De la Play Station a la realidad: los Nets y la obligaci¨®n de ganar
Los Nets tienen m¨¢s talento que nadie, pero sus estrellas pr¨¢cticamente no han coincidido. Y ahora, en el momento de la verdad, solo les vale ganar.


En la NBA hay una m¨¢xima que nadie puede negar: el que es campe¨®n, lo es para siempre. El ansiado anillo es la punta del iceberg, el mayor triunfo al que puede aspirar cualquier baloncestista. Por eso Karl Malone dijo, antes de las Finales de 1998, que ¨¦l no quer¨ªa cuatro, cinco o seis anillos. "Quiero uno. Tan solo uno", aseguraba el ala-p¨ªvot antes de perder, por segundo a?o consecutivo, ante los Bulls de Michael Jordan, que pon¨ªan con ese t¨ªtulo el broche de oro a su particular dinast¨ªa. La retirada estrella de los Jazz sab¨ªa algo que en la mejor Liga del mundo es un susurro constante y una voz en grito cuando la desesperaci¨®n acecha: ten¨ªa que ser campe¨®n. De nada serv¨ªa ser el segundo m¨¢ximo anotador de todos los tiempos, el l¨ªder indiscutible de una franquicia con mercado peque?o a la que hab¨ªa dado un aura grande. Lo que vale, en ¨²ltima instancia, son los anillos. Y ya, despu¨¦s, encontramos los puntos, los triples-dobles, las haza?as o la influencia cultural que se pueda tener, datos palpables o meras opiniones que engrandecen m¨¢s o menos a los jugadores, pero que cobran una importancia mayor cuando su curr¨ªculum va acompa?ado del mayor de todos los premios.
Hace relativamente poco, la NBA fue testigo de una de esas haza?as que ven¨ªan acompa?adas de una mera curiosidad: Carmelo Anthony adelantaba a Elvin Hayes en la tabla de m¨¢ximos anotadores y se convert¨ªa en el d¨¦cimo que m¨¢s puntos ha anotado de siempre. Los periodistas estadounidenses (muchos de ellos buen¨ªsimos, todo hay que decirlo), echaban mano de su ingente cantidad de datos para se?alar que, de esa lista, Carmelo era el ¨²nico que no hab¨ªa conquistado el MVP de la temporada (ni del All Star ni, por supuesto, de las Finales, claro). Y, curiosamente, solo hay otro jugador que no ha ganado el anillo de ese incre¨ªble top 10; es, vaya, Karl Malone. Tambi¨¦n Elvin Hayes, reci¨¦n adelantado, se hizo con el t¨ªtulo, del que, si nos vamos al top 20, carecen tambi¨¦n Dominique Wilkins, Vince Carter y Alex English, estos dos ¨²ltimos cerrando la lista.
No es casualidad que, de sus compa?eros de generaci¨®n, absolutamente dorada, Carmelo est¨¦ ligeramente detr¨¢s que los dem¨¢s (LeBron James, Dwayne Wade, Chris Bosh...). Acotando la franja a las estrellas, claro. Tampoco que a Karl Malone le hayan superado Tim Duncan, Kevin Garnett o Dirk Nowitzki en la lista de mejores ala-p¨ªvots de siempre. La diferencia, evidentemente, es que unos tienen anillos y otros no. Que de nada sirve anotar casi 37.000 puntos en 19 temporadas si se te recuerda por perder tres Finales (la ¨²ltima de Malone fue en 2004, con los Lakers y un amargo final) y no por ganar, al menos, una de ellas. O, en el caso de Carmelo, por haber jugado una sola final de Conferencia en toda su carrera. Tambi¨¦n pasa con Chris Paul, m¨¢s sujeto al amor irracional del aficionado pero que no se libra de un argumento irrefutable: el no haber ganado. De hecho, eso es lo ¨²nico que es totalmente cierto dentro de las eternas clasificaciones, siempre subjetivas (por mucho que algunas cuenten con cierto consenso) y atadas al juicio de la opini¨®n p¨²blica, ese lugar donde se libran las batallas que deciden las guerras.
El s¨²perequipo y el anillo
Ha habido muchos s¨²perequipos en la historia de la NBA, esa nomenclatura que tiene su precedente en LeBron James y su pol¨¦mica The Decision, con huida a Miami para abandonar Ohio y conformar la primera plantilla realizada por agentes libres de la historia de la mejor Liga del mundo. Lo que puedieron conseguir los Warriors no lo hicieron los Lakers de la 2003-04, ni los Heat de 2010-11, esos que intentaron la conquista que consiguieron despu¨¦s y que fracasaron estrepitosamente en un a?o marcado por el odio a su principal estrella. Luego, lograron el ¨¦xito, ese que LeBron persigue en forma de quinto anillo. Y el que quieren conseguir, por primera vez, James Harden, Steve Nash, Mike D'Antoni y Amar'e Stoudemire, todos miembros de los Nets; gente que lleva persiguiento la gloria un tiempo indefinido y que buscan poner su nombre en la historia. Porque, ya se sabe, el que es campe¨®n lo es para siempre.
Ese ansiado anillo s¨ª lo han ganado las otras dos estrellas que completan el c¨ªrculo, aunque eso no impide que ambos necesiten, igual que los ya mencionados, la a?orada redenci¨®n. Kyrie Irving lo hizo en los Cavaliers, en 2016, con 41 puntos en el quinto partido y una remontada hist¨®rica fraguada con un triple por obra y gracia de su talento. El base se fue a los Celtics para escapar de la alargada sombra de LeBron, pero trastoc¨® un proyecto prometedor y puso rumbo a Brooklyn tras prometer que renovar¨ªa a diestro y siniestro. Y ah¨ª aument¨® su leyenda de jugador dif¨ªcil y mal compa?ero, con el despido de Kenny Atkinson se?alando a su persona (y a Durant) y una temporada en la que disput¨® 15 partidos sin dar demasiadas explicaciones. En la presente, su desaparici¨®n para ir al cumplea?os de su hermana en plena pandemia del coronavirus sin que ni Steve Nashsupiera decir por qu¨¦ no estaba con el equipo levant¨® suspicacias. Tras esa licencia personal, volvi¨® para mostrar su mejor nivel y promedia 27,2 puntos, 4,8 rebotes y 6,2 asistencias. No est¨¢ mal.
El otro gran campe¨®n es Durant, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Uno que lo fue con una salida tan pol¨¦mica como la de LeBron, que inici¨® la era de los jugadores empoderados, de la que el alero, junto a Kyrie y Harden se ha aprovechado en el presente curso. Su salida en 2016 rumbo a los Warriors mediante un mensaje de texto a Westbrook, como qui¨¦n deja a su pareja por watshapp, supuso una mancha en su curr¨ªculum que le asemej¨® mucho a lo que hizo LeBron en 2010. All¨ª, en Oakland, Durant se hizo con dos anillos y dos MVPs de las Finales, acab¨® con la tortura china que supon¨ªa el no ganar y apalabr¨® con Kyrie su llegada a la Gran Manzana (a los Nets y no a los Knicks, como algunos pensaban), para participar activamente en la salida de Kenny Atkinson, incluso sin disputar ni un solo minuto por su lesi¨®n en el tend¨®n de Aquiles. Y tambi¨¦n fue ¨¦l, junto con Kyrie, el que dio el visto bueno para las llegadas de Nash, D'Antoni, Stoudemire, la continuidad de Jaque Vaughn...
La cuenta pendiente del cuerpo t¨¦cnico es la mayor de todas. Steve Nash y Amar'e Stoudemire estuvieron a las ¨®rdenes de Mike D'Antoni en esos Suns del Seven Seconds or Less que revolucionaron la NBA, cambiaron las reglas del juego, establecieron la era del pick and roll y sentaron las bases de los triples. Pero nunca ganaron, con el sainete de la falta de soluciones en momentos clave persigui¨¦ndoles siempre (tres finales del Oeste y unas semifinales). En especial a D'Antoni, que sali¨® de los Rockets el verano pasado tras demostrar que es un magn¨ªfico entrenador de regular season que solo tiene un plan, algo que le ha impedido incluso disputar unas Finales a pesar de haber ganado el premio a Mejor Entrenador en dos ocasiones, haber dirigido a equipos por encima de las 60 victorias tres veces o haber disputado tres finales de Conferencia durante su carrera. Un hombre capaz de cambiar el baloncesto, pero incapaz de ganar. Algo que intentar¨¢ cambiar este a?o junto al que fue su pupilo y al lado de su jugador fetiche, un James Harden que alcanz¨® su m¨¢xima extensi¨®n a su lado.
Ganar o fracasar
En este punto, a los Nets solo les queda ganar. Cuando formas un s¨²perequipo el margen de error es m¨¢s peque?o y la presi¨®n m¨¢s grande. En una temporada en la que nadie es favotiro, los Nets s¨ª lo son: a las ya mencionadas estad¨ªsticas de Kyrie, se unen los 27,9 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias de Durant y los 25,4+8,7+11 que Harden promedia desde que lleg¨® a Brooklyn. Es m¨¢s, La Barba ha hecho incluso olvidar su pol¨¦mica salida de los Rockets y optaba leg¨ªtimamente al MVP antes de lesionarse. Ah¨ª est¨¢ el problema del equipo y la ¨²nica duda que despierta: las tres estrellas apenas han jugado ocho partidos juntos y su permeabilidad y compatibilidad a la hora de disputar unos playoffs (recordemos que s¨®lo hay tres balones) puede ser clave. Por lo pronto, parece que Harden actuar¨¢ de base y que nutrir¨¢ de balones a sus compa?eros, algo que ha hecho a la perfecci¨®n hasta ahora. Y ser¨¢ su compromiso defensivo, al igual que el de Durant e Irving, el que pueda marcar la diferencia en una eliminatoria.
El traspaso de Harden fue el momento clave de la temporada. El escolta ha ejercido de base, desde entonces, el big three ha coincidido poco... pero lo ha hecho. Estando los tres, el r¨¦cord es de 6-2; Con Harden y Kyrie es de 14-3. 3-0 cuando han coincidido solo La Barba y el alero. 5-5 solo con Irving. 4-2 solo con Harden. Y 2-0 cuando el ¨²nico que ha estado ha sido Durant. Es decir, que han ganado con todas las variaciones posibles y han estado siempre en una pelea constante por compensar marcadas ausencias en la alineaci¨®n. Y se supone (se supone...) que estar¨¢n todos en el momento de la verdad, esos playoffs en los que se encontrar¨¢n a los Celtics a las primeras de cambio, una serie en la que son favoritos pero en la que deber¨¢n ganar con solvencia para no levantar dudas ni sospechas. Sobre la coincidencia de las tres estrellas ala vez ya brome¨® hace poco Steve Nash: "Alguien me dijo que la cantidad de minutos que han estado juntos en la cancha es m¨¢s corta que The Irishman", asegur¨®, en referencia a la ¨²ltima pel¨ªcula de Martin Scorsese. Pues eso.
El resto de obst¨¢culos tendr¨¢n que resolverse sobre la marcha, en una temporada marcada por la improvisaci¨®n. Los minutos que LaMarcus Aldrige quitaba a Nicolas Claxton se han resuelto por la desafortunada retirada del ala-p¨ªvot y parece que el esfuerzo de Blake Griffin es mayor desde que ha salido de Detroit. Adem¨¢s, DeAndre Jordan puede ser ¨²til para defender a hombres altos como Joel Embiid en momentos puntuales y Jeff Green o Joe Harris son claves en el ataque, aunque no huelan el bal¨®n en los finales apretados (algo que ya ha ocurrido). Lo que queda por gestionar es la presi¨®n: la derrota de los Lakers del 2004 (Kobe, Shaq, Payton, Malone...) acab¨® con un proyecto ya desmadejado, la de los Heat en 2011 estuvo cerca de hacer lo mismo y no todos los grandes equipos han conseguido, siquiera, quedarse a un paso del ansiado premio. Los Nets lo sabes, ya que en 2013 fueron ellos los antagonistas de la historia (Garnett, Pierce, Johnson, Deron, Lopez...). De ese proyecto sali¨® otro cuyo final precipit¨® la llegada de las estrellas actuales. Y de un cuerpo t¨¦cnico lleno de nombres propios. Ganar nunca es f¨¢cil y ellos lo saben mejor que nadie. Lo han sufrido en sus carnes. Y, en este caso, todo lo que no sea ganar es fracasar. Lleg¨® la hora de los Nets un equipo de Play Station trasladado a la realidad. Un s¨²perequipo. Una oportunidad.