Finales 2006: Riley vuelve, Shaq triunfa y Wade se viste de Jordan
Wade lider¨® una remontada hist¨®rica en las Finales de 2006 ante los Mavs de Nowitzki. Fue el primer anillo que conquistaron los Heat: Riley, Shaq, Payton...


Una aglomeraci¨®n de egos. Eso eran los Heat en la 2005-06, un equipo formado por un conjunto de nombres m¨¢s que conocidos, muchos de ellos protagonistas de problemas en el pasado y, parcialmente, con un alto concepto de s¨ª mismos. Algo muy com¨²n en una NBA en la que no pasa una semana sin que nadie se compare con seg¨²n qui¨¦n y diga que ¨¦l es mejor o que su victoria vale m¨¢s que la de un rival que vivi¨® en otra era (o no) y que no reh¨²ye el combate, denomin¨¢ndose de la misma forma. En ese debate continuo pod¨ªan participar la mayor parte de una plantilla formada por viejas glorias que se hab¨ªan reivindicado en el pasado y que buscaban hacerlo en un presente que, poco a poco, iba llegando a su fin. Dos jugadores de 35 o m¨¢s a?os, seis por encima de los 30 y ocho por encima de los 29. Casi todos de procedencias distintas pero unidos por una causa no del todo com¨²n pero que terminaron haciendo suya, m¨¢s que por necesidad que por convicci¨®n y por la existencia de una estrella emergente como Dwayne Wade y un entrenador que proyectaba una sombra mayor que la de todos esos egos de forma combinada: Pat Riley.
Fue con su magia y con mucho talento como los Heat resolvieron una temporada que empez¨® mal y acab¨® de la mejor manera posible: con el primer anillo de su historia. Ese que Riley hab¨ªa visto negado en su primera etapa en los banquillos y que por fin consegu¨ªa tras bajar de nuevo a pista tras la dimisi¨®n de Stan Van Gundy, un hombre al que hab¨ªa colocado al frente en 2003 pero que hab¨ªa cedido a las burlas de Shaq y al intervencionismo del propio Riley, pactando con ¨¦l una salida que fue forzada en lo mental y que provoc¨® que el legendario t¨¦cnico, su maestro, se hiciera cargo de un equipo por ¨²ltima vez en su carrera, tras pasar por Lakers y Knicks y vivir una primera etapa en Florida antes subir a los despachos y amagar con una retirada definitiva que al final no lo fue. S¨ª en 2008, cuando dio paso a Erik Spoelstra tras quedarse con el peor r¨¦cord de su carrera (15-67) en una temporada en la que, como buen capit¨¢n, no abandon¨® un barco que se acab¨® hundiendo (lesi¨®n de Wade, traspaso de Shaq) y que supuso su despedida de unos banquillos a los que, esta vez, no ha regresado. Ni parece, ya con 78 primaveras, que lo vaya a volver a hacer.
El proyecto empez¨® cuando acab¨® el anterior. Tras dos temporadas atroces (61-103) motivadas por las constantes lesiones de un Alonzo Mourning que fue la piedra angular del proyecto a finales de los 90 pero que sufri¨® un calvario con la entrada del nuevo siglo, Riley dio un paso a un lado y tir¨® de Stan Van Gundy para el puesto de primer entrenador. El hermano mayor de Jeff hab¨ªa llegado a Florida recomendado por su propio hermano, que se qued¨® para heredar los Knicks de Riley (donde hab¨ªa sido su segundo) cuando vio que su legendario maestro renunciaba al ¨²ltimo a?o del mayor contrato que jam¨¢s hab¨ªa firmado un entrenador para poner rumbo a otro lugar en el que atrincherarse atr¨¢s. En los siguientes seis a?os, los Heat no se bajaron de los playoffs, y superaron las 50 victorias en todo ese tiempo excepto en la temporada del lockout, llegando a las finales del Este en 1997 tras una temporada de 61 victorias, el segundo mejor r¨¦cord de la franquicia tras las 66 conseguidas por Spoelstra en la 2012-13, en el que fue el segundo anillo de LeBron.
Las lesiones de Mourning propiciaron que Riley diera paso a Stan y se dedicara en los despachos a la promesa que se hab¨ªa hecho a s¨ª mismo en los banquillos: dar un anillo a los Heat. Riley trajo a Dwayne Wade v¨ªa draft y a Lamar Odom procedente de los Clippers, haciendo un fant¨¢stico proyecto que fue ef¨ªmero (42-40 y semifinales de Conferencia en la 2003-04) por la posibilidad de fichar a Shaquille O¡¯Neal. El p¨ªvot hab¨ªa salido de los Lakers tras el rechazo de Jerry Buss a pagarle 60 millones por dos temporadas, un precio excesivo para una estrella que empezaba a perder luz. Pero, sobre todo, su adi¨®s de esa franquicia que lo era todo y en la que lo hab¨ªa sido todo ven¨ªa motivado por una guerra abierta con Kobe Bryant que no acab¨® en buen puerto. Cuando la situaci¨®n se hizo insostenible y tras una derrota en las Finales ante los Pistons que certificaba el fin de una era, Shaq estuvo a punto de ser enviado a los Mavs, pero Buss exigi¨® a Dirk Nowtizki para el intercambio y Mark Cuban se neg¨®. Al final, se fue a Miami con Riley y Stan, un entrenador que no era de su gusto. Van Gundy era experto en ajustar, en penalizar las debilidades ajenas y reducir al m¨¢ximo las propias, y adapt¨® su sistema para buscar el poste, pero Shaq nunca se qued¨® satisfecho.
Con un hombre a los mandos radicalmente distinto, en fondo y en forma, a Phil Jackson, y sin ser consciente que el recuerdo de su hipn¨®tica presencia le condicionaba en su juicio, Shaq se burl¨® de ¨¦l en p¨²blico y en privado y lo compar¨® con Ron Jeremy, una conocida estrella porno con el que compart¨ªa ese aspecto bonach¨®n y con sobrepeso. La llegada del p¨ªvot convirti¨® a los Heat en aspirantes, algo que a Stan le lleg¨® demasiado pronto, y el 59-23 de la primera temporada acab¨® con una eliminaci¨®n en el s¨¦ptimo partido de las finales del Este ante los Pistons, con Wade a medias por una lesi¨®n en las costillas que le hab¨ªa privado de disputar el quinto. En la segunda temporada, la magia de Riley atrajo a Jason Williams, Gary Payton, Antoine Walker y James Posey ese verano, llegadas que vinieron acompa?adas de un directivo que baj¨® a presenciar todos los entrenamientos porque quer¨ªa una ¡°mayor implicaci¨®n¡±. Van Gundy, que dimiti¨® cuando el equipo iba 11-10 (¡°un desastre¡±, seg¨²n Riley), nunca rompi¨® su silencio ni acus¨® a su mentor de su salida. Tampoco a Shaq. Fue su prueba de lealtad m¨¢s absoluta, y¨¦ndose tras estar 12 a?os ligado a la franquicia y viviendo de la fuente de la sabidur¨ªa, para irse por culpa del hombre que le hab¨ªa contratado y de la estrella que nunca le quiso y que ver¨ªa sobre su persona unas cr¨ªticas que Stan soport¨® en Odom (que tambi¨¦n hizo gala de ellas en su salida) pero no en un Shaq que hundi¨® un car¨¢cter muy dado al autocastigo y a la excesiva autoexigencia.
Riley vuelve a un equipo hecho a su medida
La dimisi¨®n de Stan, fraguada tras una derrota ante los Wizards, vino precedida de tres horas de reuni¨®n en la que se cuadr¨® qu¨¦ era lo que se le dir¨ªa a la prensa. Van Gundy, que hab¨ªa visto como Shaq se lesionaba en el segundo partido para los siguientes 18, argument¨® que quer¨ªa pasar m¨¢s tiempo con su familia, mientras que Riley, con una mal disimulada pena, asegur¨® que durante seis semanas intent¨® convencer a su pupilo de que se mantuviera al frente. Tras las debidas y t¨ªpicas muestras de afecto, se autonombr¨® entrenador, diciendo que era la persona m¨¢s id¨®nea para el puesto. Desde la llegada de Shaq, su control sobre Stan se hab¨ªa vuelto diario, directo y autoritario hasta lo inaguantable, y el mayor de los Van Gundy pudo desarrollar al m¨¢ximo en Orlando lo que ya hab¨ªa demostrado en Miami: que era un entrenador como la copa de un pino. Lo hizo colando a los Magic en las Finales de 2009, con unas finales del Este ante los Cavs de LeBron (66 victorias) que fueron una oda al baloncesto y que encumbraron la carrera de un hombre con un talento mayor del que se le presupone y que dej¨® su legado en esos a?os, lejos de la influencia y el intervencionismo de Riley. Y Stan, por cierto, demostr¨® que bien pod¨ªa compararse con su hermano Jeff, un imitador y nunca un ser original como lo fue el primog¨¦nito, m¨¢s creativo y due?o de un estilo propio.
En Florida, Riley heredaba una plantilla que ¨¦l mismo hab¨ªa creado. Jason Chocolate Blanco Williams era un base venido a menos que hab¨ªa salido por la puerta de atr¨¢s de los Kings y al que el directivo rescat¨® de unos Grizzlies en los que no quer¨ªa estar. Su violaci¨®n de la pol¨ªtica antidrogas en su etapa en Sacramento da?¨® su reputaci¨®n, recuperada en parte ese a?o, en el que era el base titular. Gary Payton, con 37 a?os, hab¨ªa sido la imagen de los Sonics de los 90 y Mejor Defensor en 1996, era su suplente, y pod¨ªan coincidir ambos en pista. James Posey fue esencial en defensa y en ataque, Mourning, con 35 a?os, fue un suplente ideal para O¡¯Neal y Antoine Walker, h¨¦roe de los Celtics de principios de siglo junto a Paul Pierce, fue un seguro de vida que apuntal¨® el sistema de Riley, personalizado parcialmente en temporada regular por un Wade que en su tercera temporada se fue a 27,2 puntos, 5,7 rebotes y 6,7 asistencias (Segundo Mejor Quinteto y All Star), y completamente en unas Finales de las que no tardaremos en hablar. Udonis Haslem, ¨²nico jugador que hoy sigue en activo de ese grupo, era el ala-p¨ªvot titular, mientras que por ah¨ª pululaba gente como el triplista Jason Kapono y el ex de los Jazz de Karl Malone y John Stockton, Shandon Anderson.
Los Heat acabaron segundos del Este con un r¨¦cord de 52-30, en parte gracias a la llegada de un Riley que mejor¨® el 11-10 de su pupilo para conseguir 41 victorias en los siguientes 60 partidos. El mandam¨¢s llev¨® al equipo a ser el sexto que m¨¢s puntos por partido anotaba, y el segundo que m¨¢s reboteaba muy cerca de los mejores Clippers que existieron antes de la llegada de Doc Rivers, Steve Ballmer y compa?¨ªa. Tambi¨¦n fueron segundos en porcentaje de tiros de campo, algo que consiguieron rentabilizando los ataques y ralentizando el juego, lanzando apenas 77,5 veces por partido (decimonovenos de la NBA en ese aspecto), pero anotando 37,1 (los cuartos). Y teniendo el mejor net rating de la Liga. Es decir, una regular season correcta pero no brillante, que iba abocada a unas finales del Este de nuevo ante los Pistons (64-18, ojo) y un proyecto cortoplacista (29,2 a?os de media, segundo equipo m¨¢s veterano de la Liga) que iba abocado al t¨ªtulo inmediato o a la nada, algo que Riley sab¨ªa m¨¢s que nadie. Shaq perd¨ªa luz (20+9,2, aunque Mejor Quinteto de la NBA por ¨²ltima vez en su carrera en una temporada en la que disput¨® solo 59 partidos), Mourning y Payton estaban en las ¨²ltimas y Jason Williams te pod¨ªa ganar un partido o destrozar un vestuario. Seg¨²n como le diera.
Y Wade se visti¨® de Jordan
Los playoffs no fueron un camino de rosas para los Heat, pero la gesti¨®n de los partidos, propia de Riley, les hizo avanzar sin contratiempos ni s¨¦ptimos duelos no deseados. Despacharon a los Bulls en seis encuentros, el ¨²ltimo de ellos con 30+20+5 de un Shaq que record¨®, por unos breves momentos, al de sus mejores d¨ªas. Riley tampoco era del agrado del p¨ªvot, que vio c¨®mo su ¨ªndice de masa corporal era r¨¢pidamente controlado con amenazas de multa mediante, pero el legendario entrenador no era nada comparable a Stan Van Gundy (ni a muchos m¨¢s) y acab¨® ganando una batalla que Shaq, sabedor del contrincante, nunca pele¨®. Por muy dominante que fuera el center a inicios de siglo, su t¨¦cnico por aquel entonces hab¨ªa escrito la propia historia de una NBA imposible de entender sin ¨¦l, algo que sigue haciendo ahora, cuando ya han pasado 17 a?os de aquellos playoffs, en los que los Heat acced¨ªan a las Finales igual que hoy, solo que acabando con los Nets en semifinales (4-1) y con los Pistons, por fin, en las finales del Este por 4-2, con 27+11 de O¡¯Neal en el sexto encuentro (21,7+10,5 en la serie) y 26,7+5,2+5,5 de un Wade que iba al alza. Aunque, claro, nadie imagin¨® que fuera a alcanzar cotas como las que conquist¨® en las Finales.
All¨ª esperaban los Mavericks de Dirk Nowitzki, Jason Terry y un Avery Johnson que en su primer a?o en el banquillo llevaba al equipo a las 60 victorias e iba al All Star. Campe¨®n en 1999 con los Spurs de Popovich, Johnson sustituy¨® al divertido Don Nelson para transformar a los Mavs en algo m¨¢s que un equipo que enamoraba pero no ganaba. Nowitzki promedi¨® 26,6 puntos y 9 rebotes un a?o antes de conquistar el MVP de la temporada, y experimentaba el mejor momento individual de su carrera. El alem¨¢n ven¨ªa de conseguir 31,3 puntos en primera ronda y de liderar la victoria contra los Spurs, vigentes campeones, en el s¨¦ptimo partido y en la pr¨®rroga con un incre¨ªble 37+15, en un partido ¨¦pico en el que Tim Duncan se fue a unos insuficientes 41+15+6. En finales del Oeste promedi¨® 28 puntos y 13 rebotes, incluidos 50 tantos en el sexto encuentro. Todo apuntaba a que los Mavs eran favoritos, sobre todo tras adelantarse 2-0 en la serie ante un equipo algo viejo y con sensaci¨®n de cansancio, al que vencieron por 14 y 10 puntos en los dos primeros choques sin muchos problemas y con una superioridad que provoc¨® que Mark Cuban hiciera gala de su histrionismo en su habitual asiento, literalmente al lado del banquillo.
Pero todo cambi¨® a partir del tercer partido, uno que Nowitzki siempre consider¨® el clave. Los Mavs ganaban de 13 a 6:30 para el final, pero la p¨¢jara fue antol¨®gica y los Heat se pon¨ªan por delante con una canasta de Payton a 9,3 segundos de la conclusi¨®n. Con apenas 3 segundos en el reloj, Nowitki solo acertaba un tiro libre para forzar la pr¨®rroga y Miami sobrevivi¨® a un 3-0 que nadie ha remontado jam¨¢s con un Wade que se fue a 42 puntos y 13 rebotes. En el siguiente duelo, los Heat igualaban la eliminatoria con 36 puntos del escolta, y los Mavs colapsaron con tan solo 7 puntos en el ¨²ltimo cuarto, la anotaci¨®n m¨¢s baja en un ¨²ltimo periodo de la historia de las Finales. Adem¨¢s, en ese duelo Jerry Stackhouse era sancionado para el quinto partido por un encontronazo con Shaq, protestando mucho los Mavs e iniciando unas hostilidades llenas de pol¨¦mica que ya no se fueron en toda la serie. Una que Dallas hab¨ªa empezado dominando pero que ahora estaba en tablas, con un cuarto encuentro que cont¨® con 17+13 de O¡¯Neal y un Mourning que rentabilizaba sus minutos de una manera tremenda: 4 puntos, 6 rebotes y 3 tapones en tan solo 13.
En el quinto encuentro, Wade se fue a los 43 puntos, con 28 en tiros de campo intentados... 25 en tiros libres, m¨¢s que nadie en un partido de las Finales. Anot¨® solo 11 canastas y 21 lanzamientos desde la personal, los mismos que todos los Mavericks juntos (que tambi¨¦n intentaron 25). Shaq consigui¨® 18+12 para los Heat y Jason Terry 35 para los texanos, insuficientes para unos Mavericks que ced¨ªan de un solo punto y en la pr¨®rroga. Y en el sexto, la sentencia, con otros 36 puntos de un Wade que lanz¨® 21 lanzamientos desde la personal, solo dos menos que todos los Mavericks de manera combinada. Miami gan¨® 92-95, encumbrando a Riley, que conquistaba el quinto anillo de su carrera como entrenador y el s¨¦ptimo (hoy lleva nueve) si juntamos el que logr¨® como jugador (1972) y como asistente de Paul Westhead en 1980. Y llevando a la victoria a una franquicia joven, de tan solo 18 a?os de vida, una prueba m¨¢s del funcionamiento correcto del sistema en el que se mueve este espect¨¢culo, con reparto oportunidades para todo el que sepa aprovecharlas. Tambi¨¦n fue la gloria para un Shaq que se qued¨® en 9+12 en el sexto encuentro pero que superaba en entorchados a Kobe, algo que ya predijo un Phil Jackson cuando le dijo a Jerry Buss que estaba regalando un campeonato al equipo que se llevara a Shaq, el d¨ªa que este decidi¨® traspasarle. Fue la redenci¨®n de un Mourning que por fin consegu¨ªa el t¨ªtulo con su franquicia so?ada (y 8 puntos, 6 rebotes y 5 tapones en el sexto partido), la de Jason Williams o la de Gary Payton, as¨ª como el primer t¨ªtulo para un James Posey que repiti¨® con los Celtics en 2008.
Fue el ¨²ltimo a?o de gloria con Riley de entrenador, que se qued¨® hasta 2008 y conquist¨® dos t¨ªtulos m¨¢s como directivo en 2012 y 2013, despu¨¦s de despedir elegantemente de su despacho a LeBron y Wade en la tumultuosa 2010-11, en la que ambos le pidieron que bajara al banquillo para sustituir a Spoelstra. Tambi¨¦n el ¨²ltimo a?o de Shaq, que se empez¨® a alejar de una ¨¦lite a la que nunca volvi¨®. Fue el principio del fin de Avery Johnson en los banquillos, con muchos problemas en los emparejamientos con Wade durante las Finales. La temporada siguiente consigui¨® 67 victorias y el premio a Mejor Entrenador, todo para caer en primera ronda ante los Warriors del We Believe; dijo adi¨®s en 2008 (igual que Riley, vaya) para ser sustituido por Rick Carlisle, con el que la franquicia conquist¨® el t¨ªtulo en 2011, precisamente ante los Heat y con un Nowitzki radicalmente mejor al de 2006, cuando promedi¨® apenas 22,8 puntos con un 39% en tiros de campo y un 25% en triples. Pero, sobre todo, fue la confirmaci¨®n de Dwayne Wade, MVP de esas Finales, como un ser de otro planeta. El escolta se fue a 34,7 puntos y 7,8 rebotes en la serie; 39,3+8,3+3,5 en los cuatro ¨²ltimos partidos, en los que intent¨® una media de... 18 tiros libres. Una pol¨¦mica que queda para el recuerdo y que habr¨ªa que ver c¨®mo se habr¨ªa manejado hoy (ay, el Twitter...), pero un anillo que no le quita nadie y una de las mejores actuaciones de la historia de las Finales. Una en el que algunos le compararon con el mism¨ªsimo Jordan. Y eso, ya se sabe, es decir mucho.