Pompeya: La leyenda del Vesubio
Pompeya: La leyenda del Vesubio - El Cuarto D¨ªa
Tras levantarte del impluvium en el que yaces como un vil borracho resacoso, a partir de este momento comienza tu aventura, estaras dispuesto a pagar el precio de tan duros tiempos.
EL CUARTO D?A
Bueno, vayamos a la calle de la Abundancia. En la misma intersecci¨®n donde nos enfrentamos a aquel problema de la mula encontraremos, precisamente, a su due?o. Este bruto e ignorante personaje se revela m¨¢s inteligente de lo que pensabas. Te chantajea. Si no compras su mula te delatar¨¢ al edil. Paga por el animal, al fin y al cabo le has cogido cierta simpat¨ªa. Sigamos. Nos dirigimos ahora a la Cauponae de Dyonisos. No tiene sylphium y su idea del entretenimiento es un poco brusca para el refinado paladar de Popidus.
En la parte de atr¨¢s de la cauponae encontrar¨¢s a Pryamo, al que convences de abandonar la ciudad.
Ahora, a la perfumer¨ªa de Ascula. Nuestra investigaci¨®n comienza a dar sus frutos. El sylphium quiz¨¢s nos lo pueda conseguir Locusta, que se encuentra en el Foro Triangular. En cuanto a la b¨²squeda de c¨®micos para el banquete, lo mejor es hacerle una visita a los actores que ensayan en el teatro. Ascula se pensar¨¢ lo de ponerse a salvo. Poco a poco vamos consiguiendo que todas las personas a las que apreciamos en Pompeya se decidan a abandonar la ciudad.
As¨ª que nos vamos al foro tri¨¢ngular en busca de Locusta. Al entrar en el Foro camina todo recto. Nos encontraremos con la bruja, que est¨¢ cerca de unas ruinas. La viejecilla intenta coger la rama de un ¨¢rbol, pero tanto su lumbago como lo avanzado de su edad le impiden hacerlo. Coge una piedra, a la derecha de Locusta, en las escaleras. Con la piedra en la mano haz caer la rama al suelo, de d¨®nde la tomar¨¢s rapidamente. La piedra ocultaba el nido de una v¨ªbora, que te picar¨¢ sin contemplaciones si no haces lo siguiente: reci¨¦n recogida la rama ¨²sala sobre el nido de la serpiente.
El bichejo se enroscar¨¢. Lanza la rama con la serpiente lo m¨¢s alejado de ti, hacia la derecha. Cuando el p¨¦rfido ¨¢spid est¨¦ lejos de tu vista dale la rama a Locusta. A continuaci¨®n habla con ella. Sabe d¨®nde conseguir sylphium: en el Templo de Isis, m¨¢s en concreto en el ekklesiastion. Pero hacerte con la especia no ser¨¢ tan f¨¢cil.
Tendr¨¢s que distraer al sacerdote. Para ello Locusta te proporciona un papiro, el tercer libro de Hermes, que le puede interesar al sacerdote. Antes de dejarte marchar, la bruja te hace prometer una cosa: la ayudar¨¢s a ella y a su hijo -que resulta ser un actor frustrado- a abandonar Pompeya.
Vayamos por partes. Desde donde est¨¢s pon rumbo a la izquierda hasta llegar a la columnata. Ante la puerta del teatro te encuentras con el edil, un hombre al que no pareces caerle demasiado simp¨¢tico. Te impide el acceso al teatro, pero cuando pronuncias el nombre de Fructus el hombre sale corriendo de all¨ª. Entremos, pues, en el teatro. Recoge la m¨¢scara y el abrigo que reposan sobre la grada derecha, as¨ª como la capsa que hay en las gradas frente a ti. Ahora habla con el actor. Este traumatizado porque Publius, la estrella de su compa?¨ªa, lo ha dejado plantado.
En esas circunstancias tu idea de que participe en el banquete de Popidus le parece poco menos que surrealista. Habr¨¢ que encontrar a alguien que sustituya a Publius. ?No te ha dicho Locusta que Fructus era un actor frustrado? ?Y no te ha dicho que estaba con Sotericus? ?Y Sotericus no era el panadero? Luego Fructus estar¨¢... ?en la panader¨ªa! As¨ª que all¨¢ vamos, a la panader¨ªa. Sotericus est¨¢ muy ocupado. Se le acumulan los pedidos y no tiene a nadie para hacer el reparto. Busquemos a Fructus. Est¨¢ en la trastienda, cerca del horno, oculto tras una columna. El actor frustrado que lleva dentro se ve entusiasmado ante la idea de participar en una gran obra.
Pero Fructus, que es buscado por el edil Helvius, se niega salir de su escondite si no va disfrazado. Dir¨ªgete al fondo de la panader¨ªa, donde est¨¢ el molino tirado por la burra. En la parte baja del molino hay una tela manchada de harina. Rec¨®gela y ¨²sala sobre Fructus. Perfecto. Parece el chico del reparto, p¨¢lido como la muerte y rid¨ªculo como el Conde Mor. Regresa al teatro. All¨ª, en la puerta, te esperan Fructus y su madre. Entra y habla con Pylade, el actor. Presenta a Fructus como un actor revelaci¨®n y a su madre como un m¨¦dico personal. Pylade, impresionado por la demostraci¨®n de Fructus, los admite en la compa?¨ªa. Por si fuera poco accede a participar en el banquete de Popidus. Adem¨¢s, est¨¢ dispuesto a bandonar Pompeya cuando tu digas.
Tenemos que conseguir ahora el sylphium. Entra en el templo de Isis, habla con el sacerdote y dale el papiro. Dile que es el TERCER libro de Hermes. Cuando el religioso abandone el lugar, corre hacia la sala de la derecha. Hay unas plantas sobre la mesa. Mueve la situada m¨¢s a la izquierda. Detr¨¢s est¨¢ el sylphium. Rec¨®gelo y l¨¢rgate de ah¨ª.
De vuelta a la casa de tu anfitri¨®n... habla con Popidus, est¨¢ junto al altar. Dale el sylphium y comun¨ªcale las buenas noticias.
Tras esto nos enfrentaremos a un argui?anesco puzzle culinario. Tendremos que colocar cada plato en el orden que nos dice el cocinero. La relaci¨®n es la siguiente:
Con el est¨®mago rugiente, Popidus nos encarga una nueva misi¨®n: hacernos con cinco peces rojos. Afortunadamente, no tenemos que ir muy lejos para conseguirlos, de hecho no tenemos ni que salir de la casa. Basta con acercarnos a la cortina de colores por la que salimos habitualmente de la casa (esa que suena como una puerta). Los peces se encuentran en un peque?o estanque semicircular que hay justo enfrente. D¨¢selos a Popidus.
Acto seguido la acci¨®n nos situa ante la puerta del jard¨ªn de Octavius. Imitamos el sonido de la alondra, seg¨²n lo pactado. Segundos despu¨¦s del piar del p¨¢jaro escuchar¨¢s como un ahogado grito de esfuerzo, algo as¨ª como UNGFFF. Pues bien, al oir este sonido, retrocede rapidamente. Una piedra te pasa rozando. De nuevo alguien intenta acabar con tu vida. Es hora de desenmascarar al terrorista del amor. Pers¨ªguelo por las desiertas calles de Pompeya. Corre en direcci¨®n a la calle de la abundancia.
Sigue en esta direcci¨®n hasta llegar al desv¨ªo que te lleva a la casa de Popidus. Baja la cuesta hasta estar ante la puerta del hogar de tu anfitri¨®n. Luego vuelve a subir la cuesta. As¨ª, atrapamos al malhechor, que no resulta ser otro que Statius, el esclavo de Octavius. Se niega a decirte d¨®nde ha ocultado a Sophia. Utiliza el filtro sobre ¨¦l, haciendo que se duerma. Luego dir¨ªgete al foro tri¨¢ngular. En las ruinas, al final de las mismas, atada a una columna, encontrar¨¢s a Sophia. Lib¨¦rala de su mordaza con el cuchillo.
Es hora de largarse. Dale a Sophia la m¨¢scara y el abrigo. Contin¨²a despu¨¦s hacia la puerta Stabias. El esbirro del edil tiene ¨®rdenes de no dejarte abandonar la ciudad. Conv¨¦ncele de que eres un actor y usa sobre ¨¦l la capsa. La fuerza con la que recitas el poema es suficiente para hacerle cambiar de opini¨®n.
Poco despu¨¦s te encuentras con tus amigos, lejos de la ciudad. Pompeya ser¨¢ pasto de las llamas. Ni tu ni Sophia gritareis bajo la lava. Adorados sean los dioses.
FIN