Los Pistons post 'Bad Boys': cr車nica de una muerte anunciada
La franquicia no levanta cabeza y se ha deshecho de casi la totalidad de un proyecto que ha estado muy lejos de la historia de unos Pistons que en su d赤a dominaron la NBA.
Es dif赤cilmente imaginable que Gabriel Garc赤a M芍rquez estuviera pensando en algo distinto a Bayardo San Rom芍n y ?ngela Vicario cuando escribi車 Cr車nica de una muerte anunciada. Como tambi谷n cuesta mucho pensar que el proyecto que los Pistons iniciaron en 2009 fuera a acabar de una manera distinta a la que lo ha hecho. Todos lo ve赤amos. Todos menos ellos. Que se han empe?ado en dar oportunidades a un proyecto con taras desde el principio y con evidentes carencias en su parte final. Un proyecto que, m芍s que progresar, ha retrocedido hasta acabar siendo un fracaso rotundo que se ha llevado por delante entrenadores talentosos, promesas vac赤as y una ingente cantidad de errores a sus espaldas.?
Tras casi una d谷cada de desprop車sitos, la hist車rica franquicia ha decidido cortar por lo sano y empezar de cero. No les queda otra, pensar芍n algunos. Aunque se podr赤an haber dado cuenta antes, que dir赤an muchos otros. Detroit ha dicho adi車s en las 迆ltimas semanas a Andre Drummond, esa eterna promesa de p赤vot con n迆meros de otra 谷poca que nunca ha sido capaz de trasladar sus incre赤bles estad赤sticas al juego del equipo. Era la constataci車n del fin. Dejar escapar al center, piedra angular del proyecto (o esa ha sido la intenci車n) era una clara declaraci車n de intenciones. Por el camino tambi谷n se ha ido Reggie Jackson, una obviedad de base unidimensional que solo sabe jugar de una manera y que ha acabado recalando en los Clippers despu谷s de embolsarse 14, 14, 16 y 17 millones de d車lares en las 迆ltimas cuatro campa?as. Una cantidad desproporcionada de dinero para un playmaker con aires de grandeza que siempre se ha cre赤do mejor de lo que realmente es y que ser芍 infinitamente m芍s 迆til en el esquema de un entrenador inteligente como Doc Rivers, que le uitilizar芍 como el refuerzo que siempre deber赤a haber sido.?
Ha sido el fin de un proyecto que empez車 mal, se desarroll車 peor y ha acabado como todo el mundo sab赤a que acabar赤a, cuando se hizo evidente que el problema estaba en las te車ricas estrellas y no en los acompa?antes o entrenadores (que tambi谷n) que han pasado por la fraquicia en los 迆ltimos a?os. Detroit se queda, como ciudad, intentando dejar atr芍s el estigma de fallida tras el hundimiento de la industria del autom車vil. Y, como referencia baloncest赤stica, convertida en un a?orado recuerdo de tiempos pasados que fueron mejores y justificando su majestuosidad con a?os en los que ganaban anillos convertidos en los Bad Boys, ese proyecto gestado en los 80 y que gan車 el anillo en 1989 y 1990, esos que ten赤an a Isaiah Thomas o Dennis Rodman como referencias en pista, a Chuck Daly como un t谷cnico hist車rico y al todo en su conjunto enraizado a su ciudad como pocos equipos han conseguido nunca. Esos dos campeonatos tienen el valor a?adido de haberse conquistado entre el dominio Lakers-Celtics de la d谷cada de 1980 y el advenimiento de la era Michael Jordan. A esos tres equipos consiguieron imponerse para experimentar la gloria. Casi nada. Qu谷 lejos quedan aquellos tiempos...
No tan lejos en el tiempo, aunque s赤 en el coraz車n de los aficionados, queda el anillo del 2004, ese 迆ltimo reducto de los Bad Boys que junt車 a los Wallaces, Hamilton, Prince y Billups en un a?o en el que vencieron a los Lakers del big four en las Finales (Kobe, Shaq, Payton y Malone) y coronaron la carrera de Larry Brown, que gan車 su primer y 迆nico anillo con ellos. Ese que antes no pudo conseguir en San Antonio o Philadelphia y que s赤 hizo con un equipo a su medida que dio el merecido premio a un entrenador n車mada, cl芍sico, defensivo y con un profundo conocimiento del baloncesto. Un perfil muy dif赤cil de ver en la actualidad dentro de una Liga que, todo hay que decirlo, sigue teniendo a magn赤ficos entrenadores.
Esos Pistons sumaron 6 finales de conferecia consecutivas (de 2003 a 2008) y se mantuvieron a flote en el Este post Jordan m芍s competitivo que ha habido. Esos a?os en los que Cavs, Celtics o Magic peleaban por las Finales pero que por el camino ten赤an que superar a unos Pistons que se colaron tambi谷n en la eliminatoria por el t赤tulo del 2005 (perdieron 4-3 ante los Spurs) y resistieron el cambio de entrenador que supuso el adi車s de Brown y la llegada de Flip Saunders, un dirigente que hab赤a llevado a los Wolves de Garnett a las finales del Oeste en 2004 y que supo mantener el esp赤ritu competitivo en el coraz車n de un Palace tambi谷n abandonado en 2017 para mudarse al downtown de Detroit, seguir la estela creciente de pabellones que son mucho m芍s que pabellones e intentar magnificar y recuperar una cultura tan perdida como su antiguo estadio mientras siguen en una crisis de asistencia continua (solo ha subido cuatro puntos porcentuales, hasta el 82%) con un p迆blico completamente desconectado de una entidad por la que ya no se sienten representados.?
La salida de Billups antes de la 2008-09 fue el principio del fin. Ese a?o llegaba Iverson, que no terminar赤a la temporada en el inicio de su particular ca赤da a los infiernos. Salvaron los playoffs, pero fueron arrollados por los Cavs de LeBron. Los 10 a?os siguientes, el ocaso. En un Este desmadejado, solo han conseguido pisar la fase final dos veces m芍s con sendos sweeps (en 2016 de nuevo ante los Cavs y el a?o pasado contra los Bucks), lo que dice mucho (o muy poco) de los problemas, sobre todo estructurales, que tiene la franquicia. No ganan un partido de playoffs desde el 2008 (casi 12 a?os) y la ca赤da en picado no la pudo levantar ni Stan Van Gundy, un buen entrenador criado a la antigua usanza al que le permitieron unir banquillos y despachos, esa costumbre no muy acertada que nunca ha tenido un 谷xito especialmente duradero en la NBA actual y que desdibuj車 al propio Van Gundy. No pudo convertir a Drummond en Howard (hay a?os luz entre ambos) ni rodearle de los tiradores con los que los Magic llegaron a las Finales en 2009. Y, al final, acab車 asumiendo un traspaso como el de Blake Griffin y cediendo ante un sistema de juego en el que no cre赤a para irse por la puerta de atr芍s cuando todav赤a le quedaba un a?o de un contrato que firm車 por 35 millones de d車lares. Mucha inversi車n para un disparo al aire.
Dwayne Casey era, a priori, una buena soluci車n. Un buen tipo, cercano, did芍ctico y gran mentor que llev車 al equipo a playoffs con la que probablemente haya sido la mejor versi車n (o la m芍s completa) que hemos visto de Blake Griffin (24,5+7,5+5,4) pero que ha terminado recogiendo la herencia de a?os de desprop車sitos y se ve ahora obligado a aguantar mientras pasan la tempestad y el tiempo. Sin jugadores ni aspiraciones ya de alargar la temporada m芍s all芍 de abril, se queda con una platilla que incluye a un Derrick Rose muy solicitado, a un Griffin f赤sicamente fantasmag車rico y a un Luke Kennard que es el 迆nico y solitario brote verde que pueden sacar los Pistons de una loter赤a en la que han tenido, desde 2009, seis lotery picks y cinco top ten: adem芍s de Kennard, n迆mero 12 del draft del 2017,?las primeras rondas de Detroit en la 迆ltima d谷cada han sido Henry Ellenson (18), Stanley Johnson (8), Kentavious Caldwell-Pope (8), Andre Drummond (9), Brandon Knight (8), Greg Monroe (7) y Austin Daye (15). Y en ese tiempo tambi谷n seleccionaron por abajo a Khris Middleton y Spencer Dinwiddie. El primero, sali車 como relleno del trade con los Bucks en el que se cambiaron los cromos de Knight y Brandon Jennings y acaba de disputar su segundo All Star. El segundo, que no ha ido al Partido de las Estrellas por compartir equipo con un tal Kyrie Irving (y todo lo que ello supone) fue traspasado a los Bulls por... Cameron Bairstow. Sobran las palabras.?
El futuro no es halag邦e?o para un equipo cuyo bache de resultados, m芍s estructural que coyuntural, es?pantagru谷lico. Incluso Casey, tradicionalmente pulcro e impenetrable, casi cincelado en 谷bano, deja traslucir una manifiesta desesperaci車n. Suya no es la culpa ni la de, por supuesto, Griffin. Ambos han heredado una situaci車n que roza el bochorno, parece no tener fin y que solo se puede resolver como est芍n haciendo, empezando de cero. Simple y llanamente. Y completamente. Las medias tintas de los 迆ltimos a?os, en los que se intentaba cambiar peque?as cosas en vez de meter mano a lo que realmente importaba, no servir赤an en este caso, y el r谷cord del equipo (19-39 ahora) daba pie a la revoluci車n interna. Al fin y al cabo, va camino de sumar su d谷cimo r谷cord negativo de los 迆ltimos 12, con uno positivo (el 44-38 de la primera campa?a de Van Gundy, que a pesar de todo es un buen entrenador) y uno que acab車 justo en el l赤mite, el 41-41 del a?o pasado que, si siguen al ritmo que llevan, no estar芍n ni cerca de repetir.?
Ya veremos qu谷 pasa con los Pistons. De momento, y dejando al margen el corte a Jackson, se ahorran una considerable cantidad de dinero traspasando a Drummond y sus 27 millones con una player option incluida para la 2020-21 de otros 28. No todas las decisiones de los 迆ltimos a?os han sido cr赤menes contra el sentido com迆n y la mala suerte y los fails del draft (como el que fue en su d赤a Stanley Johnson) influyen, pero la realidad era que la plantilla andaba corta de talento y con muchos salarios para dos figuras (Reggie y Andre) de escaso valor mercantil que han acabado saliendo por la puerta de atr芍s. Pero saliendo al fin y al cabo, algo que en los despachos puede ser un punto a favor para Ed?Stefanski, que hered車 la mal llevada gesti車n de Van Gundy.?
Si consiguen limar carencias pueden tener alguna opci車n de cara al futuro. Siguen teniendo un problema con Griffin, a a?os luz de lo que en su d赤a fue y con 70 millones garantizados hasta el 2021 y una opci車n de jugador de 39 m芍s para el a?o siguiente. Un contrato que, por el nivel mostrado ahora mismo por el ala-p赤vot, va a ser dif赤cil de quitar debido al p赤rrico nivel que tiene en el mercado por las lesiones que han desdibujado a un baloncestista que depende mucho de su f赤sico. Eso s赤, m芍s all芍 de Griffin, nada. El siguiente que m芍s cobra es Brandon Knight con m芍s de 15 millones. Rose tene pendientes 15 justos y Tony Snell 11, mientras que nadie m芍s de la plantilla supera la decena, aunque se pueden ver por ah赤 alg迆n que otro desm芍n del pasado como los 5,3 millones que cobrar芍 Josh Smith, que disput車 su 迆ltimo partido con los Pistons el 21 de diciembre de... 2014. Una vez m芍s, sobran las palabras.?
En definitiva, los Pistons empiezan de nuevo. Han tardado en ser conscientes de sus problemas (la muerte estaba anunciada) y han retrasado lo inevitable de una manera casi bochornosa, pero se han decidido y ahora tienen tiempo y dinero para volver a ser lo que una vez fueron. Porque lo m芍s preocupante no es la indiscutible crisis de resultados ni los problemas estructurales y/o coyunturales que pueda tener la franquicia. El principal problema es que los Detroit Pistons est芍n descorazonadoramente lejos de su propia historia. Una que esperamos que no caiga en el olvido. De ellos depende.?