Sin Rusia pero con rusos
El interminable caso del dopaje de estado de Rusia ha llegado, quiz¨¢, a su cap¨ªtulo final. Hace un a?o, el 9 de diciembre, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) impuso la mayor sanci¨®n que hab¨ªa recibido nunca un pa¨ªs: cuatro a?os fuera de las competiciones internacionales tuteladas por su organismo. La cosa ven¨ªa de muy atr¨¢s, del reportaje de denuncia de la televisi¨®n alemana ARD en 2014 y del Informe McLaren de 2015. De hecho, los Juegos de R¨ªo 2016 ya excluyeron a un centenar de deportistas rusos, a juicio de las federaciones internacionales de cada deporte, y en los Juegos de PyeonChang 2018 directamente no pudieron competir con su bandera y con su himno, sino s¨®lo aquellos deportistas fuera de sospecha, bajo las siglas OAR (Olympic Athletes of Russia).
Despu¨¦s de aquello, la AMA, con el benepl¨¢cito del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), acord¨® darle una oportunidad a la RUSADA, levantarle el castigo si facilitaba la investigaci¨®n y el acceso a sus ordenadores, si ten¨ªa un gesto de buena voluntad y de transparencia. Pero sucedi¨® todo lo contrario. Trabas continuas, varias demoras, datos manipulados¡ Hasta acabar con la paciencia del gestor antidopaje. El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) ha reducido ahora aquellos cuatro a?os a la mitad, aunque contin¨²a siendo una sanci¨®n severa, que elimina a una potencia del deporte de los Juegos Ol¨ªmpicos de Tokio 2021 y de Pek¨ªn 2022. El aplazamiento de la cita japonesa hab¨ªa dado un bal¨®n de ox¨ªgeno a Rusia, una bola extra, pero finalmente se ha quedado fuera. S¨ª podr¨¢n participar muchos de sus deportistas como neutrales, sin s¨ªmbolos nacionales. Volveremos a tener unos Juegos sin Rusia, pero con rusos. Una f¨®rmula h¨ªbrida para salvar a los atletas inocentes, manteniendo la verg¨¹enza y la deshonra a un pa¨ªs. Un castigo m¨¢s pol¨ªtico que deportivo, realmente.