Una mina en la nieve
La eclosi¨®n del snowboard en los 90, la proliferaci¨®n de esas tablas surferas para la nieve en las estaciones, supuso una revoluci¨®n en los deportes de invierno. Y no s¨®lo en las competiciones, sino principalmente en la industria. Los tradicionales esqu¨ªs tuvieron que cambiar radicalmente de dise?o para ofrecer un producto m¨¢s manejable y divertido que lograra competir con el gusto de los m¨¢s j¨®venes por las tablas de snow. Naci¨® el carving y un sinf¨ªn de modelos de freestyle, que se asemejaban poco a los largos esqu¨ªs de aquellos 'palilleros', como fueron bautizados sus usuarios socarronamente por estos nuevos riders de anchas vestimentas. Las viejas tablas quedaron r¨¢pidamente desfasadas. Cambi¨® el material, cambi¨® la ropa¡ Y el mercado dio un vuelco. El COI reaccion¨® con reflejos a la jugada con la inclusi¨®n del snowboard en Nagano 1998, igual que hab¨ªa hecho con el mountain bike, otro nuevo mercado, en Atlanta 1996, y como hace ahora con otras disciplinas urbanas o extremas que entroncan con la misma realidad: la escalada, el skateboard, el surf, el BMX, el breakdance¡
Pek¨ªn 2022 es un buen ejemplo de la convivencia entre deportes emergentes y cl¨¢sicos. El snowboard y el esqu¨ª acrob¨¢tico han arraigado en el programa ol¨ªmpico. Este nuevo mundo ha permitido que pa¨ªses con menor tradici¨®n, como Espa?a, puedan luchar por retos antes lejanos. Queralt Castellet, Regino Hern¨¢ndez, Lucas Eguibar, Jordi Font, Javier Lliso, Thibault Magnin, ?lvaro Romero¡ Entre todos suman dos de las cinco medallas espa?olas en Juegos, cinco de los once diplomas ol¨ªmpicos, cinco medallas en Mundiales, una de ellas de oro, una Copa del Mundo... El deporte espa?ol ha asomado la cabeza en este universo, pero dispone de pocos medios para explotarlo. Queralt todav¨ªa tiene que entrenarse fuera. Los resultados demuestran que ser¨ªa beneficioso trabajar esa mina.