5 a?os de Assassin¡¯s Creed Origins: ?la mejor entrega de la saga?
Un lustro despu¨¦s, la aventura egipcia sigue siendo la m¨¢s equilibrada de la nueva etapa, y tambi¨¦n la que m¨¢s partido ha sacado a su premisa hist¨®rica.
Pensad un momento en esto: han transcurrido menos a?os desde el periodo en el que se sit¨²a Assassin¡¯s Creed Origins (49-43 a.C.) hasta la actualidad (2022 d.C.) que desde el origen de la civilizaci¨®n egipcia hasta los eventos del propio juego. Fundado aproximadamente en 3150 a.C., el reino antiguo prosper¨® a orillas del r¨ªo Nilo durante tres milenios, pasando de dinast¨ªa en dinast¨ªa, ideando importantes avances en agricultura, escritura o comercio, y dejando para la posterioridad monumentos tan reconocibles en todo el mundo como las pir¨¢mides o la Gran Esfinge de Guiza.
Que Cleopatra quede m¨¢s cerca de nosotros que de los primeros faraones pone de relieve la dificultad para construir algo fiel a docenas de siglos de historia en los que la cultura se transform¨® una y otra vez. En los que el esplendor arquitect¨®nico de unos pueblos fue engullido por la arena o se convirti¨® en ruinas al lado/debajo de otros que correr¨ªan el mismo destino antes de que griegos o romanos entrasen en escena. Es una evoluci¨®n documentada con menos precisi¨®n por razones obvias, pero que ofreci¨® el contexto ideal para un juego que deb¨ªa reconstruir su saga sobre cimientos previos.
Un reinicio controvertido
Estrenado en octubre de 2017, Origins lleg¨® diez a?os despu¨¦s del primer Assassin¡¯s Creed, lo que en t¨¦rminos de franquicias corrientes puede no sonar como mucho, pero en el caso de esta concreta implicaba ocho entregas principales intermedias. Ubisoft hab¨ªa descubierto un fil¨®n y lo hab¨ªa explotado a velocidad de v¨¦rtigo, hasta que las cr¨ªticas y las cifras de ventas dictaron que era momento de echar el freno. Cambiar de ¨¦poca, mejorar gr¨¢ficos y a?adir o refinar mec¨¢nicas ya no era suficiente, as¨ª que la compa?¨ªa hizo colaborar estudios antes dedicados a proyectos diferentes y dej¨® un a?o extra de reposo para regresar con un reinicio en toda regla.
Y justo eso fue Origins. Para benepl¨¢cito de los que quer¨ªan cambio y decepci¨®n de los todav¨ªa c¨®modos con la f¨®rmula antigua, se asent¨® en el terreno del action RPG de mundo abierto con libertad para explorar, cazar, personalizar nuestro equipamiento y resolver decenas de misiones secundarias siempre que el nivel recomendado lo permitiese. La escala estaba m¨¢s en l¨ªnea con Skyrim; y la jugabilidad, con The Witcher 3; aunque conserv¨® el parkour, las mec¨¢nicas de sigilo y los asesinatos porque, a pesar de las licencias, todav¨ªa se dirig¨ªa principalmente al p¨²blico de Assassin¡¯s Creed.
Largo y tendido se ha escrito en estos cinco a?os sobre el cambio de rumbo del que son herederos Odyssey y Valhalla, y al que tambi¨¦n hay que sumar la pol¨¦mica tienda con microtransacciones para adquirir materiales, mejoras o trajes. Todo opcional, pero igualmente cuestionado por tratarse de juegos a precio completo y con barreras de nivel que empujan hacia actividades extra para mantener justo un combate que no solo se decide en base a nuestra habilidad con el mando. Es una filosof¨ªa de dise?o que para muchos descalifica autom¨¢ticamente a Origins de aspirar al trono de una saga que antes separaba con pulso m¨¢s firme el contenido principal del secundario.
Dicho esto, y sin quitar cr¨¦dito a la preferencia por la etapa cl¨¢sica ni las recurrentes peticiones sobre volver a los or¨ªgenes, todav¨ªa hay mucho en Origins que encarna el ideal de Assassin¡¯s Creed. M¨¢s que sus sucesores, expandidos con cada vez menos mesura en la escala y los elementos fant¨¢sticos; y en cierto modo, m¨¢s que el original de 2007, donde el estudio se tuvo que contentar con lanzar el juego que ahora conocemos porque plasmar la visi¨®n completa requer¨ªa una experiencia, un tiempo y unos recursos de los que a¨²n no dispon¨ªan durante el salto a la era HD.
Ten¨ªa otra visi¨®n, menos orientada a la acci¨®n de lo que otros quer¨ªan. Hab¨ªa mucho m¨¢s ¡ªlo que es gracioso, porque ahora lo hacen¡ª, hab¨ªa muchos elementos RPG. [...] Sobre el papel, Assassin¡¯s Creed iba a ser un mundo vivo; y en el reino, la idea era tener caza, pesca y un poco de supervivencia antes de que te adentrases en la ciudad. [...] Lo acabamos quitando porque hab¨ªa que lanzarlo. ¡°Ten¨¦is que lanzarlo¡±. Y lo lanzamos. (Risas) Llev¨¢bamos cuatro a?os y Ubi no quer¨ªa un quinto para hacer las secundarias.
Por supuesto, las intenciones son eso, intenciones. Assassin¡¯s Creed fue el juego que fue, el que conocimos en 2007. Y funcion¨® muy bien en ventas con esa forma, raz¨®n por la que llegadas las primeras secuelas, Ubisoft a?adi¨® mejoras de otro tipo sobre la identidad existente y pospuso la caza hasta Assassin¡¯s Creed III (ya sin D¨¦silets en la compa?¨ªa) y el componente de RPG en mundo abierto hasta Origins. La evoluci¨®n, ir¨®nicamente, llev¨® de vuelta al punto de inicio, aunque para entonces era imposible que parte del p¨²blico no lo viese como una peque?a traici¨®n a la esencia conocida.
Cruce de pueblos
Pero no fue simplemente su ecosistema vivo o la personalizaci¨®n lo que hizo de Origins una entrega extraordinaria en medio de una franquicia donde cada vez era m¨¢s dif¨ªcil sobresalir. Fue la historia. La de Egipto en general, la de Bayek y Aya en particular, y la de la propia Assassin¡¯s Creed como serie en busca constante de disculpas para entremezclar un conflicto entre asesinos y templarios que no siempre encaj¨® con la naturalidad del juego inicial. Fiel a su subt¨ªtulo, Origins pretend¨ªa remontarse a una era anterior y servir como precuela para toda la saga, idea que tantas veces ha resultado en desastre porque muchas cosas ganan si se dejan a la imaginaci¨®n.
Pero Origins, de nuevo, ten¨ªa a Egipto. Y no cualquier Egipto, sino uno en el ocaso de esos tres milenios de civilizaci¨®n. En crisis no solo por la disputa del trono entre Ptolomeo XIII y Cleopatra VII (hermanos, esposos y enemigos), tambi¨¦n por la mediaci¨®n de potencias extranjeras. Un Egipto donde la poblaci¨®n de nativos predominaba en zonas rurales y pagaba impuestos m¨¢s altos a griegos?asentados en ciudades o fincas lujosas; donde las arquitecturas y creencias for¨¢neas empezaban a dominar sobre las oriundas; donde el imperio romano estaba a punto de hacer su gran incursi¨®n. Un Egipto que cada vez recordaba menos al de anta?o.
Claro que no fue una transformaci¨®n de la noche a la ma?ana, o una que pudiese comprimirse en los apenas seis a?os de historia que abarca Assassin¡¯s Creed Origins gracias al uso de varias elipsis temporales: siglos antes de nuestra aventura, Egipto ya hab¨ªa sido conquistada por los persas, que a su vez fueran expulsados por el griego Alejandro Magno (con peque?o cameo en el juego a trav¨¦s de su tumba) para luego dar paso a la dinast¨ªa ptolemaica que se extiende hasta la era de Bayek.
Una alianza greco-egipcia por lo general positiva para ambos pueblos, aunque no libre de fricciones. Es algo que ilustra Origins a trav¨¦s de muchas de sus secundarias, a menudo sin relaci¨®n directa con el argumento central, pero claves para establecer el statu quo, las desigualdades o conflictos derivados de acuerdos para beneficiar a los de arriba al margen de su etnia, antes de que la recta final nos empujase hacia eventos m¨¢s simb¨®licos para Egipto (a trav¨¦s de la alianza entre Cleopatra y Julio C¨¦sar) o la saga (a trav¨¦s de la creaci¨®n del Credo de asesinos que le da nombre).
Como tantos juegos antes o despu¨¦s, Origins fue un gran producto de entretenimiento que pod¨ªa simplemente funcionar como tal, pero que tambi¨¦n ten¨ªa su tesis?para compartir, y no era tan simple como la reivindicaci¨®n?de la identidad egipcia frente a fuerzas externas en tiempos de cambio. Para algunos de sus habitantes s¨ª pod¨ªa ser el caso, pero historias como la de Hotefres y Khenut (entremezclada con la trama principal a pesar de culminar en secundarias) pon¨ªan el foco sobre el problema real.
Una historia de tiranos y asesinos
Aviso: esta secci¨®n contiene spoilers.
De ascendencia griega y familia acaudalada, el aventurero Hotefres hab¨ªa contra¨ªdo matrimonio con la egipcia Khenut y heredado una granja, donde se asentara, velaba por sus trabajadores y ten¨ªa descendencia. A pesar de su breve aparici¨®n en el juego, la peque?a y mestiza?Shadya era prueba viviente de un futuro com¨²n en armon¨ªa. Pero mucho antes de que ese futuro llegara para ella, la investigaci¨®n para dar con El Cocodrilo (nombre clave de uno de los miembros de la orden que controlaba al joven Ptolomeo XIII desde las sombras) lo truncaba de forma prematura.
Es una historia que golpea muy de cerca a Bayek, tambi¨¦n familiarizado con la tragedia que supone perder a un hijo por la intervenci¨®n de esa orden. La misma que alg¨²n d¨ªa se convertir¨ªa en la de los templarios, pero que en el contexto de Origins no actuaba como una amenaza tan abstracta, perpetuada durante edades a trav¨¦s de innumerables nombres y conflictos, sino como un problema m¨¢s espec¨ªfico para el que la inestabilidad del Egipto ptolemaico proporcionara el caldo de cultivo ideal.
En un paralelismo seguramente intencionado, fue en Siwa, pueblo natal de Bayek, donde Alejandro Magno visit¨® un or¨¢culo y decidi¨® autoproclamarse fara¨®n, lo que deriv¨® en la posterior elecci¨®n de Ptolomeo I como sucesor y el inicio de la ¨²ltima dinast¨ªa fara¨®nica. Y fue en Siwa, tambi¨¦n, donde los casi trescientos a?os de dicha dinast¨ªa culminaron en la muerte de Khemu, hijo de Bayek y Aya que servir¨ªa de catalizador para los eventos del juego y la creaci¨®n de la Orden de los Ocultos (proto-Asesinos) como contramedida contra la Orden de los Antiguos (proto-Templarios).
Para bien o para mal, la saga se ha definido por sus ¨ªnfulas conspiranoicas y sus elementos de ciencia ficci¨®n; pero, aunque Origins no se libr¨® de ellos (ni de una breve trama presente que reapareci¨® para cumplir cuota), s¨ª construy¨® una narrativa capaz de conciliar con efectividad todas sus facetas. De usar como propulsi¨®n una motivaci¨®n humana tan universal como la venganza; de aprovechar el expansivo mundo abierto para ilustrar el eclecticismo cultural; de plantear decenas de misiones para ahondar en los conflictos socioecon¨®micos; y de conectar al final todo de vuelta con la mitolog¨ªa de Assassin¡¯s Creed sin necesidad de grandes tirabuzones l¨®gicos.
La presencia de las ¨®rdenes, si bien poco rigurosa, esclarec¨ªa el tema central cuando Bayek y Aya completaban los asesinatos, dejaban v¨ªa libre al reinado de Cleopatra y eran traicionados por el pacto egipcio-romano, tambi¨¦n aliado con responsables de la muerte de Khemu: la nueva faraona, tan insistente en acabar con los Antiguos para liberar a Egipto de Ptolomeo XIII, abrazaba la Orden cuando llegaba su turno. As¨ª, Origins usaba asesinos y templarios, pero no para hablar realmente de asesinos y templarios, como tampoco lo hac¨ªa con las diferencias entre egipcios, griegos y romanos. Su tesis era evidenciar que todo eso era circunstancial, y que el problema real era uno sist¨¦mico, derivado de las jerarqu¨ªas y los abusos de poder.
Huelga decir que el autoritarismo enmascarado como forma de lograr la paz es un tema recurrente desde la primera entrega; pero rara, si alguna vez, se ha alineado de forma tan natural con una historia real. Tres milenios despu¨¦s de la fundaci¨®n de Egipto, Julio C¨¦sar era asesinado en el cl¨ªmax del juego, a miles de kil¨®metros del resto de la aventura. Un evento lejano, pero a la vez extremadamente simb¨®lico para cimentar el fin de una era: aunque Cleopatra buscar¨ªa y encontrar¨ªa otra alianza con Marco Antonio, su intento resultar¨ªa en fracaso, suicidio y el cumplimiento de la profec¨ªa con la que Aya la despide. En efecto, Cleopatra ser¨ªa la ¨²ltima faraona.
Durante los siguientes siglos, Egipto tambi¨¦n pasar¨ªa por manos de civilizaciones como la ¨¢rabe, la otomana o la brit¨¢nica, retrasando su independencia hasta el S.XX, y ni siquiera entonces libr¨¢ndose de un r¨¦gimen autoritario. La ejecuci¨®n quir¨²rgica de asesinatos para acabar con tiran¨ªas es una fantas¨ªa muy efectiva para un videojuego, pero dif¨ªcilmente tanto para encauzar la vida real. Aun as¨ª, el mensaje de Assassin¡¯s Creed Origins no solo es entretenido de jugar, tambi¨¦n v¨¢lido para reflexionar. Es posible que alg¨²n tipo de represi¨®n sea inevitable porque forma parte de la naturaleza humana: para que alguien est¨¦ arriba, alguien tiene que estar abajo. Pero esa misma naturaleza tambi¨¦n incluye la capacidad para luchar por una posici¨®n mejor.
- Aventura
- Acci¨®n
Assassin's Creed Origins nos lleva al Antiguo Egipto en una nueva aventura de acci¨®n a cargo de Ubisoft para PC, PlayStation 4 y Xbox One. El nuevo protagonista, Ba Yek, hace gala de nuevas habilidades con el arco y escudo, con el a?adido de la subida de niveles y multitud de opciones de personalizaci¨®n.