M¨¢s de dos a?os desde que se tuviera conocimiento de un nuevo virus, el SARS-CoV-2. Lo que inicialmente parec¨ªa una neumon¨ªa, sobre la que apenas se ten¨ªan datos, se acab¨® convirtiendo en una enfermedad que ha alcanzado todos los rincones del mundo. Y, a pesar de convivir m¨¢s de dos a?os con la COVID, su origen real todav¨ªa es una inc¨®gnita.

La misi¨®n de la Organizaci¨®n de la Salud (OMS) a Wuhan, con el fin de investigar el brote inicial, no termin¨® con las muchas hip¨®tesis alrededor de este virus. Recientemente una bi¨®loga de Harvard, Alina Chan, aseguraba en el programa Horizonte que el origen m¨¢s probable del coronavirus fuera "de un laboratorio". Una teor¨ªa que, desde el inicio de la pandemia, ha estado en boca de muchos.

Las investigaciones en el mercado de Huanan (Wuhan), donde se cree que pudo iniciarse el brote, no han dado con la fuente natural ni el animal que habr¨ªa hecho de puente el virus antes de infectar a los humanos. Algo que hace creer que pudo salir del Laboratorio de Virolog¨ªa de Wuhan. En sus instalaciones, de acuerdo con la informaci¨®n que publica ABC, se llegaron a crear ocho virus similares al actual, siendo dos de ellos muy infecciosos para el ser humano.

Carta para investigar el origen

En mayo de 2021, 18 de los m¨¢s reputados vir¨®logos a nivel mundial solicitaron una "aut¨¦ntica investigaci¨®n" para determinar el posible origen artificial del coronavirus SARS-CoV-2. A trav¨¦s de una carta a la revista cient¨ªfica Science ped¨ªan que se investigara su origen, pues no descartaban que no fuese casual. "Las teor¨ªas de la liberaci¨®n accidental desde un laboratorio y de la propagaci¨®n zoon¨®tica siguen siendo viables", aseguraban.

Entre los firmantes del documento destacada Ralph Baric, toda una eminencia de la Universidad de Carolina del Norte. Baric trabaj¨® con Shi Zhelgli, experta en coronavirus de murci¨¦lago del Instituto de Virolog¨ªa de Wuhan. A?os atr¨¢s, ambos publicaron un estudio sobre la t¨¦cnica de la gen¨¦tica inversa, que les hab¨ªa permitido dar vida a un virus mediante su ADN para luego manipularlo y crear un coronavirus artificial.

Para ello emplearon la 'espina dorsal' del virus SARS y la prote¨ªna de la esp¨ªcula de otro coronavirus de murci¨¦lago parecido, el SHC014. Las pruebas en laboratorio mostraron una gran capacidad de contagio en humanos de este coronavirus. El estudio, tal y como relata ABC, buscaba prevenir futuras pandemias y servir de base para posibles tratamientos, gener¨® mucha pol¨¦mica entre la comunidad cient¨ªfica, alertando del peligro de crear amenazas v¨ªricas en laboratorios, algo que previamente no exist¨ªa de forma natural. Y, adem¨¢s, el hecho de que pudiera escapar del control del laboratorio, de seguridad BSL-3, el pen¨²ltimo en dicha escala de bioseguridad.

Ocho coronavirus artificiales

Despu¨¦s de dicho estudio, la doctora Zhengli continu¨® realizando experimentos del mismo tipo, mediante la gen¨¦tica inversa, en el Instituto de Virolog¨ªa de Wuhan, calificado entonces como BSL-2 (un escal¨®n por debajo del anterior). En ¨¦l la doctora, junto con el zo¨®logo Peter Daszak, recolectaron y almacenaron varios coronavirus de murci¨¦lago abundantes en el sureste de China y otros pa¨ªses vecinos.

Como ellos mismos llegaron a confirmar en los resultados de sus estudios, replicaron hasta ocho clones en Wuhan del virus WIV1, al que a?adieron las espigas de otros coronavirus hallados en cuevas de murci¨¦lagos. De acuerdo con sus conclusiones, al menos dos de ellos "se reprodujeron muy bien en c¨¦lulas humanas". Esta WIV1 es el 'pariente' m¨¢s cercano al SARS-CoV-1, que infect¨® a m¨¢s de 8.000 personas entre 2002 y 2003 en el sudeste de Asia.

En este tiempo, muchos vir¨®logos criticaron el hecho de que estos experimentos se llevaran a cabo dentro de un laboratorio de seguridad BSL-2. Un nivel de seguridad que, en sus propias palabras, es "similar a la de la consulta de un dentista".