De Xenosaga a Xenoblade Chronicles 3: la ascensi¨®n de Monolith Soft

Hoy se pone a la venta Xenoblade Chronicles 3. Uno de los mejores juegos de 2022, y tambi¨¦n de todo el cat¨¢logo de Switch desde que la consola h¨ªbrida se estrenara hace ya algo m¨¢s de cinco a?os. En otras circunstancias, podr¨ªa parecer una afirmaci¨®n atrevida. Pero no lo es tanto cuando hablamos de Monolith Soft. Este estudio, establecido hace algo m¨¢s de dos d¨¦cadas por Tetsuya Takahashi y otros exmiembros de Squaresoft, lleva ya varias generaciones ofreciendo juegos con una ambici¨®n con la que muy pocos pueden rivalizar dentro o fuera de Nintendo.

Y no solo eso: desde hace tiempo, incluso sagas first party como Zelda, Pikmin, Animal Crossing o Splatoon han requerido los esfuerzos de Monolith, que ha multiplicado su tama?o y abierto nuevas oficinas para asistir a otros equipos de desarrollo. Es, sin lugar a dudas, uno de los estudios m¨¢s valiosos de la compa?¨ªa. Un revulsivo que ha impactado de forma positiva incluso en obras ajenas gracias a su capacidad para inspirar. Para subir el list¨®n. As¨ª que aprovechando el estreno de su ¨²ltimo juego, hemos pensado que era un buen momento para rememorar su trayectoria.

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Pre-Monolith: la era Squaresoft

Todo empez¨® en Final Fantasy. C¨®mo no iba a hacerlo, ?verdad? Aunque Enix y la saga Dragon Quest pavimentaron el camino para el auge del rol japon¨¦s, durante los noventa Squaresoft fue la gran cantera de talento en este g¨¦nero. Bajo la tutela de Hironobu Sakaguchi se formaron dise?adores que pronto dar¨ªan el salto desde Final Fantasy hacia otras franquicias, como Takashi Tokita (Live a Live, Chrono Trigger, Parasite Eve), Tetsuya Nomura (Kingdom Hearts) o, claro est¨¢, el propio Takahashi.

Tanto el fundador de Monolith como Soraya Saga, tambi¨¦n empleada de Square y con la que contrajo matrimonio en esa misma ¨¦poca, participaron en la trilog¨ªa de Super Nintendo. Primero en un rol menor, dibujando?sprites para escenarios. Pero luego, llegado Final Fantasy VI, involucr¨¢ndose mucho m¨¢s en la faceta creativa: Takahashi se convirti¨® en director gr¨¢fico (idea suya es, por ejemplo, la escena introductoria con los mechas caminando hacia Narshe), mientras que Soraya escribi¨® escenas para varios de los personajes (como la relaci¨®n entre los hermanos Edgar y Sabin).

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Pero a medida que la generaci¨®n 16-bits daba sus ¨²ltimos coletazos y el desarrollo de la siguiente entrega se demoraba para finalizar juegos como Chrono Trigger (en el que Takahashi repiti¨® como director gr¨¢fico), la pareja decidi¨® escribir un borrador y proponerlo para Final Fantasy VII. La idea fue rechazada, ya que sonaba m¨¢s compleja y adulta de lo que quer¨ªan para su buque insignia, pero no cay¨® en saco roto: tras plantearse ¡ªy descartarse¡ª tambi¨¦n como posible secuela de Chrono Trigger, se renombr¨® como Project Noah y se convirti¨® en una licencia nueva que Takahashi podr¨ªa liderar al frente de su propio equipo. As¨ª naci¨® Xenogears.

Por desgracia, aunque algunos compa?eros de Chrono Trigger tambi¨¦n se unieron al proyecto (Yasunori Mitsuda se encarg¨® de la m¨²sica, Yasuyuki Honne de la direcci¨®n art¨ªstica y Masato Kato ayud¨® a dar forma al guion final), la inexperiencia de Takahashi como director y de su equipo con las herramientas de desarrollo 3D impidieron que el juego siguiese el ritmo de las desmesuradas ambiciones narrativas. Sobre el papel, Xenogears podr¨ªa haber sido la historia m¨¢s grande y elaborada contada por un JRPG. En la pr¨¢ctica todav¨ªa lo fue, pero a costa de convertir horas de aventura en texto y representar escenas frente a cuadros como si fuese una obra de teatro.

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Emancipaci¨®n y alianza con Namco

Aunque la falta de recursos y su incompleto disco final no impidieron que generase una gran fascinaci¨®n entre los aficionados al g¨¦nero gracias a su ecl¨¦ctica mezcla de artes marciales, peleas de mechas, imaginer¨ªa religiosa, conflictos a una escala cosmol¨®gica y abundancia de conceptos psicol¨®gicos y filos¨®ficos presentados de forma bastante abierta. Final Fantasy VII hab¨ªa ense?ado nuevas fronteras un a?o antes, pero Xenogears se propuls¨® hacia horizontes incluso m¨¢s lejanos como si no hubiese un ma?ana. Abarcando m¨¢s de lo que pod¨ªa apretar, pero introduciendo multitud de ideas sobre las que se construir¨ªan otros juegos de Monolith en el futuro.

Xenogears no vendi¨® mal (m¨¢s de 1 mill¨®n de copias) para un JRPG con tratamiento publicitario menor, pero Square no demostr¨® inter¨¦s en la secuela a pesar de que Takahashi ten¨ªa planes para hacer incluso varias: a pesar de su ¨¦pica historia incluso en esa forma mutilada, el final de Xenogears revelaba que no era m¨¢s que la quinta parte (en orden cronol¨®gico) de una narrativa mucho m¨¢s extensa, destinada a abarcar seis juegos. La negativa llev¨® a Takahashi a abandonar Square y fundar Monolith junto al productor Hirohide Sugiura para buscar otra alternativa. Y la encontr¨® en Namco, que acept¨® adquirir la mayor¨ªa de acciones y producir una reimaginaci¨®n.

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Naturalmente, el cambio de compa?¨ªa forz¨® a cambiar tambi¨¦n la licencia y reescribir la historia por motivos legales (un poco como cuando From Software pas¨® de hacer Demon¡¯s Souls junto Sony a hacer Dark Souls junto a la propia Namco). Pero a pesar de ello, Takahashi y Soraya Saga empezaron en Episode I retomando conceptos e imaginer¨ªa de Xenogears, redoblando en la ciencia ficci¨®n, y contando con viejos aliados como Mitsuda o Honne, que tras acabar su trabajo en Chrono Cross abandon¨® Square y tambi¨¦n se uni¨® a Monolith Soft como miembro y accionista.

Hablando de Honne, antes de seguir con Xenosaga vale la pena pararse a tratar un momento?Baten Kaitos, segundo proyecto de Monolith donde el creativo no solo se encarg¨® del apartado art¨ªstico (con regreso adem¨¢s de Masato Kato desde Chrono Cross para el guion), ejerci¨® como director. Mientras el equipo de Takahashi trabajaba en PS2, otro liderado por Honne opt¨® por GameCube en vista de la menor competencia de JRPG. El juego, eso s¨ª, poco o nada tuvo que ver con Xenosaga m¨¢s all¨¢ del g¨¦nero, ya que se pas¨® a los fondos prerrenderizados (que ni siquiera Xenogears hab¨ªa tenido) para lucir preciosos escenarios pintados a mano por el propio Honne.

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En cuanto a los combates, si bien eran por turnos como en Xenosaga, los personajes usaban cartas en vez de comandos convencionales. Encontrarlas y formar un mazo equilibrado con objetos de ataque, defensa, curaci¨®n y t¨¦cnicas especiales era clave, pero tambi¨¦n hab¨ªa un importante componente de azar para crear cadenas que hac¨ªa cada pelea intensa e impredecible. Eso, unido al original concepto con islas volando sobre un mar de nubes y una magistral banda sonora de Motoi Sakuraba lo convirtieron en un juego de culto entre los usuarios de GameCube y le valieron el desarrollo de una precuela que, por desgracia, nunca lleg¨® a nuestro territorio.

Segunda oportunidad frustrada

Con Xenosaga, ir¨®nicamente, ocurri¨® lo contrario: como Xenogears, Episode I no se lanz¨® en Europa, pero s¨ª se trajo su secuela, confundiendo seguramente a muchos jugadores que empezaban de cero. En los dem¨¢s territorios, no obstante, el problema fue otro. La primera parte hab¨ªa recibido buenas cr¨ªticas y vendido de nuevo moderadamente bien gracias a su argumento complejo y maduro. No ten¨ªa la escala o variedad de Xenogears, pero segu¨ªa siendo un despliegue narrativo sin equivalente entre los juegos de Square u otras compa?¨ªas. Pero entonces lleg¨® Episode II, y en seguida qued¨® claro que algo hab¨ªa ocurrido entre bastidores.

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A pesar de partir de un tratamiento escrito por los autores originales, la secuela no cont¨® con Takahashi en la silla de director, ni con Honne supervisando el apartado visual o Mitsuda componiendo la m¨²sica. La duraci¨®n tambi¨¦n se redujo y muchos notaron una bajada de calidad general. A d¨ªa de hoy no se saben a ciencia cierta todos los entresijos o las limitaciones impuestas por Namco (aunque el retiro en 2002 de Masaya Nakamura, dirigente que hab¨ªa apostado por Monolith, cambi¨® el clima); pero s¨ª que Episode I no hab¨ªa cubierto m¨¢s que una parte del material intencionado y Episode II evidenciaba que Xenosaga no correr¨ªa mucha mejor suerte que Xenogears.

Y as¨ª fue: el plan de seis juegos se volvi¨® a quedar en un sue?o imposible, aunque los fans al menos recibir¨ªan otro a modo de conclusi¨®n. En 2006, al final de la era PS2, Xenosaga Episode III lleg¨® de nuevo sin Takahashi como director o Soraya Saga colaborando en la historia (su ¨²ltimo cr¨¦dito como escritora hasta la fecha es Soma Bringer, un action RPG de Nintendo DS que nunca sali¨® de Jap¨®n), pero recuperando un nivel visual y narrativo m¨¢s acorde a la primera parte. A pesar de contar todav¨ªa con limitaciones, Monolith concluy¨® con la entrega m¨¢s densa, espectacular e incluso accesible en t¨¦rminos de combate. Un cierre digno para una trilog¨ªa accidentada, aunque tambi¨¦n un final agridulce que no funcion¨® demasiado bien ventas.

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Un nuevo comienzo

Al igual que en el caso de Xenogears, Xenosaga no permiti¨® a Takahashi contar m¨¢s de una fracci¨®n de la historia que hab¨ªa imaginado. Y al igual tambi¨¦n que en el caso de Xenogears,?acab¨® da?ando su relaci¨®n con la compa?¨ªa encargada de financiar y promocionar su trabajo. Claro que por la parte de Bandai Namco (ahora fusionada y renombrada) tampoco es que estuviesen encantados con el rendimiento del estudio, as¨ª que se cre¨® una situaci¨®n propicia para el cambio de manos: en 2007, Nintendo adquiri¨® la mayor parte de las acciones de Monolith (la compra completa y consolidaci¨®n como estudio first party se dar¨ªa algunos a?os m¨¢s tarde).

Licencias como Xenosaga y Baten Kaitos quedaron para Bandai Namco, as¨ª que junto a Nintendo llegaron nuevos proyectos como el citado Soma Bringer o el ecl¨¦ctico juego de acci¨®n para Wii Disaster: Day of Crisis. Ninguno particularmente relevante hoy, a diferencia de otro que Takahashi propuso para regresar a las labores de direcci¨®n: un juego ambientado en el cuerpo de dos gigantes habitados por humanos y otras especies. Honne, siendo el manitas del estudio, incluso cre¨® una maqueta para ilustrar mejor el concepto. Y el resto, como reza el t¨®pico, es historia. En Nintendo quedaron fascinados y aceptaron, dando inicio al desarrollo del primer Xenoblade.

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Claro que la historia tiene algo m¨¢s de miga. Y no solo porque originalmente no se iba llamar Xenoblade, sino Monado: Beggining of the World (incluso se present¨® con ese nombre durante el E3 de 2009). Tambi¨¦n por el esfuerzo mutuo, de creativo y compa?¨ªa, para no repetir los problemas de Xenogears y Xenosaga. Takahashi se empe?¨® en que esta vez el argumento se centrase en las necesidades y posibilidades reales del juego para no expandirse sin l¨ªmites hasta forzar la inevitable mutilaci¨®n que da?ar¨ªa el conjunto. Nintendo ofreci¨® apoyo total e incluso ampli¨® el plazo cuando la fecha de entrega se acercaba y Takahashi suger¨ªa recortar.

Acompa?ado por Koh Kojima (dise?ador con experiencia en Xenosaga y Baten Kaitos) y Genki Yokota (puente entre Nintendo y Monolith que hab¨ªa participado en Disaster y tambi¨¦n liderar¨ªa algunos Fire Emblem junto a Intelligent Systems), Monado creci¨® y creci¨®, en escala y ambici¨®n, hasta convertirse en uno de los JRPG m¨¢s grandes jam¨¢s vistos. La historia era sencilla para los est¨¢ndares de Takahashi, s¨ª, pero tambi¨¦n ten¨ªa su raci¨®n de giros y terminaba recuperando algunas ideas de juegos previos (como el eterno retorno nietzschiano). As¨ª que Satoru Iwata, entonces presidente de Nintendo, le sugiri¨® el auto homenaje. ?Por qu¨¦ no recuperar el ¡°Xeno¡±? Y Xenoblade fue.

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El juego fue estrenado en su tierra natal durante el verano de 2010, pero luego se sucedieron los meses sin palabras sobre una posible localizaci¨®n. En Occidente, la frustraci¨®n se iba acumulando, pero la sede americana no confiaba en el ¨¦xito del t¨ªtulo. Esperaba otro caso Xenosaga. En Europa, por suerte, acabaron moviendo ficha: viendo la negativa al otro lado del charco, la divisi¨®n europea decidi¨® hacerse cargo, iniciando la tradici¨®n del doblaje brit¨¢nico que llega hasta nuestros d¨ªas. Con el tiempo, por supuesto, tambi¨¦n lleg¨® a Am¨¦rica. La localizaci¨®n estaba hecha, y el juego demostr¨® no solo ser un gran JRPG en tama?o, tambi¨¦n en calidad y popularidad.

Muchos de los no iniciados en los juegos de Takahashi o Monolith fueron seducidos por su original concepto y su libertad para explorar bellos parajes. En una generaci¨®n donde muchas compa?¨ªas japonesas sufr¨ªan para adaptarse a la alta definici¨®n, donde Square hab¨ªa reducido el dise?o de niveles a su m¨ªnima expresi¨®n con Final Fantasy XIII, y donde el mism¨ªsimo Sakaguchi (ahora independiente) ofrec¨ªa experiencias m¨¢s de la vieja escuela como Blue Dragon o Lost Odyssey, Xenoblade fue una bocanada de aire fresco. Un hito para los JRPG. As¨ª que aunque las ventas no terminasen de explotar (las tiradas americanas fueron escasas y floreci¨® la especulaci¨®n), Shulk y compa?¨ªa se convirtieron en nuevos emblemas de la factor¨ªa Nintendo.

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Revolucionando los mundos de Nintendo

Pero Xenoblade Chronicles solo era el principio. En paralelo, Monolith tambi¨¦n hab¨ªa empezado a asistir a Nintendo en otros proyectos. En 2011, Skyward Sword lleg¨® con bastantes miembros del estudio de Takahashi en los cr¨¦ditos y, aunque fue el esperable hit cr¨ªtico y de ventas, muchos ya entonces empezaron a preguntarse qu¨¦ ser¨ªa de Zelda si optaran por un enfoque m¨¢s abierto. Uno donde la exploraci¨®n fuese realmente exploraci¨®n, no una excursi¨®n delimitada con desv¨ªos ocasionales. En cierto modo, Xenoblade tambi¨¦n lo hab¨ªa sido, aunque lo hab¨ªa enmascarado mucho mejor. El salto a un mundo abierto de verdad segu¨ªa pendiente.

As¨ª que lo dio el propio Takahashi. Con la confianza del ¨¦xito previo y el respaldo de Nintendo, Monolith abri¨® las puertas de la alta definici¨®n en Wii U con el planeta Mira, un gigantesco mapa formado por varios continentes entre los que pod¨ªamos andar, conducir e incluso volar sin pantallas de carga. Para decepci¨®n de bastantes fans, la trama principal fue incluso m¨¢s sencilla y breve que la del primer Xenoblade; pero Xenoblade Chronicles X, a cambio, ofreci¨® un regreso a la ciencia ficci¨®n pura y el combate con mechas, un apartado visual que sigue code¨¢ndose con lo mejor de Switch, y una gran red de secundarias entretejida sobre su exploraci¨®n sin l¨ªmites.

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Fue, en no poca medida, la antesala de Breath of the Wild. El gran pistoletazo de salida para la generaci¨®n de Switch, el Zelda m¨¢s aclamado y revolucionario desde Ocarina of Time, lleg¨® con toda la creatividad que hizo de Nintendo la compa?¨ªa que es, pero tambi¨¦n con un incuestionable ADN Monolith. Y ya no solo porque muchos de sus miembros volviesen a participar de forma activa en el desarrollo, sino porque puso a buen uso muchas de las lecciones de dise?o que hab¨ªan hecho ¡ªy todav¨ªa hacen¡ª de Xenoblade X uno de los mejores mundos abiertos de cualquier videojuego.

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Pocos meses despu¨¦s vendr¨ªa Splatoon 2, t¨ªtulo donde tambi¨¦n volvieron a aportar su granito de arena, aunque fue en diciembre cuando lograron batir su marca: a pesar de algunas cr¨ªticas por el giro hacia un tono m¨¢s fr¨ªvolo y el componente de azar de los cristales para conseguir guerreros, Xenoblade Chronicles 2 recuper¨® el foco en la trama principal (m¨¢s larga, con m¨¢s personajes y revelaciones que el primer Xenoblade) y logr¨® superar la barrera de los 2 millones de copias, convirti¨¦ndose en el juego m¨¢s exitoso de Takahashi y Monolith por un margen importante. Una ocasi¨®n que mereci¨® tanto la aparici¨®n de KOS-MOS (hero¨ªna de Xenosaga cedida por Bandai Namco) como los cameos de Shulk y Elma (Xenoblade X) en el Season Pass.

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No contentos con todo esto, en los siguientes a?os Monolith dio continuidad a Xenoblade 2 con una expansi¨®n (Torna - The Golden Country), remasteriz¨® el primer Xenoblade con nuevas texturas y modelos (adem¨¢s de a?adirle su propia expansi¨®n in¨¦dita, Futuros Conectados) y complet¨® el desarrollo de Xenoblade Chronicles 3 en el lapso en el que Nintendo segu¨ªa trabajando junto a parte de su personal en la todav¨ªa por estrenarse secuela de Breath of the Wild. Y aunque es cierto que la calidad vale m¨¢s que la cantidad, eso es algo que, por suerte, no ha faltado en su repertorio.

Con la llegada de Xenoblade 3 hoy, el estudio vuelve a firmar otro JRPG excelente. Quiz¨¢ a¨²n lejos de las sobrehumanas pretensiones narrativas que ten¨ªa Takahashi cuando se sent¨® a escribir Xenogears junto a su mujer, pero de nuevo tremendamente ambicioso en escala, much¨ªsimo m¨¢s refinado en ejecuci¨®n, y con una carga emocional que rivaliza con cualquier juego previo del estudio. Dos d¨¦cadas y media despu¨¦s de aquellos borradores de Project Noah, un protagonista hereda ese nombre y Yasunori Mitsuda (entre otros compositores) le cede su magia con una banda sonora imposible de olvidar. Algunas cosas, en el fondo, tampoco han cambiado tanto.?

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