Jueves de agon赤a en Australia
El regreso de la competici車n deportiva en tiempos de pandemia ha venido acompa?ado desde el a?o pasado de m芍s de un sobresalto. No hay ninguna f車rmula incontestable. Uno de los equilibrios m芍s vertiginosos lo hizo el ciclismo con las grandes vueltas, que ten赤an que mover un pelot車n de ciudad en ciudad, de hotel en hotel. El d赤a de descanso en todas ellas se convirti車 en una jornada tensa, porque el positivo de un corredor pod赤a ser m芍s peligroso para el desenlace de la carrera que un puerto de categor赤a especial. Una sensaci車n parecida es la que se vivi車 este jueves en el tenis. Este deporte tambi谷n tiene una profunda complejidad organizativa, porque no hay disciplina que mueva a tantos deportistas individuales de tantas nacionalidades diferentes. Australia hab赤a montado la burbuja perfecta en un pa赤s pr芍cticamente limpio de contagios. Para no alterar ese arm車nico escenario, los jugadores tuvieron que pasar una cuarentena de dos semanas que asegurara la desaparici車n de cualquier rastro del virus. Una vez cumplida, el peligro se esfum車. Fuera mascarillas y a competir.
La organizaci車n ha montado las Melbourne Summer Series, un conjunto de torneos para que todos tengan la oportunidad de una puesta a punto antes del primer Grand Slam. Esta semana se est芍n celebrando hasta seis de forma simult芍nea: dos individuales de la ATP, tres de la WTA y la ATP Cup por equipos. Pero la alarma salt車 el mi谷rcoles con el positivo de un empleado del Hotel Grand Hyatt, donde se hospeda la mayor赤a de los deportistas. Todos los cuadros se pararon. Y el Open de Australia comenz車 a temblar. Hasta 502 personas relacionadas con el tenis, de un total de 600, han tenido que pasar otra vez controles. El jueves de Melbourne ha recordado a aquellas ag車nicas jornadas de reposo del Tour y la Vuelta. No ha habido positivos, la burbuja funciona. Susto superado. El tenis est芍 sano. ?A jugar!