¨ªan a su cauce en el segundo partido (112-99 para Dallas) y la sorpresa inicial se diagnostic¨® como un bache de f¨¢cil soluci¨®n.
No fue as¨ª, y los Warriors se llevaron el tercer y cuarto partido, haciendo saltar todas las alarmas. El primero en Oakland en m¨¢s de una d¨¦cada se sald¨® con una inopinada y merecida victoria por 109-91, con 30 puntos de Jason Richardson y los locales ganando todos y cada uno de los periodos menos el ¨²ltimo, que qued¨® en tablas ya con el partido resuelto. El plan que estaba llevando Nelson fue confirmado en el cuarto, cuando se hizo evidente que el p¨ªvot let¨®n Adrian Biedrins (9,8+9,4 de promedio ese a?o) pasaba de 29 minutos en temporada regular a 24,5 en los playoffs; y a Al Harrington, otro hombre alto que pod¨ªa jugar de cuatro abierto o de cinco en quintetos peque?os, de 32 a apenas 19. Los bajitos mandaban y los quintetos indefendibles obligaban a que Josh Howard y Dirk Nowitzki salieran a la l¨ªnea de tres a marcar a su par o corrieran m¨¢s de lo que estaban acostumbrados. El cuarto encuentro, el de la urgencia para Dallas, fue m¨¢s igualado, pero los locales, con un Oracle enfurecido, supieron sufrir y poner el 3-1 tras vencer por 103-99 y a pesar del esfuerzo del Dirk (23+15), Howard (22+12), Terry (19) o Stackhouse (24), desde el banquillo. Davis resolv¨ªa con 33 puntos y 12 de 17 en tiros de campo para dejar a los Mavs de las 67 victorias al borde de la eliminaci¨®n.
Dallas sufri¨® para cerrar el quinto en Texas (118-112 con 30+12 de Nowitzki), pero viaj¨® a Oakland para el sexto sin convicci¨®n, como asumiendo antes de lo previsto que su destino estaba sellado. La pasi¨®n puesta por el p¨²blico de los Warriors, que parec¨ªa llevar en volandas al equipo y la falta de soluciones de Avery Johnson, t¨¦cnico de los Mavs, no daba buenas vibraciones a un equipo que, a pesar de sus 67 victorias, viajaba rumbo a su consabido final, como si fueran a medirse a un rival que, con 25 victorias menos que ellos, daba la sensaci¨®n de ser imbatible. El encuentro, desde luego, certific¨® ese pensamiento, ya que no tuvo historia: 111-86, la mayor paliza de toda la serie, con 33 puntos y 7 de 8 en triples de Stehphen Jackson, 14 triples para los locales, 12+12 de Biedrins, 16+11+7 de Barnes, 15+5+4 de Richardson o 20+10+6 de un Baron Davis que acabar¨ªa las series con 25,6 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias, un 54% en tiros de campo y un 45% en triples. La cara de la derrota fue a¨²n m¨¢s amarga, la de un Nowitzki que finaliz¨® con apenas 8 tantos, 2 de 13 en tiros y 0 de 5 en triples y un Mark Cuban que gritaba a una c¨¢mara que no quer¨ªa ver cerca suya. Una derrota igual de dura o m¨¢s que la de un a?o antes para los Mavericks, que se iban por la puerta de atr¨¢s con m¨¢s dudas en torno a su proyecto que nunca.
Una revoluci¨®n que germin¨® en una dinast¨ªa
Es dif¨ªcil saber si los Warriors del 2007 tuvieron algo que ver con la dinast¨ªa que se form¨® en La Bah¨ªa casi una d¨¦cada despu¨¦s. Don Nelson se fue de la NBA en 2010 y entren¨® a Stephen Curry durante el a?o rookie de este. La historia con Davis acab¨® mal, como no pod¨ªa ser de otra manera en una personalidad como la suya. Al a?o siguiente los Warriors estaban de nuevo intentando hacerse con el octavo puesto de los playoffs, aunque esta vez la din¨¢mica fue opuesta y el gran inicio contrast¨® con un final de campa?a lleno de dificultades. En el pen¨²ltimo partido en Phoenix, Nelson se hart¨® del juego de su pupilo, que en 17 minutos llevaba un pobre 2 de 13 en tiros, y le sent¨® durante el resto del encuentro, con derrota por 6 puntos y adi¨®s a las opciones de playoffs, certificadas en el ¨²ltimo choque de la temporada en el Oracle con otra derrota ante los Sonics. Todd Ramasar, agente del jugador, expres¨® en su nombre sus deseos de traspaso y ¨¦ste acab¨® en los Clippers, donde baj¨® sus prestaciones durante tres cursos perdido entre el proyecto de Elton Brand y el que luego traer¨ªa a Chris Paul, Blake Griffin y compa?¨ªa. Sus d¨ªas de gloria hab¨ªan pasado y apenas tuvo destellos en Cavs y Knicks, los dos ¨²ltimos lugares por los que pas¨® con mucha pena y poca gloria.
Los Mavericks por su parte entraron en un vendaval, bloqueados mentalmente, con un entrenador que durar¨ªa una campa?a m¨¢s con otra derrota en primera ronda antes de ser cesado y un Nowitzki que se chocar¨ªa repetidamente en 2009 y 2010 mientras bajaba ligeramente sus prestaciones individuales. Eso s¨ª, Dallas fue removiendo piezas y Cuban trajo a Jason Kidd en 2008 y a Rick Carlisle en 2009 mientras iba quitando lo que le sobraba y rodeaba a Nowitzki y Terry, ¨²nicos supervivientes de las Finales del 2006, con nuevos lugartenientes con los que conquistar¨ªa el ansiado anillo en 2011 tras innumerables baches, desprop¨®sitos y piedras en el camino. La mayor de ellas quiz¨¢ en 2007, cuando se ve¨ªan antes de los playoffs m¨¢s ganadores que un a?o antes.
Quiz¨¢, por espacio temporal, es dif¨ªcil ver la influencia en cuanto a evoluci¨®n del proyecto de los Warriors de 2007 a los de 2013, cuando volvieron a los playoffs, e incluso a 2015, cuando ganaron el anillo, ya con Steve Kerr en el banquillo, e iniciaron su dinast¨ªa. Algunas piezas del "We Believe" se mantuvieron en la franquicia y coincidieron con Curry y compa?¨ªa (Monta Ellis, Adrian Biedrind), pero una d¨¦cada es mucho tiempo y ninguna de ellas sali¨® ganadora. Eso s¨ª, el poder de la revoluci¨®n, esa capacidad para so?ar como nunca lo han hecho, se mantuvo inherente a una de las aficiones m¨¢s ruidosas de la Liga. Una que, no se nos ha olvidado decirlo, todav¨ªa tuvo tiempo para vibrar en semifinales del Oeste con un mate de Baron Davis sobre Andr¨¦i Kirilenko en el tercer partido, que fue a parar para los Warriors por 125-105, 40 puntos anotados en el segundo cuarto y 33 con 9 asistencias y 6 robos de la quitaesencia en la que se convirti¨® Baron Davis en esos playoffs, seguramente el momento c¨²lmen de su carrera junto con los vividos con los Hornets en 2001.
La serie fue m¨¢s enga?osa de lo que parece, con un primer duelo resuelto por solo cuatro puntos, un segundo en la pr¨®rroga y un cuarto al que Golden State lleg¨® vivo e impulsado por el Oracle al ¨²ltimo periodo, en el que hizo gala de las carencias que ese equipo ten¨ªa recibiendo 40 ignominiosos puntos y despidi¨¦ndose de un sue?o que hab¨ªa llegado a ser algo m¨¢s grande con la victoria en el tercer choque. Al quinto y ¨²ltimo partido llegaron vivos al ¨²ltimo periodo, pero la magia se hab¨ªa acabado y Jerry Sloan, otro entrenador legendario que se las sab¨ªa todas, consigui¨® el pase a las finales del Oeste con los Jazz por primera vez desde 1998. Hasta ah¨ª llegaron esos Warriors, que se convirtieron en el tercer equipo de la historia que, como octavo, eliminaba al primero. Antes de ellos, los Nuggets lo hicieron con los Sonics en 1994 y los Knicks con los Heat en 1999. Y despu¨¦s lo conseguir¨ªan los Grizzlies en 2011, venciendo a los Spurs. Pero esas historias son distintas y en ninguna se elimin¨® a un rival de tal envergadura ni con 67 victorias en su haber. "We Believe", que se dec¨ªa por aquel entonces. Nosotros creemos. Y lo que queda claro y dice la historia, es que llegaron tan lejos haciendo honor a ese lema. Creyendo.