Del 'Seven Seconds or Less' al 'big-three' del Este: el ataque al poder
Hasta cinco franquicias ostentan un mejor rating ofensivo que Dallas la temporada pasada, cuando estableci¨® un nuevo r¨¦cord. Los Nets, en cabeza.
Que la NBA ha cambiado, y est¨¢ cambiando, no es ning¨²n secreto. La brega zonal ha dejado paso a un juego revolucionado que vira en cuesti¨®n de segundos. El afortunado espectador en la parte central de cualquier pabell¨®n se ha acostumbrado a un giro de cuello m¨¢s propio de otros deportes. De un lado al otro, sin tregua y con una finalizaci¨®n que hace medio siglo ni exist¨ªa: el tiro de tres. Chris Ford anot¨® el primero en 1979 y despu¨¦s han llegado casi medio mill¨®n m¨¢s. Lo rebelde ha devenido en statu quo, y viceversa. El Seven Seconds or Less de Mike d'Antoni ya es norma universal y, desde el a?o 2000, ning¨²n p¨ªvot ha logrado alzarse con un MVP, firma de Shaquille O'Neal. "Ya no se juega al baloncesto como antes", se escucha. Y es irrebatible; pero para gustos, segundos de posesi¨®n a gastar.
En este mar de velocidad y tiros desde la larga distancia, los Mavaricks de la temporada pasada se movieron como peces espada. Capitaneados por Doncic y su paradoja: tan "lento" en sus movimientos como integrado en la nueva era del baloncesto. No solamente fueron el mejor ataque de la temporada, sino que tambi¨¦n el de la historia. Al menos, seg¨²n lo estipulado por la venerada estad¨ªstica avanzada. Seg¨²n datos de Basketball Reference, en el rating ofensivo, escalaron hasta los 116,7 puntos: es decir, sumaron 116,7 tantos por cada 100 posesiones. Una eficiencia ofensiva jam¨¢s vista. Atr¨¢s, dejaron los Warriors y Rockets de 2019, a los Lakers de 1987, a los Bulls del 92, a los Celtics del 88 o a los Suns del 2010. Atr¨¢s, dejaron a Stephen Curry, Klay Thompson y Kevin Durant, a Magic Johnson y Larry Bird, a Michael Jordan y Steve Nash. Este ¨²ltimo, la idea de d'Antoni hecha jugador, la parte tangible de un plan que transform¨® a los Suns: pasaron de ganar 28 partidos en 2004 a 62 en 2005. No hubo anillo, pero s¨ª historia. Una totalmente nueva.
Harden-Durant-Irving: una apuesta no tan arriesgada
En 2014, Nash lideraba seis de los doce primeros equipos de la historia con mejor rating ofensivo, seg¨²n datos recogidos por Bleacher Report. Actualmente, el primer elenco en el que el base canadiense est¨¢ presente cae hasta la d¨¦cima posici¨®n de esta particular tabla. Pero la evoluci¨®n a¨²n alcanza una magnitud mayor: seis de las diez primeras franquicias de la clasificaci¨®n corresponden a conjuntos de la presente campa?a. Cinco de ellas, adem¨¢s, ya situadas por delante de los Mavericks del curso pasado: Nets (119,1), Jazz (118,0), Clippers (117,9), Nuggets (117,5) y Bucks (117,1). Abrumador.
En Brooklyn, Sean Marks no dud¨® ni un segundo en juntar a tres de los mayores portentos ofensivos de la actualidad: James Harden, Kevin Durant y Kyrie Irving. El primero, m¨¢ximo anotador de la competici¨®n en las tres ¨²ltimas temporadas (2018, 2019 y 2020); el segundo, hasta en cuatro ocasiones (2010, 2011, 2012 y 2014). El tercero, en su segunda temporada m¨¢s encestadora, est¨¢ en 27,2 puntos por partido. Lo apost¨® todo al talento y, de momento, pierde la banca. Corri¨® riesgos, pero muy controlados. Libreto en mano, al menos. Los Suns de esta temporada son el ¨²nico equipo actual que se encuentra entre las diez primeras posiciones hist¨®ricas en cuanto a rating defensivo (109). Es decir, que la eficiencia defensiva, en los ¨²ltimos a?os, ha descendido. Seguramente, engullida por esa vor¨¢gine de transiciones fugaces y de tiros inimaginables que, cada vez m¨¢s, reducen las defensas est¨¢ticas bajo el aro. Un ritmo que atrapa y del que es dif¨ªcil escapar. Si en alg¨²n momento de la historia aquello de que para ganar hay que meter m¨¢s puntos que el rival ha estado en lo cierto, es ahora. En sentido figurado y todo lo que supone, claro; en sentido literal, es una obviedad.
Nash, Stoudemire y compa?¨ªa lo ten¨ªan claro: pick and roll con tiradores abiertos. Si funcionaba el plan A, bingo; si no, bal¨®n hacia el per¨ªmetro y fuego a discreci¨®n. Con su pertinente evoluci¨®n y peculiaridades, Steve Kerr tambi¨¦n lo vio di¨¢fano para sus hombres. Y, ahora, son muchos los que se unen a la fiesta. Ah¨ª radica, en buena medida, el ¨¦xito de Utah Jazz, a los que muchos asemejan (porque tienen su parecido) con esos primeros pasos de los Curry y Thompson. Hasta siete jugadores del equipo dirigido por Quin Snyder tiran m¨¢s de tres triples por partido. Cuatro de ellos, elevan la apuesta a seis, y dos, a ocho. Y a¨²n m¨¢s importante: cuatro superan el 40% de acierto y tres lo rozan. Un planeta llamado Gobert y muchos sat¨¦lites que orbitan a su alrededor con aumentos de temperatura repentinos. El baloncesto de hoy. No es ning¨²n secreto, pero cuantificarlo lo hace m¨¢s patente.
Festival anotador
Pero ojo. Anotar m¨¢s, o tirar m¨¢s triples, no es igual a mejor rating ofensivo, de lo que se ha empezado hablando. El rating tiene que ver con la eficiencia, pero lo cierto es que la correlaci¨®n entre un hecho y el otro es muy alta. Anotar m¨¢s no significa anotar mejor, pero, seg¨²n la estad¨ªstica avanzada, por ahora, lo primero llega acompa?ado de lo segundo: siete de las diez temporadas con m¨¢s puntos de la historia de la NBA pertenecen a la ¨²ltima d¨¦cada.
Empezando por Bradley Beal (32,9) y terminando por DeMar DeRozan (20), hasta 38 jugadores se encuentran por encima de la media de veinte puntos esta temporada. Una barbaridad. Sin ir m¨¢s lejos, en la temporada 2009-2010, solamente 16 jugadores terminaron por encima de dicho promedio. Seth Partnow, en un art¨ªculo para The Athletic, se pregunta las razones de este incremento, y las resume en tres: el aumento del ritmo en el juego (pace), la mejora en los porcentajes de tiro y el mayor heliocentrismo de las estrellas.
El primer caso, tratado unas l¨ªneas m¨¢s arriba, es claro, pero Partnow le pone cifras: durante esta temporada y la pasada, se han acumulado las posesiones m¨¢s cortas en toda la historia de la NBA desde 1989. El segundo, que conecta directamente con el concepto de rating, s¨®lo requiere de una r¨¢pida contrastaci¨®n num¨¦rica, ofrecida por el propio Seth. El curso pasado, se lograron los mejores porcentajes hist¨®ricos en tiros de campo, tiros libres y tiros de tres: 53,6%, 77,8% y 36,8%, respectivamente. Es decir, que tirar mucho sale rentable. Los tiempos avanzan y los jugadores con ellos. Comparar ¨¦pocas siempre es injusto y hay que entender cada planteamiento baloncest¨ªstico dentro de su contexto (Wilt Chamberlain promedi¨® m¨¢s que nadie y nunca, pero hay que entenderlo ah¨ª); aunque, en la actualidad, es incuestionable que las mu?ecas afinan m¨¢s que anta?o, y se busca sacar partido de ello.
Una forma de hacerlo podr¨ªa ser la planteada por Partnow en su tercer punto: un mayor protagonismo para las estrellas, para aquellos jugadores que, dentro de esta disminuci¨®n del error, a¨²n fallan menos. Y se produce. Seg¨²n sus datos, en forma de coeficiente de Gini (un medidor de la desigualdad), desde la temporada 2007-08, la concentraci¨®n de los tiros en unos pocos elegidos ha aumentado en un 21%. Algo que, de forma indirecta, tiene su repercusi¨®n en el rating y, de forma directa, explica por qu¨¦ cada vez hay m¨¢s jugadores que superan la barrera de los 20 (hay otros que, por contrapartida, se quedan en registros m¨¢s bajos que antes).
Esta temporada, Giannis Antetokounmpo y Khris Middleton han anotado 1015 y 741 puntos respectivamente. Jrue Holiday, el tercero en la tabla del equipo, cae hasta los 398. En los Nuggets, se repite la ecuaci¨®n. Jokic y Murray se van hasta los 977 y 740; por detr¨¢s, Will Barton se queda en 383. En los Nets, parad¨®jicamente, se reducen las diferencias, pero en los Clippers se vuelven a manifestar. Los Jazz, por su parte, aunque parten de un juego m¨¢s coral y, realmente, su eficiencia viene muy marcada por la otra pata de la nueva era (los triples y su acierto), tambi¨¦n tienen a un Donovan Mitchell que le saca 193 puntos a su inmediato perseguidor. Nadie se salva. Roles que siempre han existido, que estuvieron muy marcados en ¨¦pocas anteriores, difuminados en otras y que ahora vuelven a estar fuertemente subrayados.
Todo ello, con tal de alcanzar la ansiada eficiencia. Una que suele acompa?ar a las victorias, pero que no es factor sine qua non (al menos, no en t¨¦rminos absolutos). Una que explica los nuevos mapas de tiro, vac¨ªos en la pintura y fieles pulgas de la l¨ªnea perimetral, que hace que la liga de las estrellas sea, todav¨ªa m¨¢s, una liga de estrellas y que, a d¨ªa de hoy, marca el devenir del baloncesto. Una semilla que, en buena medida, plantaron d'Antoni y Nash, pero que han ido regando muchos otros. Tambi¨¦n Doncic y sus hist¨®ricos Mavs, tan ef¨ªmeros como los siguientes.