Pittsburgh Steelers 38 ¨C Oakland Raiders 35
Y pens¨¦ que Dios se hab¨ªa encarnado en Antonio Brown
El receptor de los Steelers tiene una de las mejores actuaciones individuales de los ¨²ltimos a?os, pero Big Ben vuelve a lesionarse para varios partidos.
Hay partidos que no se pueden contar. Se convierten en un tornado de momentos, sucesos decisivos, n¨²meros estratosf¨¦ricos, alternativas¡ Y a ver c¨®mo se puede explicar eso. Una d¨¦cima parte de todo lo que sucedi¨® en casi cuatro horas el¨¦ctricas habr¨ªa bastado para convertir cualquier choque en inolvidable. As¨ª que solo puedo recomendaros que, si no lo hab¨¦is podido ver, dej¨¦is de leer esta cr¨®nica y busqu¨¦is la manera de hacerlo de inmediato. Y si ya lo hab¨¦is visto, coged un poco de aire, id a buscar un par o tres de cervezas, palomitas a go-go, y volved a empezar desde el principio, porque seguro que descubr¨ªs algo nuevo que os hab¨ªais perdido y que es alucinante.
Entre tantos ¨¢rboles de un bosque frondoso destaca por encima de todo un roble inmenso, descomunal, que nos ha dejado boquiabiertos, que ha firmado la mejor actuaci¨®n individual de cualquier jugador en la NFL en much¨ªsimo tiempo, y que sit¨²a, solo por esta exhibici¨®n, a Antonio Brown como aspirante a MVP de la temporada. Por favor, que vayan esculpiendo su busto para el Sal¨®n de la Fama. Es m¨¢s, que le incluyan ya salt¨¢ndose todo el protocolo. 284 yardas en 17 recepciones, atrapadas acrob¨¢ticas, capturas decisivas, el alma de acero de un equipo irreductible, ???LA PERA!!! Con 22 yardas de carrera para inflar un poco m¨¢s las estad¨ªsticas. Y para culminar esa actuaci¨®n de superhombre mutante, una recepci¨®n de 57 yardas a falta de 55 segundos, cuando todos nos est¨¢bamos preparando para el tiempo extra, que me hizo entrar, y supongo que a vosotros tambi¨¦n, en un estado de enajenaci¨®n, de ojos en blanco y casi levitaci¨®n, que requiri¨® de atenci¨®n m¨¦dica y boca a boca. A eso se debe el retraso de la publicaci¨®n de esta cr¨®nica, porque hasta que no me han hecho el chequeo completo no me han permitido seguir escribiendo.
Fueron 57 yardas indescriptibles. Extraterrestres. La culminaci¨®n de un partido irrepetible que confirm¨® a Steelers y Raiders como leg¨ªtimos aspirantes, como gallos de pelea, y que nos devolvi¨® la fe en que el football americano es el mejor deporte sobre la faz de la tierra, pese a algunos bodrios que tuvimos que digerir en pasadas semanas. Ataque agresivo, defensa intensa. Puntos ganados con precio de sangre. Pasi¨®n infinita. Latavius Murray retirado por lesi¨®n despu¨¦s de sumar 96 yardas en 17 intentos y ser un dolor de cabeza para el front seven de los Se?ores del acero. Big Ben retirado a los vestuarios con el tobillo da?ado (seg¨²n la NFL podr¨ªa perder se varios partidos), tras el ¨²nico sack que sufri¨® en todo el partido en el ¨²nico error del espa?ol Alejandro Villanueva que, salvo por ese detalle magnificado por las circunstacias, volvi¨® a firmar una actuaci¨®n fabulosa. Y eso que tuvo que lidiar nada menos que con Aldon Smith. Pero Roethlisberger muri¨® matando. 334 yardas, dos touchdowns y una intercepci¨®n. Otra vez el Ben de siempre. Otra vez yendo a por todas en cada una de las jugadas.
Lo de los actores secundarios tambi¨¦n fue de traca. DeAngelo Williams consigui¨® que los aficionados de Pittsburgh se olvidaran de Bell con otra actuaci¨®n ol¨ªmpica, portentosa. 170 yardas de carrera y dos touchdowns. Record¨¢ndonos al Williams de sus mejores tiempos, convirti¨¦ndose en imparable a campo abierto, cabalgando como un jinete de la Apocalipsis, con sus cl¨¢sicos cabeceos, y siendo el rel¨¢mpago perfecto para el trueno Antonio Brown al que ya ador¨¢bamos de rodillas a esas alturas.
Pero estos Raiders no van de broma y casi fueron capaces de sobreponerse a las ?608 yardas totales del ataque de los Steelers!, a una intercepci¨®n a Carr y a tres fumbles perdidos, para empatar in extremis y casi provocar el tiempo extra, cuando ya estaba Landry Jones conduciendo el ataque de sus rivales y todo apuntaba a que los Se?ores del acero terminar¨ªan claudicando.
Carr sum¨® cuatro touchdowns y 301 yardas, Crabtree, Cooper y Seth Roberts se repart¨ªan para intentar compensar los prodigios que repet¨ªa incansable Antonio Brown. El partido se convert¨ªa en un toma y daca desde el primer minuto. Alternativas permanentes, genialidad inabarcable. No me lo hag¨¢is contar porque no hay palabras para hacerlo. Simplemente vedlo. Pero con gafas de sol o la luz de un superhombre puede dejaros ciegos para siempre. Con protecciones en los o¨ªdos que impidan su estallido por el retumbar de las trompetas del cielo anunciando la llegada de Dios a la tierra.
Porque por un momento pens¨¦ que Dios se hab¨ªa encarnado en jugador de football americano.