El disparate de la F¨®rmula 1

El Mundial de F¨®rmula 1 naveg¨® este domingo en el absurdo hasta naufragar en el?circuito de Spa-Francorchamps. No por la resoluci¨®n de no competir, eso se puede entender si peligra la seguridad de los pilotos. El propio Carlos Sainz, en su sincera explicaci¨®n en AS, relata que desde su d¨¦cima plaza no ve¨ªa ¡°ni un metro¡±. La ¨¦pica de anta?o, los tiempos de Niki Lauda o Jackie Stewart, ya no existen, porque las velocidades de los monoplazas son mayores. Y tambi¨¦n la sensibilidad de un paddock m¨¢s protector. Pasa igual en otros deportes, por ejemplo en el ciclismo, donde hemos visto neutralizar recorridos por inclemencias que antes no s¨®lo no imped¨ªan correr, sino que formaban parte de la gesta. Eso es historia. Las condiciones del Gran Premio de B¨¦lgica no eran aptas para el pilotaje. Y hay que aceptarlo.

El absurdo, el esperpento, no radica en esa decisi¨®n, que puede ser comprensible cuando est¨¢ en juego la integridad de un deportista. El disparate viene porque este domingo se corri¨®, pero no se corri¨®. Se disput¨® una carrera que no fue carrera. No hubo competici¨®n, pero se mont¨® un parip¨¦ para establecer una clasificaci¨®n de un gran premio que no ha existido. Despu¨¦s de idas y venidas, de reuniones, de partes meteorol¨®gicos, la parrilla se form¨® y dio dos vueltas detr¨¢s del coche de seguridad, el m¨ªnimo exigido por reglamento para dar oficialidad a los puestos. La carrera m¨¢s corta de la historia dur¨® 4 horas y 45 minutos, para rematar la paradoja. Si eso dicta la norma, habr¨¢ que revisarla y cambiarla, por la credibilidad de la F1. Max Verstappen gan¨® una carrera que no gan¨® y ha recortado puntos a Lewis Hamilton, que acab¨® en un podio que no acab¨®. Y entre ambos se col¨® George Russell, el piloto del futuro, que logr¨® su primer caj¨®n por el m¨¦rito de haber hecho el s¨¢bado una buena clasificaci¨®n. El p¨²blico, por cierto, aguant¨® calado todo el sainete. A ver si por lo menos le devuelven el dinero.