Tatum y los Celtics 2019-20: hay vida despu¨¦s de Kyrie
Los Celtics pueden sacar conclusiones positivas de un curso que ha acabado con sabor agridulce. Tatum explota, Kyrie es olvidado y el futuro promete.
Se acab¨® para los Celtics una temporada radicalmente distinta a la anterior. Una que tuvo un inicio esperanzador, un desarrollo m¨¢s que correcto y un final agridulce que no empa?a (o no deber¨ªa) todas las cosas positivas que se pueden sacar. La mejor de todas, que las negativas tienen soluci¨®n, algo que muchas veces preocupa y que no se da en otros proyectos ya tornados en fallidos como los Rockets. O que necesitan un margen de pensamiento mayor que el de Anteto y sus Bucks. No, lo bueno de los Celtics es que sus errores tienen soluci¨®n y sus virtudes a¨²n no han alcanzado su techo. Que han regresado a las finales del Este, sus terceras en cuatro a?os, y se han despedido con sentimientos encontrados, casi malos, todos esos que provienen de esa derrota amarga que muchos experimentan pero no todos asumen. Con la cabeza fr¨ªa, el equipo que dirige Brad Stevens podr¨¢ hacer introspecci¨®n y diagn¨®stico y ver qu¨¦ ha hecho bien y qu¨¦ mal. Y, seguramente, no se vayan a casa con la sensaci¨®n del buen trabajo realizado, esa que s¨ª se pueden llevar unos Nuggets que han hecho historia. Al fin y al cabo, los Celtics ya saben lo que es perder en esta ronda, e incluso han llegado a estar m¨¢s cerca. Pero eso no quita, ojo, que su temporada haya sido enormemente positiva en muchos aspectos y que el futuro est¨¦ lleno de promesas de cambio y alguna prisa impaciente, siempre propia de la franquicia m¨¢s ganadora de la historia, un honor que puede ser compartido si los Lakers consiguen este a?o el decimos¨¦ptimo anillo de su historia.
Los Celtics han tenido de todo este curso, que ha abarcado, coronavirus mediante, casi un a?o. Un inicio en el que se habl¨® poco de ellos, fruto de ese eterno sainete que signific¨® Kyrie Irving y que desmadej¨® a una plantilla de j¨®venes talentos que nunca se adapt¨® a un ser era solo l¨ªder en la teor¨ªa y que nunca cuadr¨®, ni en fondo o en forma, con una franquicia con una historia inmensamente m¨¢s grande que la suya. El "no est¨¢bamos preparados" para tanto circo de Jaylen Brown defini¨® a la perfecci¨®n un curso nefasto que acab¨® en fracaso, con un 4-1 ante los Bucks en semifinales del Este y la abrupta salida de Kyrie rumbo a la Gran Manzana, para hacer en los Nets cosas peores de las que hac¨ªa en Boston y frenar en seco a un proyecto que iba para arriba, adem¨¢s de cargarse al entrenador (Kenny Atkinson) y borrarse de la burbuja. Todo en cursiva por indemostrable, no porque no sea un secreto a voces que representa completa y netamente la realidad. Una realidad que sufrieron los Celtics, que han superado la malograda huella que ha dejado un hombre cuyo talento es directamente proporcional a su mala cabeza y que ha demostrado ser un jugador que asume demasiado estando solo y es m¨¢s efectivo como esa segunda espada que nunca deber¨ªa haber dejado de ser. Ya veremos si consigue asumir ese papel con Durant despu¨¦s hacerlo en su d¨ªa con LeBron, un car¨¢cter que dominaba el suyo por motivos que no son necesarios explicar.
No es lo ¨²nico que perdi¨® Boston el pasado verano. En otro movimiento no tan bueno para ellos pero igual de nefasto para la otra parte, Al Horford se marchaba a cobrar un lucrativo contrato a Philadelphia (109 millones en cuatro a?os) que parec¨ªa mucho y lo ha acabado siendo. El p¨ªvot dej¨® un vaci¨® espiritual y deportivo, desapareciendo una referencia en el vestuario y un hombre clave en la defensa de Brad Stevens y poniendo rumbo a la superpoblada zona de unos Sixers en los que no est¨¢ ni se le espera, en la que ha sido el en¨¦simo movimiento inentendible de una franquicia que empez¨® su proyecto de la mano de los Celtics, sus rivales, pero que da pasos para atr¨¢s mientras que los bostonianos mantienen una l¨ªnea continua ascendente. Quiz¨¢ no tan r¨¢pido como a muchos les gustar¨ªa, pero con pasos claros y rotundos a la direcci¨®n correcta, como han demostrado en un a?o en el que han regresado a la qu¨ªmica grupal de 2017 y 2018, se han deshecho de aquellos que reclamaban m¨¢s (Rozier) y han conseguido mantener unido al colectivo casi sin altercados, con solitarias excepciones acalladas por la totalidad de la plantilla como la que ocurri¨® tras el segundo partido de las finales del Este entre Brown y Smart.
Los Celtics han sido, sin Kyrie y sin Horford, el tercer mejor ataque de la Conferencia Este y la segunda mejor defensa de la NBA. En una temporada de 82 partidos se habr¨ªan dejado 10 sin disputar, consiguiendo un r¨¦cord de 48-24 que les dejaba a solo una victoria del logrado el a?o pasado con Kyrie y a siete de las 55 que han supuesto el tope desde que Brad Stevens llegara a la franquicia en 2013, abandonando su buen hacer en la Universidad de Butler y dando el salto a la NBA con tan solo 37 a?os para iniciar un proyecto ambicioso y ser la persona de confianza de un Danny Ainge que siempre le ha dado paciencia y tiempo para moldearlo todo a su antojo. Excepto en la imposici¨®n de Kyrie que se present¨® como una oportunidad y acab¨® siendo un salto en plancha a una piscina sin agua. Adem¨¢s, los Celtics han conseguido el mejor rating ofensivo desde la llegada de Stevens y el tercero mejor de la historia de la franquicia desde las dos temporadas que van de 1986-1988, con K.C Jones de entrenador, Larry Bird de estrella y Red Auerbach en los despachos. Palabras mayores mientras intentan recoger el legado de semejantes leyendas, algo que solo ha conseguido hacer el big three de la 2007-08, que puso fin a una sequ¨ªa de 22 a?os. Ahora, en m¨¢s de 30, ese es el ¨²nico t¨ªtulo que hay en las vitrinas de un equipo que consigui¨® la mayor¨ªa de sus t¨ªtulos en la prehistoria de la Liga (bendito Bill Russell) y que intenta ahora volver a unos d¨ªas de gloria que ya pocos recuerdan, pero a los que se acercan. Lenta y, a la vez, inexorablemente.
Eso s¨ª, hasta que no ganen no recuperar¨¢n esa reputaci¨®n que tienen como franquicia. Van por el buen camino, con unos mimbres que nunca tuvieron desde la retirada de Larry Bird hasta el campeonato de 2008, y siempre est¨¢n entre los mejores equipos de una competici¨®n que no espera a nadie y que no lo har¨¢ con ellos, por mucho que a¨²n tengan tiempo para recoger los frutos de lo que est¨¢n sembrando. M¨¢s all¨¢ de lo mencionado, los Celtics han quedado terceros del Este (cuartos el a?o pasado) por delante de Pacers, Heat o Sixers, proyectos igual o m¨¢s prometedores que ellos. Tambi¨¦n han mostrado una gran solidez reboteadora (octavos mejores de la NBA), adem¨¢s de haber finalizado sextos en robos por partido y quintos en tapones, teniendo el mejor net rating de toda la competici¨®n tras Bucks y Clippers. Y, entre enero y febrero, poco antes del par¨®n, tuvieron una racha de siete victorias seguidas, nueve en diez partidos y 11 en 13. Y 15 en 18. Algo que fue cortado de ra¨ªz por el par¨®n y que supuso su mejor momento del a?o.
La explosi¨®n de Tatum
Si hay algo por destacar dentro de la temporada celtic, ha sido la explosi¨®n de Jayson Tatum. El joven alero empez¨® dando muestras de su potencial, pero explot¨® literalmente tras el All Star y en los playoffs se ha postulado como una (?mega?) estrella, con una regularidad y unos n¨²meros que han superado a cualquier jugador de los tres equipos (Sixers, Raptors y Heat) a los que se han enfrentado en playoffs. Antes, en la regular season, promedi¨® 23,4 puntos, 7 rebotes y 3 asistencias, m¨¢ximas de su carrera. Y lo hizo con un 45% en tiros de campo, un 40% en triples y un 81,2% en tiros libres, lo que le vali¨® para disputar el primer All Star de su carrera junto a su compa?ero Kemba Walker, una selecci¨®n de la que fue excluido un Jaylen Brown que es tan parecido como complementario a su compa?ero. El tr¨ªo, por cierto, ha superado la veintena cabeza por cabeza, siendo los Celtics el ¨²nico equipo con tres jugadores anotando 20 o m¨¢s puntos, teniendo adem¨¢s a Hayward y a Smart por encima de la decena y a sus dos hombres interiores, Theis y Kanter, con 8 o m¨¢s puntos.
Seguimos con Tatum: el 11 de enero anot¨® 41 puntos a los Pelicans en una serie de tiro tremenda (16 de 22, con 6 de 9 en triples). A partir de ah¨ª y hasta el par¨®n, promedi¨® casi 28 puntos por encuentro, con un 45,5% en triples, una cifra asombrosa para un jugador que est¨¢ lanzando m¨¢s de 8 por partido. En primera ronda ante los Sixers anot¨® 32 (con 13 rebotes) y 33 (+5+5) puntos en los dos primeros partidos, y promedi¨® 27, con 9,8 rebotes, en toda la eliminatoria. En semifinales se fue a 24,3+10,3+5,3, demostrando su progresi¨®n en el pase y dando un salto cualitativo en defensa que ya se hab¨ªa producido a inicio de curso. Y en las finales del Este se ha ido a m¨¢s de 25 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias. Ha anotado m¨¢s de 20 puntos en 14 de los 17 partidos que ha jugado en playoffs, m¨¢s de 25 en 10 y m¨¢s de 30 en cinco. Durante la fase regular, super¨® 27 veces la veintena, 13 los 30 y dos los 40, consiguiendo dos dobles-dobles, aunque siendo relegado al Tercer Mejor Quinteto de la NBA. Y ha dado un salto adelante en el plano defensivo, ya sea contra o sobre el bal¨®n, mejorando su toma de decisiones, su movimiento de pies y su juego al poste, que cada vez utiliza m¨¢s aprovechando su ventaja en el miss match ante rivales m¨¢s bajos. En definitiva, Tatum se ha convertido en una estrella de la Liga y ha mejorado sus estad¨ªsticas en playoffs. Y, lo que es m¨¢s sorprendente, es imposible predecir donde est¨¢ su techo.
La edad da tiempo a paliar defectos
No todo ha sido un camino de rosas para los Celtics. Daniel Theis ha sido un hombre s¨®lido en el interior, pero no de garant¨ªas para los playoffs y ha sufrido mucho contra Adebayo. Kanter vale para lo que vale, un microondas que pilla todo lo que est¨¢ cerca de su ¨¢rea de ataque y se resiente en defensa, siendo mol¨®n pero teniendo un uso temporalmente limitado. Por un lado, la p¨¦rdida de Horford ha dejado un vac¨ªo obvio y rotundo y una pieza que encajaba a la perfecci¨®n, por lo que Stevens se ha visto obligado a tirar de su quinteto fetiche en muchas ocasiones, el que junta a Kemba, Smart, Tatum, Jaylen y Hayward, su ojito derecho y jugador favorito de la plantilla. Sin embargo, esto supone un problema en la fase final, m¨¢s all¨¢ de que Kemba haya llegado tocado y Hayward sufriera una lesi¨®n que no le ha permitido volver hasta las finales de Conferencia: un desgaste adicional que ha sido sin¨®nimo de una plantilla de corta rotaci¨®n, en la que Brad Wanamaker y los Williams (Grant y Robert) han tenido pocos minutos. La juventud permite exprimir, pero carece de l¨®gica que las piernas lleguen cansadas a los finales apretados, algo que se ha notado de manera obvia en los colapsos, parcialmente inexplicables, del equipo en determinados momentos del partido y la mala gesti¨®n del clutch time. De los siete partidos que los Celtics han perdido en playoffs, solo el ¨²ltimo lo ha hecho por 10 o m¨¢s puntos. El resto han sido por siete o menos; en cinco de esos duelos, la diferencia en contra no super¨® los cinco tantos. Y en cuatro, fueron partidos de una sola posesi¨®n.
Dicho esto, los Celtics tienen m¨¢s cosas que mejorar. Les falta un distribuidor, y compartir el bal¨®n no es sin¨®nimo de dar un ¨²ltimo pase o encontrar a tu compa?ero solo. Esto pasa solo en parte, y los verdes son el sexto equipo de la NBA que menos asistencias reparte por partido. Lo que en su d¨ªa fue Rondo no lo han sido ni Isaiah Thomas, ni Kyrie Irving ni Kemba Walker, un base anotador y un jug¨®n que anota mucho pero se aleja del perfil de base cl¨¢sico. De hecho, su m¨¢ximo en asistencias en una temporada es de 6,1. Si bien Stevens se encuentra c¨®modo con este estilo, los problemas de tiro tambi¨¦n han sido una constante. Los Celtics se colocan como el 17? equipo en tiros de campo, el 13? en triples, el 18? en tiros de dos, y solo se cuelan en el top ten en tiros libres (quintos, con m¨¢s de un 80% de acierto). Esto es un claro s¨ªntoma de la irregularidad en el acierto que se ha visto en el duelo ante los Heat, en el que han lanzado una mansalva de triples en el ¨²ltimo cuarto en jugadas nada trabajadas. ?Resultado? Iban ganando de seis a falta de seis minutos para el final,y han recibido un parcial de 24-6 en el resto del partido. Adem¨¢s, la ausencia de rotaci¨®n y las lesiones han obligado a Smart a asumir demasiados tiros: el base, que ha repetido en el Mejor Quinteto Defensivo, ha mejorado en ataque y se ha ido a 12,9 puntos por partido este a?o, pero falla muchos triples abiertos y es irregular. En el sexto ante los Heat ha empezado con 4 de 4 en triples... y ha fallado los nueve siguientes. Naufragio absoluto.
?Lo bueno? Que hay tiempo de sobra para paliar estos defectos. Puede que alguno no se acuerde, pero Tatum, Brown y Smart son las bases del proyecto, y tienen 21, 23 y 25 a?os por barba. Kemba y Hayward llegan a los 29, Theis y Kanter a los 27, y Grant Williams, un novato prometedor, solo tiene 21 (como Carsen Edwards) mientras que Robert, en su segundo a?o, llega a 22. Y tienen asegurada la plantilla: Tatum sigue en su contrato rookie, del que sale en 2021, cuando pedir¨¢ a buen seguro el m¨¢ximo. Jaylen ya fue renovado y tiene vinculaci¨®n con el equipo hasta 2024 y Kemba hasta 2022 con una opci¨®n de jugador para un curso m¨¢s. Una opci¨®n que puede ejercer Hayward para quedarse y cobrar 34 millones la pr¨®xima temporada. Mientras que Smart est¨¢ atado hasta 2022, mientras que Theis y Kanter no est¨¢n saliendo especialmente caros y cobrar¨¢n 5 millones por cabeza el curso que viene, siempre que el turco ejerza su particular player option. Todo atado y bien atado por la fina mano y la privilegiada mente de Danny Ainge, que pens¨® con la cabeza antes que con el coraz¨®n para mandar a Garnett y Pierce a los Nets, aprovecharse de la avaricia de Pr¨®jorov e iniciar una reconstrucci¨®n postergada levemente pero que ha dado r¨¦ditos infinitos a unos Celtics con mucho futuro por delante.
Por lo tanto, los Celtics tienen tiempo. En la NBA todo cambia en cuesti¨®n de meses y hay que ser cautos, pero si consiguen un interior de garant¨ªas y Tatum, Smart y Brown (20,3+6,4 este a?o) siguen atados, el futuro est¨¢ en sus manos. El propio Stevens sigue progresando dentro de su juventud y puede ser aleccionador para ¨¦l haber cedido ante un genio como Erik Spoelstra, mientras que Ainge, en su consabida sabidur¨ªa, ha visto qu¨¦ es lo que le falta al equipo. Puede que en cualquier otro proyecto llegar a tres finales del Este en cuatro a?os y no pisar las Finales sea un fracaso, pero con la proyecci¨®n y la precocidad de sus jugadores, toca ser paciente en Boston. La sensaci¨®n es agridulce, pero hay tiempo de sobra para recuperar la gloria perdida. Y, al final, estos a?os sirven a Tatum y compa?¨ªa a aprender que ganar no es sencillo, por algo que antes o despu¨¦s todo el mundo acaba asumiendo en la NBA: nunca lo es.