Estados Unidos enciende a la AMA
El ¡®caso Festina¡¯ cambi¨® la orientaci¨®n de la lucha antidopaje. La redada policial durante el Tour de 1998 demostr¨® que eran necesarias m¨¢s herramientas que los controles cl¨¢sicos para desactivar a los tramposos. De aquella evidencia naci¨® la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), tutelada por el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), con la misi¨®n de coordinar a las federaciones internacionales con los gobiernos, de unificar los reglamentos, de armonizar pol¨ªticas, de combinar las investigaciones judiciales con las sanciones deportivas. Un marco jur¨ªdico con car¨¢cter global arropado por la Convenci¨®n de la UNESCO que ha sido ratificada por 190 pa¨ªses. EE UU es uno de ellos. Las reglas son iguales para todos los firmantes. Y hasta las legislaciones locales tienen que estar en consonancia.
Estados Unidos ha dado ahora un paso m¨¢s. Por primera vez, un pa¨ªs se ha arrogado una jurisdicci¨®n penal sobre delitos cometidos fuera de sus fronteras. El Senado ha aprobado una norma, conocida como la Ley Rodchenkov, que permite a la justicia americana perseguir ¡°el fraude¡± en aquellas competiciones deportivas en las que participe un deportista o un patrocinador de su pa¨ªs. Con esta excusa logra salir de su mapa para reprimir internacionalmente el dopaje, con condenas que pueden alcanzar el mill¨®n de d¨®lares y los diez a?os de c¨¢rcel. Lo m¨¢s ir¨®nico es que excluye a sus ligas profesionales nacionales, que adem¨¢s no tienen firmado el C¨®digo Mundial Antidopaje, y algunas universitarias. Un doble rasero que autoriza a castigar a un atleta ruso o chino, pero no a un jugador de la NBA, por poner un ejemplo. El caso ha indignado a la AMA, que ha respondido con un encendido comunicado en el que muestra su preocupaci¨®n por la in¨¦dita ¡°extraterritorialidad de la ley¡±, por la ruptura de las reglas del juego, y por el caos que se puede montar con justicias paralelas.