Washington Wizards: vuelta a la 'normalidad'
La franquicia dirigida por Scott Brooks ha sufrido como nadie las dificultades de esta temporada. Tras el fin de una meritoria racha, busca la estabilidad.
La 'nueva normalidad' est¨¢ siendo de todo menos normal. Y, dentro de ella, la NBA no es ninguna excepci¨®n. El inicio de la temporada fue un claro ejemplo: partidos cuyo ritmo avanzaba a trompicones, en los que nadie consegu¨ªa encontrar su sitio y cuyo resultado fue una clasificaci¨®n que, poco a poco, tiende a lo habitual. En medio de todo ello, y como en todos los deportes, lesiones, lesiones... y m¨¢s lesiones. Calendarios m¨¢s tupidos que nunca y bandazos organizativos que a¨²n hacen sudar m¨¢s. V¨¦ase la celebraci¨®n del All Star. Ni la mejor liga del mundo se escapa de la dicotom¨ªa (sea m¨¢s o menos falsa) entre econom¨ªa y salud. La 'nueva normalidad', que cada vez es menos nueva pero no por ello m¨¢s normal, ha afectado a todo el mundo; y a los Wizards, que se encontraban consultando la br¨²jula desesperadamente, les dej¨® desorientados del todo. Llegaban a la temporada tras un paso anecd¨®tico por la burbuja de Orlando: entraban como el ¨²nico equipo de la Conferencia Este fuera de las primeras ocho posiciones y lo hac¨ªan, adem¨¢s, sin Bradley Beal, Davis Bertans y, por supuesto, John Wall. Misi¨®n imposible que, a pesar de estar en Disney, no tuvo ning¨²n giro de guion: siete derrotas en ocho partidos y al rinc¨®n de pensar.
Las conclusiones tuvieron nombre y apellidos: Russell Westbrook. El base llegaba a la capital a un coste muy alto. Al menos, en el aspecto sentimental. Despu¨¦s de diez temporadas en Washington, donde fue elegido como n¨²mero uno del Draft, Jonh Wall dec¨ªa adi¨®s y pon¨ªa rumbo a Houston, donde le esperaba un Harden que, ahora, se divierte en Brooklyn y, entonces, ya se imaginaba haci¨¦ndolo. Wall se marchaba tras no haber disputado ning¨²n partido desde 2018, a causa de una infecci¨®n en el delicado, y dichoso, tend¨®n de Aquiles. A su espalda, sin embargo, dejaba 573 partidos, 10.879 puntos, 5.282 asistencias y 976 robos (las dos ¨²ltimas cifras, r¨¦cords de la franquicia). Una historia de muchas p¨¢ginas, con tres semifinales de Conferencia y una ca¨ªda en primera ronda de playoffs como cl¨ªmax, que, entendieron, necesitaba un punto y aparte.
Llegaba Russell... y todo lo que supone. Para muchos fue un simple cambio de cromos; para otros, incluso, una operaci¨®n en la que sal¨ªan perdiendo ambas partes. Pocos mencionaron el win win. Y lo cierto es que, a d¨ªa de hoy, a¨²n no se sabe muy bien qu¨¦ ha sido; pero ha pasado por muchas fases. Westbrook aterriz¨® haciendo lo que mejor sabe hacer: 21 puntos, 11 rebotes y 15 asistencias conformaron su primer triple-doble de la temporada... y su primera derrota. Embiid despert¨® a tiempo y Philadelphia puso la primera piedra en una mochila que, prontamente, empez¨® a pesar demasiado para seguir andando. En el segundo partido, se repiti¨® el guion, uno que en DC se aprendieron de memoria: triple-doble de Westbrook, empache anotador de Bradley Beal y derrota en el casillero. Desesperante.
Westbrook ante el espejo de sus estad¨ªsticas
Los fantasmas de los n¨²meros vac¨ªos empezaron a asomar. De forma m¨¢s o menos justa (all¨¢ cada cual), unos que siempre han acompa?ado a Russell, con tres temporadas promediando triple-doble y un MVP en su haber, pero incapaz de vestir un anillo. Un caza estad¨ªsticas al que, siempre que se puede, se le intentan poner los n¨²meros en contra. El 11 de febrero, tras la en¨¦sima derrota de unos Wizards hundidos en el Este, el portal StatMuse publicaba el siguiente tweet:
Y los comentarios empezaron a arder: "Detecto un patr¨®n ah¨ª", "Westbrook hace m¨¢s da?o que bien a los equipos, es una obviedad desde hace un par de a?os", "es la superestrella m¨¢s sobrevalorada de siempre", se puede leer. Otros, menos directos, optan por la originalidad (el primero de ellos, claro), y le quitan la W (de win, victoria en ingl¨¦s) a su nombre, llam¨¢ndole Russell Estbrook. Y se entiende que lo hicieran. Era una evidencia innegable: Washington, con Russell en pista, estaba perdiendo, en proporci¨®n, muchos m¨¢s partidos que sin ¨¦l. Pero las evidencias no siempre son tan evidentes. En una situaci¨®n similar se encuentra, ahora mismo, Kyle Lowry, de los Raptors, en cuyo historial se identifica el siguiente r¨¦cord: en los ¨²ltimos 16 partidos que Toronto ha jugado sin ¨¦l, la franquicia ha sumado 16 victorias. Otro patr¨®n muy duro (y evidente) que, aunque ha resonado, no lo ha hecho con tantos decibelios. Lowry ha ganado un anillo con la franquicia canadiense, a diferencia de Russell en su carrera, y, para ¨¦l, es m¨¢s f¨¢cil que la opini¨®n p¨²blica entienda la evidencia como correlaci¨®n. En el caso de Westrbook, la losa de la causalidad ya pesa demasiado; aunque se esfuerce en rebatirla. Un espejo roto para un jugador que, cuando se mira, ve n¨²meros y m¨¢s n¨²meros. Un castigo despiadado.
"Est¨¢ entrando en ritmo. Va a tener m¨¢s partidos como este. Es un jugador de campeonato. C¨®mo se prepara, c¨®mo habla con nuestros jugadores m¨¢s j¨®venes... Obliga al equipo a estar listo", declar¨® Scott Brooks, entrenador de los Wizards, en referencia a Westbrook, tras la victoria frente a Portland Trail Blazers. Era la tercera seguida y Russell hab¨ªa sumado un 27+13+11. "Es uno de los mejores compa?eros de equipo que he tenido nunca. Ama el baloncesto. Ama este deporte en toda su plenitud", dijo Bradley Beal tras la ¨²ltima victoria del equipo, frente a los Lakers. La ¨²ltima, adem¨¢s, de una racha de cinco que ha devuelto la ilusi¨®n a un equipo que se hab¨ªa quedad sin alma. "Honestamente, no lo s¨¦. Quiero decir, lo s¨¦, es nuestra defensa. Pero no s¨¦ por qu¨¦ es nuestra defensa. Estamos en un punto en el que no podr¨ªamos defender ni a un coche estacionado", hab¨ªa llegado a decir d¨ªas atr¨¢s el escolta, titular en el pr¨®ximo All Star, en signo de clara impotencia. En su caso, ve¨ªa como, exhibici¨®n tras exhibici¨®n, y con el mejor promedio de puntos de la liga (32,7), sus anotaciones astron¨®micas quedaban en nada.
Ahora, cuando Westbrook se mira ya ve otra cosa. El r¨¦cord con ¨¦l en pista sigue siendo extremadamente malo (7-22); pero ya no es lo mismo. Tras una buena estocada al monstruo de la causalidad, ha esprintado (tanto como a ¨¦l le gusta) hacia una ansiada reconciliaci¨®n con sus queridas estad¨ªsticas. "No me gusta defraudar a mis compa?eros. Ahora me siento mucho mejor. Puedo moverme y explotar y pasar por alto a la gente y tener impacto en ambos lados de la pista, y a medida que avanza la temporada seguir¨¦ mejorando. No estoy preocupado por eso, ni un poco",?confes¨® en medio de la ansiada racha positiva. Ven¨ªa arrastrando una lesi¨®n en el cu¨¢driceps desde la pretemporada; pero, ahora mismo, seg¨²n sus propias palabras, ya no siente ning¨²n tipo de dolor. En sus ¨²ltimos tres partidos, promedia 26,3 puntos, con un 55% en tiros de campo, 11,3 rebotes y 10,7 asistencias. Es el jugador con m¨¢s p¨¦rdidas por partido de la liga (4.8), pero frente a los Lakers, con dos, complet¨® su encuentro con menos registros en este apartado desde el tres de enero. Est¨¢ en el peor porcentaje de su carrera desde la l¨ªnea de tiros libres (60,3%), pero toma consciencia de sus debilidades. En los ¨²ltimos seis partidos (cinco victorias, recordemos) s¨®lo ha tirado 10 triples (1,6 de media). En lo que llevaba de temporada, promediaba 4,3 intentos con un acierto del 31,5%. No s¨®lo mira las estad¨ªsticas individuales... y tambi¨¦n sabe ganar.
Una reuni¨®n secreta y una temporada de extremos
Kawhi Leonard y Paul George, combin¨¢ndose en 62 puntos, han devuelto a los Wizards a la tierra. Con un 135 a 116 en el marcador del Staples Center, cortaron las alas a un equipo que ya se estaba acostumbrando a volar. Seg¨²n varios medios estadounidenses, una reuni¨®n de la plantilla, organizada por el propio Westbrook y moderada por ¨¦l mismo y Bradley Beal, los dos estandartes de la franquicia, podr¨ªa haber tenido mucho que ver. En ella, seg¨²n se apunta, Russell pidi¨® a todos los jugadores que definieran sus roles y, adem¨¢s, impuls¨® una autocr¨ªtica colectiva. Rui Hachimura, por ejemplo, sophomore y uno de los jugadores destacados en los ¨²ltimos resultados, afirm¨® que pod¨ªa defender a cualquier jugador de la competici¨®n. Que confiaran en ¨¦l, vaya. Sea por correlaci¨®n o causalidad (malditas sean), la cuesti¨®n es que, frente a los Lakers, su defensa a LeBron dio mucho que hablar. ?Podr¨ªa ser este tambi¨¦n el origen de la mengua en los intentos de triple de Westbrook?
Lo sea o no, y existiera o no la reuni¨®n, lo cierto es que las caras, y las cartas, han cambiado notablemente en Washington. Se ha bajado de las nubes, pero se llegaba del infierno. M¨¢s all¨¢ de los horripilantes resultados deportivos. Entre el 10 y el 24 de enero, la franquicia no pudo disputar ning¨²n partido a causa de los protocolos de seguridad relativos al coronavirus; los anteriores, y posteriores, se disputaron bajo m¨ªnimos. "Estos muchachos son j¨®venes y est¨¢n lejos de sus familias. Toda la red de apoyo de Rui est¨¢ en Jap¨®n. Los padres de Wagner est¨¢n todos en Alemania. Bertans, su esposa est¨¢ embarazada, ten¨ªa que estar lejos de su esposa e hijos. Estoy muy orgulloso de nuestro equipo. Los ¨²ltimos tres partidos fueron realmente dif¨ªciles porque est¨¢bamos literalmente en los huesos", declar¨®, por aquel entonces, Tommy Sheppard, general manager del equipo.
"No importa lo duro que quieras ser, todav¨ªa da miedo. La gente est¨¢ muriendo por esto",?confes¨®, por su parte, Brooks. La 'nueva normalidad', la de todo el mundo; tambi¨¦n la de los deportistas de ¨¦lite (con sus posiciones privilegiadas, claro est¨¢). En su caso, agraviada por unos resultados deportivos que estaban lejos de acompa?ar y a los que se sumaron los rumores de traspaso alrededor de Bradley Beal. Una estocada que hubiera sido casi definitiva para un proyecto que a principios de temporada ilusionaba y que, a d¨ªa de hoy, no pretende hacer otra cosa que eso. Un proyecto que, despu¨¦s de vivir en el infierno y tocar brevemente el cielo, tiene que encontrar su hueco en la Tierra. Su 'nueva normalidad'.