Cinco a?os de Xenoblade Chronicles 2, la obra m¨¢s cuestionada de Monolith Soft
Con Xenoblade Chronicles 3 nominado a mejor juego en los The Game Awards, recordamos el vac¨ªo que se hizo a una entrega en algunos aspectos superior.
![Cinco a?os de Xenoblade Chronicles 2, la obra m¨¢s cuestionada de Monolith Soft](https://img.asmedia.epimg.net/resizer/v2/LACNEMO345NPLOQXFO2OYC4ZHA.jpg?auth=11f6131e5d341c8d9a80e8566f51ccab99d49995c029f320deb8252ca5e8c296&width=360&height=203&smart=true)
Hoy se cumplen cinco a?os del estreno de Xenoblade Chronicles 2, aniversario que casualmente cae a una semana exacta de una edici¨®n de The Game Awards donde su sucesor no solo est¨¢ nominado a mejor RPG y mejor banda sonora, tambi¨¦n a mejor juego absoluto de 2022. Es un premio que probablemente no se llevar¨¢ (todos sabemos que la cosa est¨¢ entre Elden Ring y God of War Ragnarok), pero su simple presencia es una victoria para los desarrolladores de Monolith Soft, rara vez considerados en tanta estima por la prensa occidental a pesar de llevar m¨¢s de una d¨¦cada surtiendo a las consolas de Nintendo con varios de sus mejores juegos.
Y para muestra, nuestro protagonista: estrenado en diciembre de 2017, Xenoblade 2 no lleg¨® a tiempo para la preselecci¨®n de su a?o, pero tambi¨¦n fue ignorado cuando lleg¨® la repesca de la edici¨®n siguiente. Ni mejor juego absoluto, lo que era de esperar; ni mejor RPG, lo que sorprendi¨® algo m¨¢s porque otros como Final Fantasy XV o el propio Xenoblade X s¨ª fueron recuperados en condiciones id¨¦nticas; ni mejor banda sonora, lo que escap¨® a toda l¨®gica a poco que se estuviese familiarizado con ¨¦l. Y por si no lo estuvieseis, dejamos abajo una peque?¨ªsima selecci¨®n (de entre el centenar de temas incluidos) porque deshacerse elogios en texto no le har¨ªa el mismo servicio.
Waifublade?con extra de picante
?Por qu¨¦ fue ninguneado, entonces, en una categor¨ªa donde deber¨ªa haber sido uno de los favoritos? (para curiosos, los nominados?fueron Celeste, God of War, Spider-Man, Ni No Kuni II, Octopath Traveler y Red Dead Redemption 2). Es un misterio con una respuesta en realidad sencilla, aunque tiene poco que ver con la m¨²sica. Porque a pesar de vender m¨¢s dos millones de copias, cifra todav¨ªa no alcanzada por Xenoblade 3 o cualquiera de los otros juegos de Monolith Soft, Xenoblade 2 no fue el colmo de la popularidad ni entre la prensa, ni entre muchos de los fans del estudio.
Desde su lanzamiento, largo y tendido se ha hablado sobre el componente gacha, que dejaba al azar el desbloqueo de secundarios con sus propias subtramas; del exceso de microgesti¨®n derivada de sus afinigramas, las misiones de mercenarios y las habilidades de campo; del deficiente rendimiento port¨¢til, que apunt¨® bastante por encima de las capacidades de Switch; y quiz¨¢ incluso m¨¢s sobre la sexualizaci¨®n de personajes cuyos m¨¦ritos en el guion o el doblaje quedaron eclipsados en muchos debates por sus dise?os o los momentos de levedad er¨®tico festiva que el juego intercalaba entre los tramos de tono m¨¢s serio o apesadumbrado.
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Por supuesto, Xenoblade X ya recibi¨® cr¨ªticas por desviarse de la f¨®rmula original, dejando la historia principal como mero acompa?amiento y dedicando casi todos sus esfuerzos a la exploraci¨®n de un mundo abierto lleno de secundarias. Pero la exposici¨®n de Xenoblade 2 al p¨²blico m¨¢s mayoritario de Switch y el deseo de un sucesor m¨¢s convencional como lo que promet¨ªa el dos del t¨ªtulo ¡ªsin olvidar la memoria selectiva con algunos dise?os o indumentarias previas del estudio¡ª crearon el caldo de cultivo ideal para un rechazo m¨¢s vocal. Y fue un descontento no limitado a foros o redes sociales, tambi¨¦n carne de art¨ªculos en revistas o ensayos en v¨ªdeo.
Es un estigma que le ha acompa?ado estos cinco a?os, y que ha llevado hacia una respuesta clara en Xenoblade 3: ya no hay azar en la obtenci¨®n de h¨¦roes, la microgesti¨®n se ha agilizado, las habilidades de campo se usan autom¨¢ticamente tras ser obtenidas y es bastante menos fr¨ªvolo o calenturiento en dise?os, planos e interacciones. Sigue habiendo humor, y detalles espor¨¢dicos (como pechos que cobran vida propia) recuerdan que a¨²n estamos ante la Monolith que conocimos en PS2 o Wii. Pero el recatamiento general es innegable; y que tanto su percepci¨®n como ¡°elegibilidad¡± para el certamen de turno se han visto afectados por ello, tambi¨¦n.
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Para el recuerdo queda c¨®mo Mashiro Sakurai, m¨¢ximo responsable de Smash Bros., decidi¨® tapar un poco m¨¢s a Pyra y a Mythra al incluirlas como luchadoras en Ultimate. Un ¡°honor¡± hasta entonces reservado para Bayonetta y su breve desvestido al realizar ataques maleficio. Claro que el hecho de que ambas fuesen elegidas para entrar revela la otra cara de la moneda: m¨¢s all¨¢ de estas consideraciones o pol¨¦micas, Pyra, Mythra y tantos otros personajes en Xenoblade 2 se ganaron el corazoncito de muchos jugadores por m¨¢s razones que su figura o el componente fanservice hacia el que Monolith Soft no siempre se inclin¨® con el mayor tacto posible.
As¨ª como la m¨²sica merec¨ªa m¨¢s cr¨¦dito del que recibi¨® al margen de lo que se opinara sobre el resto del juego, Xenoblade 2 fue el objetivo perfecto para la clase de polarizaci¨®n que termina menoscabando aspectos con m¨¢s lecturas y virtudes porque es m¨¢s f¨¢cil solidificar argumentos (consciente o inconscientemente) cuando simplificamos y abrazamos extremos. Un JRPG con un dise?o innecesariamente laborioso auto boicoteado por fanservice y altibajos tonales; o una aventura sobre v¨ªnculos interpersonales con combate profundo y varios de los momentos m¨¢s emotivos de la saga. Puedes elegir una opci¨®n, pero no hacer desaparecer la otra.
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Viendo m¨¢s all¨¢ de la fachada
El revisionismo rom¨¢ntico de entregas previas es algo de lo que saben mucho sagas como Zelda o los Souls, incapaces de sacar novedades sin que una parte sustancial de su p¨²blico las reciba con la puntilla de ¡°S¨ª, pero...¡± seguida de alabanzas hacia un juego anterior. Xenoblade no es ajena a esa din¨¢mica, y la reivindicaci¨®n de Xenoblade 2 era una inevitabilidad antes incluso de saber que Xenoblade 3 se recibir¨ªa con elogios m¨¢s generalizados o varias nominaciones en los premios m¨¢s medi¨¢ticos de Occidente. Pero no es solo una cuesti¨®n de ciclos, hay una frustraci¨®n bastante leg¨ªtima.
Porque no es ni mucho menos descabellado argumentar que Xenoblade 2, con su estigma y su 83 de Metacritic (la media m¨¢s baja de la saga), sigue siendo superior en algunos aspectos al primero (92 u 89 seg¨²n versi¨®n) o el tercero (tambi¨¦n 89). Empezando por un combate que impuso algunas barreras cuestionables para empezar, como la limitaci¨®n a dos Blades por Piloto hasta el cuarto cap¨ªtulo (m¨¢s de veinte horas despu¨¦s de empezar), o la comentada aleatoriedad consiguiendo unos u otros luchadores al margen del grupo principal; pero a la larga, terminaba evolucionando hacia algo genuinamente ¨²nico, y m¨¢s profundo que sus compa?eros.
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No es plan de ponerse ahora a desmenuzar todas sus particularidades (para eso ya estuvo el an¨¢lisis), aunque s¨ª vale la pena detenerse en al menos dos aspectos. El primero es la peculiar relaci¨®n entre Pilotos y sus Blades, aliados intercambiables que alteran las artes disponibles y los elementos de los ataques, pero tambi¨¦n sirven como compa?eros en una historia que explora esta relaci¨®n fuera de los combates. El segundo es la forma en la que toda acci¨®n lleva hacia otra de forma natural, imprimiendo un ritmo de escalada continuo que brilla m¨¢s en la recta final o el postgame (cuando otras entregas empiezan a ser algo m¨¢s reiterativas).
Los ataques autom¨¢ticos recargan artes manuales, que a su vez recargan especiales de nivel 1, que a su vez inician un combo de Blade que se completa con especiales de nivel 2 y nivel 3 de elementos compatibles con dicho combo (las variaciones se muestran en pantalla) antes de culminar en la aparici¨®n de un orbe elemental que empieza a girar alrededor del enemigo. Una vez creados uno o m¨¢s orbes a trav¨¦s de combos culminados en diferentes elementos (se puede llegar hasta ocho), llega el momento de entrar en una cadena de grupo y usar elementos opuestos para da?ar y explotar dichos orbes, alargando los turnos y multiplicando el bonus de da?o.
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Por supuesto, hay m¨¢s variables, como el posicionamiento, la distinci¨®n entre atacantes, tanques y curadores, o los combos de desprotecci¨®n, derribo y lanzamiento presentes desde el original. Pero la versatilidad que brinda repartir nueve Blades entre tres Pilotos y el entramado creado alrededor de los elementos (con?debilidades y fortalezas al estilo Pok¨¦mon a considerar tambi¨¦n a un nivel m¨¢s superficial) hacen del combate de Xenoblade 2 un serio aspirante al mejor de la saga. No el m¨¢s f¨¢cil de aprovechar de inicio, cierto; pero cuando hablamos de juegos de m¨¢s cincuenta horas (m¨¢s de cien con secundarias), la profundidad tambi¨¦n deber¨ªa contar.
Parte del problema es que, a pesar del alargado tutorial y la retenci¨®n temporal de informaci¨®n o mec¨¢nicas, no siempre hizo el mejor trabajo explicando todas sus opciones (lecci¨®n, de nuevo, de la que Xenoblade 3 ha aprendido desde entonces). Otra parte nos lleva otra vez a la abundancia de microgesti¨®n, con afinigramas dedicados a desbloquear mejoras en cada uno de los Blades ¡ªcon requisitos que van desde matar determinados enemigos hasta cumplir misiones¡ª, la posibilidad de regalarles objetos para ganar afinidad y conseguir bonus temporales, o incluso un minijuego con varios niveles para mejorar a Poppy, la entra?able Blade artificial.
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El poder de la amistad, pero de verdad
Y esto reconecta con el primer punto, la relaci¨®n entre Pilotos y Blades que no solo define la naturaleza del combate, tambi¨¦n de la historia. A pesar de las m¨¢s de cincuenta horas que puede llevar solo la trama principal, muchas de las ideas que definen este mundo se transmiten a trav¨¦s de secundarias o la parte mec¨¢nica. Como el Piloto, el jugador debe invertir tiempo en sus Blades. Involucrarse en sus subtramas y usarlos en combate no para que ganen experiencia (solo los Pilotos suben de nivel), sino para?afianzar ese v¨ªnculo, ganar poder y?desbloquear los especiales de nivel 4.
Por razones obvias no es la propuesta id¨®nea para enganchar a todos, aunque la posible apat¨ªa hila de vuelta hacia su narrativa y el uso de Blades como recursos, no personas. Atrapados en una existencia intermitente, ligados a los Pilotos que los despiertan hasta que estos mueren y les devuelven al cristal con la mente en blanco, los Blades no pueden crear y legar una cultura propia como otras razas. Es un concepto de fondo al inicio, pero que nutre la motivaci¨®n de los antagonistas y desemboca en una segunda mitad m¨¢s sombr¨ªa a pesar del optimismo que corre a lo largo de la obra.
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La ingenua ¡ªa veces hasta el extremo de la irritaci¨®n¡ª personalidad de Rex nunca ha sido tan apreciada como la madurez de Shulk o ahora Noah, y es f¨¢cil entender por qu¨¦, pero sirve como el ¡°mal necesario¡± para combatir el cinismo hacia el que empuja de forma casi irremediable este mundo a aquellos que han visto o vivido demasiado en ¨¦l (cientos de a?os en algunos casos). El poder de la amistad es probablemente el recurso m¨¢s manido y empalagoso del g¨¦nero, y ni el Xenoblade original ni Xenoblade 3 se libran de recurrir a ¨¦l (Tetsuya Takahashi se nos ha ablandado un poco con la edad); pero su pertinencia en Xenoblade 2 es diferente debido al contexto.
A trav¨¦s del v¨ªnculo tan espiritual como f¨ªsico que comparten los Pilotos y los Blades, el juego explora cu¨¢nto de lo que somos nosotros depende de lo que son los dem¨¢s, c¨®mo las circunstancias pueden empujar en diferentes direcciones a personas con potencial similar antes de nacer. Huelga decir que no es precisamente una idea nueva en concepto, pero s¨ª en ejecuci¨®n gracias a su peculiar mitolog¨ªa y los paralelismos o contraposiciones establecidos entre diferentes Pilotos, entre Pyra y Mythra, o entre estas y Mahlos. M¨¢s all¨¢ de las bromas y los escotes, Xenoblade 2 trata sobre las cadenas del determinismo y la capacidad (o no) para liberarse de ellas.
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Tambi¨¦n trata sobre hasta qu¨¦ punto las memorias son la esencia de una persona, la diferencia entre el amor ego¨ªsta y el amor desinteresado, o c¨®mo la fe ciega puede dar o quitar prop¨®sito a la vida. Sus frivolidades no est¨¢n re?idas con ello, y sus controvertidos dise?os no impiden que d¨¦ un uso m¨¢s espec¨ªfico y pormenorizado a los personajes que orbitan alrededor de Rex de lo que anta?o se diera a aquellos que orbitaban alrededor de Shulk. Tras el desv¨ªo para involucrarse en un delirio nop¨®n con robots vestidas de criadas, Xenoblade 2 se encuentra a s¨ª mismo y se erige como uno de los trabajos narrativos m¨¢s elaborados de Monolith Soft.
?Merec¨ªa algunas de las cr¨ªticas que recibi¨®? S¨ª. ?Se perdi¨® en medio de ellas un JRPG con ideas brillantes? Tambi¨¦n. Mucho de esto, c¨®mo no, al final del d¨ªa queda a gustos. Cada fan de la saga tiene su Xenoblade favorito, y ni dos mil palabras m¨¢s lograr¨¢n cambiar eso. Aunque tampoco hace falta. Son juegos singulares, con tonos, mec¨¢nicas y mensajes diferentes, y como tal est¨¢n destinados a diferentes recepciones. Es parte de lo que los hace interesantes, y de que hoy Xenoblade 2 merezca m¨¢s que un simple gui?o por su aniversario. Con premios o sin ellos, nos abri¨® las puertas a un mundo tan colorido como sus habitantes. Digno de ser visitado, y digno de ser reivindicado.
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- RPG
- Acci¨®n
Xenoblade Chronicles 2, desarrollado por Monolith Soft y distribuido por Nintendo para Nintendo Switch, sigue las aventuras de acci¨®n y rol de Xenoblade Chronicles y Xenoblade Chronicles X. Explorar¨¢s un oc¨¦ano infinito de nubes entre las que perviven los restos de una civilizaci¨®n sobre los lomos de enormes bestias llamadas titanes. Descubre la historia de Rex y su nueva amiga Pyra, un ser misterioso ser conocido como Blade que le otorga enorme poder. Juntos emprender¨¢n la b¨²squeda del hogar perdido de Pyra, el El¨ªseo, la cuna de la humanidad.