Oppenheimer, el Proyecto Manhattan y la Cultura Pop
En estos momentos convulsos traemos de vuelta el origen de todo, como recordatorio, pero tambi谷n como advertencia. Bienvenidos al nacimiento de la Bomba At車mica.
Es sorprendente c車mo la cultura popular es capaz de asimilar tendencias y corrientes, en definitiva, captar el Zeitgeist que refleja cada momento en el tiempo, nuestro tiempo. Tambi谷n llama la atenci車n que una industria del cine, la de Hollywood, tan alejada desde hace mucho de la autor赤a y totalmente rendida a la producci車n, tenga un peque?o pu?ado de directores estrella que imprimen su personalidad en grandes producciones. Cristopher Nolan es uno de ellos, y tras abandonar Warner, es Universal la que ha tendido la alfombra roja al director de Intellestelar y la trilog赤a de Batman para realizar su pr車ximo proyecto. Y hete aqu赤 que ambos conceptos presentados en este p芍rrafo se juntan.
Oppenheimer, de estreno el 21 de julio de 2023, se ha presentado un a?o antes con un teaser que no cuenta demasiado y con un potent赤simo poster. Protagonizado por el magn谷tico Cillian Murphy (Peaky Blinders y varios papeles secundarios en pel赤culas de Nolan), nos narrar芍 la historia del nombre propio que ayud車 a crear la Bomba At車mica. Basada en el libro American Prometheus de Kai Bird y Martin J. Sherwin, se anticipa que el director har芍 suya la cr車nica de uno de los momentos m芍s decisivos en la historia de la humanidad, aquel en el que dio con la clave para la aniquilaci車n de toda vida en el planeta.
El Proyecto Manhattan en el cine, los c車mics y el origen de los videojuegos
En plena Segunda Guerra Mundial, el miedo a que los alemanes consiguieran la Bomba At車mica antes que los aliados, hizo que el gobierno de los Estados Unidos comenzara una carrera contra reloj junto a Reino Unido y Canad芍. El Proyecto Manhattan, nombre que se le dio a esta investigaci車n, lleg車 a acumular m芍s de 130000 personas implicadas, donde solo un porcentaje muy peque?o estaba al tanto de lo que se coc赤a en lugares como Los ?lamos.
Ya sabemos c車mo termin車 la historia, que realmente fue el comienzo de otra en la propia Historia del ser humano. El 6 y el 9 de agosto de 1945, bombas bautizadas como Little Boy y Fat Man fueron arrojadas sobre las poblaciones japonesas Hiroshima y Nagasaki con el pavoroso resultado que todos conocemos: cientos de miles de v赤ctimas, que no pararon de crecer en n迆mero en a?os y d谷cadas posteriores a causa de la radiaci車n que sufrieron los supervivientes.
En Cloudpunk y la narrativa improbable, un art赤culo que publicamos aqu赤, en vuestra revista, hace ya dos a?os, se colaron las frases que pronunci車 Oppenheimer, que estaba a la cabeza de los cient赤ficos del proyecto, al respecto de lo que hab赤an construido. Citamos directamente del art赤culo:
Little Boy y Fat Man fue el nombre original de una pel赤cula de 1989 que contaba la cr車nica de lo realizado en el Proyecto Manhattan. Titulada en Espa?a con el m芍s acertado y po谷tico Creadores de sombras, Paul Newman interpretaba con mano firme al general Mayor Leslie Groves, director a cargo del proyecto. En la pel赤cula puede verse el tremendo secretismo que guardaban, la importancia de tener 谷xito para decidir el futuro de la guerra y por tanto del pa赤s, las dudas morales, la determinaci車n, el desconocimiento y el miedo con respecto a los efectos de la radiaci車n... Resulta una cr車nica sobria pero muy interesante de la que, suponemos, Nolan se alejar芍 lo m芍s posible en su versi車n de los hechos.
Tanto Einstein, cuya firma acompa?aba a la carta que avisaba al gobierno norteamericano de la amenaza alemana con respecto a la Bomba, como Oppenheimer, responsable directo de su creaci車n, renegaron sobre el camino tomado en las contiendas b谷licas a ra赤z de este ineludible punto de inflexi車n. Tambi谷n lo hizo William Higginbotham, f赤sico que trabaj車 en el Proyecto Manhattan y que termin車 como conocido activista contra la proliferaci車n de armamento nuclear. ?Por qu谷 nos fijamos en Higginbotham? Pues porque en 1958, tomando como base un computador que calculaba la trayectoria de misiles bal赤sticos, cre車 en un osciloscopio Tennis for Two, uno de los primeros videojuegos documentados. De hecho, Higginbotham es considerado el padre de los videojuegos por algunos historiadores del medio que descartan las caracter赤sticas particulares de precedentes como OXO (AS Douglas, 1952). Se hab赤an puesto as赤 las bases para lo que es hoy la manifestaci車n art赤stica m芍s relevante del Siglo XXI.
Con respecto al c車mic, hay un personaje convertido en cl芍sico que es a la vez eterna vanguardia desde su mismo nacimiento, que inmortaliz車 el nombre del proyecto al ser bautizado como 谷l. El Dr, Mahattan, uno de los inolvidables protagonistas de Watchmen (1986). Jonathan Osterman, nacido en 1929, renaci車 como Dr. Manhattan tras ser accidentalmente expuesto a un experimento de f赤sica nuclear en 1959. Como ser omniscente para el que el tiempo y el espacio parecen convivir en un mismo lugar, ayuda a Estados unidos a ganar en Vietnam, lo que perpetua a Richard Nixon en la presidencia del pa赤s. El c車mic de Alan Moore y Dave Gibbons es una absoluta obra maestra que lo cambi車 todo en el medio y m芍s all芍.
En 2009 se llev車 por fin al cine sin el benepl芍cito de Moore y tras mil y una vicisitudes. La versi車n cinematogr芍fica del particular赤simo Zack Snyder es irregular, pero brilla en momentos como los t赤tulos de cr谷dito, que nos muestran la realidad alternativa en la que se va a ambientar la historia, y en el nacimiento del Dr. Manhattan que, en una apuesta arriesgada de planificaci車n y montaje, es capaz de transmitir lo po谷tico y transcendental del c車mic. En este famoso cap赤tulo/secuencia, tanto en la obra en papel como en la cinematogr芍fica, el Dr. Manhattan habla siempre en presente de lo ocurrido, porque para 谷l el tiempo no es lineal, es simult芍neo: pasado y futuro se funden en el presente. Os dejamos con esta maravilla.
Ambientado en un alternativo 1985, Watchmen muestra el mundo con la Guerra Fr赤a m芍s caliente que nunca, los sovi谷ticos a punto de invadir Afganist芍n, el reloj del jucio final a solo cuatro minutos de la medianoche y la Guerra Nuclear como final ineludible. Las pesadillas atormentan a esos h谷roes disfuncionales y venidos a menos, y en ellas la honda expansiva de la Bomba engulle a dos amantes que se besan en ese 迆ltimo momento. El Comediante, el m芍s c赤nico del grupo de vigilantes, expone la situaci車n con demoledora claridad y desesperanza:
Diez a?os despu谷s de la pel赤cula, HBO estren車 una serie de alto nivel que, sin adaptar el c車mic, s赤 lo abrazaba en pulso, esp赤ritu, tono y respiraci車n. Y demuestra que va a por todas desde el arranque del primer cap赤tulo, ambientado en uno de los pasajes m芍s aberrantes de la historia de los Estados Unidos: la masacre racial perpetrada en Tulsa, Oklahoma, en 1921 a cargo de una multitud enloquecida de residentes blancos. En el c車mic original, el Dr. Manhattan se va alejando poco a poco de una humanidad a la que no considera digna de su propia existencia. El propio nombre que le han puesto, haciendo referencia al nacimiento de la Bomba At車mica, ya delata lo inenarrable de la condici車n humana. ?l, en un primer acto de rebeld赤a, marca en su frente como s赤mbolo algo que realmente respeta, que no son precisamente las leyes de los hombres: El 芍tomo de hidrogeno siguiendo el copernicano modelo at車mico de Bohr.
Despu谷s del proyecto Manhattan. El multirreferencial Fallout y el mundo imaginado tras la Bomba
Como ya dedicamos en Meri un art赤culo al cine de serie B estadounidense de los a?os 50 en el que la radiaci車n campaba a sus anchas, avanzaremos retomando un videojuego que se asom車 brevemente en aquellas l赤neas: Fallout. Vault Boy, su famoso y did芍ctico s赤mbolo en forma de chico sonriente con el pulgar hacia arriba, recuerda de manera brillante la publicidad y la propaganda antisovi谷tica estadounidense de la 谷poca, as赤 como los consejos para sobrevivir en caso de un ataque nuclear. M谷todos infalibles como, en una clase, que todos los alumnos se refugiaran debajo de los pupitres. R赤ete t迆 de Indi y su m谷todo para salir ileso escondi谷ndose dentro de una nevera. En la desfenestrada Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, nuestro querido arque車logo termina por equivocaci車n en una zona de casas en mitad del desierto habitadas 迆nicamente por maniqu赤es que reflejan el American Way of Life. Y es que era habitual realizar pruebas nucleares en territorio propio con este tipo de construcciones para comprobar c車mo afectaba la deflagraci車n a estructuras militares o civiles.
Fallout 3 (2008), con su comienzo dentro del Refugio 101 de aire retrofuturista de los a?os 40, nos recuerda a los primeros minutos de la ochentera (pero que muy, muy ochentera) Sue?os radioactivos (1985). En ella ve赤amos c車mo dos hombres se refugiaban en un bunker con dos ni?os justo cuando empiezan a caer las bombas. Quince a?os despu谷s de lo que ha resultado ser la Tercera Guerra Mundial, ambos consiguen salir, ya solos, al exterior. Se llaman Philip Hammett y Marlowe Chandler, nombres que hacen referencia a los dos t車tems de la novela negra cl芍sica estadounidense, Raymond Chandler y Dasiel Hammet, as赤 como a la creaci車n m芍s famosa del primero, el detective privado Philip Marlowe (Humphrey Bogart en su encarnaci車n cinematogr芍fica m芍s c谷lebre). Esto es as赤 porque se han llevado todo este tiempo empap芍ndose de la cultura norteamericana de los 30 y 40# Y creen que el mundo que se van a encontrar es as赤. ?El mundo habr芍 cambiado mucho? ?Nooooo!, se dicen divertidos el uno al otro.
El primer contacto con el exterior deslumbra, como en Fallout 3, y es igual de 芍rido. Se montan en un coche cl芍sico que hab赤a en el garaje, ponen la radio y ah赤 est芍 otra referencia que tomar芍 el juego.
Exacto, ah赤 tenemos a Three Dog retransmitiendo desde Radio Galaxia, emisora que nos acompa?車 durante tantas horas por el Yermo. Y no contamos m芍s, porque, milagros de la vida, la hemos encontrado enterita en YouTube para vuestro disfrute. De nada.
En Fallout 3 nos top芍bamos al poco de salir del refugio con Megat車n, un populoso asentamiento que guardaba en su centro una Bomba At車mica sin estallar y un culto creado a su alrededor llamado Los Hijos del ?tomo. No en vano, ese artefacto era el dios terrible, creador de ese mundo devastado. La referencia viene directamente de la segunda parte de la m赤tica y pesimista El planeta de los simios (1968), Regreso al planeta de los simios (1970). En la pel赤cula se nos presenta el mismo culto, no a una Fat Man, sino a un misil nuclear, que para lo que se quiere transmitir viene a ser lo mismo. Son seres con el rostro quemado y deformado por la radiaci車n, mutados como los necr車fagos que conocemos en el yermo digital del juego.
En cuesti車n de guion y narrativa en videojuegos, resultaba una muestra radical de la estructura de 芍rbol la misi車n que nos permit赤a, en Fallout 3, detonar la bomba a distancia y llevarnos por delante con ello a Megat車n y sus habitantes. M芍s all芍 de la inmoralidad y la acci車n de m芍ximo ego赤smo que supon赤a intercambiar tantas vidas por un c車modo apartamento en la Torre Tenpenny, hab赤amos eliminado de un plumazo decenas de horas de juego en forma de misiones que aquellos habitantes nos pod赤an haber solicitado.
Fallout 4 (2015), la sigueinte entrega numerada de la franquicia, comenzaba con una situaci車n id赤lica de sitcom americana que deven赤a en carrera para entrar en el refugio en el mismo momento que los hongos at車micos oscurec赤an los cielos, pero este panorama no es exclusivo de juegos posapocal赤pticos. Porque s赤, tenemos las fant芍sticas franquicias Wasteland y (la tambi谷n literaria) Metro, pero solo hay que rebuscar un poco en la memoria para dar con momentos antol車gicos como el hongo at車mico de Call of Duty: Modern Warfare, por ejemplo, algo que ha sido una constante en la vertiente moderna de la exitosa serie de juegos b谷licos. Hay m芍s, claro, as赤 que os dejamos a continuaci車n un fant芍stico v赤deo que recopila las veces que hemos visto caer la Bomba en el medio interactivo.
Celuloide radioactivo. Tres pel赤culas antib谷licas para ver por lo menos una vez (por su dureza, posiblemente solo una vez) en la vida
Terminamos de la mejor (y a la vez peor) forma posible. Y es que el cine nos ha regalado varios caramelos envenenados de radioactividad. Aqu赤 ten谷is tres de los m芍s relevantes: El d赤a despu谷s (Nicholas Meyer, 1983), Cuando el viento sopla (Jimmy Murakami, 1986) y La tumba de las luci谷rnagas (Isao Takahata, 1988). La primera en imagen real y animadas las otras dos.
El d赤a despu谷s se realiz車 para televisi車n y contaba, desde nuestro presente, los conflictos geopol赤ticos que conduc赤an a una guerra nuclear y el mundo que nos encontrar赤amos despu谷s. Todo transcurre en la narraci車n de forma terror赤ficamente indeludible hasta que se aprieta el bot車n rojo. Seguimos emocionados las vicisitudes de esos personajes con los que hemos empatizado antes del fat赤dico punto de giro. Es as赤 porque la pel赤cula se estructura a la manera de las exitosas pel赤culas de cat芍strofe de la d谷cada de los 70 (la saga Aeropuerto, El coloso en llamas, La aventura del Poseid車n, etc.), pero lleva la formula hasta sus 迆ltimas consecuencias. No hay aqu赤 posibilidad de un final feliz. De hecho, las 迆ltimas frases que podemos escuchar en El d赤a despu谷s, justo antes de los cr谷ditos finales, nos hablan de que la demencial barbaridad que acabamos de presenciar ni se acerca a las repercusiones reales de darse un conflicto nuclear mundial. La pel赤ucla tuvo tal impacto en la televisi車n norteamericana que se distribuy車 en cines en el resto del mundo. Sentimos decirlo en esta ocasi車n, pero tambi谷n la hemos encontrado completa en Youtube. Aqu赤 os la dejamos, la pod谷is ver/sufrir bajo vuestra responsabilidad.
La segunda, brit芍nica y basada en la novela gr芍fica de Raymond Briggs, nos muestra La Tercera Guerra Mundial alejada de la deflagraci車n de las grandes ciudades. En Cuando el viento sopla, en una casita de campo dos ancianos escuchan las malas noticias sobre lo que se cuece sobre el fin del mundo en los grandes despachos. No se atrever芍n, se dicen mientras recuerdan con pesar y amargura en sus rostros los terribles tiempos vividos en la pasada Gran Guerra. Una vez el fin ha llegado, algo de lo que se dan cuenta porque, entre otras cosas, se quedan incomunicados, piensan que todo se arreglar芍 poco a poco, que todo volver芍 de alg迆n modo a la normalidad. Mientras, la radiaci車n se los est芍 comiendo por dentro, trastocando poco a poco el quehacer de su tranquila vida diaria.
Por 迆ltimo tenemos la pel赤cula del Studio Ghibli, que nos ayudar芍 a cerrar el c赤rculo al retroceder a los bombardeos estadounidenses que asolaron territorio Japon谷s en 1945. Basada en la novela hom車nima y de tintes autobiogr芍ficos de Akiyuki Nosaka, La tumba de las luci谷rnagas nos cuenta la historia de dos hermanos, el adolescente Seita y su hermanita Setsuko, y el periplo al que se enfrentan en un pa赤s que se cae a pedazos. El arranque ya es demoledor, y el metraje avanza tras 谷l en modo de flashback con el espectador ya vencido porque conoce el inevitable y fatal desenlace. Absolutamente demoledor.
No es extra?o que las tres pel赤culas rese?adas fueran estrenadas en la d谷cada de los 80. La paranoia de la guerra fr赤a entre el bloque estadounidense y sovi谷tico dur車 desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la ca赤da del muro de Berl赤n en 1989, y en los 80 estaba m芍s que presente todav赤a. The Final Cut, el 迆ltimo disco de Pink Floyd con?Roger Waters (que aparece en solitario en la banda sonora de Cuando el viento sopla) lanzado en 1982, se empapaba de este pesisismo. No es extra?o que fuera 谷l el m迆sico requerido para celebrar con un concierto el final de d谷cadas de infortunio solo un a?o despu谷s de aquel hist車rico 1989 de la ca赤da del muro. En la simb車lica Potsdamer Platz en Berl赤n, la obra representada fue The Wall, como no pod赤a ser de otra forma. El disco conceptual de Pink Floyd de 1979 trataba, entre otras cosas, del drama de los soldados ca赤dos en la segunda Gran Guerra.
Tras la caida del muro, parec赤an dejarse atr芍s y para siempre d谷cadas de un terror latente que estuvo a punto de llev芍rselo todo por delante en varias ocasiones, con la crisis de los misiles de Cuba en 1962 a la cabeza (Pod谷is echarle un vistazo a la pel赤cula Trece d赤as, protagonizada por Kevin Costner, donde se narra tan tensa etapa). Los que vivieron aquellos momentos llegaron limpios de temor al nuevo siglo, seguros de que no se volver赤a a repetir algo as赤, esto es, vivir en un mundo atenazado por la posibilidad de guerra nuclear que nos borrar赤a de la faz de la Tierra. A tenor del 車rdago lanzado por Rusia, no hace falta deciros la tristeza que sienten al respecto y a d赤a de hoy varias generaciones.
El Proyecto Manhattan abri車 las puertas de la extinci車n con la bomba at車mica, y le dio las llaves a una raza humana que lleva autodestruy谷ndose desde el principio de los tiempos. Tambi谷n surgi車 de all赤 la 迆ltima manifestaci車n art赤stica inventada por el hombre. Una destruye mundos, la otra los crea. Por favor, elijamos siempre lo segundo.
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